La Globalización Económica y las Desigualdades Territoriales
Una economía abierta frente al reto de la competitividad
La economía española está hoy plenamente integrada en el contexto mundial y eso se refleja en la evolución reciente de diversos indicadores:
- El comercio exterior ha crecido de forma constante, aumentando las importaciones. Las mayores compras son automóviles, productos químicos y farmacéuticos, tecnología y comunicación. También las exportaciones han aumentado.
- La balanza comercial mantiene un saldo desfavorable con el exterior, pues las compras de productos extranjeros superan las ventas de los productos nacionales. Esta tendencia se ha acentuado en los últimos años. La mayoría de los intercambios comerciales se realizan con países de la UE, mientras se refuerzan las importaciones con Asia.
- Las inversiones de capital extranjero han experimentado un crecimiento gracias a las multinacionales, a la compra de empresas españolas pero, sobre todo, a la inversión de empresas españolas en otros países.
Problemas y riesgos de la globalización
Según datos del Banco Mundial, España ocupa el puesto undécimo (11) entre los países del mundo por su PIB, lo que la sitúa como una potencia económica de nivel medio. Pero la globalización también genera algunos riesgos nuevos para la economía española:
- La mayoría de las decisiones macroeconómicas que afectan a economía y empleo se toman fuera de las fronteras del país, limitando la capacidad de actuación del Gobierno.
- El aumento constante de los competidores potenciales de las empresas españolas obliga a realizar un esfuerzo creciente de internacionalización e innovación.
- Algunas empresas se ven afectadas por una deslocalización hacia países con mano de obra más barata.
- Los cambios acelerados aumentan los riesgos y la vulnerabilidad de aquellos con menos recursos y capacidad de adaptación, provocando así nuevas desigualdades.
La influencia que ejercen los procesos globales junto con las respuestas locales tienen como resultado la evolución de la economía española y los cambios que afectan al territorio.
Un desarrollo desigual
A lo largo de la historia, el mundo se ha caracterizado por grandes contrastes en el bienestar de las sociedades. Pero la progresiva integración mundial ha acentuado esas desigualdades y las ha hecho interdependientes. Esta situación ha sido interpretada a través del esquema de organización territorial del centro-periferia:
- Los centros son las regiones desarrolladas del mundo (Tríada y Australia-Nueva Zelanda), con una economía próspera con altos niveles de renta y bienestar.
- Las periferias son las regiones subdesarrolladas, con baja productividad y renta con un reparto social que genera amplias bolsas de pobreza.
Existen relaciones de intercambio desigual entre ambos: las periferias exportan productos de escaso valor así como mano de obra barata e importan tecnologías y productos procedentes de las regiones más ricas, lo que provoca un progresivo endeudamiento de los países subdesarrollados.
En las últimas décadas han surgido también diversas semiperiferias:
- Los países que formaban la antigua Unión Soviética y sus aliados se vieron afectados por la crisis de su sistema político y de su economía planificada, provocando problemas sociales, aunque muestran una tendencia a la recuperación.
- Algunos países latinoamericanos y, sobre todo, asiáticos se han convertido en potencias emergentes, con un fuerte crecimiento industrial provocado por la deslocalización, y favorecido por un progresivo aumento de la renta de su población y la mejora de su nivel tecnológico.
Fuertes contrastes en el nivel de vida de la población
Los beneficios de la globalización económica se reparten de forma muy diversa según grupos sociales y territorios. Actualmente se ha llegado a una situación de extrema desigualdad (2% de la población tiene el 50% de la riqueza, la mitad pobre del planeta tiene un 1% de riqueza). Resultan muy expresivos los desequilibrios en el acceso a 4 bienes básicos: salud, educación, ingresos y empleo.
El índice de desarrollo humano (IDH) mide la posición de los países según su esperanza de vida al nacer, el nivel de escolarización y el PIB por habitante con una escala de 0 a 1. Los mejores situados son Noruega y los países europeos (en los primeros 20 puestos) y los peor situados suelen ser los africanos (más allá del puesto 120).
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que el empleo vulnerable alcanza el 78% en Asia meridional y el 73% en África subsahariana, afectando en su mayoría a las mujeres.
España, país desarrollado
España se sitúa actualmente entre los países con mayores niveles de desarrollo. Según su IDH ocupa el puesto 20. Según su PIB por habitante, el 27. Aunque la población con empleo vulnerable representa más de la cuarta parte del total, esa cifra es bastante inferior al promedio mundial.