1. MATERIAS PRIMAS Y FUENTES DE ENERGÍA
1.1 LAS MATERIAS PRIMAS
Las materias primas son productos de la naturaleza que la industria transforma en manufacturas, y pueden ser orgánicas (origen animal o vegetal) o inorgánicas (geológicas o mineras).
La actividad minera se encarga de extraer las materias primas inorgánicas de origen geológico, y podemos dividirla en minerales metálicos y no metálicos.
- Metálicos: hierro, bauxita, cobre, plomo, cinc, mercurio, cromo, estaño, níquel, titanio, manganeso y wolframio. Su localización es muy dispersa: Más abundante en zonas del zócalo herciniano y rebordes mesetarios alpinos: Cobre, cinc, plomo (Huelva-Sevilla), níquel (Badajoz), wolframio (Salamanca), oro (Asturias). Su producción es reducida, por agotamiento de las viejas minas, pero algunos productos, debido a su encarecimiento, han vuelto a explotarse a pesar de lo cara que resulta su extracción.
- No metálicos: cloruro potásico, fosfatos, sulfuros, sepiolita, glauberita, vidrio y sal, localizados en zonas de sedimentos terciarios y cuaternarios, y con una demanda en ascenso. También son importantes las canteras (explotaciones a cielo abierto) de arcillas, arena, caliza, margas, pizarra, yeso y mármol, para la construcción u ornamentación. Dentro de los minerales no metálicos también incluimos la extracción minera de minerales para producir energía, pero en España sólo es importante el carbón asturiano y leonés, aunque subvencionado por el Estado debido al alto costo de extracción y mala calidad.
La explotación minera afronta numerosos problemas en la actualidad: minas tradicionales agotadas o con materiales de mala calidad, que ha provocado una reconversión con el cierre de muchas, la subvención de la explotación por el Estado para mantener los puestos de trabajo o la dedicación a otras actividades como el turismo (Zoológico de Cabárceno); la agresión medioambiental provocada por las minas o por el consumo del carbón en centrales térmicas; y la degradación y desaparición del patrimonio minero, como factorías, lavaderos, viviendas, aunque hoy se intentan recuperar como atractivo turístico o simplemente para preservar nuestro patrimonio histórico (Las Médulas, Riotinto, Cabárceno).
1.2 LAS FUENTES DE ENERGÍA
Son los recursos naturales que permiten obtener energía o fuerza para transformar materias primas o para el transporte. Su consumo es un indicador del grado de desarrollo de una economía. España sólo produce el 20 % de la energía que consume, ya que desde los años 60 ha crecido el consumo al producirse un gran desarrollo industrial, la mecanización agrícola, la expansión de los servicios y el desarrollo de las actividades de ocio y cultura al mejorar el nivel de vida en España.
FUENTES DE ENERGÍA PRIMARIA:
Son las que se obtienen de la naturaleza sin ninguna transformación, como el gas, petróleo, carbón, eólica, solar, etc.
Podemos dividirlas en:
a) No Renovables:
- El Carbón (Antracita, hulla y lignito) es la más antigua y muy utilizada hasta tiempos recientes en la industria siderúrgica, cemento o en las centrales térmicas de producción eléctrica. Se produce en 13 cuencas carboníferas, sobre todo en Asturias y León, pero hoy es de mala calidad, con empresas mineras pequeñas y poco competitivas, con altos costes de extracción, y muy contaminante. Desde la reconversión de los años 90, con el cierre de muchas minas, han sobrevivido gracias a las subvenciones para mantener los puestos de trabajo, pero en 2019 deberán cerrar todas las empresas no competitivas.
- España sólo produce el 0,2% de petróleo que consume, por lo que importamos de Nigeria, Libia, Arabia Saudí, Irán, Irak, México, Venezuela, Rusia, etc. Es la energía más utilizada, con una gran red de oleoductos y una poderosa industria petroquímica desde los años 60. Se utiliza para centrales eléctricas, para la industria, la calefacción y para el transporte masivamente. Se ha reducido últimamente al ser sustituido por el gas natural y por el aumento del coche eléctrico y las energías renovables.
