Unidades del Relieve Español: Descripción y Turismo

Unidades que bordean la Meseta

Cordillera Cantábrica

Constituye una cordillera alpina labrada sobre los materiales mesozoicos que se levantan bruscamente respecto a la Meseta y se extienden desde Asturias hasta el País Vasco. Dentro de la misma se distinguen dos sectores en razón a su constitución geológica y a las formas del relieve:

  • Sector asturiano u occidental: Se trata de un material paleozoico, que viene a ser la continuación del Macizo Galaico.
  • Montaña santanderina: Hacia el este, el zócalo paleozoico desaparece bajo la cobertera mesozoica.

Dicha composición litológica -calizas, margas y facies-, junto con las razones tectónicas, individualiza el umbral vasco, que queda enmarcado entre los Pirineos y la Cordillera Cantábrica, aunque su menor altitud permite una fácil comunicación entre la costa y el interior. De los dos sectores, el de mayor envergadura es el núcleo santanderino, donde las calizas mesozoicas se pliegan enérgicamente. En el sector asturiano el modelado es de tipo apalachense, al actuar la erosión sobre el plegamiento herciniano.

Otro dato a considerar es la acción glaciar que afectó sobre todo a las partes más elevadas de la cadena, dando lugar a lenguas glaciares de 12 km en el caso de los Picos de Europa.

Respecto a los usos turísticos, tanto la latitud y altitud permiten la práctica del esquí, pero quizás, junto con los Pirineos, la actividad más difundida sea la relacionada con el disfrute de la naturaleza, destacando el Parque Nacional de los Picos de Europa. En esta zona, la montaña y los Lagos de Covadonga, el Santuario de Covadonga y el Camino de Santiago explican que el uso turístico más tradicional sea de tipo religioso. Se suma una amplia oferta de turismo rural que sustenta un notable crecimiento del turismo deportivo, destacando el senderismo y la pesca como actividades más tradicionales.

La Cordillera Ibérica

Formada por amplias depresiones longitudinales y pequeñas cuencas que separan los distintos macizos montañosos, lo que determina una transición entre la Meseta y las serranías ibéricas, como ocurre en los páramos alcarreños, mucho más suave que en la Cordillera Cantábrica. En su extremo noroeste, comprendido entre la Sierra de la Demanda y Alcoy, se distinguen dos sectores en función de su dirección y de sus características morfológicas:

  • Mitad norte: Presenta una dirección NO-SE, conforme a los pliegues y fallas de igual rumbo.
  • A partir del Maestrazgo: Pasa a una orientación N-S que adopta asimismo la costa mediterránea, desde Vinaroz a Denia.

Su tercio noroeste alcanza mayores altitudes, destacándose de manera casi continua la Demanda, Urbión, Cebollera, todos ellos por encima de los 2.000 m, mientras que desde Soria comienza a perder vigor. Divide la cadena en dos alineaciones paralelas: una interior de menor altitud, en la que destaca la Sierra de Albarracín, y otra paralela a la depresión del Ebro. La citada es aprovechada por los ríos Jiloca y Guadalquivir y además sirve para el trazado de las comunicaciones entre Soria, Calatayud y Teruel.

Los usos turísticos en el primer sector mencionado se relacionan con la oferta recreativa en parte tradicional de los Picos de Urbión, donde nace el río Duero, a lo que se añade la estación de esquí de Valdezcaray. En general, el aprovechamiento está muy por debajo de la potencialidad de estos enclaves naturales.

En el sector meridional se pueden destacar curiosos parajes relacionados con el modelado kárstico, las Hoces del Júcar en la serranía. Destaca la Sierra de Albarracín, más al este la Sierra de Gúdar, donde además de la estación de esquí de Valdelinares, se combinan excelentes enclaves naturales con un rico patrimonio cultural junto a la zona del Maestrazgo.

Sierra Morena

Ocupa el borde meridional de la Meseta. Destaca el desfiladero de Despeñaperros por donde discurren las comunicaciones entre la Meseta y el valle del Guadalquivir. Sus rasgos más destacados son el contraste paisajístico que introduce al pasar a la campiña andaluza: del color oscuro, fruto del dominio de la jara, el lentisco y la coscoja, se pasa a un tono más claro de un relieve de lomas, donde se levantan cortijos y se extienden los olivares. Desde el fondo del valle del Guadalquivir se dibuja como un importante flanco o murallón montañoso que se eleva a más de 1.000 metros, aunque tal fenómeno es menos notorio en la zona oeste y se acentúa hacia el este, donde el contacto es mucho más abrupto por el plegamiento de las Béticas.

