La vegetación de España:
La vegetación es consecuencia directa de la climatología, del relieve y de la naturaleza de los suelos, aunque también en los últimos años la acción del ser humano está teniendo un importante carácter modificador. A pesar del retroceso que han significado los últimos años, en los que se han llegado a talar 1 millón de hectáreas de especies autóctonas. España todavía alberga una gran variedad de paisajes vegetales, con una riquísima biodiversidad. El clima, el relieve y los suelos se interrelacionan para crear una flora enormemente diversificada en España, siendo ésta su principal característica.
Factores que influyen en la vegetación:
El clima es el factor más importante de los 4. Las precipitaciones, las temperaturas y otros elementos climáticos condicionan mucho la vegetación española. Al igual que en otros aspectos, en la vegetación española se observa la diferencia entre el carácter atlántico y mediterráneo, aunque triunfa este último, pues las 3/4 partes de la península tienen vegetación de dominio mediterráneo.
El relieve es el segundo factor más importante de la vegetación. Su influencia es doble, por un lado, la altitud y por otro la orientación. La altitud genera una estratificación vegetal en pisos, ya que a mayor altitud más precipitaciones y menos temperaturas. La exposición de las vertientes al sol también condiciona el desigual desarrollo de la vegetación. Las laderas orientadas al sur (solanas) tienen unas temperaturas más altas, mientras que las orientadas al norte (umbría) tienen más humedad. La vegetación de cada montaña está condicionada por el lugar donde se encuentra, una estratificación general empezaría con un piso base de encinas, un piso montano de hayas y robles, un piso subalpino de pino negral y después prados y herbazal. Las montañas más altas estarían culminadas por un piso nival.
Los suelos también tienen una enorme influencia sobre la vegetación. La variedad de climas y rocas tiene su correspondencia en los distintos tipos de suelos, que son el elemento orgánico mineral que enlaza el roquedo con la vegetación y posibilita el crecimiento de unas plantas u otras. Por ejemplo, los suelos silíceos son muy apropiados para el alcornoque, mientras que los calizos lo son para la encina.
La acción antrópica (de los seres humanos) ha influido notablemente en la vegetación española a lo largo de la historia. La Edad Media nos ofrece la primera actuación masiva contra los bosques, bien para usar la madera como arma bélica o para efectuar roturaciones para la agricultura dentro del proceso de repoblación.
En la Edad Moderna la destrucción de los bosques siguió un ritmo galopante, en gran parte por la necesidad de madera para la construcción de barcos y por la necesidad de aumentar las tierras de cultivo. El siglo XIX conoció la desforestación más intensa debido a la desamortización, pasando la mayoría de los bosques a manos privadas.
El siglo XX se caracteriza por una política más conservacionista. En este siglo se ha actuado para repoblar los bosques, pero la repoblación se efectuó con especies no autóctonas y los logros fueron mediocres. Los bosques han sido muy afectados por incendios y plagas. En los últimos años se está llevando a cabo una repoblación con criterios medioambientales que recogen las directrices de la UE, que es partidaria de una disminución de las actividades agrícolas y del aumento de los espacios forestales, potenciando las especies autóctonas.
Elementos de la vegetación española.
La vegetación está integrada por las formaciones vegetales o grupos de vegetación individualizados por el tamaño y la fisonomía de sus especies. Los tres tipos básicos son el bosque, el matorral y el prado o estepa. La etapa final de la evolución de las especies vegetales es el bosque. En España existen tres grandes tipos de bosques, correspondiéndose con los tres grandes dominios. El bosque caducifolio o de frondosas (propio del clima oceánico y formado por árboles de hoja caduca), el bosque esclerófilo o mediterráneo (formado por árboles de hoja perenne) y el bosque canario. El bosque es una formación natural compuesta por tres elementos: los árboles, el sotobosque o arbustos y el suelo o las herbáceas. En España la intervención del hombre ha hecho que el porcentaje de vegetación natural sea muy escaso y predomine la vegetación degradada. Las colonizaciones forestales, las roturaciones agrícolas, los incendios y el pastoreo han sido los principales causantes de la merma del bosque caducifolio y mediterráneo, posibilitando que otras especies como las coníferas o los eucaliptos sustituyan a las especies autóctonas. Cuando el bosque se deteriora es sustituido por una formación de matorrales, que en el caso del caducifolio se denomina landa y en el del mediterráneo se llama garriga. En un estado superior de degradación aparecen la pradera y la estepa, donde predominan las plantas aromáticas.
