LOCALIZACIÓN DE LA INDUSTRIA
La industria es la actividad destinada a transformar diversos tipos de materias primas en productos destinados al consumo de la población o a la fabricación de otros productos (elaborados y semielaborados) España se incorporó tardíamente a la primera revolución industrial del Siglo XIX, que sólo alcanzó a algunas comarcas de Cataluña, el País vasco o Asturias, especializadas en actividades textiles o minerometalúrgicas. A partir de los años sesenta del Siglo XX, España se convirtió ya plenamente en un país industrializado y desde entonces ha reforzado esa posición.
Los principales factores de localización “clásicos” son: Proximidad a las materias primas y las fuentes de energía. Un mercado consumidor amplio que asegura a las empresas un mínimo de rentabilidad. Mano de obra abundante y barata. Buenas infraestructuras de transporte. La disponibilidad de capitales o la capacidad para atraerlos. Sectores de apoyo como buenos equipamientos, empresas complementarias o de servicio. Son ventajas que atraen a industrias dependientes o relacionadas con las ya existentes. La política industrial del Estado que puede favorecer la implantación industrial.
Tras la crisis del petróleo, la industria dejó de ser la base del desarrollo económico, lugar que actualmente ocupa el sector los servicios. Los cambios producidos por la Tercera Revolución Industrial, alteraron los factores de localización tradicionales y dieron lugar a otros nuevos: Disminuye la importancia de los recursos naturales. En el caso de los recursos energéticos, actualmente la energía se transporta fácilmente en forma de electricidad y las nuevas tecnologías permiten reducir su consumo.Se crean industrias pesadas en los puertos. Mejora de los transportes y las comunicaciones. Globalización económica: menos importancia a los mercados locales. Buenas infraestructuras de transporte junto a servicios. Un medio ambiente de calidad. Necesidad de mano de obra cualificada.Actualmente el factor principal es el acceso a la innovación y a la información y, por tanto, la proximidad a los factores relacionados con él, tanto materiales o bien la conexión a las redes que permiten obtener estos factores, mediante las nuevas tecnologías.
Áreas industriales desarrolladas.
Son los espacios centrales de las áreas metropolitanas, sobre todo de las de Madrid y Barcelona, que se han consolidado como los centros principales de la industria española. Su evolución reciente está marcada por tendencias contradictorias:
Por una parte asistimos al hundimiento o reconversión de importantes sectores maduros.
Por otra parte, se da una revitalización industrial, pues desde 1985 las ventajas de su centralidad atraen hacia Madrid y Barcelona a las empresas más innovadoras y las sedes sociales (centros de decisión) de las mayores empresas nacionales y de las filiales de las multinacionales. Por tanto, se trata de aquellas actividades que generan mayor valor añadido, tienen mercados en expansión y empleos más cualificados y mejor remunerados.
Ello favorece una creciente terciarización de su industria, cuyo reflejo externo es la aparición de parques industriales o empresariales, con edificios en los que las funciones de oficina superan en importancia a las propiamente fabriles.
2. Áreas y ejes industriales en expansión
Son el resultado de las tendencias difusoras de la industria o del desarrollo de la industrialización endógena. Pueden distinguirse los siguientes tipos:
– Las coronas metropolitanas cuentan con áreas industriales en declive y en proceso de reconversión (Bajo Llobregat, orilla izquierda de la ría del Nervión en Bilbao, sur madrileño). Pero también son receptoras de industrias.
En unos casos se trata de la difusión o relocalización de industrias tradicionales procedentes del área central, estimulada por la revalorización del suelo que ocupan para otros usos y porque para las empresas es una forma de reducir costes (sanear su economía y su plantilla, modernizarse y redimensionar sus instalaciones). Estas industrias se localizan en polígonos industriales a lo largo de las principales vías de comunicación con la ciudad. En otros casos las coronas atraen a empresas innovadoras que se instalan en parques tecnológicos.
