Impacto de la Inmigración Europea en Argentina: Transformaciones Sociales y Económicas (1870-1929)

La Gran Ola Migratoria

En las últimas décadas del siglo XIX, se registró un crecimiento numérico de la población de Argentina. El origen de este crecimiento fue la llegada masiva de inmigrantes de origen europeo.

Esta corriente inmigratoria formó parte de los grandes movimientos de personas que, desde diversos países de Europa, se desplazaron hacia otros continentes durante la segunda mitad del siglo XIX. Los migrantes dejaron sus países de origen por falta de empleo y por las dificultades que enfrentaban para sobrevivir. Los factores que favorecieron las migraciones fueron la disminución en los costos de los fletes marítimos, que abarató considerablemente el traslado de personas, y la propaganda desplegada por los gobiernos de algunos Estados, que ofrecieron facilidades a los inmigrantes para su arribo, recepción e internación en el nuevo país.

Amparaban tanto a los inmigrantes que ingresaban al país traídos por empresas o agentes de colonización como a quienes se trasladaban individualmente.

Localización y Ocupaciones de los Inmigrantes

Entre 1870 y 1929 llegaron a la Argentina inmigrantes europeos. Muchos de ellos arribaron con la esperanza de convertirse en propietarios de una parcela de tierra de cultivo o, al menos, hallar un empleo bien remunerado en las faenas rurales. Aunque la producción agropecuaria argentina se hallaba en esos años en pleno auge, la mayor parte de los inmigrantes no logró transformarse en propietario de tierras ni afincarse en zonas rurales. Después de 1880, los inmigrantes que se afincaron en las zonas rurales lo hicieron en calidad de colonos. En las áreas rurales tampoco se registraba una demanda de mano de obra asalariada estable, ya que el requerimiento de trabajadores para las tareas agrícolas tenía un carácter estacional.

La gran mayoría de los inmigrantes que llegaron a Argentina se quedaron a vivir en las ciudades y se emplearon como trabajadores asalariados en diversas actividades económicas urbanas. También podían trabajar en los numerosos talleres industriales que existían en las ciudades. Aquellos que llegaron con algún capital y que ya desempeñaban un oficio en Europa, lograron establecerse con un pequeño comercio (zapateros, sastres, relojeros).

El Proceso de Urbanización

Entre 1895 y 1914, el país experimentó un proceso de intensa urbanización que se manifestó en el aumento de centros urbanos y en el enorme crecimiento de las grandes ciudades. Pero este proceso de rápida urbanización, en el caso de Argentina, no fue el resultado del desarrollo de un paralelo proceso de industrialización. La multiplicación de las actividades y los empleos en el sector terciario estuvo vinculada con las características de las producciones a través de las cuales el país se había integrado al mercado internacional: productos primarios que requerían una mínima elaboración industrial y una compleja red de comercialización y transportes.

Desarrollo de los Sectores Medios y Sectores Obreros Urbanos

El desarrollo de las nuevas actividades urbanas, secundarias y terciarias, originó la diferenciación de la población urbana en diversos grupos o sectores según el tipo de trabajo que desarrollaban y el nivel de ingresos que obtenían. Aumentó el número de profesionales que trabajaban en forma independiente y el número de empleados dependientes que trabajaban en la administración pública y otros organismos gubernamentales, en empresas vinculadas con el comercio de exportación, en el sector bancario y financiero y en las empresas encargadas de proveer distintos servicios urbanos. Constituyeron los llamados sectores medios urbanos o clases medias urbanas. Los trabajadores empleados en los antiguos talleres manufactureros de las ramas de la vestimenta y la alimentación, en los gremios de la construcción y en las nuevas actividades económicas vinculadas con la expansión de las exportaciones agropecuarias, junto con los trabajadores por cuenta propia, constituyeron los llamados sectores obreros o sectores populares urbanos y fueron el origen de la clase obrera argentina.

Los Conventillos

El gran crecimiento demográfico provocó graves complicaciones a los habitantes de los centros urbanos. La capacidad de alojamiento y los servicios urbanos no resultaron suficientes ni adecuados para satisfacer las necesidades de la enorme masa de inmigrantes que se localizó en las ciudades. El mayor hacinamiento de la población se reflejó en el deterioro de las condiciones sanitarias y el ascenso de la tasa de mortalidad entre la población urbana. Los conventillos eran grandes caserones de estilo pompeyano, con numerosas habitaciones que se comunicaban por un patio central, ubicados en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires. Estas casas habían pertenecido a ricas familias porteñas que se trasladaron a Barrio Norte. En ellas se alojaron numerosas familias condenadas a vivir en condiciones de hacinamiento y precariedad. Como requerían una baja inversión y existía una gran demanda, los conventillos se convirtieron en un excelente negocio que fue aprovechado por comerciantes extranjeros que compraban por poco dinero las casas abandonadas, pertenecientes a familias tradicionales porteñas. Los conventillos se concentraron en el área céntrica de la ciudad, en un radio cercano a los lugares de trabajo.

Asociaciones de Inmigrantes

Estas asociaciones se definieron como de socorros mutuos y tenían por objetivo brindar ayuda al inmigrante y a su familia en materia de salud y educación. Mantenían vigentes muchas de las costumbres y tradiciones del país de origen a través de la enseñanza del idioma o los dialectos, los bailes típicos y la celebración de fiestas religiosas. También funcionaron como espacios de negociación política.

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