Importancia del Sector Primario en el Siglo XXI

El sector primario abarca todas aquellas actividades relacionadas con la agricultura, ganadería, pesca, explotación forestal y minería. El espacio rural es el lugar donde tienen lugar estas actividades. En la actualidad aparecen nuevas funciones en este espacio (Turismo rural, usos cinegéticos, producción energética…). Durante siglos el sector primario ha sido el principal motor de la economía, su importancia ha ido disminuyendo a lo largo del siglo XX. Actualmente, sólo el 4,1 % de la población activa está empleada en el sector primario y aporta el 2,6% del PIB. La disminución del peso de este sector no indica que haya perdido productividad, sino que la pierde proporcionalmente con los otros sectores. De hecho el valor de lo producido en agricultura, ganadería y pesca aumenta cada año.La agricultura es una actividad importante por: a) El peso de la exportación hortofrutícola b) Es la base de industrias agroalimentarias c) La superficie agrícola supone el 40% del territorio español d) España ocupa el segundo lugar en Europa en número de explotaciones agrícolas. El trabajo en esta rama se ha considerado fundamental durante la pandemia (no se ha visto afectado por los confinamientos), lo que junto a un mayor consumo de alimentos de la población durante los periodos de confinamiento y las interrupciones de ciertas cadenas de suministros exteriores, han permitido a la agricultura y la ganadería hacerse fuertes en medio de la crisis. Tanto es así, que esta rama de actividad representó un 3,4% del valor añadido (su peso en la economía), la cifra más alta desde 2004, más de quince años. En euros, la agricultura, ganadería, selvicultura y pesca produjeron 35.196 millones en 2020, la cantidad más elevada desde que hay registros, algo normal porque la economía tiende a crecer y cada año la agricultura supone más millones aunque pierda peso relativo en el conjunto de la economía española. En términos de empleo, la agricultura terminó el año con 1,152 millones de afiliados a la Seguridad Social, unos 7,000 más que un año antes.


Características de los espacios rurales

Los espacios rurales se caracterizan por:

  • Una baja densidad de población, sobre todo si comparamos con el espacio urbano, y que gran parte de este espacio se dedica a aprovechamientos agrarios o ganaderos.
  • El predominio de municipios pequeños. El INE considera en España municipios rurales aquellos de menos de 2,000 habitantes y semirrurales los que están entre 2,000 y 10,000.
  • Las actividades agrarias, forestales o ganaderas ocupan gran parte de estos espacios, aunque cada vez utilizan menos mano de obra.

En los espacios rurales distinguimos una serie de elementos característicos:

  • El hábitat, es decir las localidades o lugares en los que habitan las personas. El poblamiento rural puede ser concentrado, cuando las casas se agrupan en un núcleo más o menos grande sin espacios entre los edificios, o disperso, cuando las viviendas están diseminadas en el espacio rural. El hábitat intercalar es una mezcla de los dos anteriores.
  • Las parcelas de diferente tamaño en las que se divide el suelo rural. Estas pueden ser cerradas, cuando están valladas o cercadas (bocage) o pueden ser abiertas, cuando no hay barreras (openfield).
  • Los cultivos, que pueden ser muy variados (policultivo) o solo existir un tipo predominante (monocultivo). Los sistemas de cultivo pueden ser más intensivos, en función de que utilicen mas medios o técnicas para aumentar la productividad del terreno (regadío, invernaderos, maquinaria, abonos y fertilizantes, etc.) o extensivos, cuando el aumento de la producción solo se produce si se aumenta la superficie cultivada y se utilizan métodos tradicionales (barbecho, abonos naturales,…) para el aprovechamiento de la tierra.
  • La presencia de la vegetación natural, más o menos integrada en las explotaciones (dehesas) o independiente de las mismas.

Factores físicos que inciden en el medio rural

Las actividades y el espacio agrarios están influidos por factores naturales y humanos.