Grandes áreas biogeográficas y principales especies.
La diferencia en los climas peninsulares, especialmente en las precipitaciones, genera tres regiones biogeográficas: la región eurosiberiana, la mediterránea y la macaronésica de Canarias.
La región eurosiberiana.
Se localiza en la franja norte de la península. Desde el norte de Portugal hasta el norte de Gerona, ocupando gran parte de Galicia, la vertiente norte de la cordillera cantábrica, norte de Navarra, País Vasco y norte de Aragón y Cataluña. El bosque caducifolio está compuesto por árboles altos, con tronco liso y con hojas grandes que caen en otoño. Este tipo de bosque posee una vegetación muy frondosa, pero pocas especies (flora). Las especies más características son el roble y el haya, mientras que en el sotobosque crecen helechos y musgos, en un ambiente sombrío causado por las copas de los árboles. El haya exige humedad y no tolera los valores extremos en las temperaturas, por ello se sitúa en los valles y en zonas de media y baja montaña, siendo el árbol por excelencia de las montañas frescas y húmedas. Es un árbol de montaña con madera dura y de buena calidad, empleándose para elaborar muebles y utensilios de buena calidad. A medida que avanza su regresión, el haya está siendo sustituida por el pino silvestre. Se localiza principalmente en la Cordillera Cantábrica y los Pirineos.
El roble tampoco soporta valores térmicos extremos y exige menos humedad que el haya, por lo que se suele situar en zonas más bajas que el haya. Su madera dura se utiliza para la construcción y para la fabricación de muebles y barcos. Está siendo sustituido progresivamente por el pino Monterrey, debido a su aprovechamiento en la industria papelera. Se localiza principalmente en Galicia y la Cordillera Cantábrica.
Especies secundarias, landas y prados, el castaño, el fresno, el tilo, el olmo y el avellano son especies que se localizan en esta región. Sobre todo el castaño ha ganado mucho terreno a costa del roble, ya que a la utilización de su madera se le suma la utilización de su fruto. Cuando el bosque caducifolio es degradado por sobreexplotación o incendios aparece la landa, una densa vegetación de arbustos y matorrales que pueden llegar a tener 4 metros de altura. Sus especies más abundantes son rosales, zarzamoras y la retama. También han adquirido gran significación las praderas, que se utilizan en su mayor parte para el pasto de ganado. El bosque atlántico está reducido hoy a una extensión equivalente al 10% de la superficie potencial.
La región mediterránea.
Ocupa la mayor parte de la península y las islas baleares, salvo los Pirineos, cornisa Cantábrica y Galicia. Sus formaciones están adaptadas a la sequía estival mediante diversos mecanismos, como el desarrollo de largas raíces, las hojas perennes y esclerófilas (duras y coriáceas), mecanismos para evitar la transpiración (tamaño pequeño, revestimientos, espinas…). Debido a las difíciles condiciones ambientales, la vegetación mediterránea tiene un crecimiento muy lento, alcanzando su techo al cabo de siglos, esta es una de las razones por la que las especies naturales o autóctonas están siendo sustituidas por otras como el pino o el eucalipto, siendo el bosque que más retroceso ha sufrido.