- El Gas natural nacional sólo representa el 1%, importando el resto de Argelia, Nigeria, Qatar y Egipto, mediante una red de gasoductos que lo distribuyen por el territorio. Se destina para la calefacción y para centrales eléctricas. Ha aumentado mucho su consumo desde 2005 por su precio y por emitir menos CO2 contaminante.
- La energía nuclear por la fisión de uranio (importado de Níger) se inició en 1968 en Valdellós I (Tarragona), hasta construir 8 centrales que generan el 21% de la electricidad, a pesar de la moratoria nuclear aprobada en 1987 (no construir más centrales). Es una energía barata, pero presenta problemas relacionados con posibles accidentes nucleares y la eliminación y conservación de residuos radioactivos. La fusión nuclear puede ser el futuro, pero de momento es imposible, ya que se precisarían temperaturas de cien millones de grados centígrados.
b) Renovables: Son inagotables y menos agresivas con el medioambiente y destacan las siguientes:
- La energía hidráulica se obtiene en pantanos utilizando la fuerza del agua para mover una turbina que mediante un generador produce electricidad. Primo de Rivera, y sobre todo Franco, construyeron una gran red de producción hidroeléctrica, y hoy sigue siendo una fuente de energía limpia que se ha modernizado con alguna central hidroeólica como la de El Hierro (utiliza el viento para subir el agua marina y después dejarla caer para mover la turbina). Depende, lógicamente, de la climatología, pero sigue produciendo el 16% de la electricidad actual.
- Las energías alternativas:
- La eólica utiliza la fuerza del viento para producir electricidad, con un crecimiento enorme desde 1991, para producir hoy el 19% de la electricidad en España, sobre todo en Canarias, costa gallega, valle del Ebro, Navarra y Cádiz.
- La solar usa el calor y la luz del sol para producir agua caliente para la calefacción (térmica), para generar electricidad con paneles fotovoltaicos o en centrales que de espejos que calientan un fluido que genera vapor para mover turbinas. Todavía es cara y el futuro parece estar en la autogeneración, pero la legislación española dificulta esta posibilidad.
- La energía de biomasa que utiliza materia orgánica agrícola, forestal o ganadera, para generar gas que produce calor para calentar agua o para generar electricidad en centrales térmicas. También se utilizan los biocombustibles para mover motores de vehículos con bioetanol obtenido de cereales o remolacha, etc.
- La energía geotérmica intenta aprovechar el calor procedente del interior de la tierra, para calefacción o para generar vapor que mueva turbinas eléctricas, pero en España está poco desarrollada. Lo mismo sucede con la energía marina o mareomotriz, que aprovecha las mareas o las olas para producir electricidad en Santoña y en Mutriku.
FUENTES DE ENERGÍA FINAL
Se obtiene transformando fuentes de energía primarias.
Del petróleo, en refinerías, se obtienen muchos productos, pero sobre todo productos elaborados que se convierten en fuentes de energía final para motores: gasolina, diesel, keroseno… La electricidad, sin embargo, es la gran fuente de energía final, para máquinas, alumbrado, calefacción o aire acondicionado, etc. Se puede obtener en centrales térmicas que utilizan carbón, petróleo, gas natural, para generar vapor que mueva las turbinas generadoras de electricidad, o bien en centrales de energías renovables (solares, eólicas, etc.), que también general el producto final eléctrico. La producción eléctrica, mediante fuentes de energías primarias, es una gran industria que mueve gran cantidad de capital y genera mucho empleo.
Se prevé que la energía final aumente su producción y consumo, pero se reducirá la utilización de carbón y petróleo como energías primarias, en beneficio del gas natural y las renovables. En cuanto a su consumo se prevé que se estabilice en el sector transporte, pero aumentará el consumo de energía final en hogares y sector terciario, y sobre todo aumentará en las regiones con mayor capacidad adquisitiva y mayor crecimiento económico.
LA POLÍTICA ENERGÉTICA.
