Recursos y Demandas Hídricas en España: Usos, Balance y Política del Agua

Recursos y demandas hídricas en España

Usos, balance hídrico, obras hidráulicas y política hidráulica

Los usos del agua

El agua es esencial para la vida humana. Los usos del agua pueden clasificarse en consuntivos y no consuntivos. Los principales son los siguientes:

  • Usos agrarios

    La sequedad del clima de la mayor parte de España ha llevado desde hace mucho tiempo a intentar incrementar las producciones agrícolas mediante el regadío. El regadío es el principal consumidor de agua de nuestro país, representando el 80 % del total y es el responsable de la contaminación por nitratos y otros productos químicos de uso agrícola.

  • Abastecimientos urbanos

    Suponen un 14 % del consumo, con un promedio de 160 litros por habitante y día, que es de los más elevados del mundo. El agua de las ciudades procede normalmente de embalses, aunque en la actualidad, una parte procede de captaciones subterráneas o trasvases.

  • Usos industriales

    Representan un 6 % del total. En algunas zonas, los vertidos industriales han producido niveles muy altos de contaminación de las aguas.

  • Usos energéticos

    El agua se utiliza para producir electricidad por medio de centrales hidroeléctricas. España tiene un gran parque hidroeléctrico, con una potencia instalada de unos 17 000 MW.

  • Usos ambientales y recreativos

    Los ríos, embalses y lagunas se utilizan también para actividades náuticas, pesca, deportes de aventura, etc.

El balance hídrico

Aunque el total teórico de agua disponible para el consumo es superior a la demanda, una serie de problemas hacen que realmente exista un déficit anual de unos 3000 hm³. Son los siguientes:

Irregular distribución de los recursos

Nuestros ríos ocupan cuencas con características muy diferentes. Las del Norte son claramente excedentarias (tienen agua suficiente para cubrir sus demandas); las del Guadiana, Guadalquivir y Pirineo Oriental están más o menos equilibradas y el resto de las cuencas mediterráneas son claramente deficitarias.

Irregular distribución de la demanda

La mayor demanda de agua se concentra en las áreas de mayor potencial económico y demográfico. Así, existe una gran demanda, ligada a los regadíos, el turismo, etc., en el área del Mediterráneo, donde los recursos son escasos.

Insuficiencia de embalses y pérdidas de agua

El agua almacenada en los embalses no alcanza a cubrir toda la demanda. Además, las fugas de las conducciones y los sistemas de riego ineficientes provocan elevadas pérdidas.

Las obras hidráulicas

Para compensar estos desequilibrios, las principales actuaciones han sido:

  • Construcción de embalses

    Durante todo el siglo XX se han ido construyendo embalses en nuestro país. Hay embalses de muy diferentes tipos: pequeños embalses en las cabeceras, para aprovechamiento hidroeléctrico y regulación de los ríos; grandes pantanos para regadío y aprovechamiento eléctrico. Los pantanos han disminuido las avenidas catastróficas, pero han tenido otros efectos negativos: Poco a poco, los pantanos, sobre todo si están en áreas deforestadas, se llenan de sedimentos y vuelve a generarse el problema de aumentar su capacidad o de construir otros nuevos.

  • Canales de distribución

    La red de canales y acequias es la encargada de distribuir el agua almacenada en los embalses. Su antigüedad y el mal estado de muchos tramos suponen cuantiosas pérdidas de agua.

  • Trasvases

    En este momento, los trasvases más importantes son el Trasvase Tajo-Segura, el Minitrasvase del Ebro a Tarragona (para abastecimiento de la ciudad y de la industria petroquímica) y el canal Júcar-Turia que suministra agua a la ciudad de Valencia y huertas próximas.

  • Explotación de las aguas subterráneas

    Aprovechadas algunas de ellas desde antiguo por medio de norias y pozos, han sufrido un desarrollo espectacular con la introducción de los motores eléctricos, sobre todo en los últimos 40 años. En la actualidad hay alrededor de medio millón de pozos que extraen unos 5000 hm³ de agua anuales.

  • Desalación

    Los avances de esta tecnología permiten aportar agua a las zonas más necesitadas, evitando los graves problemas derivados de la construcción de embalses o trasvases.

  • Depuración

    Las directivas de la UE obligan a depurar las aguas residuales de todos los núcleos urbanos de cierto tamaño.

  • Reutilización

    Uso de las aguas procedentes de las depuradoras para el riego o incluso, tras una nueva potabilización, para el consumo humano.

La política hidráulica

La referencia legal principal es la Ley de Aguas de 1985, que ha sufrido después numerosas modificaciones. Los organismos responsables de la gestión del agua por cuencas son las Confederaciones Hidrográficas.

En ausencia de un Plan Hidrológico Nacional actualizado y consensuado, la política hidráulica viene marcada en gran medida por el programa AGUA (Actuaciones para la Gestión y Utilización del Agua), cuyos objetivos son los siguientes:

  • Fomentar el autoabastecimiento hídrico de cada cuenca.
  • Realización de nuevas obras hidráulicas, principalmente desaladoras en el litoral mediterráneo.
  • Mejor aprovechamiento de los recursos existentes: reparación de redes, modernización de regadíos, reutilización de aguas depuradas, etc.
  • Mejora de la calidad del agua, mediante la construcción de potabilizadoras y depuradoras.
  • Prevención de inundaciones y sequías: acondicionamiento de cauces y reforestación de riberas.
  • Impulso a la investigación y desarrollo tecnológico sobre estos temas.

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