1. Paisajes Agrarios Españoles
Las transformaciones recientes vividas por las actividades agrarias en España han originado la aparición de nuevos paisajes agrarios, con prácticas agrícolas modernas y competitivas. Los paisajes agrarios españoles se caracterizan por su notable diversidad:
Factores que influyen en la diversidad
a) Factores físicos:
Influyen en los posibles cultivos de un territorio; la agricultura se basa precisamente en la explotación económica del potencial ecológico. Los factores físicos son muy variados: clima, topografía, tipos de suelos…
b) Factores humanos:
Los factores socioeconómicos interfieren y modifican la incidencia de los factores naturales.
2. Los paisajes agrarios de la España húmeda
2.1. El paisaje agrario de la España Atlántica:
Abarca el Norte y Noroeste peninsular. Su clima oceánico conjuga la humedad constante, con temperaturas suaves, salvo en montaña. A ello hay que añadir una topografía accidentada que dificulta el laboreo de las tierras. Predominan los bosques caducifolios y las praderas.
Estas condiciones naturales imponen una doble vocación agraria:
- La ganadera: principalmente de vacuno para leche, permitiendo el desarrollo de actividades industriales de derivados de la leche.
- La forestal: aprovechamiento del bosque para obtener madera y pasta de papel.
La superficie cultivada, de secano, ocupa poco espacio, con unos terrazgos cercados (paisaje de bocage), tradicionalmente dedicada al policultivo de autoconsumo y actualmente para cultivos de huerta y plantas forrajeras.
La estructura agraria es minifundista, predominando la explotación familiar.
Matices regionales: Las comarcas del interior de Galicia ofrecen unos rasgos más tradicionales con policultivo de autoconsumo y la fachada cantábrica presenta una actividad agraria más tecnificada y moderna.
Se aprecian dos modelos de poblamiento rural: uno responde al poblamiento concentrado de tipo aldea (Galicia, Asturias) y otro al modelo de poblamiento disperso, del tipo caserío (País Vasco)
2.2. El paisaje agrario de la España Montañosa:
Sus dedicaciones agrarias son la forestal (haya, castaño..) y la ganadera, de vacuno de orientación cárnica (bovina y ovino), en régimen extensivo.
Ahora han adquirido una nueva orientación económica, la turística o de ocio, a través de la práctica de los deportes de invierno (relacionados con la nieve) y también de verano (senderismo y montañismo).
3. Los paisajes agrarios de la España Interior
Comprende la Meseta y el Valle del Ebro. Se corresponde con el dominio del clima mediterráneo continentalizado, con fuerte contraste estacional y elevadas oscilaciones térmicas, escasas precipitaciones, aridez estival y abundantes riesgos de heladas y se caracteriza por sus grandes llanuras aptas para el cultivo.
Domina la dedicación agrícola, siendo el contraste secano-regadío. Los espacios más abundantes son los campos abiertos de secano, con la típica trilogía mediterránea (cereal, vid y olivo). En la franja más occidental se extienden las dehesas, grandes fincas que integran una triple dedicación: agrícola, ganadera y forestal.
Alcanzan también importancia los espacios dedicados a la producción ganadera. La ganadería ovina, tradicional en el interior; vacuno cárnico en zonas de montaña (Ávila) y en las dehesas. A ellas se ha añadido la ganadería estabulada (bovina, aviar (Valladolid) y porcina (Segovia). También hay aprovechamiento forestal, como la tierra de pinares soriana y segoviana. En cuanto a las estructuras agrarias, predomina la pequeña y mediana explotación de tipo familiar.
Matices regionales:
- Castilla-León y Aragón presentan una clara ordenación paisajística: en el centro de los valles del Duero y del Ebro, el regadío (remolacha, patatas, hortalizas y frutales); en sus cercanías llanas se ubica el viñedo de calidad (Rioja, Ribera del Duero..); y en las zonas montañosas están las tierras de prados y de bosques (ganado para carne).
- Castilla-La Mancha con la trilogía mediterránea y Extremadura y Salamanca presentan el peculiar paisaje de la dehesa.
Poblamiento: concentrado de pueblos pequeños o grandes.
4. Los paisajes agrarios Mediterráneos
Se localiza en el litoral mediterráneo y andaluz, con penetraciones interiores en el valle del Ebro y en el Valle del Guadalquivir. Su clima mediterráneo costero ofrece la ventaja ecológica de su integral térmica (altas temperaturas, gran insolación y ausencia de heladas). Grave es su aridez estival y escasez e irregularidad de precipitaciones, por lo que son necesarios los regadíos. Dispone de fértiles valles sedimentarios y terrenos litorales, terrenos en vertiente y cultivos mediante «abancalamientos». Se orienta a una agricultura intensiva de regadío, con producciones de hortalizas, de frutales y arroz.
Matices regionales:
- En Cataluña destaca la actividad ganadera, de tipo industrial (porcino, aviar y bovino); en el regadío, orienta sus producciones hacia el cultivo hortofrutícola en Lérida.
- En la región valenciana y la murciana destaca la huerta de hortalizas, frutales cítricos y de arroz, predominando la explotación familiar y grandes explotaciones capitalistas.
- Andalucía presenta un secano en el interior con su trilogía mediterránea y un regadío que van desde la más tradicional del valle del Guadalquivir a la más reciente de las hoyas litorales (los «enarenados»)
- Las zonas del interior se orientan hacia cultivos de secano (cereal y árboles frutales como el almendro, la higuera…)
La ganadería no ha sido importante en la zona mediterránea costera
El poblamiento: concentrado («agrovillas») y disperso; zonas de regadío pequeñas explotaciones y de secano, grandes fincas (los cortijos)
5. Los paisajes agrarios de las Islas Canarias
Presenta un relieve accidentado de origen volcánico y un clima cálido, con precipitaciones escasas.
En las áreas litorales, escasa proporción de tierras labradas con cultivos de regadío. y un uso importante de cultivos bajo plástico (plátano, tomate, patata, papaya, aguacate, mango, piña).
En las zonas medias y altas predomina un secano interior con cultivos de autoconsumo (patatas, viñedo y ganadería ovina y caprina).
Predomina el poblamiento concentrado laxo, en aldeas y caseríos.