Impacto del Cambio Climático en España: Efectos y Soluciones

El clima siempre ha estado sometido a variaciones naturales a lo largo de la historia. Sin embargo, la actividad humana está actuando como acelerador de dicho proceso, lo que puede llevar a graves consecuencias.

Primeras advertencias y zonas críticas

En el año 2005, la recién creada Oficina Española de Cambio Climático, dependiente del Ministerio del Medio Ambiente, advertía en un informe muy pesimista acerca de su impacto. Si bien exponía que algunas zonas serían más sensibles al cambio que otras, recomendaba realizar evaluaciones integradas con proyecciones climáticas más detalladas que permitieran establecer prioridades de actuación.

En enero de 2017, la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) advirtió que el sur del continente sería un punto crítico, ya que sería una de las zonas que recibiría con más intensidad las consecuencias del cambio climático. Las regiones meridionales como España ya están registrando un mayor aumento en las temperaturas máximas y menores niveles de precipitaciones, haciendo disminuir el caudal de los ríos, lo que se traduciría en daños en los cultivos, deterioro de la biodiversidad y un mayor riesgo de incendios forestales.

Efectos en la salud y la sociedad

Entre esos efectos se encuentran las olas de calor y los cambios en la distribución de las enfermedades infecciosas, por la propagación de las condiciones de habitabilidad de varios tipos de mosquitos y su capacidad de transmitir enfermedades infecciosas como la meningitis y la hepatitis. Mientras, otras ya erradicadas, como la malaria, podrían reaparecer en el Delta del Ebro.

Por otro lado, está el aumento de las inundaciones que se está haciendo patente en los últimos años y que ha provocado lesiones y muertes.

Los efectos del cambio climático también pasarán factura a los bolsillos de los ciudadanos. En España, los efectos del cambio climático han costado 1.000 millones al año, con mayor incidencia en la región mediterránea, y se espera que aumenten en la próxima década. Las estimaciones para 2050 hablan también de incrementos en la demanda de agua y en el consumo energético, especialmente en verano.

Inestabilidad política y migraciones

El referido informe recuerda también que los efectos del cambio climático tendrán como consecuencia inestabilidad política y un cierto riesgo de amenazas a la seguridad. El desplazamiento de poblaciones africanas que huirán de sus respectivos países debido a este fenómeno buscará refugio en el continente europeo, en el que España, como frontera natural, juega un papel importante.

Impacto en la biodiversidad

Por lo que respecta a la biodiversidad, puede dar lugar a la desaparición de especies como el oso pardo. El alcornoque, materia prima de la industria del corcho y factor fundamental para la conservación del suelo, se estima que puede desaparecer del suroeste de España hacia mediados de siglo, y de Cataluña a finales. También se está observando que numerosas especies de animales y plantas están experimentando cambios en sus ciclos vitales, como el de la abeja europea, que está adelantando cada año su aparición, relacionado con las primaveras cada vez más cálidas.

En la cordillera pirenaica, las hayas aparecen hoy a altitudes de 70 metros superiores a lo que ocurría en 1940.

Consecuencias económicas: agricultura y turismo

Esto va a tener consecuencias directas sobre los sectores económicos. Entre otros, el vitivinícola, que ya está viendo su producción afectada, con mayores riesgos de heladas, menores periodos de maduración de la uva, falta de agua y cambios en los patrones de plagas y enfermedades. Las regiones productoras del sur de la península verán su producción reducida a favor de las del norte.

En los sectores que dependen directamente del clima, como el turismo, en el que nuestro país ocupa el segundo lugar del mundo por ingresos, se observa cómo el calor traspasa ya en determinados momentos la «temperatura de confort» para el turismo estival, tanto de interior como de playa. El turismo de nieve tendrá que lidiar con un ascenso de la cota esquiable y unas temporadas cada vez más cortas.

Especies invasoras

Los cambios de los ecosistemas están ayudando a algunas especies invasoras a consolidarse en los nuevos hábitats, como el mejillón cebra, que se ha extendido por el Ebro, Segura y Guadalquivir, modificando las características físico-químicas del agua de estos ríos, lo que afectará a la flora y fauna autóctonas, pudiendo obstruir el normal uso de las construcciones hidráulicas donde se instalan.

Otra especie invasora son las medusas, cuya presencia en las costas ya está perjudicando gravemente el turismo de playa.

Zonas costeras y litorales

El incremento del nivel del mar convierte a las zonas costeras y las llanuras aluviales en «puntos críticos» al aumentar el riesgo de inundaciones. Especies marinas, incluidas poblaciones claves para el sector pesquero, también están migrando cada vez más al norte, y la acidificación de los océanos amenaza con crear «áreas muertas» en las zonas litorales.

Incendios forestales

El aumento de la temperatura media y la disminución de las precipitaciones están creando el caldo de cultivo ideal para los incendios forestales, especialmente en las zonas de alta montaña. En los últimos años ya se está apreciando cómo los incendios superan con mayor frecuencia las 500 hectáreas y son más virulentos y más difíciles de combatir.

Soluciones y compromisos internacionales

De momento, se han propuesto dos soluciones para intentar invertir este proceso: por un lado, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) mediante compromisos internacionales suscritos por la UE en el protocolo de Kioto, sometiendo a cuotas de emisión a los sectores más contaminantes. Destacar, sin embargo, que España en los últimos años ha sobrepasado sus emisiones, teniendo que elaborar una estrategia de reducción con 170 medidas que esperan que tengan efecto en el año 2020.

La cumbre del clima en París de 2015 logró que una mayoría de países se comprometieran a que en 2020, a finales del siglo XXI, la temperatura de la Tierra quede por debajo de los 2ºC que se esperan. La ya mencionada Agencia Europea del Medio Ambiente ha instado a los gobiernos e instituciones comunitarias a adoptar políticas y estrategias más efectivas y flexibles para atenuar los efectos y el impacto invernadero de un mundo en el que la economía del continente se viene abajo por culpa de nuestra sociedad.

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