Se pueden distinguir tres unidades morfológicas:

  • El citado desfiladero.
  • Una unidad central conocida como el Valle de la Alcudia, dominado por las sierras de Almadén y Madrona, donde se alcanza la máxima cota de la estructura: 1.323 m.
  • El sector más occidental, donde la exhumación del relieve ha sido notable, presentándose como estructuras típicamente apalachenses y cuyos puntos más significativos son la Sierra de los Santos y la de Aracena.

El turismo cinegético tiene en estas sierras uno de los principales espacios de toda España. Los ungulados, que trata de una actividad que cuenta con mucho arraigo, sobre todo en el sector más occidental del conjunto, favorecida por la fuerte despoblación.

Unidades interiores a la Meseta

El Sistema Central

Divide la Meseta en dos mitades, que se elevan por encima de los 2.000 m, y aparecen separadas por estrechos corredores aprovechados para la comunicación entre ambas submesetas, caso de los puertos de montaña de Somosierra, Navacerrada y el corredor de Béjar. A estas se suman otras de carácter longitudinal de dirección este-oeste utilizadas por distintas corrientes fluviales como Lozoya y Tiétar. Las mayores altitudes se alcanzan en la Sierra de Gredos, espacio de gran valor ecológico. De este a oeste se aprecia el modelado glaciar con algunos glaciares de circo y de valle, pequeñas lagunas como la de Peñalara.

Los usos turísticos son poco homogéneos. Destaca la utilización intensiva de los espacios más próximos a la capital madrileña: Somosierra, Navacerrada, en relación a las pistas de esquí de Valdesquí y Navacerrada, y el Cerrado Parque Natural de la Cuenca Alta del Manzanares y, por supuesto, el conjunto de Gredos.

Los Montes de Toledo

U Oretanos, están formados por un conjunto de sierras, con perfiles más suaves, entre 1.200 y 1.400 m, que se interponen entre la Mancha y Extremadura. Se extienden de este a oeste y dividen la submeseta sur en dos cuencas hidrográficas: la del Tajo al norte y la del Guadiana al sur.

La caza ha sido la actividad recreativa más tradicional, aunque también tiene gran potencialidad el turismo relacionado con el disfrute de la naturaleza, en especial en el entorno del Parque Nacional de Cabañeros.

La Penillanura Extremeña

Superficie de erosión de 300-500 m, destacan relieves residuales como la Sierra de Montánchez, San Pedro o el Monte Isla de Trujillo. De origen herciniano, aflora el material de edad paleozoica, aunque alterna con áreas de sedimentación cuaternaria que permiten su cultivo, como se comprueba en la Tierra de Barros, Villanueva de la Serena. La actividad agrícola orientada al regadío es precisamente el elemento que diferencia paisajísticamente esta unidad de otras partes de la Meseta.

El Campo de Calatrava

Constituye una unidad morfológica perfectamente individualizada con altitudes poco destacadas que rondan los 800 m, en ocasiones sus estructuras no superan los 200 m de desnivel, sobreelevada respecto a la llanura manchega y a la penillanura extremeña. Su génesis se relaciona con el abombamiento del zócalo paleozoico durante la orogenia alpina, determinando su fracturación y la aparición de estructuras y pequeños conos volcánicos.

El uso turístico de este espacio, junto con la vecina Meseta Extremeña, es escaso, destacando el turismo cinegético y, en los últimos años, el turismo rural y, en menor medida, el ecológico, sobre todo en relación al Parque Natural de Monfragüe en Cáceres.

Las Depresiones Castellanas

Recorridas, en el caso de la castellano-leonesa, por el Duero y, en el caso de la Mancha, por los ríos Tajo y Guadiana, cuyas cuencas aparecen delimitadas por los Montes de Toledo, se caracterizan como austeras planicies y ambas responden a un mismo origen. La submeseta septentrional aparece a mayor altitud, 700 a 800 m, mientras la otra se mantiene entre 600 y 700 m. Su origen geológico se relaciona con la orogenia alpina que bombea el zócalo antiguo de la Meseta, provoca la elevación del Sistema Central y los Montes de Toledo. Esta composición determina su relleno progresivo, sobre todo en el Mioceno, que corona las arenas y arcillas con una capa de yesos y calizas palustres, características estas últimas de los páramos.

Por lo demás, sobre su superficie destacan pequeños cerros aislados, llamados «oteros» o cerros testigo, ejemplo: otero de Palencia y cerro testigo de Los Ángeles. Otro conjunto son las campiñas, formadas por varios niveles de terrazas escalonados que descienden hacia los cursos fluviales, una llanura donde los estratos permanecen horizontales y recubiertos por calizas, al mismo tiempo que han favorecido procesos kársticos, como las Tablas de Daimiel, las Lagunas de Ruidera y los Ojos del Guadiana, todos ellos de gran interés turístico para los interesados en los valores de la naturaleza y en las actividades al aire libre.

