La Evolución Histórica de las Ciudades en España

1. El Concepto de Ciudad en España

Para definir qué es una ciudad se utilizan diversos criterios que podemos dividir en dos tipos:

  • Cuantitativos o estáticos, que en el caso de España se basan en considerar como ciudad toda aglomeración que supere los 10.000 habitantes. Estos criterios son muy variables en el resto de los países.
  • Cualitativos, que se fundamentan en una serie de características morfológicas, funcionales, sociológicas, demográficas y espaciales.

2. La Evolución Histórica de las Ciudades

A lo largo de la historia, el proceso de urbanización se ha caracterizado en líneas generales por el crecimiento sostenido de la población urbana. Este proceso no ha sido igual en todos los países. En aquellos que ya han alcanzado un nivel de desarrollo postindustrial se caracteriza por un urbanismo disperso o difuso. Sin embargo, en los países menos desarrollados está produciéndose en la actualidad el proceso de crecimiento de las megaciudades. España es un país de ciudades antiguas, pero de urbanización reciente. También es destacable el crecimiento de las ciudades intermedias durante las últimas décadas. Para estudiar el origen y la evolución histórica de las ciudades españolas es conveniente dividir el proceso en tres grandes etapas: urbanización preindustrial, industrial y postindustrial.

3. La Ciudad en España antes del Siglo XIX

La urbanización preindustrial tuvo lugar hasta comienzos del siglo XIX. Veremos un proceso de conversión de la ciudad clásica a la ciudad en época moderna.

Etapas:

  • La ciudad antigua: el origen de las primeras ciudades en la Península se remonta a la época de la colonización fenicia y griega, con ciudades como Emporion en la actual provincia de Girona. La costa del Mediterráneo y las islas Baleares fueron las primeras en sufrir el inicio del proceso de urbanización. Ello sucedió gracias a las fundaciones de factorías comerciales en la costa por parte de los pueblos colonizadores del Mediterráneo Oriental, en especial los griegos, los fenicios y los cartagineses, que fundaron Carthago Nova, la actual Cartagena.
  • La ciudad romana: caracterizada en su espacio interior por una serie de vías o calzadas rectilíneas. A las dos más importantes se las denominaba el Cardo y el Decumano. El lugar donde confluían era el Foro (punto más importante de la ciudad). Se caracterizan por la existencia de numerosas infraestructuras y por ser centros del poder. Durante este periodo, se produjo la consolidación de un tejido urbano en el interior de la Península, con la creación de una extensa y completa red de ciudades unidas por numerosas calzadas.
  • La crisis de las ciudades durante la Alta Edad Media: a partir de mediados del siglo III, el urbanismo romano entró en crisis en la Península y se inició un proceso de despoblación de las grandes ciudades que se aceleró a partir del siglo V con las grandes invasiones de los pueblos bárbaros. La mayor parte de las ciudades fueron abandonadas y se produjo un flujo de población hacia las zonas rurales. El sistema urbano romano quedó prácticamente desorganizado. Este proceso de decaimiento se prolongó y no llegaría a su fin hasta la llegada de los musulmanes.
  • La ciudad musulmana: a raíz de la llegada de los musulmanes se produjo una reactivación de la vida urbana. Ello permitió la recuperación y el crecimiento de grandes ciudades. Estaban rodeadas por murallas, aunque también eran frecuentes los arrabales extramuros. Su plano interior resultaba laberíntico y carecían del plano ortogonal de las ciudades romanas. En ellas destacaban una serie de sectores como el zoco o mercado central, la alcaicería o mercado secundario, la Medina o zona administrativa y de servicios, el alcázar o fortaleza y la mezquita, centro de la vida religiosa.
  • La ciudad cristiana medieval: se trataba de pequeños núcleos poco habitados, con pobladores procedentes del proceso de la repoblación. Surgían y crecían en torno a un castillo o a una iglesia. Su morfología era irregular, semejante a la de las ciudades musulmanas, aunque sus dimensiones y su importancia eran mucho menores. En estas ciudades solía ser relativamente frecuente la existencia de un espacio interno segregado del resto: las juderías.
  • La urbanización durante la Edad Moderna: el proceso de centralización que se llevó a cabo, provocó un crecimiento de las ciudades favorecidas por la concentración en ellas del poder político y económico. Su espacio interior sufrió una considerable transformación gracias a las aportaciones renacentistas, barrocas y neoclásicas. Los conquistadores fundaron numerosas ciudades siguiendo en la mayor parte de los casos un plano ajedrezado o en damero. Durante la etapa barroca, las ciudades experimentaron una fuerte crisis económica, unida a un acusado proceso de despoblación. Esta corriente se acentuó mucho más durante el siglo XVIII, en la que empezaron a cobrar más importancia los espacios ajardinados y las ciudades palatinas.