Depende del Plan Energético Nacional desde 1975 (PEN), aunque desde 1986 también está marcada por la UE. El PEN se aprueba por ciclos de 8 años, y el actual abarca de 2016 a 2024, y sus objetivos son reducir consumo, abaratar energía liberalizando el sector, mejorar impacto medioambiental para reducir contaminación aire, recalentamiento aguas, producción residuos, y aumentar la generación mediante energía renovables con el Plan de Energías Renovables, así como reducir la dependencia externa (Importamos 71% energía). La última crisis ha ralentizado estos objetivos reduciendo las inversiones en renovables y las subvenciones, pero sobre todo aprobando una legislación que encarece y dificulta la autogeneración.
2. FACTORES DE LOCALIZACIÓN DE LA INDUSTRIA
La localización geográfica de la industria se refiere a su ubicación geográfica en el espacio.
2.1 FACTORES O CAUSAS DE LOCALIZACIÓN INDUSTRIAL
Distinguimos entre factores clásicos y actuales. Entre los clásicos destacan los:
- → Factores físicos: proximidad a las materias primas pesadas, voluminosas o perecederas; y a fuentes de energía (carbón, ríos), y zonas bien comunicadas (puertos).
- → Factores humanos: Mercado de consumo amplio, mano de obra abundante y barata, sistemas de transporte eficaces; capital para invertir, existencia de servicios, infraestructuras y equipamientos, y una política industrial favorable (subvenciones); además de factores psicológicos o mentalidad empresarial.
Los factores actuales se resumen en: Pierde importancia la proximidad a las materias primas, a las fuentes de energía y al mercado por el abaratamiento del transporte; necesidad mano de obra, abundante y poco cualificada para industrias maduras, y muy cualificada para industrias punta; adaptación a la Mundialización o globalización de los mercados, que provoca una menor dependencia de mercados locales, pero también una mayor necesidad de competitividad; accesibilidad a buenos sistemas de transporte y comunicación (autovías, aeropuertos, trenes de alta velocidad, redes telemáticas); de capital; y una política industrial favorable; y acceso a tecnología, innovación, información, aportan competitividad, y el territorio aporta recursos favorables a la industria.
2.2 TENDENCIAS DE LOCALIZACIÓN
Los factores han generado unas tendencias de localización que han evolucionado con el tiempo. Hasta los años 60 la tendencia era hacia la concentración industrial en zonas con fácil abastecimiento, buenos transportes, mano de obra abundante, etc., que han dado lugar a aglomeraciones urbano-industriales en Bilbao, Madrid, Asturias, Madrid, Valladolid, etc.
Desde los años 60 se acentúa la difusión o la deslocalización de parte de la industria (Sectores maduros, preferentemente) hacia espacios periféricos, huyendo de la aglomeración, atascos, encarecimiento suelo, conflictividad laboral, y atraídas por mejores transportes, suelo barato, industrialización endógena…. La desconcentración y deslocalización afecta, sobre todo a sectores maduros, poco exigentes en tecnología y necesitados de abundante mano de obra, trasladándose a la periferia rural o a países subdesarrollados. A escala provincial las industrias emigran hacia el noreste y hacia provincias limítrofes a las tradicionalmente industriales, y a escala municipal hacia municipios menores 10.000 hbts. en busca de suelo barato.
Se mantiene la concentración industrial, por otra parte, en los espacios centrales, para industrias tecnológicas con mano de obra cualificada (Parques Tecnológicos), y para las sedes de gestión de las grandes empresas, que se ubican en los CBD (Central Dictrict Business) de las grandes ciudades que acogen las oficinas de las grandes empresas (La Castellana en Madrid), y en producción industrial en áreas suburbanas con enormes polígonos industriales. Se produce, al mismo tiempo, una fuerza de atracción de los centros industriales y una fuerza difusora de estos centros hacia la periferia.
2.3 EMPLAZAMIENTOS INDUSTRIALES
Fruto de los Factores y de las Tendencias la industria elige emplazamientos bien definidos. Entre 1855-1975 buscaba Áreas próximas a las materias primas, a las fuentes de energía, o a los puertos. Las minas de carbón y de hierro explican la localización siderúrgica en Asturias y País Vasco, los puertos explican la concentración industrial barcelonesa, o la industria de hidrocarburos o astilleros en Huelva, Ferrol, Cádiz o Las Palmas; y en ciudades como Madrid aparecen industrias cerca de las estaciones ferroviarias en el XIX y desde 1950 en la periferia y en polígonos industriales.