El rasgo más señalado es la presencia de espacios fuertemente humanizados. La actividad turística se concentra en las capitales provinciales y principales núcleos urbanos. Se ha iniciado con bastante energía distintos proyectos turísticos, sobre todo basados en productos de turismo rural y cultural, en la promoción de las rutas como la de la Plata de Isabel la Católica, de Don Juan de Austria, los Castillos de Don Quijote, del Vino, en la que también se incluye la visita de enclaves de valor ecológico.

Unidades exteriores a la Meseta

Macizo Galaico

Se trata de un fragmento del propio zócalo herciniano, lo que le proporciona unos rasgos propios que lo asocian más a la España verde que a la etapa castellana. Se presenta como un conjunto de sierras de escasa altitud, no supera los 500 m, constituidas por amplios dorsos redondeados, se encajan fuertemente estrechos valles fluviales y alternan con pequeñas depresiones o cubetas interiores. Los rasgos fisionómicos-topográficos son suaves, relacionados con una prolongada acción erosiva, hace que se pierda el carácter de montaña y se tenga que hablar de penillanuras. Las principales altitudes se alcanzan en los Ancares, Cova da Serpe y Manzaneda.

La Sierra de Segunda estuvo ocupada por un importante casquete de hielo cuyas huellas están presentes en el paisaje. La exposición atlántica favorece importantes precipitaciones e incluso, existe una estación de esquí, aunque poco importante. Los usos turísticos son escasos, si acaso relacionados con la pesca y la navegación deportiva en sus ríos, pero muy por debajo de su potencialidad.

Pirineos

Esta cordillera terciaria es la que más se ajusta a los pies a los paisajes de tipo alpino, con crestas dentadas, agudos picos y profundos valles modelados por la acción glaciar. La cordillera se extiende a lo largo de 435 km entre el Golfo de Vizcaya y el Cabo de Creus, constituyendo la frontera natural entre Francia y España. La robustez y el intenso plegamiento le proporciona un cierto carácter de impenetrable. En sus extremos pierde altura, enlazando con los Montes Vascos a occidente y con el mar Mediterráneo a oriente. Se puede dividir en tres subsectores:

  • Pirineo central: Entre Canfranc y Seo de Urgel, las cumbres alcanzan las mayores altitudes de la cadena, que en bastantes ocasiones superan los 3.000 m, caso de Monte Perdido, Estats, Balaitus y el Macizo de la Maladeta con su pico más alto, el Aneto.
  • Pirineo Occidental: Formado por sierras que comienzan a descender hacia el Cantábrico y donde el paisaje comienza a mostrar influencias atlánticas.
  • Pirineo oriental: Donde igualmente las sierras descienden, aunque de una manera mucho más rápida, pues a 50 km de la costa se levanta el Canigó con 2.785 m, presentando por tanto la cadena un perfil longitudinal disimétrico.

Se acentúa aún más en su corte transversal, ya que por la parte española presenta una mayor anchura. En concreto, la cadena alcanza una anchura de 150 km en su parte central y se reduce hacia sus extremos. La estructura geológica de la cordillera es propia de las cordilleras alpinas. El Pirineo está formado por dos unidades geológicas: el Pirineo axial y el Prepirineo. Los valles son con frecuencia transversales, lo que facilita las comunicaciones N-S, pero no así las de este-oeste.

Esta cordillera destaca entre el conjunto de relieves montañosos españoles por acoger los usos turísticos más importantes y variados, e incluso a escala europea se colocarían por detrás de los Alpes. Las actividades turísticas son más intensas en el Pirineo central. Se añade la práctica del esquí, con las estaciones españolas más importantes, y los Parques Nacionales de Ordesa y Aigüestortes. Hay menor actividad turística en el Pirineo oriental por la abruptosidad del relieve. En el occidental, la oferta relacionada con el medio natural y rural. La zona pirenaica es fácilmente accesible y pueden visitarse los valles pirenaicos, sobresale el Roncal. En el Pirineo catalán, más oriental, la potencialidad es muy alta, relacionada con el variado patrimonio histórico-artístico, destacan muestras de románico y naturaleza, los paisajes de alta montaña del Valle de Núria. Los usos turísticos más tradicionales y más intensivos afectan al Pirineo Axial. En el Prepirineo, destacando las actividades deportivas y de aventura, que cuentan con una importante oferta en la comarca del Pallars Sobirá, a la que intentan imitar otras zonas como la del Berguedà-Lluçanès y Vall Fosca en Cataluña y la de Guara en el aragonés.

