1.3. El agua como recurso
1.3.1. El uso del agua
El agua es esencial para la vida en la Tierra y para numerosas actividades humanas. Por este motivo, la población ha preferido los asentamientos próximos a los recursos hídricos. Entre los usos consuntivos o consumidores de agua destacan el riego agrícola, que absorbe más del 80% del agua consumida; el uso por los sectores económicos, y el uso en los hogares y municipios. En España, el agua consumida se ha incrementado en los últimos años, como consecuencia del desarrollo económico, urbano y del nivel de vida. Entre los usos no consuntivos del agua se encuentran la pesca, la acuicultura, la producción hidroeléctrica, la navegación y los deportes náuticos.
1.3.2. El balance hídrico
En España, los recursos hídricos proceden de las precipitaciones, que alimentan las aguas superficiales y los acuíferos. De su volumen total solo queda disponible un 32% debido a la fuerte evaporación. Aunque esta cantidad es todavía superior a la demanda de agua, existe un déficit hídrico anual en torno a 3000-4000 hm3, debido a la incidencia de una serie de problemas:
La irregular distribución de los recursos
Los ríos, constituyen la principal fuente de abastecimiento, presentan una fuerte irregularidad estacional e interanual y una desigual distribución espacial. Este hecho determina la presencia de cuencas con claros excedentes, cuencas con equilibrio entre recursos y demanda y cuencas con déficits evidentes. El agua procedente de los acuíferos, de la desalinización marina y de la reutilización de las aguas depuradas representa un volumen mucho menor.
La irregular distribución de la demanda
Esta se concentra en el área de mayor dinamismo económico y demográfico, el arco mediterráneo, cuyos recursos son escasos.
La insuficiencia de los embalses y las pérdidas de agua
El agua almacenada en los embalses no basta para cubrir una demanda en alza. A este problema se suman las importantes pérdidas anuales de agua motivadas por el uso de sistemas de riego inadecuados y por las fugas de las conducciones. Según los expertos, el déficit hídrico podría elevarse a mediados de siglo, si el cambio climático disminuye las precipitaciones en torno a un 10% y aumenta la temperatura entre 2 y 2.5ºC.
1.3.3. Las obras hidráulicas
Las obras hidráulicas son las infraestructuras construidas para regular los recursos hídricos y mejorar la calidad del agua.
Las obras para regular los recursos hídricos
- Embalses: son grandes extensiones de agua almacenada artificialmente detrás de una presa o barrera transversal a la corriente. La mayoría de los embalses privados se destinan a la producción eléctrica, y los estatales, a asegurar el abastecimiento agrario, urbano e industrial. Además, sirven para regular el caudal de los ríos y evitar inundaciones. No obstante, los embalses presentan ciertos problemas. Se aterran por la acumulación de sedimentos que disminuyen su capacidad.
- Canales de distribución: suman más de 15000 km. Su principal problema es la antigüedad o el mal estado de muchos tramos, causantes de fugas que suponen cuantiosas pérdidas de agua (un 20% en 2006).
- Trasvases: son transferencias de agua entre cuencas excedentarias y deficitarias. En la actualidad funcionan 38, entre los que destaca el del Tajo-Segura. Algunos generan conflictos entre las zonas receptoras y las zonas originarias del agua, reticentes a ceder sus recursos.
Otros recursos hídricos aprovechados son los siguientes: algunos lagos pirenaicos, localizados a más de 2000 metros de altitud, se aprovechan para producir energía hidroeléctrica. Los acuíferos se aprovechan mediante pozos y galerías para usos agrícolas, industriales y urbanos. El agua del mar se aprovecha mediante la técnica de la desalación. España ocupa el primer lugar de la UE. Las desaladoras se localizan en las zonas con más escasez de recursos hídricos. Sus principales problemas son el elevado consumo energético y la eliminación de la salmuera.
Las obras para mejorar la calidad del agua
son las plantas potabilizadoras, que tratan las aguas que se van a beber, y las plantas depuradoras, que tratan las aguas residuales para evitar que contaminen.
1.4. La vegetación como recurso
La vegetación también es imprescindible para la vida, dado que en la fotosíntesis absorbe el CO2 de la atmósfera y desprende oxígeno. Además, desempeña las siguientes funciones: proporciona recursos, como alimentos para las personas y para los animales, aporta materias primas para diversas industrias, suministra fuentes de energía y constituye un recurso para el ocio y el recreo. Contribuye a la protección y la mejora del medio ambiente, reduce la contaminación atmosférica, actúa como pantalla contra el ruido, aumenta las disponibilidades hídricas al proyectar sombra sobre las aguas, entre otros beneficios. Además, los bosques albergan una gran biodiversidad.
1.5. El suelo como recurso
El suelo influye en diversos aspectos de la actividad humana. El poblamiento ha preferido las áreas de suelos fértiles, y la construcción tradicional ha empleado los materiales del entorno. La producción agraria depende de la fertilidad del suelo, que en España es mediocre. Además, las características del suelo facilitan o dificultan el laboreo y la mecanización. Las infraestructuras resultan afectadas por algunas características del suelo.
