Geología de la Península Ibérica
El siguiente mapa litológico muestra los diferentes tipos de materiales que se pueden encontrar en la Península Ibérica y el archipiélago balear, divididos en zonas montañosas y cuencas sedimentarias. La Península Ibérica está situada en la zona templada del hemisferio norte, en la zona sur-oeste de Europa, entre los paralelos 36º y 43º. Recibe tanto influencia mediterránea como atlántica y se caracteriza por su elevada altitud media (660 m sobre el nivel del mar) y la disposición periférica de sus cadenas montañosas.
Historia Geomorfológica
La historia geomorfológica de la península se divide en cinco etapas diferentes:
- El plegamiento herciniano: En el mapa se puede observar la gran extensión en la zona oeste de la península de los relieves formados durante la orogenia herciniana (trazo oblicuo). Se trata de una zona peninsular principalmente silícea, con predominio de rocas ígneas y metamórficas (granito, cuarcitas, gneis y pizarras), sometidas a una alteración química intensa como consecuencia del clima templado-húmedo propio de esta zona. Este paisaje se caracteriza por los numerosos berrocales, crestones y serranías.
- Una larga etapa de erosión que dio lugar a las penillanuras.
- La sedimentación del Mesozoico: durante el Mesozoico e inicios del Cenozoico se depositaron grandes cantidades de calizas, margas y areniscas que rodeaban el Macizo Hespérico. Se trata de la Iberia arcillosa, que en el mapa podemos observar con puntos naranjas referidos a las cuencas sedimentarias de la meseta y con puntos negros referidos a las depresiones prealpinas en las zonas periféricas de la península. En el dominio arcilloso los estratos horizontales han dado lugar con la erosión a extensas llanuras a distintos niveles: páramos y valles abiertos donde aparecen dispersos los cerros de testigo.
- El plegamiento alpino: durante la primera mitad del Terciario se plegaron los sedimentos de los mares mesozoicos, que al chocar con el macizo Hespérico formaron la cordillera Cantábrica, las montañas lusitano-atlánticas y el Sistema Ibérico. Los sedimentos de las fosas marinas formaron los Pirineos y la Cordillera Bética. Se formaron el sistema Central, los Montes de Toledo y las depresiones al norte y al sur del Sistema Central. Es el caso de la Iberia calcárea, representada en el mapa con líneas horizontales para señalar las montañas periféricas y las montañas exteriores, situadas en la zona oriental de España. En el dominio calcáreo abundan las rocas sedimentarias, con materiales calizos y margas. En este tipo de paisaje se forman serranías con paredones abruptos, cantiles y cornisas debido a las calizas, mientras que la erosión de las margas, arenas y arcillas da lugar a depresiones.
Ríos de Euskal Herria
Entre los factores que determinan el régimen de los ríos destacan la disposición orográfica y los factores atmosféricos. En el estudio del régimen fluvial se utilizan elementos que se refieren a las cantidades con las que fluye un río, algunos de ellos son el caudal, las variaciones estacionales, las crecidas, la escorrentía y los arrastres.
Características de la Red Fluvial Vasca
La vertiente fluvial vasca, integrada en la cantábrica, se caracteriza porque sus ríos son los cursos más regulares de España debido a la constante pluviosidad de la zona. Entre ellos destacan el Bidasoa y el Nervión. Los ríos vascos no sufren estiajes debido a que no padecen la falta de pluviosidad, ya que las lluvias son más abundantes y repartidas a lo largo de todo el año. Las crecidas son poco frecuentes, ya que los fenómenos meteorológicos que las provocan no son los habituales del clima lluvioso todo el año característico del País Vasco. Estos ríos son los de escorrentía más elevada, por lo que se dan factores que pueden provocar crecidas de mayor o menor envergadura. Una de las razones es la topografía, con vertientes que salvan mucho desnivel en pocos kilómetros, lo que facilita la rápida propagación del agua. Otra de las razones es la localización de los asentamientos humanos en la parte baja de los ríos, alrededor de los lechos. Las construcciones han ido reduciendo los cauces naturales y, en momentos de crecidas, se pueden producir inundaciones u otras catástrofes. Estas crecidas se suelen producir en el invierno, cuando las lluvias son más abundantes. Estos ríos, muy caudales, suelen tener una gran fuerza erosiva, por lo que se forman hoces, gargantas y estrechos que cortan los relieves de las cordilleras. El régimen de estos ríos es pluvial o pluvio-nival oceánico.
Influencia del Clima y la Topografía
La proximidad de los Montes Vascos a la costa determina unos ríos cortos en los que influye el factor nival, aunque solo sea en los primeros tramos del curso. Aguas abajo, el clima húmedo y la abundancia de precipitaciones imponen el régimen pluvial característico de las zonas lluviosas. En definitiva, se puede decir que son ríos cortos y los largos, excepto el Nervión (71 km), apenas sobrepasan los 60 km. El Bidasoa, el Oria, de gran caudalosidad y regularidad, destacan por el clima, aunque en algunos casos su torrencialidad obliga a efectuar obras de encauzamiento del curso (Oyarzun y Urumea).
Aprovechamiento de los Ríos
En cuanto al aprovechamiento de estos cursos, destaca el de las centrales eléctricas. La regularidad y la abundancia de saltos de agua favorecen la construcción de embalses que pueden aportar energía eléctrica a una zona industrializada. A pesar de las características de estos cursos de agua, algunas en su parte baja se pueden utilizar como vía de transporte, como el Oria, navegable desde Aguinaga hasta la desembocadura, y el Nervión también hasta la desembocadura.