Este desequilibrio no se ha corregido en la actualidad, ya que hoy los sectores más dinámicos buscan emplazamientos en ciudades centrales más desarrolladas, lo que provoca también desequilibrios: demográficos, de infraestructuras (ferrocarril en Extremadura) y de nivel de vida.
En la actualidad podemos distinguir los siguientes emplazamientos tipo:
- Espacios tradicionales heredados de la I Revolución Industrial y con industrias maduras: áreas mineras; puertos industriales, etc.
- Polígonos industriales, que acogen industrias (PYMEs, sobre todo) en naves adosadas, y parques industriales, con espacios (edificios de varios pisos o distintas edificaciones) dedicadas a la producción y la gestión.
- Los clústers o distritos industriales, de PYMEs dedicadas a un sector de producción único, que suman esfuerzos de colaboración para reducir costes. Suelen dotarse de servicios tecnológicos, transportes, acceso a materias primas y mano de obra del entorno rural, y situados en zonas con un importante tejido urbano de ciudades medianas o pequeñas: La Rioja, Cataluña, Valencia, Euskadi y Castilla-La Mancha.
- Espacios innovadores de industrias tecnología punta: Innovadores espontáneos en áreas metropolitanas y clústers tecnológicos en ciudades medias y pequeñas; y espacios innovadores planificados o parques tecnológicos en el entorno de grandes metrópolis y de ciudades medias, con buenos transportes y comunicaciones, buenas infraestructuras y servicios avanzados, que concentran sectores punta, y que pueden convertirse en incubadoras de empresas que acogen compañías innovadoras durante los primeros años de su desarrollo: Madrid, Barcelona, Bilbao, Sevilla…
2.4 LAS ÁREAS INDUSTRIALES TRADICIONALES Y ACTUALES
Los factores, las tendencias y la concentración en emplazamientos determinados, dio lugar a desequilibrios geográficos en la localización industrial, con áreas muy industrializadas y otras menos. Desde el siglo XIX y hasta el final del franquismo podemos distinguir entre:
A) Áreas más industrializadas: Aparecen industrias ya en la I Revolución industrial:
- → La franja cantábrica de Asturias y País Vasco acoge la industria siderúrgica, que había nacido en Málaga con la fábrica de los Heredia, pero que cede antes las minas cantábricas. A esto se une en el XX la industria naval ferrolana, automovilística de Vigo, refinerías de Coruña, metalurgia y maquinaria de Bilbao, etc.
- → El litoral mediterráneo se caracteriza por la industria textil catalana en el XIX, y en el XX se enriquece con la producción de maquinaria, la siderurgia de Sagunto, refinerías de Tarragona, Castellón y Cartagena, etc.
- → Las grandes ciudades, como Madrid acogen industrias de consumo para aprovechar la abundante mano de obra y el mercado próximo, así como una política centralista favorable.
B) Las áreas de difusión industrial surgieron en la década de 1960 con los Polos de desarrollo franquistas y por la tendencia de las industrias a buscar terrenos más baratos, y distinguimos entre:
- → Ejes de difusión industrial próximos a grandes aglomeraciones urbano-industriales, situados junto a las principales carreteras, como el eje del Ebro (Zaragoza) y del Mediterráneo (Barcelona-Tarragona-Valencia-Cartagena), o el eje regional gallego (Vigo-Coruña-Ferrol) o de Andalucía Occidental (Sevilla-Huelva-Cádiz).
- → Enclaves industriales aislados como Puertollano, Ponferrada, Valladolid, Zaragoza, Burgos, apoyados por las políticas de promoción industrial franquista.
- → En el resto del territorio español, la industrialización fue escasa, aislada en algunas capitales provinciales.
Después de la crisis de 1973 y la reconversión industrial de los años 80 los desequilibrios en la distribución espacial de la industria en España no desaparecieron, y hoy podemos resumir su distribución de la siguiente manera:
- Áreas industriales desarrolladas de Madrid y Barcelona, que ejercen una poderosa atracción sobre las industrias más punteras tecnológicamente y para atraer las sedes de las grandes empresas. Ofrecen grandes mercados, mano de obra cualificada, tecnología, comunicaciones, influencia política, facilidad para acceder a inversiones, etc..
