Ríos y Vegetación de España: Características, Impactos y Aprovechamientos

Vertiente Atlántica: Ríos

Factores Físicos

La cantidad de agua que circula por un río y la organización de los ríos por territorios surcados por ríos que desembocan en un mismo mar están condicionados por los siguientes elementos físicos:

  • Clima: La cantidad de precipitaciones condiciona el caudal de los ríos a lo largo del año, y las temperaturas también modifican ese caudal. En la vertiente atlántica predomina el clima mediterráneo, que presenta precipitaciones escasas y moderadas e irregulares, por lo que el caudal, en función de las precipitaciones, presentará un marcado estiaje en verano. En la vertiente norte o cantábrica nos encontramos en zona de clima oceánico con precipitaciones abundantes y regulares que generan ríos caudalosos y regulares.
  • Relieve: Separa unos ríos de otros en vertientes (así, la vertiente atlántica se separa de la norte a través de la divisoria de aguas generada por la cordillera cantábrica y el macizo galaico). Además, si el relieve tiene una mayor pendiente, como ocurre en la vertiente norte/cantábrica, la erosión o desgaste producido por el río será mayor. En cambio, en zonas planas como la Meseta Central, que domina gran parte de la vertiente atlántica, los ríos circulan lentamente sedimentando materiales.
  • Litología: Dependiendo del tipo de roca, el agua que circula puede ser más superficial o más subterránea. En la vertiente atlántica predomina la roca silícea o la arcillosa que provoca una escorrentía superficial, mientras que en la vertiente norte/cantábrica, en la mitad oriental, la roca caliza generará una escorrentía subterránea.
  • Vegetación: La menor vegetación presente en la vertiente atlántica provoca mayor evaporación, mientras que la abundante vegetación de la vertiente norte/cantábrica disminuye la evaporación, erosión y riesgo de inundaciones.

Tipo de Régimen y Características

El régimen fluvial es la variación estacional del caudal de un río. Depende de la distribución de las precipitaciones y de la importancia de la precipitación nival. En los ríos de la vertiente atlántica predominan los ríos con régimen pluvial mediterráneo continentalizado, que dependen de las precipitaciones del clima mediterráneo continentalizado. El estiaje del verano es largo y presentan dos máximos: uno en primavera o finales del invierno y otro en otoño. La diferencia entre estas aguas altas y las bajas es notable mostrando una acusada irregularidad. En los ríos de la vertiente norte/cantábrica los ríos tienen régimen pluvial oceánico al depender de las precipitaciones del clima oceánico. Tienen aguas altas en invierno y estiaje en verano, al disminuir las precipitaciones. Sin embargo, el caudal se mantiene elevado a lo largo del año debido a la regularidad de las precipitaciones.

Otras características de los ríos de la vertiente atlántica son que, salvo las pequeñas cuencas gallegas y andaluzas, son ríos largos. Su caudal es abundante al recoger los aportes de numerosos afluentes al presentar extensas cuencas hidrográficas. Su fuerza erosiva es escasa. Por su parte, los ríos de la vertiente norte/cantábrica son cortos, ya que nacen en montañas cercanas a la costa. Son ríos caudalosos debido a las abundantes precipitaciones del clima oceánico. Además, tienen una gran fuerza erosiva debido al caudal y la fuerte pendiente que tienen, al ser cortos.

Aprovechamientos Hídricos, Impactos de la Actividad Humana y Políticas Aplicadas

El ser humano necesita el agua para vivir, por lo que se ha asentado en lugares próximos a los recursos hídricos. El ser humano usa el agua para: actividades que consumen agua y actividades que usan el agua sin consumirlo. Entre los primeros usos destacan su consumo en hogares y municipios, en actividades industriales y, sobre todo, en el regadío agrario. Entre los usos no consuntivos podríamos mencionar la pesca, la acuicultura, la producción hidroeléctrica, la navegación o los deportes acuáticos.

Para regular los recursos hídricos de los ríos se han hecho embalses, que en España llegan a ser más de 1.000 y se aprovechan para producción eléctrica y abastecimiento. Destacan por número y extensión los de la vertiente atlántica. Una obra hídrica de gran impacto es el Trasvase Tajo-Segura, que lleva agua desde la cuenca excedentaria del Tajo a la cuenca deficitaria del Segura. La sobreexplotación de las aguas superficiales se produce al aumentar el consumo de agua para usos urbanos, industriales y agrarios provocando el descenso del caudal de los ríos, siendo notable en el caso del Tajo debido al trasvase Tajo-Segura.