4. La Ciudad durante el Siglo XIX

Corresponde a la urbanización industrial, que abarca cronológicamente desde mediados del siglo XIX hasta el primer tercio o mediados del siglo XX. Se caracteriza por un crecimiento generalizado de la mayor parte de las ciudades. Las cincuenta capitales provinciales se beneficiaron de la ubicación en ellas de determinados servicios e instituciones de gobierno para comenzar un crecimiento demográfico y urbanístico que perjudicó sobre todo a los grandes pueblos de las zonas rurales. La llegada de una fuerte inmigración, unido a la necesidad de construir más viviendas, trajo como consecuencia la necesidad de derribar las antiguas murallas. Las murallas ya habían perdido su sentido defensivo para el que fueron construidas, lo que inició su proceso de destrucción a partir del segundo tercio del siglo XIX. Aparecieron los ensanches de plano geométrico ortogonal, aunque también se llevaron a cabo en menor medida algunos ensanches siguiendo un plano radial. Estos ensanches estaban destinados principalmente a lugares de residencia para la emergente burguesía comercial e industrial decimonónica. En las zonas periféricas, empezaron a crecer los arrabales de autoconstrucción para que en ellos se alojara el proletariado. La concentración industrial propició un crecimiento tanto espacial como demográfico fueron perdiendo en parte su labor de centros de intercambio comercial o de residencia del poder. La ampliación del espacio urbano implicó también la necesidad de mejorar los transportes y las infraestructuras propicio la remodelación del interior del centro urbano, y de este modo aparecieron nuevos espacios, como la ciudad-jardín o la construcción de casas baratas.

5. La Ciudad en España, Siglos XX y XXI

La urbanización postindustrial ha tenido y tiene lugar en la época contemporánea y corresponde a la denominada ciudad metropolitana. Después de la Guerra Civil, el crecimiento de las ciudades se vio beneficiado por un nuevo desarrollo urbano. La expansión de la industria favoreció tanto la creación de polígonos residenciales en la periferia como la terciariación de los centros históricos de las ciudades. Estos empezaron a sufrir un proceso de abandono para que en ellos se fueran instalando comercios y oficinas. El espacio interior metropolitano contempló durante este periodo un crecimiento de las áreas industriales. Las redes urbanas experimentaron en general un crecimiento anárquico similar al que hasta entonces había seguido la periferia de las grandes ciudades. A mediados de la década de 1970 se inició una crisis urbana debida a varias causas. Como consecuencia de este hecho, durante las últimas décadas se ha producido un descenso en el ritmo del crecimiento urbano. Las ciudades españolas se caracterizan por la aparición de áreas suburbanas, o de baja urbanización, y de áreas rururbanas, o zonas mixtas entre las urbanas y las rurales. También han aparecido las ciudades satélite, que dependen de la metrópoli principal, y las ciudades dormitorio, a las que por las mañanas se desplaza la gente que trabaja en la gran ciudad, mientras que por las tardes regresan para ir a dormir. Por estos motivos, en los sectores periféricos, el suelo urbano, y por tanto la vivienda, es mucho más barata. Otro fenómeno es la aparición de las áreas metropolitanas, que son aquellos territorios formados por el conjunto de una gran ciudad junto con otras más pequeñas en sus alrededores, las cuales mantienen intensas relaciones económicas y sociales entre sí. En el caso español las conurbaciones y las megalópolis no son tan frecuentes como en otros lugares del mundo desarrollado. El sistema urbano actual se caracteriza por una urbanización difusa o dispersa que posee unas características muy particulares. Entre ellas destaca el elevado nivel de consumo energético, así como una menor densidad en la ocupación del espacio.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *