Migraciones en España: Evolución Histórica, Impacto y Retos Actuales

Migraciones en España

Inmigración

Desde 1980, y más aún desde 1995, España se ha convertido en un país receptor de inmigrantes, alcanzando los 5,2 millones entre nacionalizados, inmigrantes legales e ilegales. Diversos factores han influido en este fenómeno:

  • Necesidad española de mano de obra.
  • Regularizaciones de inmigrantes en situación irregular (2002, 2005).
  • Reagrupación familiar (2001).
  • Posición de España como puerta de entrada a Europa.

A estos factores se suman la llegada de jubilados comunitarios que buscan un clima cálido y jóvenes europeos en busca de trabajo, así como inmigrantes procedentes de Marruecos, Ecuador, Colombia, China y Pakistán.

El marco legal que regula la inmigración en España se basa en la política de la UE sobre asilo e inmigración y la Ley de Extranjería. Sus objetivos principales son:

  • Lucha contra la inmigración ilegal y regulación de los flujos migratorios.
  • Colaboración con países emisores y de tránsito.
  • Integración de los inmigrantes.

Migraciones Interiores

Tradicionalmente, las migraciones interiores en España se caracterizaban por el desplazamiento de jóvenes campesinos en busca de trabajo. Estas migraciones, hasta la década de 1960, solían ser estacionales y temporales, dirigidas a otras áreas rurales durante épocas de siega y recolección, o a la ciudad cuando escaseaba el trabajo en el campo.

El éxodo rural, la emigración definitiva del campo a la ciudad, se produjo desde regiones rurales hacia zonas industriales y turísticas. Este fenómeno comenzó a principios del siglo XX, se estancó durante la Guerra Civil y la posguerra, y alcanzó su punto álgido entre 1950 y 1975. Factores como el crecimiento demográfico, la mecanización del campo, el desarrollo industrial y el boom turístico impulsaron este éxodo. Con la crisis económica, el éxodo rural se estancó y en la actualidad es muy bajo.

Las migraciones interiores han generado desequilibrios territoriales, provocando despoblación y envejecimiento en el interior, y alta densidad y congestión en la periferia. Actualmente, se observan migraciones más diversas.

Migraciones Exteriores

La emigración transoceánica a América Latina fue un fenómeno permanente y en gran medida asistido. Su mayor auge se produjo entre mediados del siglo XIX y la Primera Guerra Mundial, impulsada por la necesidad de mano de obra en América para poblar, explotar recursos y crear infraestructuras. Los emigrantes eran principalmente varones jóvenes con baja cualificación procedentes de Galicia, Asturias y Canarias, que se dirigían a Argentina (agricultura en la Pampa), Cuba (plantaciones de azúcar) y Brasil (plantaciones de café). Esta corriente migratoria decayó en el periodo de entreguerras y se recuperó entre 1945 y 1960, transformándose en una emigración más familiar y cualificada, desde Galicia y Canarias hacia Venezuela (petróleo), Argentina y Brasil (industria).

A partir de 1960, la emigración a Europa se convirtió en la opción preferida. El auge de la emigración a Europa se produjo entre 1950 y 1973, impulsado por la amplia oferta de empleo en la Europa del bienestar, el crecimiento demográfico en España, la mecanización del campo, la insuficiente industrialización y el apoyo estatal a la emigración.

Crecimiento Demográfico

El crecimiento demográfico, resultado del balance entre nacimientos y defunciones, se mide a través de diversas tasas. En España, la natalidad ha descendido de forma suave pero discontinua, especialmente entre 1930 y 1960, debido a la crisis de los años 30, la Guerra Civil y la Autarquía. En contraste, la década de 1960 experimentó un baby boom.

La mortalidad, por su parte, ha descendido de forma brusca y continua gracias a la mejora del nivel de vida y los avances médicos.

A partir de 1975, el crecimiento de la población española es bajo debido a la baja natalidad, a pesar de la alta esperanza de vida. El retraso en la edad de matrimonio, la incorporación de la mujer al trabajo y el cambio de mentalidad son factores que explican la baja natalidad, aunque la inmigración ha contribuido a una ligera recuperación.

La mortalidad se mantiene en niveles muy bajos gracias a los avances en sanidad, aunque se observa un ligero aumento debido al envejecimiento de la población.

Las diferentes estructuras por edades generan desequilibrios territoriales. Se observa un mayor crecimiento en regiones tradicionalmente natalistas o con alta inmigración, mientras que las regiones con fuerte emigración anterior o afectadas por la crisis de 1975 presentan un menor crecimiento.