Por otra parte, se produce la contaminación de las aguas por la evacuación de desechos agrarios y ganaderos, por la actividad industrial; y por aguas sin depurar correctamente de las ciudades. Los tramos fluviales medios y bajos de las cuencas menos caudalosas son los más contaminados.

Vertiente Mediterránea: Ríos y Lagos

Factores Físicos

La cantidad de agua que circula por un río y la organización de los ríos en territorios surcados por ríos que desembocan en un mismo mar (vertiente hidrográfica) están condicionados por los siguientes elementos físicos:

  • Clima: La cantidad de precipitaciones condiciona el caudal de los ríos a lo largo del año y las temperaturas también modifican ese caudal. En la vertiente mediterránea encontramos el clima mediterráneo que presenta precipitaciones escasas o muy escasas e irregulares lo que repercute en caudales reducidos y con un fuerte y prolongado estiaje en verano.
  • Relieve: Separa unos ríos de otros en vertientes. Además, si el relieve tiene una mayor pendiente, como ocurre en la vertiente mediterránea, la erosión o desgaste producido por los ríos será mayor.
  • Litología: Dependiendo del tipo de roca, el agua que circula puede ser más superficial o más subterránea. En la vertiente mediterránea la roca caliza genera escorrentías subterráneas.
  • Vegetación: La menor vegetación presente en la vertiente mediterránea provoca mayor evaporación, erosión y riesgo de inundaciones.

Los lagos, masas naturales de agua acumuladas en zonas con más de 10 metros de profundidad, se originan a partir de fuerzas del interior de la Tierra o a partir de fuerzas externas.

Tipo de Régimen y Características

El régimen fluvial es la variación estacional del caudal de un río. Depende de la distribución de las precipitaciones y de la importancia de la precipitación nival. En los ríos de la vertiente mediterránea predominan los ríos con régimen pluvial mediterráneo puro, que depende de las precipitaciones del clima mediterráneo. El estiaje del verano es largo y presenta dos máximos: uno en primavera o finales del invierno y otro en otoño. La diferencia entre estas aguas altas y las bajas es notable mostrando una acusada irregularidad.

Otras características de los ríos de la vertiente mediterránea son que, salvo el río Ebro que con sus 910 km, es el río más largo de España, son ríos cortos ya que nacen cerca del mar Mediterráneo en el que desembocan. Su caudal, salvo el del río Ebro, es escaso. Su fuerza erosiva es elevada por su pendiente y la escasez de vegetación de las laderas por las que circulan (aridez), lo que provoca que ante lluvias torrenciales tengan una elevada capacidad destructiva y arrastren sedimentos de todo tipo.

España tiene cerca de 2.500 lagos y más de 2.500 humedales, pero muchos son de reducidas dimensiones y de carácter estacional. Según su origen son muy distintos entre sí: tectónicos, volcánicos, glaciares, cársticos, endorreicos o arreicos, eólicos.

Aprovechamientos Hídricos, Impactos de la Actividad Humana y Políticas Aplicadas

El ser humano necesita el agua para vivir por lo que se ha asentado en lugares próximos a los recursos hídricos. El ser humano usa el agua para: actividades que consumen agua y actividades que usan el agua sin consumirla. Entre los primeros usos destacan su consumo en hogares y municipios, en actividades industriales y sobre todo, en el regadío agrario. Entre los usos no consuntivos podríamos mencionar la pesca, la acuicultura, la producción hidroeléctrica, la navegación o los deportes acuáticos.

Para regular los recursos hídricos de los ríos se han hecho embalses, destacando en la vertiente mediterránea los situados en la cuenca del Ebro que se aprovechan para producción eléctrica y abastecimiento. Salvo esta cuenca, el resto de cuencas mediterráneas presentan un balance hídrico deficitario al tener unos recursos hídricos muy escasos e irregulares y una demanda de agua elevada por el consumo agrario, turístico e industrial. Esto ha llevado a promover obras de captación de agua salobre para obtener agua dulce en plantas desalinizadoras. El Plan Hidrológico Nacional de 2001 preveía el trasvase del Ebro como una polémica obra de transporte de agua desde el Ebro a los centros turísticos y agrícolas de las cuencas del Júcar y del Segura.

La sobreexplotación de las aguas superficiales se produce al aumentar el consumo de agua para usos urbanos, industriales y agrarios provocando el descenso del caudal de los ríos, amenazando el futuro del delta del Ebro ante la falta de aporte de sedimentos, y reduciendo la superficie de lagos y humedales. La extensión del regadío intensivo amenaza humedales como las marismas de Doñana, las Tablas de Daimiel y el mar Menor. Al mismo tiempo, se produce la contaminación de las aguas por la evacuación de desechos agrarios y ganaderos, por la actividad industrial; y por aguas sin depurar correctamente de las ciudades, contaminación incrementada por la escasez de agua.

