La Economía Mundial en el Siglo XX: La Época de la Segunda Revolución Tecnológica
La Segunda Revolución Tecnológica
La organización científica del trabajo y los cambios en la organización empresarial
La fabricación mediante piezas estándar se perfeccionó gracias al trabajo en cadena y la organización científica del trabajo o taylorismo. El siguiente paso fue la mecanización del montaje; la cadena de montaje es una máquina de personas que hoy en día se ha convertido en robots.
Taylor propone analizar las operaciones necesarias para el montaje de un objeto y dividir estas operaciones en movimientos sencillos y de igual duración. Para facilitar el proceso, el objeto a montar se desplaza de un trabajador a otro mediante una cinta transportadora.
Ventajas de la cadena de montaje:
- Eliminación de tiempos muertos en la jornada laboral.
- Aumento de la productividad del trabajo.
- Control del personal no especializado.
Todo ello conlleva a la disminución de costes.
Inconvenientes:
- Descualificación del trabajador.
- Aumento de la fatiga tanto mental como física.
Esto supone el aumento del salario y disminución de la jornada laboral.
La aparición de nuevos y mejores transportes facilitó el acceso al mercado, lo que supone el aumento de la dimensión empresarial. Aparecieron nuevos tipos de empresas y agrupaciones empresariales, también nuevas innovaciones en la forma de gestionar la producción, comercialización e investigación.
La característica principal de las condiciones del mercado de la Segunda Revolución Tecnológica es la aparición de la gran empresa dedicada a la producción y distribución en masa, que le permite aprovechar las economías de escala en la producción y circulación del capital.
Para evitar la competencia se puede realizar mediante acuerdos entre empresas, dichos acuerdos se llaman cárteles o consorcios, y son ilegales en muchos países.
Los problemas de gestión y organización de una empresa pueden afectar negativamente la competitividad de dicha empresa. Las nuevas empresas son sociedades anónimas, y en muchas de ellas la propiedad no participa en la gestión, porque para controlarlas se necesita gran cantidad de comunicaciones y contabilidades internas.
La culminación de la revolución demográfica en el sector agrícola
Uno de los cambios más destacados es la desaparición casi total en Europa de la agricultura de autoconsumo por una agricultura dirigida al mercado, que hace uso intensivo de inputs externos, especialmente de capital. Entre 1880 y 1980 la productividad del trabajo agrario se multiplicó por más de 20 en EEUU. En los países europeos y Japón el multiplicador se localiza en 15. Hoy en día, menos de la mitad de la población económicamente activa se dedica a tareas agrícolas, hace seis décadas eran dos terceras partes.
El elemento más destacado del desarrollo agrario de los últimos cien años ha sido la multiplicación tanto de los rendimientos obtenidos de la tierra como de la productividad del trabajo. La selección de semillas supuso la introducción de semillas híbridas: productos de laboratorio de rendimientos superiores y más resistentes a las plagas que las naturales, que pueden adaptarse a cada suelo y clima.
En cuanto al ahorro de trabajo, la innovación más destacada fue la difusión del tractor. Los primeros tractores aparecen en EEUU en 1905, en Gran Bretaña se difundieron después de la Primera Guerra Mundial, en la Alemania nazi y la URSS en 1930, y en Europa pasada la Segunda Guerra Mundial. También han tenido importancia las recolectoras; las primeras cosechadoras aparecen en EEUU en 1916.
En muchas empresas la finalidad del cultivo era la alimentación del ganado para producir carnes y lácteos. En el siglo XX, se produjo la expansión de algunos productos tropicales por todo el mundo, que eran monopolizados en algunos países o zonas.
La Culminación de la Revolución Demográfica
La población en los países ricos
Los problemas demográficos de los países ricos proceden de su baja natalidad. La crisis de los años 30 y su posterior recuperación fueron por razones económicas. En los años 60, el descenso fue por razones distintas, relacionadas con las nuevas formas de concebir el concepto de familia, trabajo y ocio.
Las consecuencias de estos comportamientos son el envejecimiento de la población y la falta de mano de obra para trabajos más incómodos y peor remunerados, que exigen el recurso a la inmigración. El interrogante que genera la situación demográfica es si el crecimiento bajo o negativo y el envejecimiento de la población afectarán negativamente el crecimiento económico.
Existe el temor de que se produzca el estancamiento de la demanda, el aumento del índice de dependencia de la población no trabajadora frente a la trabajadora y la reducción en la calidad de la fuerza del trabajo. Todo esto produciría disminución de capital y efectos negativos sobre el progreso tecnológico. Pero la experiencia histórica y las proyecciones del futuro no parecen seguir estos planteamientos pesimistas.
Los problemas demográficos de los países pobres
Los países no avanzados tienen en común, desde el punto de vista demográfico, un crecimiento que a partir de 1930 duplica los índices más elevados obtenidos en los países avanzados. El aumento de la población es superior al capital, agua y tierra disponibles, y los gastos de sanidad y educación aumentan. También disminuye la capacidad de ahorrar y la inversión.
La tecnología extranjera es la responsable del descenso de la mortalidad, el aumento de la población y la posibilidad de crecimiento. Las densidades de poblaciones elevadas provocan economías de escala en el transporte, la comunicación y la agricultura. La educación y la urbanización provocan cambios de mentalidad. El inmigrante es una persona que ha adquirido cierta educación y tiene un mínimo de capital para la aventura migratoria.