– Las franjas periurbanas, en la zona de transición entre la ciudad y el mundo rural circundante, han adquirido también gran atractivo para relocalizar industrias de las ciudades próximas. – También localizan pequeñas empresas, de capitalización escasa, dedicadas a producciones intensivas en trabajo poco cualificado, a la subcontratación de tareas o al aprovechamiento de los recursos circundantes. En el plano laboral cuentan con un mercado más flexible, con diversas formas de contratación precaria y menor presencia sindical. La tipología más carácterística para su asentamiento son los polígonos de naves adosadas, de reducida dimensión, a veces con graves deficiencias en infraestructuras y equipamientos.
Los ejes de desarrollo industrial se localizan a lo largo de las principales vías de comunicación.
Los ejes nacionales principales son los del valle del Ebro y el Mediterráneo. Cuentan con una red de autopistas que los conecta con los principales centros nacionales y del sur de Europa, por lo que han atraído a industrias nacionales y multinacionales. Además se relacionan con ciudades de antigua tradición fabril o artesanal y con una industria rural dispersa transformadora de los productos del entorno.
A nivel regional y comarcal se han desarrollado algunos ejes, como la red en torno a Madrid, que se extiende hacia las provincias limítrofes de Castilla-La Mancha, y los ejes secundarios de las regiones del interior, que siguen algunas de las principales carreteras. En algunas áreas rurales también han crecido las implantaciones industriales. En la mayoría de los casos, se trata de pequeñas empresas que requieren escasa inversión, tecnología simple y baja cualificación profesional. Los casos más frecuentes son pequeños talleres de producciones tradicionales , empresas urbanas relocalizadas o empresas promovidas por empresarios autóctonos que aprovechan el potencial endógeno en cuanto a recursos y mano de obra.3. Áreas y ejes industriales en declive.
Son Asturias, Cantabria y algunos núcleos aislados (Ferrol, bahía de Cádiz, Puertollano y Ponferrada). El País Vasco, hasta hace poco incluido en esta zona, comienza a constituirse como una excepción por su reciente resurgir industrial. Las áreas industriales en declive se caracterizan por los siguientes rasgos:
Son zonas especializadas en sectores industriales maduros en crisis, sin diversificación industrial que permita generar empleos alternativos. Predomina la gran empresa y la gran fábrica y escasean las pymes, que son muy dependientes de las grandes empresas, de modo que se ven arrastradas por su crisis. El mercado laboral es de cualificación media o baja, con fuerte implantación sindical y conflictividad. El medio ambiente posee un deterioro antiguo por la frecuencia de industrias básicas altamente contaminantes y un crecimiento urbano desorganizado, con alta densidad y baja calidad de la vivienda. Este deterioro se acentúa ahora con solares y naves abandonadas. Todo ello constituyen externalidades negativas que dificultan la instalación industrial. La incorporación a la UE ha agravado la situación con nuevas restricciones a la producción y al empleo. Las consecuencias de la desindustrialización de estas zonas son el declive demográfico por emigración y una creciente posición periférica respecto a los centros decisorios y a las nuevas áreas industriales, a lo que colabora su deficiente accesibilidad respecto al resto de España y la Uníón Europea.
4. Áreas de industrialización inducida y escasa
Las áreas de industrialización inducida son Aragón, Castilla y León y Andalucía, que desde la década de 1960 han sido objeto de iniciativas para la promoción industrial. Poseen algunos enclaves industriales más desarrollados (por las ventajas de su situación en la costa o en el sistema nacional de comunicaciones), que concentran las inversiones, la producción y el empleo; pero son incapaces de relacionarse con otros enclaves o de difundir la industria hacia áreas próximas, por lo que generan claros desequilibrios territoriales. Es el caso de Zaragoza en Aragón, de Valladolid y Burgos en Castilla y León, y del triángulo Sevilla-Cádiz-Huelva en Andalucía. Estas áreas cuentan también con algunas industrias en las capitales provinciales o con industrias tradicionales, dispersas y pequeñas (textil, vitivinícola, conservera, del mueble,…).
Las áreas de industrialización escasa son Castilla-La Mancha, Extremadura, Baleares y Canarias, debido a su localización poco competitiva. En ellas las grandes industrias son escasas y predominan los sectores tradicionales de escaso valor añadido, en empresas medianas y pequeñas, de baja competitividad. Castilla-La Mancha comienza a constituirse como una excepción en este grupo por la difusión de la industria madrileña hacia las provincias mejor conectadas con la capital.