Cordilleras Béticas

Se extienden a lo largo de todo el litoral mediterráneo meridional y desde el Cabo de la Nao hasta el Estrecho de Gibraltar. Tales unidades son las Prebéticas, Subbéticas, Béticas y Penibéticas, marcándose entre ellas importantes diferencias de altitud, litológicas y paisajísticas. Se pueden señalar de manera simplificada dos grandes conjuntos orográficos y morfotectónicos.

  • La Cordillera Penibética: Bordea la costa andaluza y alcanza las mayores altitudes, la principal altura peninsular en el Pico Mulhacén. Corresponde al dominio tectónico Bético y forma el núcleo más interior del plegamiento. En esta unidad alcanzan las mayores elevaciones, junto con Sierra Nevada, las de Ronda, Baza, Gádor y las Alpujarras.
  • La Cordillera Subbética: Corresponde al arco externo del plegamiento y en ellas no se superan los 2.000 m, formada por dos mantos, el Subbético y el Prebético. Entre las sierras incluidas destaca el conjunto de Cazorla, Segura y la Sagra, donde nacen los ríos Segura y Guadalquivir.
  • Depresión Intrabética o Penibética: Amplia depresión longitudinal, formada por el Corredor de Boyar, las Hoyas de Antequera, Granada, Guadix y Baza, dando lugar a notables mantos de corrimiento.

Características morfológicas

Estructura de manto de plegamiento, el relieve está poco condicionado por las líneas tectónicas, los accidentes y las líneas de relieve son discontinuos y la juventud de la cadena acusaría deformaciones muy recientes e incluso manifestaciones volcánicas. Respecto al modelado, los macizos calcáreos de las cordilleras Subbéticas propician el desarrollo de formas kársticas como el Calar del Río Mundo y el Torcal de Antequera. La latitud, la proximidad a la costa (45 km de Sierra Nevada a la Costa Tropical granadina), explica que la acción glaciar haya sido insignificante, reduciéndose prácticamente a Sierra Nevada, en la que el límite de las nieves permanentes se fija entre 2.400 y 2.700 m. En cuanto al modelado de las depresiones interiores, se destaca el largo corredor de 250 km que se extiende desde Antequera a Baza, recubierto por sedimentos cuaternarios.

En el conjunto de las Cordilleras Béticas, las actividades turísticas se localizan sobre todo en las Penibéticas, en menor medida en las Subbéticas. De ahí que dominen las ofertas relacionadas con el turismo de naturaleza: Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas, a las que se añaden Sierra Nevada, declarada Parque Natural en 1999. Y, sobre todo en los noventa, los usos turísticos se han diversificado y encontramos, junto a la visita y estancia en zonas protegidas, el caso más representativo de este impulso a la actividad lo encontramos en las Alpujarras.

Cordillera Costero Catalana

Formada por dos alineaciones que separan la depresión prelitoral, de origen tectónico, recorrida por el río Ebro, del mar Mediterráneo, se presentan formando un conjunto de sierras fragmentadas, tanto longitudinal como transversalmente, que permiten distinguir tres grandes unidades:

  • Cordillera costera o litoral: Se desarrolla entre Gerona y Villanueva y la Geltrú, no sobrepasan los 1.000 m, como el Montnegre.
  • La depresión prelitoral: Formada por una serie de colinas suaves y vegas dedicadas a la agricultura, configurando este espacio tras hundirse en el mar la cordillera litoral a la altura de Villanueva y la Geltrú.
  • Cordillera prelitoral: Destaca el Montseny, Montserrat y los Puertos de Beceite.

Hay un contraste paisajístico relacionado con la construcción geológica. En el norte predominan materiales paleozoicos, desde Barcelona hasta el sur de la cadena dominan los terrenos secundarios, principalmente calizos. Litología que acompaña a unos rasgos climáticos asimismo contrastados, pues en el norte se forman suelos aptos para el cultivo. En el sector meridional se acentúa la aridez y el paisaje se hace más inhóspito. La depresión prelitoral, de carácter estructural, provocada por la tectónica alpina, se acompañó de fallas con manifestaciones volcánicas y termales.

Se trata de relieves modestos en comparación con el resto de unidades mencionadas, pero la existencia del área metropolitana explica el uso intensivo de alguno de los espacios naturales citados, por el propio recreo urbano o de otros sometidos a algún tipo de protección jurídica. Se añade la abundante oferta de balnearios de aguas termales que además se completa con centros de salud.