  1. El relieve. La topografía facilita o dificulta la práctica agrícola, por ello se aprecia una relación entre el mapa de aprovechamientos agrarios y el mapa de relieve. La altitud sobre el nivel del mar. Modifica las condiciones de humedad y de temperatura. En España sólo el 11% de la superficie se halla a menos de 200 metros de altitud; una gran proporción corresponde a la Meseta, cuya elevación sobre el nivel del mar realza la continentalidad y sus efectos agrarios. Las pendientes y desniveles. Afectan a la formación y al grado de estabilidad de los suelos, a las condiciones y formas de laboreo, a la vulnerabilidad ante la erosión, a la circulación del agua, a las posibilidades de mecanización de las faenas agrícolas. Hay que añadir la importancia del relieve y del roquedo en el origen y evolución de los suelos, que son el soporte y la base de nutrición de los cultivos y aprovechamientos agrarios.
  2. El clima. Condiciona los tipos de paisajes agrarios. Está presente a través de las temperaturas, precipitaciones y demás elementos climáticos (vientos, nubosidad,…) El régimen climático de influencia más intenso es el mediterráneo. Su larga sequía estival y elevadas temperaturas, exigen una fuerte adaptación de plantas y cultivos que ha tenido como consecuencia la adopción de la trilogía de cultivos mediterráneos (cereales, vid y olivo) y la implantación del regadío para contrarrestar los efectos de la aridez estival. Los climas españoles, sobre todo el mediterráneo, presentan mucha irregularidad de unos años a otros, siendo frecuentes las heladas, las olas de calor, las sequías…que influyen negativamente sobre la agricultura y la ganadería.
  3. Los suelos. Condicionan la agricultura por su distinta naturaleza, estructura, composición, ubicación… tal cantidad de factores justifica que los paisajes agrarios no puedan explicarse sin recurrir al mapa de suelos.
  4. La vegetación natural. En ocasiones se ha eliminado para lograr la total ocupación agrícola; otras veces se conserva con grandes rasgos de pureza, constituyendo la base de los aprovechamientos forestales. Algunas veces se ha conservado el sustrato herbáceo, no el arbóreo, para ser aprovechado por la ganadería; o se opta por un aprovechamiento conjunto e integrado de suelo, pastos y arbolado dando lugar a paisajes de dehesa.
Problemas de los espacios rurales

Recogemos una serie de problemas que pueden resumirse en:

  • Demográficos: Con una reducción de la población activa, envejecimiento, escasa cualificación, provisionalidad, temporalidad y presencia de inmigrantes…
  • Económicos: Con una importante tasa de paro agrario, una falta de adaptación a la demanda real, una escasa diversificación en la producción y las consecuencias que trae para muchas actividades la PAC.
  • Sociales: Con una falta de equipamiento en las zonas rurales
  • Medioambientales: Sobreexplotación de los recursos (masa vegetal, agua…)

Los resultados de esta problemática dan lugar a la siguiente situación.

  • Las rentas y los sueldos de los empresarios y trabajadores agrarios son más bajos que los de cualquier otro sector productivo, haciendo que los espacios rurales sean poco atractivos para la población joven y se mantenga el abandono de estos espacios.
  • La renta de los titulares de las explotaciones depende en un 25 por cien de las subvenciones de la PAC, lo que ocasiona inseguridad, ya que las decisiones o las cuantías de las subvenciones no son permanentes.
  • Existe una necesidad de aumentar el tamaño de las explotaciones para que resulten rentables los medios mecánicos.
  • Para muchos agricultores se ha hecho necesario buscar otras fuentes de renta que complementen las agrarias. En la mayor parte de los casos se practica la agricultura a tiempo parcial, que es cuando el agricultor trabaja en una actividad del sector secundario o terciario, dedicando el tiempo libre a la agricultura.

Frente a estos problemas se están planteando una serie de soluciones que parten de un esfuerzo de todas y cada una de las Administraciones para seguir considerando una prioridad en España al sector agrario. Buena parte de los fondos se están destinando a:

  • Fomento de la diversificación en la producción agraria
  • Fomento del cooperativismo agrario
  • Mejora en la calidad de los productos para hacerlos más competitivos
  • Mejora en los equipamientos en zonas rurales
  • Fomento de nuevas técnicas que frenen la sobreexplotación como la agricultura-ganadería biológica.
La agricultura ecológica