Morfología y Estructura Urbana

La morfología o aspecto externo de una ciudad depende de su emplazamiento, situación, plano, construcción (trama y edificación) y usos del suelo. La estructura urbana se refiere a la división de la ciudad en áreas con forma y funciones diferentes: casco antiguo, ensanche y periferia.

El Casco Antiguo

El casco antiguo corresponde a la ciudad preindustrial, caracterizada por murallas, trama urbana cerrada, casas unifamiliares y usos del suelo diversos. Durante la época industrial, el casco antiguo experimentó transformaciones: las murallas se sustituyeron por rondas, se alinearon calles, se crearon plazas y grandes vías, y se construyeron bloques de viviendas. Como resultado, una parte del casco antiguo se renovó y se convirtió en una zona cara, comercial y de negocios, mientras que otra parte se degradó.

El Ensanche Burgués

El ensanche burgués surgió en la época industrial con un plano en damero, trama de baja densidad, buenas infraestructuras, buena accesibilidad y uso principalmente residencial.

Barrios Obreros y Barrios Ajardinados

En la época industrial también se desarrollaron barrios obreros y barrios ajardinados, junto con áreas fabriles. Estos barrios se caracterizaban por un plano caótico, trama cerrada y densa, viviendas de baja calidad y usos del suelo entremezclados. En la actualidad, algunos de estos barrios se han revalorizado debido a su ubicación céntrica.

La Periferia

La periferia urbana incluye barrios residenciales, áreas industriales y zonas de equipamiento. Los barrios residenciales son diversos: antiguos barrios de chabolas, barrios de promoción oficial de las décadas de 1940 a 1960, barrios de promoción privada con trama abierta de las décadas de 1960 y 1970, y barrios de manzana cerrada o con viviendas unifamiliares de las décadas de 1980 y 1990.

Aglomeraciones Urbanas

El crecimiento de algunas ciudades ha dado lugar a la formación de aglomeraciones urbanas:

  • Área metropolitana: aglomeración formada por una ciudad principal y varios municipios con los que mantiene relaciones socioeconómicas.
  • Conurbación: aglomeración urbana continua formada por el crecimiento de dos o más áreas metropolitanas (ejemplo: Málaga-Marbella).
  • Región urbana: aglomeración urbana discontinua y densa formada por ciudades variadas (ejemplo: centro de Asturias).
  • Megalópolis: aglomeración urbana discontinua de extensión suprarregional (ejemplo: eje mediterráneo).

Sistema Urbano Español

Un sistema urbano está formado por ciudades y sus relaciones. Las ciudades se caracterizan por su tamaño y funciones, que determinan su área de influencia. En España, se pueden distinguir diferentes niveles en el sistema urbano:

  • Metrópolis nacionales: con más de 3 millones de habitantes, funciones especializadas, influencia nacional y relaciones con metrópolis europeas (Madrid y Barcelona).
  • Metrópolis regionales: con 0,5-1,5 millones de habitantes, funciones especializadas e influencia regional (Valencia, Sevilla, Bilbao, Málaga y Zaragoza).
  • Metrópolis subregionales: con 200-500 mil habitantes e influencia subregional.
  • Ciudades medias: con 50-200 mil habitantes, influencia provincial y servicios comerciales y administrativos.
  • Villas: con 10-50 mil habitantes, pocas funciones e influencia comarcal.

El sistema urbano español se caracteriza por una gran aglomeración en el centro (Madrid), rodeada por ejes urbanos periféricos y un interior poco urbanizado:

  • Eje gallego: especializado en comercio.
  • Eje cantábrico: tradicionalmente especializado en industria, aunque ha perdido importancia.
  • Eje mediterráneo: el más dinámico, con industria diversificada y gran peso de los servicios (turismo).
  • Eje del Ebro: dinámico, con equilibrio entre industria y servicios.
  • Eje andaluz: con dos vertientes: el litoral, dinámico y especializado en comercio, turismo y agricultura tecnificada; y el interior, menos dinámico y ligado a la agricultura y el turismo.

El interior peninsular y las islas carecen de ejes urbanos integrados.

Desde 1980, el sistema urbano español ha experimentado cambios debido a la implantación de las autonomías, la integración en Europa y las transformaciones en la economía mundial.

En la jerarquía urbana europea, se distinguen diferentes niveles de ciudades: metrópolis globales, locomotoras europeas (Madrid y Barcelona), metrópolis dinámicas con potencial (Bilbao, Valencia y Palma) y metrópolis débiles (Sevilla). El sistema urbano europeo se articula en torno a varios ejes. España no se encuentra en el eje más dinámico, la gran dorsal europea, pero sí forma parte del dinámico arco mediterráneo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *