El desplazamiento de personas entre las distintas provincias y regiones de España, desde las áreas rurales a las urbanas, es uno de los fenómenos geodemográficos de mayor importancia de los últimos tiempos.
El proceso de industrialización y urbanización será el causante de las migraciones interiores, que se desarrolla en España con toda su intensidad entre los años 1960 y 1970.
Tipos de Migraciones Interiores
Existen varios tipos de migraciones interiores:
- Estacionales o temporales: de duración limitada y carácter cíclico. Entre ellas la trashumancia, las realizadas por agricultores para la vendimia…
- Definitivas o de larga duración: entre las que encontramos el éxodo rural, migraciones interurbanas (entre pequeñas y medianas ciudades), suburbanas, traslado de ciudades a zonas rurales cercanas.
- Movimientos habituales: periódicos y habituales, motivados por trabajo, ocio, de uno o varios días de duración. Las ligadas al trabajo se llaman movimientos pendulares.
Evolución Histórica
Las migraciones interiores presentan dos etapas: la primera transcurre desde el siglo XIX hasta 1950; la segunda, desde esa fecha hasta el presente.
a) Desde el siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX
La cuantía de estos desplazamientos no fue grande; no obstante, la industrialización de Barcelona y el País Vasco y las obras públicas iniciadas en otras grandes ciudades durante la dictadura de Primo de Rivera intensificaron las migraciones interiores, pero la Guerra Civil y los años de posguerra hicieron disminuir los desplazamientos.
Las zonas migratorias pertenecían a Galicia, las dos Castillas, Aragón y Andalucía oriental, mientras que las receptoras de emigrantes fueron Cataluña, Levante, el País Vasco, Andalucía occidental (Sevilla) y Madrid.
b) En los años 1960 y 1970
Se producen importantes migraciones interiores. Se calcula que entre 1960 y 1985 unos 12 millones de personas emigraron de su lugar de origen. Durante esos 25 años, la media fue de más de 360.000 emigrantes anuales.
Las provincias más beneficiadas por la afluencia de emigrantes fueron Madrid, Barcelona y Valencia, a las que siguieron Vizcaya, Girona, Tarragona, Alicante y Sevilla. Las regiones generadoras de emigrantes fueron Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía oriental.
Nuevas Tendencias
En los últimos años, las migraciones interiores han variado en intensidad y comportamiento geográfico. Estas son las novedades más sobresalientes:
- La progresiva ampliación de las provincias con saldos migratorios positivos y la pérdida de la polarización en los lugares de destino que presentaba anteriormente el fenómeno migratorio.
- La reconversión de áreas tradicionalmente de inmigración en áreas de emigración, debido a la salida de antiguos emigrantes; son los llamados «emigrantes retornados».
- El éxodo rural es sustituido por desplazamientos de población entre los diferentes centros urbanos.
- Varía también el tipo de emigrante: el actual pertenece de forma mayoritaria al sector servicios.
Consecuencias de las Migraciones Interiores
Las repercusiones de las migraciones interiores se dejan sentir especialmente en los planos demográfico, social y económico.
a) Zonas de Atracción
Para las zonas que actúan como focos de atracción, los emigrantes suponen un cambio positivo sobre el crecimiento real, la estructura demográfica y la dinámica natural. Los emigrantes se convierten en la base del crecimiento demográfico de muchas áreas urbanas, tanto por el aporte directo que suponen como por su repercusión sobre la fecundidad, al ser una población mayoritariamente joven. Así, la estructura por edad se ve rejuvenecida; la población activa, incrementada; y la natalidad y la fecundidad, revitalizadas. En el plano social, el aporte de nuevos contingentes es considerado como un factor que acentúa la riqueza y la diversidad cultural; en el plano económico, se produce una mejora en la oferta de mano de obra y una mayor concentración de recursos humanos.
Pero también las zonas de inmigración se ven obligadas a asumir nuevos costes para satisfacer las demandas de una población en crecimiento: nuevos equipamientos e infraestructuras, mayor número de viviendas, etcétera.
b) Zonas de Emisión
Las zonas de emisión de emigrantes sufren repercusiones de carácter más negativo que positivo. Demográficamente, se produce un descenso de la población, el envejecimiento de su estructura y la caída de la fecundidad; en el plano económico, un empobrecimiento de los recursos humanos y una reducción de las actividades económicas. La emigración supone una mejora de la renta para los que permanecen.
Globalmente, las migraciones interiores han sido las causantes de fuertes desequilibrios en la distribución de la población; en consecuencia, han propiciado la aparición de zonas de fuerte concentración poblacional frente a la desertización demográfica de otras.