Evolución de la Industria Española
Lento Inicio (1855-1900)
Escaso desarrollo industrial debido a varios factores:
- Escasez de materias primas y productos energéticos básicos: carbón mediocre y algodón insuficiente.
- Inversión industrial insuficiente y un estado endeudado.
- Demanda de productos industriales limitada por la falta de un mercado interior con bajo crecimiento demográfico.
- Situación política interior desfavorable por la Guerra de Independencia y el desastre colonial.
- Política industrial inadecuada: proteccionismo desde 1890 que, si bien protegía a la industria de la competencia exterior, desincentivaba su modernización.
- Dependencia del capital exterior: España tenía escasos recursos financieros, y el capital francés financió la deuda del estado y la construcción de la red ferroviaria.
- Atraso tecnológico: las medidas proteccionistas de los gobiernos liberales no estimularon la renovación tecnológica, lo que hizo perder competitividad.
Crecimiento del Primer Tercio del Siglo XX
- Crecimiento de la minería nacional, pero declive de la exportación de minerales por agotamiento de vetas.
- Aumento de la inversión industrial, procedente de capitales de las colonias perdidas en 1898 y de los beneficios por exportaciones a Europa durante la Primera Guerra Mundial.
- Incremento de la demanda de productos industriales por el impulso de obras públicas durante la dictadura de Primo de Rivera.
- Incorporación de avances técnicos de la segunda revolución industrial, con uso de hidrocarburos y electricidad.
- La política proteccionista eliminó la competencia exterior.
El Estancamiento Durante la Guerra y Posguerra
El crecimiento industrial se interrumpió en la posguerra (1939-1959) por la adopción de una política autárquica basada en la autosuficiencia y la restricción de importaciones, lo que privó a la industria de recursos energéticos, materias primas y maquinaria. Esta política generó una grave crisis.
El Desarrollo Industrial (1960-1975)
En 1959 se abandonó la autarquía. La industria pudo entonces importar materias primas. Las causas del desarrollo fueron:
- Aumento de la inversión en la industria, atrayendo a empresas multinacionales que se beneficiaron de los bajos costes de producción, mano de obra abundante y barata, y concesiones estatales.
- Crecimiento de la demanda de productos industriales al elevarse el nivel de vida de la población.
- Incorporación de mejoras técnicas procedentes del exterior.
- El bajo precio de la energía repercutió positivamente en los costes de producción.
- La política estatal impulsó la industria a través de los planes de desarrollo.
Características de esta Etapa
Producción Industrial
En la segunda mitad del siglo XIX, la primera revolución industrial potenció el sector siderometalúrgico en el norte peninsular y el sector textil del algodón. En el primer tercio del siglo XX y en la época franquista, la segunda revolución industrial diversificó los sectores básicos (siderurgia integral, refinerías, impulsados por el estado franquista a través del INI creado en 1941) y de consumo (textil, calzado, que crecieron en paralelo al aumento del nivel de vida). Las industrias de bienes de equipo (maquinaria, material de transporte) tuvieron escaso desarrollo hasta mediados del siglo XX por el atraso tecnológico español.
Estructura Industrial
Esta época se caracterizaba por un sistema de producción donde convivían las pequeñas fábricas con las grandes que se adoptaron a principios del siglo XX. Existía atraso tecnológico. La mano de obra creció, pero estaba poco cualificada.
Localización Industrial
Factores clave para la localización industrial:
- Proximidad a las materias primas y fuentes de energía.
- Mercado de consumo amplio.
- Mano de obra abundante y barata.
- Sistemas de transporte eficaces.
- Capital o capacidad para atraerlo.
- Sectores de apoyo: servicios, buenas infraestructuras y equipamientos.
- Política industrial favorable a la implantación de fábricas.
Áreas Industriales
Las primeras áreas industriales fueron la periferia peninsular y Madrid, con siderurgia en Málaga aprovechando la existencia de hierro, trasladándose luego a Asturias, Cantabria y País Vasco. Se desarrollaron áreas de base portuaria junto a puertos como Bilbao, Avilés, Barcelona y Palencia. En el resto del territorio solo hubo focos industriales dispersos basados en producciones tradicionales.
Desde 1900 hasta 1975, se afianzaron las áreas existentes, concentrándose un número creciente de industrias, y a partir de los años 60 se difundieron hacia nuevos espacios:
- La franja cantábrica (País Vasco, Cantabria y Asturias) con sectores como la siderometalurgia.
- La región mediterránea (Cataluña-Valencia) con mayor peso de la industria ligera y pequeñas empresas privadas.
- Madrid, impulsada por la política centralista del franquismo y su posición como nudo de comunicaciones. A partir de los años 60, el encarecimiento del suelo y los servicios, junto con la política franquista, promovieron la difusión hacia las periferias de las grandes aglomeraciones, en ejes industriales nacionales como los del Ebro y del Mediterráneo, y otros ejes regionales como el litoral gallego y Andalucía occidental, además de enclaves industriales aislados.
Política Industrial
Se caracterizó por el proteccionismo y la intervención estatal. Los objetivos fueron impulsar la industria y corregir su desigual reparto, sobre todo durante la época franquista con los planes de desarrollo (1964-1975). La promoción industrial se llevó a cabo mediante los polos de promoción y de desarrollo, inspirados en la planificación francesa. Se seleccionaban ciudades en regiones atrasadas y se promovía un proceso de concentración industrial que actuase como motor de desarrollo del entorno.
- Polos de desarrollo industrial: ubicados en ciudades que ya tenían cierta base industrial, como Vigo, Córdoba, Granada y Zaragoza.
- Polos de promoción: en áreas más deprimidas que exigían mayores inversiones, como Huelva y Burgos.
Otras actuaciones incluyeron incentivos a industrias que se instalasen en ciertas áreas y polígonos industriales. Los resultados fueron mediocres, no alcanzándose las previsiones en inversiones y puestos de trabajo, con escaso efecto dinamizador del entorno.