2. Los riesgos naturales
2.1. Los riesgos geológicos
Proceden del interior de la tierra, en forma de seísmos y erupciones volcánicas, o del exterior, como los movimientos de ladera.
Los seísmos
o temblores de tierra se deben a la posición de la península en la zona de contacto entre las placas africana y euroasiática, por lo que amenazan principalmente al sur y el sureste peninsular.
Las erupciones volcánicas
se limitan a las islas Canarias de La Palma, El Hierro, Tenerife y Lanzarote.
Los movimientos de ladera
son rápidos desplazamientos de grandes masas de tierra o de rocas por una vertiente. Pueden ser de dos tipos: los deslizamientos, propios de regiones húmedas con fuertes pendientes cubiertas por hierba o prados, y los desprendimientos, que ocurren en vertientes cuya cima tienen lugar roturas de rocas y pueden desprenderse si se producen tensiones locales.
2.2. Los riesgos climáticos
Los riesgos climáticos más frecuentes son las inundaciones, motivadas por intensas precipitaciones caídas en poco tiempo o por la rápida fusión de la nieve, que afectan a las fachadas mediterránea y cantábrica. Las sequías son déficits pluviométricos temporales y prolongados respecto a las precipitaciones medias de un territorio, inciden en el sur y el sureste peninsular. Otros riesgos climáticos menos frecuentes son el granizo, las tormentas, las olas de frío o de calor, entre otros.
2.3. Las actuaciones frente a los riesgos naturales
Las actuaciones frente a estos riesgos naturales son de 4 tipos: la construcción de infraestructuras, la creación de sistemas de previsión y vigilancia en las áreas con más riesgo, las acciones de emergencia para proteger a la población cuando se produce un fenómeno extremo, y la prevención de los riesgos mediante el establecimiento de normas que los eviten y la educación e información de la ciudadanía.
3. La protección de los espacios naturales
3.1. Los espacios naturales protegidos
Las medidas frente a los problemas medioambientales se completan con la creación de espacios naturales protegidos. En España, la protección de espacios naturales empezó a principios del siglo XX, con la ley de parques nacionales. El criterio de selección se centraba únicamente en la belleza paisajística del lugar. A mediados del siglo empezaron a considerar otros criterios, como el biológico o el geológico. En 1975 se promulgó la primera ley de espacios naturales protegidos, vigente hasta 1989. Ese año se aprobó la actual ley de conservación de espacios naturales y de la flora y de la fauna silvestres, modificada en 1997. Sus objetivos son la conservación y restauración de los espacios naturales y la prevención para evitar su deterioro. La ley establece distintos tipos de espacios protegidos, a los que se suman otros creados por las comunidades autónomas.
Los parques
son áreas naturales poco transformadas por la explotación u ocupación humana que, por la belleza de sus paisajes, de su fauna o de sus formaciones geomorfológicas, poseen unos valores ecológicos, estéticos, educativos y científicos cuya conservación merece una atención preferente. La ley distingue entre los parques nacionales y los parques naturales.
Las reservas naturales
son espacios naturales creados con la finalidad de proteger ecosistemas, comunidades o elementos biológicos de especial rareza o fragilidad.
Los monumentos naturales
son formaciones naturales de notoria singularidad, rareza y belleza, como cuevas, cascadas, árboles, entre otros.
Los paisajes protegidos
son áreas preservadas por sus valores estéticos y culturales.
3.2. Otras medidas de protección
Otras actuaciones encaminadas a la protección medioambiental son la prevención mediante la evaluación del impacto medioambiental, la integración del medio ambiente en las demás políticas sectoriales y en la ordenación del territorio, el fomento de la educación medioambiental en la escuela, la implicación voluntaria de las empresas en la protección medioambiental, y la labor de organizaciones ecologistas que preconizan el desarrollo sostenible. Entre las organizaciones internacionales más conocidas se hallan Greenpeace y Amigos de la Tierra.
El proceso de ampliación
2.1. Las sucesivas ampliaciones
El número de miembros de la Unión Europea se ha ampliado de 6 a 27. Los requisitos para entrar, fijados en 1993, son poseer un sistema democrático, una economía de mercado en funcionamiento y la capacidad para asumir sus obligaciones como miembros. En 1951-1957, los 6 países fundadores fueron Francia, la República Federal de Alemania, Italia, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo. En 1973, la comunidad se extendió por el norte, con la entrada de Dinamarca, Irlanda y el Reino Unido. Entre 1981-1986 se amplió por el sur con la incorporación de Grecia y de Portugal y Francia. En 1995 entraron Suecia, Finlandia y Austria. En 2004 tuvo lugar la mayor ampliación de la historia, con la incorporación de las 3 repúblicas bálticas, cinco estados de Europa central y oriental y dos estados insulares mediterráneos. En 2007 se incorporaron Rumanía y Bulgaria. Son candidatos a entrar y los países de los Balcanes occidentales se están preparando para poder iniciar las negociaciones de ingreso. El Consejo decidió, en 2006, que no habrá nuevas ampliaciones hasta que la UE tenga la suficiente capacidad de absorción.