La agricultura ecológica ha experimentado un auge importante durante los últimos años en nuestro país. El principal motivo de esta tendencia es la demanda de los consumidores, ya que estos cada vez más se preocupan por su salud y alimentación, y solicitan productos naturales y de elevada calidad. Asimismo, la agricultura ecológica también presenta otros beneficios como el uso de recursos naturales, la aplicación de mejores prácticas medioambientales o la disminución en el uso de productos químicos o contaminantes. En este artículo conoceremos cuál es la situación de la agricultura ecológica en España, así como las claves para adaptarse a esta tendencia de producción y la legislación que existe al respecto. España cuenta con unas condiciones muy favorables para el desarrollo de la agricultura ecológica, tanto por su climatología favorable como por la calidad de los suelos y la existencia de una gran diversidad de fauna auxiliar. Por ello, es el primer país de la Unión Europea y uno de los cinco más importantes del mundo en cuanto a hectáreas dedicadas a la agricultura ecológica. En 2019 la superficie dedicada a este método de producción fue de 2,246,000 hectáreas. La superficie de la agricultura ecológica en España ya supone el 9,7 por cien. En producción vegetal destaca el incremento de hectáreas dedicadas a tubérculos y legumbres; frutales, plataneras, cítricos y bayas, así como el repunte experimentado en viñedo (+6 %) y en olivar (+3 %). En cuanto a producción animal, sube el número de explotaciones ganaderas eco, que llega a las 7,923 (+2 % respecto año anterior), en especial de leche de bovino y ovino y en aves de corral de puesta y de carne. El número de cabezas de ganado también avanza especialmente en porcino, ovino, caprino y bovino de leche y en gallinas de puesta y apicultura. La acuicultura es otro subsector con fuerte crecimiento en 2018, con un 40 % más en producción, hasta unas 6,330 toneladas. Sin embargo, el consumo de estos productos no termina de despegar. El mercado español, a pesar incluso de su continuado crecimiento, no consigue todavía alcanzar los índices de consumo que caracterizan a los países nórdicos y otros como Dinamarca, Suiza o Austria. Una de las razones por las que el mercado de productos ecológicos en España tiene aún mucho que mejorar puede ser el precio de los mismos.

La ganadería

En cuanto a la ganadería se refiere diremos que desde la Edad Media ha sido un elemento básico de la génesis de nuestros paisajes agrarios. En la actualidad tienen importancia numérica y económica sin precedentes, aunque su presencia sobre el terreno ha disminuido. La disminución de pastores, por el éxodo rural, ha hecho que las prácticas extensivas no permanezcan y se haya buscado una intensificación ganadera basada en mejoras genéticas, racionalización de prácticas pecuarias, mejoras alimenticias y sanitarias y estabulación. Se pierde la dimensión espacial que tuvo la ganadería y los vínculos con la agricultura, quedando como actividades independientes. Los sistemas ganaderos actuales están regidos por la necesidad de abastecer la demanda de productos animales. Se opta por un modelo ganadero de alta productividad, importando razas, estabulando a los animales, mejorándolos genéticamente,…que tiene ventajas pero adolece de inconvenientes como la dependencia de la importación de cereales para pienso, de su falta de adaptación ecológica y su desconexión con el mundo rural. El mapa ganadero actual es distinto, por tanto, al de hace unas décadas.

  • El ganado bovino ha crecido mucho a partir de los años sesenta por la demanda de carne y leche de una sociedad cada vez más urbana.
  • El ganado ovino creció hasta 1960, después retrocede por falta de pastores, caída del precio de la lana,…posteriormente crece debido a las subvenciones comunitarias. Se concentra en las penillanuras occidentales, submeseta meridional y vertientes de los Pirineos y Sistema Ibérico.
  • El ganado caprino se ha recuperado en los últimos años por las subvenciones comunitarias, pero sólo existen unos tres millones de efectivos.
  • El ganado porcino es el más numeroso. Fue un pilar de la producción cárnica del desarrollismo y hoy responde dos modelos ganaderos: semiextensivo, configurado sobre cruce de razas autóctonas y articulado en torno a la dehesa y otro estabulado, con dimensión de ganadería industrial.
  • Las granjas de pollos y conejos, así como la apicultura han prosperado mucho, colocando a España en el caso de la miel en un lugar importante en el mundo.
  • La cabaña equina ha disminuido perdiendo su presencia secular en el campo al ser desplazado por la tracción mecánica.

