Las Aguas Subterráneas
El agua de las precipitaciones y del deshielo, a menudo, si los terrenos son permeables, se infiltra en el interior de la tierra y discurre subterráneamente con un caudal más o menos importante. Las aguas subterráneas discurren por el subsuelo, moviéndose por los cauces de los ríos, lagunas y humedales.
Los acuíferos son embolsamientos de agua subterránea que se forman cuando las aguas de precipitación se infiltran, encuentran un estrato impermeable y se acumulan sobre él. En la península Ibérica existen más de 400 que se encuentran principalmente en las depresiones terciarias, en las proximidades de los ríos, en las cabeceras montañosas húmedas de los principales ríos, y en Baleares y Canarias.
El tipo de suelo influye en la dinámica del acuífero. En las áreas silíceas tenemos captaciones de escasa profundidad, por el carácter poco permeable de estos suelos; en cambio, en las zonas calizas los acuíferos son muy abundantes y llevan un gran caudal. La actividad humana ha alterado este régimen por la extracción de las aguas subterráneas mediante pozos. Se calcula que hay 150.000 pozos para la explotación de las aguas subterráneas.
En épocas de sequía, las aguas subterráneas son de gran necesidad para el abastecimiento. Según el Ministerio de Fomento y de Medio Ambiente, de los 442 acuíferos que hay en España, 51 están explotados en exceso, 39 salinizados y la contaminación afecta al 28%. La contaminación se debe al uso de plaguicidas, fertilizantes, vertidos urbanos e industriales.
Además de las aguas subterráneas, también existen aguas fósiles que se acumularon en épocas geológicas pasadas cuando los climas eran más lluviosos. Esta agua fósil se puede agotar como cualquier otro recurso no renovable.
El Aprovechamiento de los Recursos Hídricos
Existen claras desigualdades respecto a las disponibilidades y demandas de agua entre las distintas Comunidades Autónomas en España, por lo que es necesario establecer una adecuada política hidráulica vinculada a la ordenación territorial y a una apropiada gestión ambiental. El incremento de la demanda de agua en España ha llevado a la realización de infraestructuras encaminadas a:
- Regular los recursos mediante obras hidráulicas que permitan desviar canalizaciones y regular el caudal de los ríos.
- Mejorar la calidad de las aguas mediante depuradoras y potabilizadoras.
El Plan Hidrológico Nacional contiene las bases de la política hidráulica que, resumiendo, serían las siguientes:
- Aumento de los recursos disponibles mediante la ejecución de infraestructuras de regulación (embalses), incremento de las extracciones de los acuíferos, uso conjunto de las aguas subterráneas y superficiales, desalación, reutilización de aguas residuales depuradas y conexiones entre las cuencas fluviales.
- Disminución de la demanda como resultado de medidas de ahorro, limitación de los regadíos, etc.
- Prevención de inundaciones mediante encauzamientos, medidas urbanísticas y protección civil.
- Protección del medio ambiente hídrico.
- Depuración de las aguas residuales urbanas e industriales.
- Investigación y Desarrollo.
Además del Plan Hidrológico Nacional, existen planes hidrológicos de cuenca en los que se determinan las obras necesarias en cada una de las cuencas hidrográficas. Los elaboran las Confederaciones Hidrográficas o los gobiernos de las Comunidades Autónomas y se remiten al Ministerio de Medio Ambiente.
Los Usos del Agua
En los últimos años ha habido en España un gran incremento en el consumo de agua que es paralelo al desarrollo socioeconómico del país, al crecimiento de las ciudades, al incremento de las zonas turísticas, a la expansión de segundas residencias, al consumo de agua en parques y jardines y al importante crecimiento del consumo doméstico.
Los principales usos del agua son:
- El regadío agrario, cada vez de mayor extensión y orientado a una agricultura de gran rentabilidad y destinada a la exportación, fundamentalmente de productos hortofrutícolas.
- La actividad industrial demanda mucha energía eléctrica. España posee uno de los mayores parques hidroeléctricos del mundo.
- Las ciudades demandan aproximadamente el 14% del agua consumida en España. Se trata de un consumo doméstico, pero también para el riego de jardines, campos deportivos, etc.
- Uso ambiental y recreativo. Los lagos, lagunas y embalses constituyen un recurso paisajístico y turístico, pero ser explotados de forma abusiva y desordenada puede tener consecuencias muy perjudiciales.
Como consecuencia del escaso caudal de los ríos y de los vertidos con reducida depuración, la calidad de nuestros cursos fluviales es preocupante. Algunos ríos han dejado de ser un cauce natural para convertirse en cloacas a cielo abierto. Los ecosistemas ligados al medio hídrico están sufriendo alteraciones importantes con una degradación general del medio ambiente.
Reducción del Gasto Innecesario
Se estima que del 50% al 70% del agua que se extrae se desperdicia, por evaporación, fugas y otros motivos. Según algunos expertos, se podría reducir estas pérdidas hasta cifras de alrededor del 15%. Uno de los motivos por los que se desperdicia tanta agua es porque su precio se mantiene artificialmente bajo. Cuando la consumimos, pagamos solo una parte, a veces muy pequeña, de lo que cuesta su extracción y preparación para el consumo. De esta forma, no se estimula el ahorro y el uso restringido. El agua se considera un bien público, con un gran componente político, y los gastos que ocasiona se cargan a la masa global de impuestos pagados entre todos los ciudadanos.
El sistema de riego que se use tiene especial influencia en el ahorro de agua, ya que casi el 80% de la consumida se emplea para riego. Algunos sistemas muy usados son especialmente derrochadores de agua. En algunas zonas se utiliza el agua residual urbana, después de tratada, para riego. Tiene la ventaja de que, además de ahorrar consumo, devuelve nutrientes orgánicos que abonan los campos cultivados.