Tipos de precipitaciones: existen 3: precipitaciones orográficas (tiene lugar cuando la masa de aire cálida y húmeda choca contra la montaña y tiende a ascender), precipitaciones convectivas (tienen su origen en el fuerte calentamiento de la superficie terrestre) y precipitaciones frontales (resultado del choque de dos masas de aire de características físicas diferentes por el que la más cálida se remonta a la más fría).
Vientos: La península, por su latitud, se encuentra dentro del dominio de los vientos del oeste, relacionados con las bajas presiones atmosféricas. Durante el verano son frecuentes las calmas, pero por otro lado, en las Canarias se encuentran en la trayectoria de los alisios. Además de los vientos generales, podemos encontrar vientos regionales influenciados por el relieve, como el cierzo en Aragón, y entre los vientos locales destacan las brisas de costa.
Evapotranspiración y aridez: La evapotranspiración es un concepto que engloba dos procesos diferentes (evaporación y transpiración). La evaporación es el proceso físico por el cual las moléculas de agua pasan del estado líquido al gaseoso, y la transpiración es un proceso biológico por el que las plantas expulsan vapor de agua al aire. La evapotranspiración depende de la temperatura, viento y cantidad de agua que haya. Podemos diferenciar entre evapotranspiración real (se produce efectivamente) y la evapotranspiración potencial (es la que se daría si las condiciones de la vegetación fueran óptimas y el aporte de agua ilimitado). Por la importancia que tiene el agua para el desarrollo de la vida, conocemos el grado de aridez de un lugar determinado.
Tipos de tiempo: pueden ser 2: tipos ciclónicos (situación atmosférica inestable con vientos más o menos fuertes y abundante nubosidad y precipitaciones) y tipos anticiclónicos (responsables del tiempo estable y soleado, aunque existen grandes diferencias de temperatura entre invierno y verano). La alternancia de unos u otros y su distribución a lo largo del año se corresponden con las variaciones de la circulación general de la atmósfera. En verano, predominan situaciones anticiclónicas por sus altas presiones y el frente polar. En invierno, los anticiclones subtropicales se retraen hacia el sur y las borrascas del frente polar llegan a latitudes más meridionales, provocando inestabilidad con precipitaciones.
Situación anticiclónica con advección del oeste y gota fría: En el mapa de superficie vemos un anticiclón que se extiende desde Gran Bretaña hasta el centro de Europa y que influye en toda la península Ibérica, donde la dirección de las isobaras nos presenta una advección de aire mediterráneo (en origen Tc) del este. En un principio podríamos pensar que el tiempo será estable y soleado, propio de las altas presiones, con alguna nubosidad en el Levante debido a la entrada de aire húmedo. Pero, gracias a la información que nos proporciona el mapa de 500 mb, podemos apreciar cómo la realidad será diferente.
Situación anticiclónica con advección del nordeste. “Ola de frío”: Este tipo de tiempo es propio del invierno y los meses adyacentes. La disposición de un potente anticiclón sobre Gran Bretaña y una depresión sobre Italia favorecen la entrada de aire (Pc) desde el nordeste, que, procedente del interior continental, es muy frío, lo que producirá un descenso brusco de las temperaturas. Esta situación puede llegar a ser calificada de “ola de frío” si las temperaturas son muy bajas. Si se dieran precipitaciones, éstas pueden ser de nieve en los sistemas montañosos y áreas del interior; la situación en Canarias es de tiempo despejado, sin ninguna incidencia particular.
Situación anticiclónica: Este tiempo es típicamente veraniego. El anticiclón de las Azores se extiende hacia Europa. Esta disposición impide que las perturbaciones del Frente Polar alcancen la península Ibérica; solamente la cornisa cantábrica puede verse afectada por ellos. De esta forma, el tiempo será soleado y cálido por acción del aire tropical marítimo y tropical continental procedente del continente africano, donde podemos apreciar una baja de carácter térmico debido a las altas temperaturas sobre el norte de África. La disposición de las familias de borrascas nos indica que la corriente en chorro presenta una circulación marcadamente zonal, situándose las masas de aire frío (Pm) al norte de los frentes y al sur las cálidas (Tm). En Canarias, de nuevo la situación es propicia para que se forme nubosidad orográfica en las fachadas de barlovento de las islas con mayor altitud.
Clima oceánico o atlántico: Es el más expresivo de las latitudes medias. El clima templado por excelencia está caracterizado por temperaturas moderadas con una amplitud térmica reducida y unas precipitaciones abundantes y repartidas regularmente a lo largo del año. Afecta a las fachadas occidentales de los continentes entre los 40º y 50º y puede llegar a 60º de latitud. Incluye, por lo tanto, las tierras más septentrionales de la península ibérica.
Clima oceánico puro o marítimo: Se da en la zona más próxima a la costa. La amplitud térmica es baja debido a la clara influencia del mar (entre 9º C y 12º C). El verano es fresco (ningún mes tiene una temperatura media igual o superior a 22º) y corto (3 o 4 meses con temperaturas superiores a 18º). El invierno es moderado, es decir, relativamente suave y templado (la temperatura media del mes más frío está entre 6º y 10º C). Siendo infrecuentes temperaturas mínimas bajo cero. Las precipitaciones son abundantes y regulares, normalmente superiores a los 1.000 mm anuales. Suele darse un mínimo pluviométrico en verano y un máximo invernal. Las precipitaciones van incrementándose desde Galicia al País Vasco, tendencia que se acompaña de una mayor regularidad en su distribución.
Clima oceánico de transición o de interior: Es característico de las regiones septentrionales relativamente alejadas del litoral, desde Ourense y el interior de Lugo, pasando por la vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica (afectando a las tierras castellano-leonesas) hasta el interior del País Vasco, Navarra y el Prepirineo aragonés y catalán. La amplitud térmica es moderada al disminuir la influencia marina (entre 12-15 ºC). Debido a este hecho, el invierno es frío (baja de 6 ºC), y unos veranos más elevados, algunos superan los 22º. Las precipitaciones son menos abundantes que en el litoral. Descienden por debajo de los 1.000 mm anuales, con valores incluso próximos a los 700 mm, y el mínimo veraniego puede acentuarse y presentar uno o dos meses secos.
El clima mediterráneo: El área de clima mediterráneo es la más extensa de España. Comprende, salvo las zonas montañososas, el territorio peninsular al sur de la zona de clima oceánico, las islas Baleares, Ceuta y Melilla. Características: – Las precipitaciones son escasas o moderadas, irregulares y tormentosas. – El total anual es inferior a 800 mm, considerándose moderadas entre 800 mm y 500 mm, y escasas por debajo de 500 mm. – Su distribución es irregular. El verano es seco, esta es su característica esencial, debido a la influencia del anticiclón de las Azores, que en esta época del año se desplaza hacia el norte. El máximo tiene lugar en otoño y en primavera, salvo en las zonas más abiertas al Atlántico, donde se produce en invierno. – La forma en la que caen las precipitaciones es muchas veces como violentas tormentas, que erosionan fuertemente el suelo en las áreas desprovistas de vegetación. – Las temperaturas varían con la latitud y la distancia al mar. Así, las zonas más próximas al litoral, de temperaturas suaves y una amplitud térmica de 12 a 15 ºC, y las zonas del interior, alejadas de la costa y aisladas por las murallas montañosas, donde los contrastes térmicos invierno-verano pueden llegar a ser muy acusados y la amplitud térmica supera, en ocasiones, los 20 ºC. – Variedades: se pueden distinguir tres subtipos: marítimo, continentalizado y seco.