La pesca y la acuicultura en España.

España ha sido y es una de las grandes potencias pesqueras mundiales. Así lo indican el tamaño de la flota (tonelaje y potencia), el volumen de capturas y el valor de la pesca desembarcada. En la actualidad, existen unos 18.000 buques pesqueros, que capturan cada año 13.000.000 toneladas de pescado y dan empleo a 74.798 tripulantes. En su dimensión económica, la pesca aporta el 0,5% del PIB. Estos datos son indicativos de la importancia de la pesca española, aunque si los comparamos con los de hace un cuarto de siglo, se aprecia un declive de la actividad, consecuencia del agotamiento de los caladeros nacionales, de la nueva situación internacional del mar, del ingreso de España en la UE, etc., todo ello configura un marco bien diferente al que existía en la época dorada de la pesca, que correspondió a los años setenta. En los últimos años nuestros mares han perdido importancia pesquera debido a la sobreexplotación; los puertos se han convertido en muelles de descarga de especies capturadas en aguas lejanas, al tiempo que los litorales aspiran a recibir los beneficios de la transformación industrial de la pesca y de la distribución comercial. Con todo, las transformaciones más espectaculares en la pesca se produjeron, al igual que en la agricultura, en la década de 1960. En 1961, en el contexto del I Plan de Desarrollo Económico, se promulgó una ley que aspiraba a modernizar la flota pesquera y a reestructurar la actividad, que tenía un excesivo componente artesanal y se botaron los dos primeros buques congeladores de la flota española (Lemos y Andrade), que fueron a faenar a Sudamérica y a Sudáfrica, a más de 6000 millas de sus puertos de origen. A partir de este momento, subsistió la pesca de bajura, pero el grueso de las capturas empezó a recaer en una moderna flota congeladora mu y bien equipada para la pesca en las aguas del Sahara, Angola, Mozambique y Atlántico noroccidental. Así, en los años 1970, España alcanza su record de capturas de pescado. España pertenece actualmente a la Europa comunitaria, por lo que participa de La Política Pesquera Común que guarda gran afinidad con la PAC y contienen cuatro puntos básicos: 1. Política de conservación de recursos: con este fin se establecen las Tarifas Anuales de Capturas, base para la asignación de cuotas a los países miembros. 2. Política estructural: orientada a la mejora de las estructuras pesqueras, de la industria transformadora y de los equipamientos portuarios, trata de ajustar la flota a las disponibilidades de pesca. 3. Organización Común de Mercados (OCM): tiene una gran similitud con la agraria y está encaminada a establecer y garantizar rentas equitativas a los pescadores, y precios razonables a los consumidores.

4. Política de acceso a los caladeros exteriores: se realiza mediante acuerdos de diversa naturaleza con terceros países para que los buques de los países comunitarios puedan pescar en sus respectivos caladeros. El sector pesquero español ha podido sobrevivir a décadas de incertidumbres, conflictos y problemas por lo arraigado de la pesca en las regiones litorales, la importancia social y económica del recurso, etc. – La flota ha experimentado una enorme transformación y hoy se halla en la vanguardia de las tecnologías en lo que se refiere a sistemas de navegación, adelantos náuticos, etc. Algunos buques son auténticas factorías; coexiste, no obstante, con una flota tradicional de bajura, cuya actividad resulta cada vez más difícil por su falta de competitividad y por lo esquilmado de nuestros mares. – Los lugares de pesca han variado, tanto en naturaleza como en ubicación, pues hoy se pesca en aguas de aprovechamiento económico pertenecientes a otros países y a distancias considerables de los puertos de partida, hasta en los océanos Índico y Pacífico. – El volumen de pesca desembarcada ha decrecido, con relación al de hace 25 años, a consecuencia de las limitaciones impuestas a la flota, la reducción de la misma y las cláusulas contenidas en los convenios internacionales. – El desarrollo de la investigación en el sector ha permitido la explotación de nuevas especies y pesquerías, la localización de bancos de pesca, nuevos conocimientos de biología marina y la protección de especies, etc. Uno de los aspectos a destacar es el desarrollo de la acuicultura, verdadera alternativa de futuro que ya produce una cantidad importante de peces y moluscos. En la actualidad es necesario proteger nuestros escasos recursos, evitar el consumo de maduros, así como la pesca en zonas biológicamente sensibles, fomentar el progreso tecnológico para capturar nuevas especies de valor comercial y se trata de mantener el empleo industrial y la cooperación con terceros países. Con estas perspectivas, las regiones pesqueras españolas han variado su significado tradicional, incluso los puertos, entre los que hoy destacan: Bermeo (Vizcaya), Vigo, Huelva, Algeciras (Cádiz), etc. Del mismo modo, ha variado el significado económico y las repercusiones sociales de la actividad pesquera, que gravita hoy sobre el Atlántico en detrimento del Mediterráneo – Galicia conserva su primacía pesquera en España, pues aporta un tercio de las capturas y casi la mitad del empleo pesquero. Ha seguido una evolución paralela la del resto de España, con una reducción notable de la pesca desembarcada y numerosos conflictos. Participa, junto con la flota cantábrica, de la pesca en aguas adyacentes (sardina, merluza), en los caladeros comunitarios del Atlántico (atún, pez espada) y en aguas muy alejadas (fletán, bacalao, atún), pues dispone de una excelente flota. 