Bosque PerennifolioEstá formado por árboles de mediana altura, con troncos no rectilíneos, de corteza gruesa y cuyas ramas crean amplias copas. Son fundamentalmente encinas, alcornoques, sabinas, enebros… Al encontrarse los árboles bastante separados unos de otros, posee un rico sotobosque, ya que la luz penetra con relativa facilidad, apareciendo especies arbustivas como el madroño y una gran variedad de especies aromáticas. Este bosque se encuentra en la actualidad muy degradado (lo que ahora son campos de vid, olivo o trigo antes eran encinas o alcornoques). Actualmente se está intentando su preservación con el fundamento del sistema de dehesa. Este tipo de bosque abierto es una alternativa de conservación ante el retroceso del bosque cerrado de encinas.
La encina es el árbol más característico y extendido del clima mediterráneo. Es resistente a la sequía y se adapta a todo tipo de suelos. Su madera, muy dura y resistente, se utiliza para la carpintería y el carboneo, y la bellota para la alimentación del cerdo ibérico. Los bosques de encinas mejor conservados se encuentran en Sierra Morena, Extremadura y la Sierra de Guadarrama.
El alcornoque es un árbol que tiene más requisitos que la encina, necesita que los inviernos no sean muy extremos y, sobre todo, necesita cierta humedad (por encima de los 500 mm), además suele darse en terrenos silíceos. Su localización es en el oeste peninsular, aunque también se da en sectores del sur de Andalucía (Cádiz y Málaga), al noreste de Cataluña y en Castellón. Su madera muy dura se utiliza para la fabricación de toneles y barcos, y su corteza para la obtención del corcho en ciclos de 8 años.
El pino es una especie secundaria que ha sustituido en gran parte a la encina y el alcornoque, debido a su capacidad de adaptación a todo tipo de condiciones climáticas, a su crecimiento rápido y a su aprovechamiento económico (madera y papel). El matorral no es una formación clímax, sino el resultado de la degradación del bosque por la acción del hombre. Presenta dos tipos; la maquia y la garriga. La maquia es una formación arbustiva densa, de más de 2 metros de altura. La garriga está formada por arbustos y matorrales de poca altura, que dejan zonas sin cubrir, donde aparece la roca. Especies características son el romero, la aliaga y el espliego.
La estepa se localiza en el sureste español, donde la sequía impide el crecimiento de árboles y la garriga ha sido degradada por el hombre. Está formada por hierbas bajas, entremezcladas con arbustos espinosos, discontinuos y bajos. Entre sus especies destacan el palmito, el tomillo, espliego, la lavanda, el esparto y el espárrago.
La región canaria (macaronésica).
La gran característica del clima canario es su diversidad y la existencia de numerosos endemismos y reliquias. La diversidad viene dada por el carácter volcánico y montañoso de las islas, produciéndose la típica estratificación basal de la montaña. En cuanto a los endemismos, su alta presencia viene dada por el carácter insular de las islas. No obstante, la vegetación de las islas Canarias también está marcada por la vegetación macaronésica, especies mediterráneas o africanas. Los bosques más característicos son los de laurisilva, bosques terciarios de hoja dura que cubren aún extensas zonas de las islas, que se dan en unas óptimas condiciones de humedad debido al «mar de nubes» que forman los alisios, los xerófilos. Entre las especies macaronésicas destaca el drago o la palmera. El tercer elemento característico es el pino canario, por encima de la laurisilva y con menos humedad.
Formaciones vegetales particulares.
Se dan dentro de cualquiera de las 3 regiones, pero poseen características muy especiales; las de ribera de los ríos, por su humedad, y las de montaña por el gradiente térmico y el aumento de las precipitaciones según aumenta la altura. La presencia constante de agua en la ribera de un río hace que aparezcan especies que sólo se puedan dar allí, con una altura y verdor que contrastan con el entorno. Se disponen en franjas paralelas al río, desde las que están en contacto con el agua.
Política ambiental de la Unión Europea en materia de espacios naturales.
La política medioambiental de la Unión Europea tiene 3 características generales: primar la política de prevención de problemas medioambientales, coordinar las políticas medioambientales de los estados miembros y promulgar una serie de normas relativas a problemas medioambientales y cuidar de su cumplimiento.