La Ley de Aguas, establece que todas las aguas son de dominio público estatal. El Plan Hidrológico Nacional busca coordinar los planes de todas las cuencas hidrográficas intentando lograr el autoabastecimiento hídrico de cada cuenca.

Vegetación Atlántica

Factores Físicos y Humanos

La vegetación conforma formaciones vegetales en función del tamaño y aspecto de la flora, dando lugar a bosques, matorrales y vegetación herbácea. En función de una serie de elementos o factores físicos y humanos estas formaciones varían su presencia de un lugar a otro. Los factores físicos de una zona definen la vegetación primaria, clímax o potencial de un lugar. Las especies varían en función del clima. En este sentido las precipitaciones abundantes y regulares del clima oceánico o atlántico determinan que en la vegetación atlántica predominen especies hidrófilas que requieren abundante agua como el haya. Las temperaturas suaves del clima oceánico son propicias para las especies caducifolias de la región atlántica que no aguantan un calor extremo.

Por su parte el relieve modifica el clima y con ello las plantas, por lo que encontramos vegetación atlántica en el piso forestal de la ladera de barlovento y umbría de la Cordillera Cantábrica, mientras que en la vertiente sur predomina la vegetación mediterránea. Respecto a los suelos, el roble prefiere los suelos silíceos por lo que su distribución se centra en la zona noroccidental, mientras que el haya prefiere suelos calizos por lo que la encontramos más en la zona nororiental.

Los factores humanos conllevan la intervención humana sobre la vegetación de una zona dando lugar a la vegetación secundaria. El ser humano puede introducir especies en función de su valor económico. Así, en la zona atlántica se han impulsado repoblaciones de pinos y especialmente eucaliptos, debido a su buen aprovechamiento económico en la industria maderera y de celulosa. También se han plantado castaños para la obtención de castañas, fruto consumido por humanos y animales. Por otra parte, el ser humano ha degradado la vegetación existente al sobreexplotarla o eliminarla para el cultivo o el pasto, destacando en la zona atlántica la aparición de la landa, por sobreexplotación del bosque, y de los prados, por la búsqueda de la obtención de pastos para el abundante ganado vacuno.

Tipo de Especies y Características

La región atlántica, situada en la franja cantábrica, está dominada por bosque caducifolio formado por árboles altos, de tronco liso y recto y hojas que se caen en otoño como el roble y el haya. El sotobosque es sombrío formado por helechos y musgos. El ser humano ha introducido otras especies secundarias: el castaño, los pinos y el eucalipto.

  • El roble exige humedad y temperaturas templadas. No alcanza grandes altitudes ya que tolera mal el frío. Tiene un crecimiento lento. Su madera dura ha sido usada de manera abusiva en la construcción y muebles. Aparece en Galicia y Cordillera Cantábrica.
  • El haya exige mucha humedad y temperaturas suaves o frías, por lo que crece bien en las montañas de la Cordillera Cantábrica y Pirineos. Tiene un crecimiento lento. Su madera dura es muy apreciada.
  • El castaño es una especie del este de Europa introducida en la península ibérica en época romana por su madera y fruto, la castaña.
  • El pino debido a su rápido crecimiento y el aprovechamiento de su resina y madera, ha sido usado para repoblaciones, pero sus hojas acidifican los suelos y es un árbol muy inflamable ante los incendios.
  • El eucalipto es una especie de Australia que el ser humano ha usado para repoblar por su aprovechamiento para producir papel, pero igual que los pinos acidifica el suelo y arde con facilidad en caso de incendio.

En las zonas de transición entre el clima oceánico y el mediterráneo encontramos el bosque marcescente. Presenta árboles menos altos, que mantienen sus hojas secas hasta el nacimiento de un nuevo brote. Sus árboles característicos, el quejigo y el rebollo, están más adaptados a la aridez y el frío, creciendo en la zona atlántica más meridional y en los sistemas montañosos peninsulares.

  • La landa es la formación arbustiva de la región atlántica. Presenta matorrales bajos, aunque pueden alcanzar hasta cuatro metros, como el brezo, el tojo y la retama. Aparece como degradación del bosque caducifolio.
  • Los prados constituyen la formación herbácea de la región atlántica. Ocupan grandes extensiones de terreno al haber sido impulsados por el ser humano para el uso ganadero.

Aprovechamiento Económico

La vegetación es imprescindible para la vida, ya que las plantas absorben mediante la fotosíntesis el CO2 de la atmósfera y expulsan oxígeno. La vegetación proporciona diversos recursos: alimentos para personas y animales, aporta materias primas para la industria, suministra energía y favorece actividades turísticas. La intervención humana manifestada en las repoblaciones de eucaliptos y pinos ha impulsado una destacada industria papelera y del mueble.

Vegetación Mediterránea

Factores Físicos y Humanos

La vegetación conforma formaciones vegetales en función del tamaño y aspecto de la flora, dando lugar a bosques, matorrales y vegetación herbácea. En función de una serie de elementos o factores físicos y humanos estas formaciones varían su presencia de un lugar a otro. Los factores físicos de una zona definen la vegetación primaria, clímax o potencial de un lugar. Las especies varían en función del clima. En este sentido las precipitaciones escasas e irregulares del clima mediterráneo determinan que la vegetación mediterránea esté constituida por especies xerófilas adaptadas a la aridez. Las temperaturas extremas del clima mediterráneo continentalizado son toleradas por la encina, mientras que el alcornoque prefiere inviernos moderados por lo que no se desarrolla en la meseta y al requerir una precipitación moderada se concentra en la mitad occidental.

Por su parte el relieve modifica el clima y con ello las plantas, por lo que encontramos vegetación mediterránea sólo en la base de la ladera de sotavento y solana de Pirineos y Cordillera Cantábrica. Respecto a los suelos, el alcornoque prefiere los suelos silíceos por lo que su distribución es más occidental.

Los factores humanos conllevan la intervención humana sobre la vegetación de una zona dando lugar a la vegetación secundaria. El ser humano puede introducir especies en función de su valor económico. Así, en la zona mediterránea se han impulsado repoblaciones de pinos, debido a su buen aprovechamiento económico. Por otra parte, el ser humano ha degradado la vegetación existente al sobreexplotarla o eliminarla para el cultivo o el pasto, destacando en la zona mediterránea el aclarado de bosques para obtener dehesas, en las que se mantienen árboles aislados de los que se aprovecha su fruto, madera, y corteza, a la vez que se consiguen pastos para el ganado y tierras de cultivo.

Tipo de Especies y Características

La región mediterránea, que incluye las islas Baleares, Ceuta y Melilla y toda la península ibérica salvo la zona norte y las cordilleras, está dominada por el bosque perennifolio formado por árboles de mediana estatura, tronco grueso y rugoso no rectilíneo y hoja perenne como la encina y el alcornoque. Se trata de especies xerófilas, adaptadas a la sequía estival mediante hojas duras propias de la vegetación esclerófila. El sotobosque es luminoso y rico en arbustos como la retama. El ser humano ha introducido como especies secundarias los pinos y ha aclarado los bosques clímax de encina y alcornoque creando dehesas, bosque aclarado que combina los usos forestal, ganadero y agrícola.

  • La encina es el árbol característico del clima mediterráneo. Resiste la sequía y las temperaturas extremas y se adapta a todo tipo de suelos. Su madera dura y resistente ha sido usada para hacer utensilios y carbón y su fruto, la bellota, ha sido empleado para alimentar el ganado.
  • El alcornoque necesita cierta humedad y no resiste los inviernos fríos, por lo que se ha desarrollado en el suroeste de la península ibérica. Su madera muy dura se usa para la construcción y de su corteza se obtiene el corcho.
  • Los pinos se adaptan a temperaturas extremas y resisten la sequía. Su rápido crecimiento y el aprovechamiento de su resina y madera, han impulsado su uso en repoblaciones.

Las formaciones arbustivas de la región mediterránea suelen ser el resultado de la degradación del bosque por el ser humano. En función de su densidad y características destacan la maquia, la garriga y la estepa.

  • La maquia o maquis presenta matorrales esclerófilos muy densos e impenetrables, como el madroño, el brezo, la jara y la retama, que pueden alcanzar hasta dos metros de altura. Generalmente aparece al degradarse el bosque mediterráneo.
  • La garriga muestra matorrales esclerófilos con zonas sin cubrir, alcanzando poca altura. Entre sus especies destacan las plantas aromáticas como el tomillo, el romero y el espliego o lavanda. Se desarrolla a partir de una regresión de la maquia.
  • La estepa está formada por hierbas bajas y arbustos bajos, espinosos y discontinuos muy adaptados a la aridez. Entre sus especies destaca el esparto, el palmito, el espárrago y el tomillo. Aparece como degradación de la garriga en las zonas semiáridas peninsulares: sureste y valle del Ebro.

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