Migraciones en España: Evolución Histórica y Causas

Los Movimientos Migratorios

Los movimientos de población en el espacio se denominan migraciones y son decisivos para conocer el crecimiento real. La emigración de su lugar de origen repercute negativamente en el crecimiento natural porque hace descender la fecundidad y aumenta la mortalidad por envejecimiento de la población que se queda.

La inmigración o llegada de población a un lugar de destino favorece el crecimiento natural, ya que aumenta la natalidad y desciende la mortalidad. El balance de emigración e inmigración se denomina saldo migratorio. Un aspecto destacado de la población española es su movilidad hacia otros países de África, América o Europa.

Las razones que mueven a las personas a desplazarse pueden ser diversas. Por ello, hay que atender a un contexto económico y social. En general, existe una motivación económica: la búsqueda de un empleo en otro lugar, que permita mejorar la situación económica y, en consecuencia, las condiciones de calidad de vida y bienestar social.

Emigración desde España

La emigración al norte de África fue importante durante el siglo XIX. El principal país destinatario fue Argelia y los emigrantes procedían de las provincias de Alicante, Murcia y Almería, eran agricultores y mineros que abandonaron sus lugares por las duras condiciones de vida.

La emigración a Ultramar fue importante durante la primera mitad del siglo XX. Los países de destino fueron Argentina, Cuba, Brasil, México y Uruguay. Estuvo protagonizada por campesinos gallegos, asturianos y canarios de escasos recursos. La emigración a Latinoamérica se prolongó hasta los años 1930, época en la que la crisis económica obligó a sus países a poner restricciones a la entrada de extranjeros.

La emigración a Europa fue muy importante entre los años 1960 y 1970. La emigración española a Europa tuvo como país casi exclusivo a Francia. Fue una corriente de agricultores que acudían a satisfacer las necesidades de mano de obra del campo francés y que se incrementó con los españoles que se vieron obligados a emigrar a causa de la guerra civil. La finalización de la Segunda Guerra Mundial y el periodo de reconstrucción que se inicia en los países contendientes, marcará una nueva fase en la emigración de españoles a Europa. La necesidad de mano de obra en países como Francia, Alemania o Suiza, junto con el excedente demográfico y las deficientes condiciones económicas y sociales reinantes en España, fueron los factores que impulsaron las nuevas oleadas emigrantes hacia Europa.

Consecuencias de las migraciones exteriores

  • Reducción de la presión en el mercado laboral: gracias a la emigración se alivió el volumen de la población en paro.
  • Alivio de la presión demográfica: se estima que salieron unos dos millones de personas lo que contribuiría a aminorar las tasas de fecundidad.

Entre las repercusiones negativas destacan:

  • Los costes demográficos que supuso la pérdida de población joven que provocaría el envejecimiento de la población y la caída de la fecundidad.
  • Los costes sociales no fueron menores: ruptura familiar en la mayoría de los casos por ser solo el cabeza de familia el que emigraba, difícil adaptación en el país de destino debido al bajo nivel cultural del emigrante.
  • Los ahorros de los emigrantes no servirán para regenerar riqueza, al ser invertidos de forma mayoritaria en bienes inmuebles o gastados en bienes de consumo.
  • Los costes económicos se harán patentes en el despoblamiento de las áreas de origen, con el consecuente abandono de las tierras y de las infraestructuras.

Las migraciones interiores

El desplazamiento de personas entre las distintas provincias y regiones de España, desde las áreas rurales a las urbanas, es uno de los fenómenos demográficos de mayor importancia de los últimos tiempos. El proceso de industrialización y urbanización será el causante de las migraciones interiores, que se desarrolla en España con toda su intensidad.

Tipos de migraciones interiores:

  • Estacionales o temporales: de duración limitada y carácter cíclico. Entre ellas la trashumancia.
  • Definitivas o de larga duración: entre las que encontramos el éxodo rural, migraciones interurbanas, suburbanas, traslado de ciudades o zonas rurales cercanas.
  • Movimientos habituales periódicos: motivados por trabajo, ocio, de uno o varios días de duración. Las ligadas al trabajo se llaman movimientos pendulares.

Evolución histórica de las migraciones interiores

Respecto a la evolución histórica hay que señalar dos etapas:

  • A principios del siglo XX, la cuantía de estos desplazamientos no fue grande, no obstante, la industrialización de Barcelona y el País Vasco y las obras públicas iniciadas en otras grandes ciudades durante la dictadura de Primo de Rivera intensificaron las migraciones interiores, pero la Guerra Civil y los años de posguerra hicieron disminuir los desplazamientos. Las zonas migratorias pertenecían a Galicia, las dos Castillas, Aragón y Andalucía Oriental, mientras que las receptoras de emigrantes fueron Cataluña, Levante, el País Vasco, Andalucía Occidental y Madrid.
  • En los años 1960 y 1970 se producen importantes migraciones interiores. Durante unos 25 años, la media fue de más de 360.000 emigrantes anuales. Las provincias más beneficiadas por la afluencia de migrantes fueron Madrid, Barcelona y Valencia, a las que siguieron Vizcaya, Girona, Tarragona, Alicante y Sevilla, las regiones generadoras de emigrantes fueron Extremadura, Castilla La Mancha y Andalucía Oriental. En los últimos años, las migraciones interiores han variado en intensidad y comportamiento geográfico. El éxodo rural es sustituido por desplazamientos de población entre los diferentes centros urbanos.

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