- Áreas y ejes industriales en expansión. Han crecido por la difusión industrial desde zonas centrales y por la industrialización endógena, y distinguimos entre:
- Las coronas metropolitanas de la periferia urbana y las franjas periurbanas (transición entre lo urbano y lo rural) con industrias en declive o reconvertidas, industrias tradicionales, nuevas o deslocalizadas buscando reducir costes;
- Los ejes de desarrollo industrial, a lo largo de las principales vías de comunicación, como el del Valle del Ebro y el del Mediterráneo, intercomunicados por autopistas con Europa, y que han acogido industrias nacionales y multinacionales, y los ejes regionales o comarcales, como los del entorno madrileño a lo largo de las autovías radiales de Guadalajara, Toledo y Segovia-Valladolid-Palencia;
- Ciertas áreas rurales bien comunicadas que acogen empresas urbanas deslocalizadas o industrialización endógena que aprovechan recursos del entorno: alimentación, muebles, conservas.
- Áreas industriales en declive: Se refiere a aquellas áreas que desde el siglo XIX acogieron muchas de las principales industrias de sectores maduros (siderurgia y metalurgia, o industria naval franquista), pero la crisis de 1973 y la posterior reconversión industrial ha reducido su potencial, como sucedió en el País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia, aunque el País Vasco ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos y recuperarse con nuevas industrias.
- Áreas de industrialización inducida y escasa: Son aquella zonas con pocas industria o ”desiertos industriales”, en los que las políticas de promoción industrial fracasaron o sólo han generado una industrialización testimonial en ciudades aisladas, como sucede en Castilla y León (salvo Valladolid-Palencia), Castilla-La Mancha (con la excepción de los corredores antes mencionados hacia Madrid), interior de Andalucía, Extremadura (A pesar del desarrollo actual de la Industria endógena ligada a la alimentación), Aragón (salvo Zaragoza) y los Archipiélagos (aunque destaca la industria petroquímica de Gran Canaria).
3. LA INDUSTRIA ESPAÑOLA ENTRE 1855-1975
3.1 LA EVOLUCIÓN INDUSTRIAL
SIGLO XIX
Se habla del fracaso de la revolución industrial, según Jordi Nadal, debido a que la industria no inicia un lento despegue hasta 1855 por la insuficiencia de materias primas y fuentes energéticas (se exportaba la mayoría del carbón, el hierro, etc.), por la falta de inversiones (mayoría de estas se dirigen a la compra de bienes desamortizados), la escasa demanda de una sociedad empobrecida, el atraso tecnológico que hacía necesario importar la maquinaria, las políticas proteccionistas que impedían la competencia, o las perdidas coloniales desde la independencia de América hasta el desastre el 98. El predominio de la economía agrícola, la debilidad de nuestra burguesía, o la inestabilidad política, son otros factores que explican el atraso, aunque se desarrollará, lentamente, la industria catalana (textil, metalurgia, maquinaria), vasca (siderometalúrgica), asturiana (siderurgia y metalurgia).
SIGLO XX
En el primer tercio (1900-1936) creció la producción industrial gracias a la mayor disponibilidad de minerales, aumento de la inversión al repatriarse capitales procedentes de la independizada Cuba, el aumento de la demanda por la I Guerra Mundial, y las inversiones públicas de Primo de Rivera.
Esto permitió incorporar los avances técnicos de la Segunda Revolución Industrial y la aparición de la industria de hidrocarburos, electricidad, automóvil, etc.
La Guerra Civil y la posguerra (1936-1959) interrumpieron el crecimiento por la destrucción de industrias y por la política autárquica del primer franquismo, que reduce las importaciones y, por lo tanto, faltaran recursos energéticos, materias primas, maquinaria y capitales.
