El Agua en España
También el agua produce inundaciones, las cuales son el riesgo natural que produce más daños en nuestro país, de forma que es necesario realizar las obras para minimizar los riesgos de inundación, de forma coordinada para, a su vez, mejorar del estado de los cauces.
Uso y Aprovechamiento de las Aguas
Usos Consuntivos:
- El regadío agrario: que absorbe más del 68% del agua consumida. La modalidad tradicional de riego por inundación o “a manta”, que supone un uso irracional del agua, va siendo sustituida poco a poco por otras más racionales como el goteo.
- Abastecimiento: El valor medio del consumo doméstico en España se sitúa entre los más altos del mundo, en unos 170 litros/habitante/día, aunque este valor promedio puede duplicarse en áreas residenciales de gran nivel; así pues, el consumo de agua es un elemento que refleja, con claridad, la diferenciación social del espacio urbano.
Usos No Consuntivos:
- Acuicultura: aunque es este un uso no consuntivo, puede suponer un problema las elevadas exigencias de calidad y temperatura, así como la evacuación de residuos
- Usos recreativos: que pueden ser un factor de atracción turística y reactivación económica en áreas de interior.
En España, los recursos hídricos proceden, sobre todo, de las precipitaciones, que alimentan las aguas superficiales y los acuíferos. El territorio español recibe una precipitación media anual media de 684 mm. Aunque a escala nacional hay importantes volúmenes de agua, esta no se halla disponible en las mismas condiciones de cantidad y calidad para todos los usuarios, debido a la incidencia de una serie de problemas:
- La irregular distribución de los recursos: Los ríos presentan una fuerte irregularidad estacional e interanual y una desigual distribución espacial. Este hecho determina la presencia de cuencas con claros excedentes y cuencas con déficits evidentes
- La irregular distribución de la demanda: Esta se concentra en áreas de mayor dinamismo económico y demográfico
- La insuficiencia de los embalses y las pérdidas de agua: El agua almacenada en los embalses no basta para cubrir una demanda en alza. A este problema se suman las importantes pérdidas anuales de agua motivadas por el uso de sistemas de riego inadecuados y por la fuga de las conducciones.
La escasez de agua, el consumo excesivo, la creciente demanda, su mal uso, la contaminación,… ponen de manifiesto la fragilidad del modelo tradicional del uso y gestión del agua en España, provocando tensiones sociales, territoriales y políticas.
Agua y Medio Ambiente
Uno de los principales problemas medioambientales es el relativo a la sobreexplotación de las aguas superficiales y subterráneas por el aumento de su consumo para usos agrarios, urbanos e industriales. Este hecho ha impulsado la construcción de embalses y pozos. Como consecuencia, el caudal de algunos ríos desciende a veces por debajo del nivel ecológico, y ciertos humedales y acuíferos corren el riesgo de desecación o de salinización por concentración de sales o intrusión marina. Para paliar este problema, se fomenta el ahorro de agua, la mejora de los regadíos, la reparación de fugas y la reutilización de aguas depuradas.
Otro gran problema medioambiental es la contaminación de las aguas, cuyas causas son la evacuación de desechos en un volumen excesivo, que impide su oxigenación y repurificación natural. Estos desechos proceden de diversas actividades humanas. La actividad agraria abusa de los fertilizantes. Y las ciudades evacúan aguas fecales sin depurar o insuficientemente depuradas, y arrojan basuras en vertederos incontrolados que contaminan las aguas superficiales y los acuíferos.
Regiones Biogeográficas
La Región Eurosiberiana
Ocupa menos de la quinta parte de la superficie de la Península. Su localización es el norte y noroeste peninsular, desde los Pirineos hasta Galicia. Goza de temperaturas suaves y veranos húmedos y es favorable al desarrollo de la vegetación. Coincide con la popularmente llamada “España verde”, en la que habitan el haya (Fagus sylvatica), el abeto (Abies alba) y los robles carballo y albar (Quercus robur, Q. petraea) entre otros.
El clima húmedo (precipitaciones superiores a los 800 mm, temperaturas templadas o moderadas y humedad abundante y bien distribuida a lo largo del año) permite el desarrollo de dos formaciones vegetales características: bosque caducifolio y la formación de matorral.
La Región Mediterránea
La Mediterránea, que se extiende por el resto de la península y el archipiélago balear, se caracteriza por unos veranos cálidos y secos, condiciones que someten a la vegetación a un notable estrés hídrico. En ella viven la encina (Quercus rotundifolia), el alcornoque (Quercus suber), el roble melojo (Quercus pyrenaica) y el pino carrasco (Pinus halapensis). El bosque perennifolio mediterráneo es la vegetación climática de esta región.
El bosque perennifolio mediterráneo se caracteriza por agrupar especies que han desarrollado variados sistemas para adaptarse a la aridez. Las hojas de sus árboles son perennes, pequeñas y endurecidas, es decir, cubiertas por una membrana que reduce al máximo la evaporación. El tronco es de corteza gruesa y las raíces son profundas para encontrar agua. Los árboles no suelen superar los 20 m de altura y su copa globular ayuda a preservar la humedad del suelo.
La Región Macaronésica
Las Islas Canarias forman parte de la región macaronésica. Entre sus características: la insularidad y antigüedad de la flora. Esto hace que entre sus principales rasgos encontremos la variedad florística y la elevada proporción de endemismos y especies relictas. Esta diversidad procede de la unión en el archipiélago de las influencias del mundo holártico y mediterráneo con las africanas, mientras que la insularidad ha fortalecido los caracteres autóctonos. La vegetación tiene una clara tendencia a estratificarse por pisos altitudinales.
El piso bajo tiene muy poca humedad y, por ello, carece de vegetación arbórea; su lugar lo ocupa el matorral xerófilo, cuyas especies más representativas son el cardón y la tabaiba. Le sigue un piso intermedio de tránsito hacia el bosque de laurisilva, que aparece por encima de los 500 m de altitud.