 – En Andalucía, la pesca de bajura tiene más importancia social que económica. La flota se aproxima a los 3000 barcos con un fuerte componente artesanal y un marcado carácter de actividad a tiempo parcial. Se pesca en el litoral, en aguas de Marruecos, de Portugal y en caladeros del Atlántico suroriental. En conjunto, ha experimentado una trayectoria descendente por la disminución de las capturas en un mar sobreexplotado y por la dificultad de acceso a aguas ajenas. La provincia con mayor importancia pesquera es Huelva, seguida de Algeciras. – El litoral mediterráneo, en el que la pesca de especies como la bacaladilla o el salmonete ha sido muy considerable, se ha llegado a unos niveles mínimos por el agotamiento de las pesquerías. La flota está obsoleta, la pesca es muy tradicional y el Mediterráneo, un mar preocupante por el estado de conservación de sus recursos. – La pesca canaria tuvo su edad de oro entre los años 1961 y 1980, su significación pesquera radicó en la explotación del banco sahariano, muy favorecido por la corriente de Canarias. El cambio de coyuntura en el mar le privó de los caladeros tradicionales y convirtió su s puertos en base de operaciones de las flotas del Atlántico suroriental. LA ACUICULTURA EN ESPAÑA. La alternativa para solucionar el déficit de productos pesqueros y superar la crisis del sector hace que se desarrolle la acuicultura de forma más tecnificada a como se venía haciendo desde hace ya algunos años. El estado actual de la acuicultura es muy esperanzador, estando más desarrollada la acuicultura de aguas marinas, que las de aguas dulces, aunque técnicamente presenta un avance más destacado que la primera. La acuicultura marina está orientada a la producción de moluscos. El mejillón presenta un porcentaje muy importante de la producción total y está concentrada en Galicia. También alcanza cierta importancia en la costa mediterránea. Otras especies significativas la ostra plana, ostrión, almeja fina y almeja del Pacífico, concentradas en la región cantábrica y gallega. Cultivar la ostra supone dificultades por la falta de suministro de semillas procedentes de Francia, aunque su actividad es la más rentable. Destacan las producciones de rodaballo, lubina, dorada, salmón y trucha. El rodaballo ha tenido gran auge en los últimos años provechando las adecuadas temperaturas de las costas gallegas, entre 12º y 19º C. El 70% de la producción de rodaballo se produce en piscifactorías . Al igual que en el caso de la acuicultura de agua dulce, las empresas dedicadas a la acuicultura de aguas marinas también inciden indirectamente en empresas complementarias, dedicadas a la fabricación de piensos compuestos e, incluso, en las instalaciones dedicadas a la depuración. La producción acuícola tiene importante repercusión sobre las fábricas de conservas, de moluscos y de pescado, que se concentra básicamente en la región gallega. Parece claro que el desarrollo de la acuicultura aportará en el futuro una alternativa importante al dilema entre el crecimiento de la demanda de productos pesqueros y el agotamiento de los recursos, que habitualmente se extraían de los caladeros interiores y exteriores.

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