El desarrollismo industrial (1960-1975). En 1953 se abandonó la autarquía y llegó la ayuda americana, lo que impulsó un primer crecimiento. Después de la crisis de 1957 se abordaron las reformas necesarias (Plan de Estabilización de 1959) y la creación de Planes de Desarrollo, que junto a los préstamos del FMI, la inversión extranjera, los capitales enviados por los emigrantes y los ingresos por turismo, financiaron un enorme crecimiento basado en el aumento de la demanda de productos industriales, al elevarse el nivel de vida de la población; la incorporación de mejoras técnicas procedentes del exterior; y el bajo precio de la energía que repercutió positivamente en los costes de producción. La crisis del petróleo de 1973 puso fin a este período y dejó al descubierto los desequilibrios y dependencias producidas también durante el desarrollismo.
3.2 LA PRODUCCIÓN INDUSTRIAL, 1855-1975
Innovaciones técnicas en el sistema de producción
La innovación técnica principal de la industria moderna fue el uso de máquinas para ayudar a realizar el trabajo humano, que revolucionaron el sistema de producción:
- La Primera Revolución Industrial aportó la producción con máquinas hidráulicas y con máquinas de vapor y un sistema de producción basado en obreros en fábricas realizando trabajos rutinarios.
- La Segunda Revolución Industrial aportará el motor de explosión y eléctrico, e impuso un sistema de producción fordista basado en las cadenas de montaje, centralización en grandes fábricas con máquinas sofisticadas y obreros poco cualificados que atienden trabajos rutinarios con las máquinas, lo que permite reducir los costes y producir “just in case” (por si acaso se demanda) acumulando stocks.
Los sectores industriales fundamentales de la I Revolución Industrial serán el textil y el siderometalúrgico, y en la Segunda Revolución Industrial, sobre todo con el franquismo, los sectores serán más diversos: Siderurgia, petroquímico, automóvil, eléctrico, el tradicional textil catalán, alimenticio, material de transporte, electrodomésticos, etc.
3.3 LA ESTRUCTURA INDUSTRIAL, 1855-1975
Se refiere al peso de la industria en el PIB, la mano de obra, el tamaño empresarial, etc.
Durante este período aumenta la participación industrial en el PIB continuamente, salvo la interrupción de 1936-50, y el proletariado industrial también creció cuantitativamente, concentrado en núcleos industriales como Barcelona o Bilbao fundamentalmente, aunque siempre lastrado por baja cualificación y bajos salarios.
En cuanto al tamaño de las empresas ha predominado la pequeña y mediana empresa, aunque siempre ha habido excepciones (Bonaplata en Barcelona…), y la gran empresa estará asociada en la inversión pública (CAMPSA, empresas del INI desde 1941), hasta que el desarrollismo de los 60 permite la aparición de algunas grandes empresas nacionales (Barreiros, fábricas de motos) y multinacionales extranjeras (RENAULT, CITROEN).
La estructura industrial también arrastró durante todo el período un importante atraso industrial y dependencia del exterior en lo tecnológico, pero también en lo referente a inversión de capitales.
Esta industria destinará su producción, preferentemente a un mercado interno que tendrá una capacidad adquisitiva reducida hasta los años 60 y que se verá afectada por unas políticas proteccionistas que dificultaban la competencia de precios.
3.4 LA LOCALIZACIÓN INDUSTRIAL, 1855-1975
La localización geográfica de la industria se refiere a su ubicación geográfica en el espacio.
a) Factores O Causas De Localización Industrial: Durante este período han predominado los factores clásicos o causas que explican por qué la industria se localiza en unas zonas y no otras, se resumen en:
- → Factores físicos: proximidad a las materias primas, sobre todo a las pesadas, voluminosas o perecederas; y fuentes de energía (cuencas de carbón, ríos), además de zonas bien comunicadas (puertos).
