Usos del espacio agrario en España: agricultura, ganadería y explotación forestal

Los usos del espacio agrario en España

Los usos del espacio agrario son la agricultura, la ganadería y la explotación forestal. La superficie ocupada por estos usos en España es de un 33,6%.

La agricultura tradicional se basaba en el policultivo, utilizaba técnicas antiguas y sistemas de cultivo extensivo. La agricultura actual incluye explotaciones especializadas, tecnificadas e intensivas para lograr una producción abundante orientada a la venta en el mercado; técnicas respetuosas con el medio ambiente y extensas para lograr una producción de calidad. La agricultura tiende a especializarse en los productos que se dan mejor en cada región. El cultivo incorpora técnicas modernas como el uso de maquinaria que creció desde la década de 1960 y alcanza niveles aceptables, el consumo de pesticidas y fertilizantes químicos no ha parado de crecer, sobre todo en el regadío. Se utilizan semillas seleccionadas y cultivos transgénicos, y se emplean diversas técnicas para superar las condicionantes naturales: cultivos bajo plástico, enarenados y cultivo hidropónico.

Agricultura intensiva: se ha desarrollado más gracias a la disminución del barbecho en secanos y a la ampliación de los regadíos. No obstante, los nuevos objetivos de la PAC promueven una mayor extensión. El barbecho es una práctica agrícola tradicional que consiste en dejar descansar la tierra un tiempo variable para recuperar la fertilidad del suelo. El barbecho ha retrocedido en España hasta fechas recientes. La ventaja del barbecho es permitir el descanso natural de la tierra, pero tiene el problema de reducir la producción agrícola.

El regadío es una práctica agrícola consistente en aportar a los cultivos agua adicional a la proporcionada por las precipitaciones, procedentes de recursos superficiales o subterráneos. Para ello, se emplean diversos sistemas como el riego por gravedad, por aspersión o por goteo. Los regadíos pueden ser intensivos, al aire libre o en invernaderos, y se dedican a las frutas, hortalizas y vegetales; o extensivos, para los mismos cultivos aunque con un rendimiento muy superior, y también para cultivos industriales y forrajeros. La distribución del regadío muestra grandes contrastes. Es escaso en el norte peninsular y abundante en las zonas del clima mediterráneo, donde se diferencian dos zonas: en el litoral mediterráneo predomina el regadío intensivo y en el mediterráneo de interior, el regadío extensivo.



La producción agrícola y sus beneficios

La producción agrícola se estabiliza al no depender de los ciclos de sequía, se elevan las rentas de los agricultores y del país, dado el valor de las exportaciones. En lo social, mejora el nivel de vida, pues alimenta los servicios. En lo demográfico, fija la población, rompe la emigración de muchas comarcas e incluso atrae trabajadores inmigrantes. En lo cultural, mejora la preparación técnica y profesional. En el terreno ambiental, colabora con la diversidad de ecosistemas y de paisajes.

Los problemas son: el derroche de agua por algunos sistemas ineficientes, el conflicto por el uso de agua con la demanda urbana, industrial y turística, la alteración medioambiental, la contaminación del agua y del suelo por los fertilizantes disueltos, la alteración del paisaje por las infraestructuras de riego y las estructuras de plástico de los invernaderos. La actual política de riego está determinada por las exigencias comunitarias y la necesidad de adaptarse al cambio climático que reduce la disponibilidad de agua.



La producción agrícola en España

La producción agrícola predomina en Andalucía, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Murcia, La Rioja y Canarias.

Los cereales son cultivos herbáceos destinados a la alimentación humana, como el trigo y el arroz. Para el ganado se cultivan cebada, maíz, avena y centeno. Para biocombustibles se utilizan cebada y trigo. Su área de cultivo son los secanos del interior peninsular.

Las leguminosas son para consumo humano, como las judías, garbanzos, lentejas, habas secas y guisantes. Para el ganado se cultivan veza y yeros. Su área de cultivo coincide con los cereales con los que rotan, pues son el cultivo de descanso o semibarbecho. España es la primera productora de garbanzos y lentejas de la UE.

La vid es un cultivo de secano que produce uvas destinadas al consumo en fresco y sobre todo a la elaboración de vino. Su principal área es Castilla-La Mancha, La Rioja, Ribera del Duero, Rías Bajas, Gallegas, Jerez y Cataluña. Desde 1990, la política de la UE ha favorecido la orientación hacia el vino de calidad, lo que ha reducido la superficie y ha introducido mejores técnicas. El vino se exporta y arroja una balanza positiva. Sus principales competidores son la cerveza y la bebida sin alcohol.

El olivo es un cultivo de secano muy resistente a la sequía estival. Se destina a la aceituna y al aceite. Su principal área de producción son las campañas andaluzas, Jaén, Córdoba, Extremadura, Castilla-La Mancha y el litoral mediterráneo. El aceite de oliva que se exporta desde España ocupa el primer lugar mundial.

Los cultivos hortofrutícolas son para el consumo en fresco o industrial. Conservan las principales áreas que son el litoral mediterráneo y los próximos a los centros de consumo urbanos. España es el primer exportador de frutas y hortalizas de la UE, siendo el sector agrario que más beneficios genera.

Los cultivos industriales se destinan a la transformación industrial. Destacan el girasol (Andalucía y Castilla y León), la remolacha de regadío (valle del Duero), el lúpulo (León), el algodón (Andalucía) y el tabaco (Cáceres).

Los cultivos forrajeros se destinan a la alimentación animal, como la alfalfa, el maíz y la veza. Su área de cultivo está en los secanos de la mitad septentrional y los regadíos extensivos de Andalucía, Aragón, Navarra y ambas Castillas.

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