El clima mediterráneo marítimo: Su área comprende la costa mediterránea peninsular (menos el S.E.), las costas suratlánticas, Baleares, Ceuta y Melilla. – Las precipitaciones son escasas o moderadas, entre 800 y 300 mm al año, muy irregulares. Su volumen es algo mayor en la costa suratlántica que en la mediterránea. Van descendiendo en su cuantía anual y va aumentando la aridez estival en una tendencia norte-sur a lo largo del litoral mediterráneo, desde Girona al sur de Alicante; también lo hace de oeste a este en el sur peninsular, desde Huelva a Almería. – En la costa suratlántica, las precipitaciones son más abundantes por la mayor influencia de las borrascas atlánticas; sobre todo, de las formadas en el S.O. peninsular y en el golfo de Cádiz. Su máximo principal es en invierno o en otoño-invierno. – En la costa mediterránea, las precipitaciones son menores porque las borrascas atlánticas pierden su humedad al atravesar la Península y las barreras montañosas paralelas a la costa mediterránea. Su máximo absoluto es en otoño, debido a las tormentas ocasionadas por el contraste entre las aguas cálidas del Mediterráneo y la tierra, que se enfría más deprisa. También pueden producirse por la llegada de masas de aire del este procedentes del continente europeo que ascienden por las cordilleras litorales, o por gotas frías en altura. En la costa mediterránea, las máximas precipitaciones suelen producirse a comienzos del otoño, tras un caluroso verano, un tipo de precipitaciones no frontales, de carácter tormentoso y torrencial (gota fría), que pueden provocar riadas e inundaciones. – Las temperaturas se caracterizan por una amplitud térmica moderada (12 ºC a 15 o 16 ºC). Las temperaturas medias anuales no suelen descender por debajo de los 15 ºC, van aumentando de norte a sur (factor latitud), alcanzando las máximas en la costa mediterránea andaluza. El invierno es suave, no hay un auténtico invierno (el mes más frío no baja de 10º) y los veranos son calurosos y largos. – Tipos: la distinta influencia de los factores geográficos y dinámicos a lo largo de esta extensa franja litoral justifica la necesidad de llevar a cabo un estudio regional más detallado en el espacio. o El mediterráneo catalán: desde Girona al norte de Tarragona, en un área próxima a la costa, ya que la presencia del Sistema Costero-Catalán introduce rápidamente unos rasgos continentalizadores. Temperaturas: debido a su posición latitudinal, son las más bajas del litoral mediterráneo, con medias anuales en Girona de 14.3 ºC, medias invernales de 7 ºC (aquí no son desconocidas las heladas) y veranos menos calurosos y más cortos (dos meses de auténtico verano, + 22º). Precipitaciones: sus totales anuales van de 750 mm a 600 mm, son propias de un régimen pluviométrico más húmedo, en el que la aridez estival se atenúa, reduciéndose a uno o dos meses al norte de Barcelona. En esta zona, a los rasgos propios de un clima mediterráneo se unen las influencias atlánticas, que llegan desde la cornisa cantábrica atravesando los poco más de 400 km que separan una costa de otra. o El mediterráneo puro o de las costas levantinas y Baleares: Desde Tarragona hasta el centro de la provincia de Alicante y se extiende al archipiélago balear. Temperaturas: es una zona más cálida que la catalana. Los inviernos son muy templados y cortos (no hay auténtico invierno), ya que ningún mes baja de los 10º C de media. Los veranos son calurosos, con medias que superan los 24º, incluso los 25 ºC. Precipitaciones: la cuantía total varía de norte a sur, desde 500 mm a casi 300 mm en la provincia de Alicante. Se distribuyen de forma irregular con máximos equinocciales, sobre todo en época otoñal. La isla de Menorca tiene unas características pluviométricas exclusivas, ya que es una isla más húmeda, con precipitaciones de 600 mm.
El mediterráneo andaluz: Temperaturas: presenta las temperaturas más elevadas de todo el litoral, con medias anuales próximas o superiores a los 18º, unos veranos largos y calurosos (4 meses con más de 22º, llegando algún mes a más de 25º) y unos inviernos muy templados (próximos o superiores a 10º). Parte del litoral mediterráneo andaluz, al que llega a calificarse de subtropical, está resguardado de las masas de aire frío por la Cordillera Penibética y se caracteriza por tener los inviernos más templados de toda la Península, lo que permite el desarrollo de cultivos tropicales que no son posibles en ninguna otra región peninsular. Precipitaciones: el golfo de Cádiz, abierto a las influencias atlánticas, destaca por sus máximas pluviométricas durante el invierno, época que está bajo la acción de las borrascas asociadas al frente polar. Las precipitaciones van descendiendo de oeste a este, hasta enlazar con la variedad más seca del clima mediterráneo. Ceuta y Melilla presentan también un clima mediterráneo marítimo, con rasgos comunes al subtipo andaluz. Ceuta, localizada en el lado africano del estrecho de Gibraltar, más abierta a las influencias atlánticas, presenta unas precipitaciones anuales en torno a los 500 mm, con una acentuada sequía estival. Las temperaturas, por su posición tan meridional, son elevadas, con medias anuales de 17 ºC. La posición más oriental de Melilla da lugar a una variedad mediterránea más seca y de carácter estepario, con precipitaciones escasas, que no suelen rebasar los 400 mm al año, y unas temperaturas algo más elevadas que en Ceuta, con medias anuales de casi 19 ºC.