- → Factores humanos: Mercado de consumo amplio, mano de obra abundante y barata, sistemas de transporte eficaces; capital para invertir, existencia de servicios, infraestructuras y equipamientos, y una política industrial favorable (subvenciones); además de factores psicológicos o mentalidad empresarial.
b) Tendencias de localización. Estos factores han generado una tendencia a la concentración industrial en zonas con fácil abastecimiento, buenos transportes, mano de obra abundante, etc., que han dado lugar a aglomeraciones urbano-industriales en Bilbao, Madrid, Asturias, Madrid, Valladolid, etc.
c) Emplazamientos Industriales: Fruto de los Factores y de las Tendencias la industria elige emplazamientos bien definidos entre 1855-1975: Áreas próximas a las materias primas, a las fuentes de energía, o a los puertos. Las minas de carbón y de hierro explican la localización siderúrgica en Asturias y País Vasco, los puertos explican la concentración industrial barcelonesa, o la industria de hidrocarburos o astilleros en Huelva, Ferrol, Cádiz o Las Palmas; y en ciudades como Madrid aparecen industrias cerca de las estaciones ferroviarias en el XIX y desde 1950 en la periferia y en polígonos industriales.
d) Las Áreas Industriales. Los factores, las tendencias y la concentración en emplazamientos determinados, dio lugar a desequilibrios geográficos en la localización industrial, con áreas muy industrializadas y otras menos.
Áreas más industrializadas: Aparecen industrias ya en la I Revolución industrial:
- → La franja cantábrica de Asturias y País Vasco acoge la industria siderúrgica, que había nacido en Málaga con la fábrica de los Heredia, pero que cede antes las minas cantábricas. A esto se une en el XX la industria naval ferrolana, automovilística de Vigo, refinerías de Coruña, metalurgia y maquinaria de Bilbao, etc.
- → El litoral mediterráneo se caracteriza por la industria textil catalana en el XIX, y en el XX se enriquece con la producción de maquinaria, la siderurgia de Sagunto, refinerías de Tarragona, Castellón y Cartagena, etc.
- → Las grandes ciudades, como Madrid acogen industrias de consumo para aprovechar la abundante mano de obra y el mercado próximo, así como una política centralista favorable.
⦁Las Áreas De Difusión Industrial surgieron en la década de 1960 con los Polos de desarrollo franquistas y por la tendencia de las industrias a buscar terrenos más baratos, y distinguimos entre:
- → Ejes de difusión industrial próximos a grandes aglomeraciones urbano-industriales, situados junto a las principales carreteras, como el eje del Ebro (Zaragoza) y del Mediterráneo (Barcelona-Tarragona-Valencia-Cartagena), o el eje regional gallego (Vigo-Coruña-Ferrol) o de Andalucía Occidental (Sevilla-Huelva-Cádiz).
- □ Enclaves industriales aislados como Puertollano, Ponferrada, Valladolid, Zaragoza, Burgos, apoyados por las políticas de promoción industrial franquista.
- □ En el resto del territorio español, la industrialización fue escasa, aislada en algunas capitales provinciales.
3.5 LA POLÍTICA INDUSTRIAL, 1855-1975
La política industrial del período se caracteriza por el proteccionismo, que fijaba aranceles a los productos extranjeros para proteger los nacionales, y la intervención estatal con la creación de empresas públicas, los Planes de Desarrollo o los Polos de Desarrollo franquistas. Durante el franquismo el proteccionismo e intervención estatal alcanzaron su máxima expansión con la autarquía de 1940-53, que pretendía autoabastecerse para superar el bloqueo internacional, para pasar a una liberalización controlada con el desarrollismo de los años 60.
El franquismo de los 60 impulsará la promoción industrial en zonas atrasadas mediante la creación de Polos de promoción (hasta un 20% de la inversión) y de desarrollo (Un máximo de un 10% de subvención), que seleccionaba unas ciudades que recibían apoyos en forma de créditos oficiales e infraestructuras para atraer industrias, y que después impulsasen el desarrollo de la región. Los Polos de desarrollo más notables fueron Coruña, Vigo, Sevilla, Valladolid, Zaragoza, y entre los Polos de Promoción destacan Burgos y Huelva.
En general los resultados fueron mediocres, salvo en las ciudades señaladas, ya que las zonas más deprimidas siguieron sin industrializarse, e incluso perdieron población que emigró a los polos industriales próximos. Más éxito tuvieron las políticas para descongestionar las ciudades, ofreciendo terreno barato en la periferia y creando polígonos industriales con infraestructuras de servicios y transportes adecuados.