Depresiones del Guadalquivir y del Ebro

Se trata de amplias llanuras de forma triangular de dimensiones similares. Difieren, sin embargo, en su altitud, ya que mientras la del Guadalquivir presenta una cota media de 150 m, la del Ebro oscila entre 300 y 400. Aparecen como consecuencia de los movimientos alpinos que elevan las cordilleras aledañas, a la vez que hunden estos espacios. Hay diferencias entre ellas, pues la primera estuvo abierta al mar y la segunda no, determinando una composición diferente de los materiales: de origen marino en un caso y continental en el otro. En el valle del Guadalquivir encontramos un relieve de colinas y lomas suavemente onduladas, en el Ebro se recortan cuestas y plataformas estructurales.

Esta diferente configuración permite encontrar todavía en el límite de las costas de Huelva, unas amplias marismas, donde las aguas del río se unen con las del océano y, además, hace posible la navegación por el río hasta el puerto fluvial de Sevilla. Por el contrario, en la depresión del Ebro, el río ha de excavar en su curso bajo acusados desfiladeros para superar las estribaciones de las Cordilleras Costeras Catalanas antes de llegar al mar. Se trata de espacios muy humanizados, dedicados a la agricultura, pero albergan dos tipos de espacios emblemáticos de gran valor ecológico: el Parque Nacional de Doñana y el Parque Natural del Delta del Ebro.

En la depresión del Guadalquivir, el paisaje está adornado por las colinas y lomas cultivadas de innumerables olivares. En el caso del Ebro, y destacando de las tierras cultivadas, nos encontramos el paisaje abarrancado, casi desértico, de Los Monegros, las Bardenas Reales y el Desierto de Calanda, como consecuencia de la falta de precipitaciones, forman unos espectaculares relieves de especial atractivo turístico formados por conglomerados como los Mallos de Riglos, Montserrat («modelado en tornos montserratinos»), junto a una importante oferta cultural. Los usos turísticos se concentran en estos espacios naturales, sobre todo en los últimos, destacando el turismo deportivo -escalada y diversas actividades en las aguas fluviales- y, en menor medida, el ecológico y rural, que tiene su mayor arraigo en el Delta del Ebro.

Archipiélago Balear

Mallorca e Ibiza constituyen la continuación de las Cordilleras Béticas. La isla más montañosa es Mallorca, donde se levanta la Sierra de la Tramontana. Los usos turísticos se concentran en el litoral sur, en torno a la Bahía de Palma, relacionados con el sol y la playa, pero también se pone en valor en los últimos años la riqueza natural de la Sierra de la Tramuntana, junto con el desarrollo de las iniciativas del turismo rural, y visitas a enclaves relacionados con el modelado como las Cuevas de Artá. La isla de Menorca forma parte del antiguo macizo catalán y presenta un relieve poco contrastado, en el que se repite la misma diferenciación morfológica.

Archipiélago Canario

Está formado por siete islas mayores y siete menores. Su constitución geológica, clima, fauna y flora muestran unos caracteres propios y diferentes a los de la Península. Sin duda, es la naturaleza volcánica de su relieve, en relación con la dorsal submarina atlántica. Existe cuatro Parques Nacionales que son los más originales de la Red de Parques Nacionales, como el edificio Cañadas-Teide, con una altura de 3.718 m, es un espacio de alta montaña en un ambiente subtropical. Su formación se explica según la tectónica de placas. Aparte de ciertos retazos del zócalo que se identifica con la presencia de rocas cristalinas, los materiales que configuran su relieve son de origen volcánico, relacionados en un primer momento con erupciones submarinas y, por tanto, sometidos a un enfriamiento rápido, lo que se llaman lavas almohadilladas, que aparecen en Taburiente. La constitución del relieve sería producto de tres grandes fases eruptivas sucesivas de directrices dominantes.

Lo más destacado, sin duda, la morfología que caracteriza a este relieve de origen volcánico, destacando edificios volcánicos del tipo de estratovolcanes, constituidos por lava y cenizas, como ocurre en La Gomera. Aparecen estratovolcanes con chimenea, en ocasiones el propio proceso explosivo determina la aparición de calderas, caso de Las Cañadas del Teide, las de Taburiente, etc. El tipo de turismo principal de estas islas se relaciona con la explotación del sol y playa, pero se complementa con la visita de algunos de estos espacios de relieve volcánico, en especial sus famosos Parques Nacionales. Hay turistas que eligen este destino exclusivamente para contemplar su espectacular paisaje, lo que se puede llevar a cabo en cualquiera de sus islas, incluida El Hierro que, como Lanzarote, ostenta el título de Reserva de la Biosfera y constituye un magnífico escenario natural.

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