Factores de la diversidad fluvial:
Los ríos de la península están condicionados por diversos factores:
- El relieve influye en la organización de cuencas y vertientes hidrográficas, así como en la erosión de los ríos y en el régimen fluvial.
- El clima, ya que las precipitaciones determinan el caudal de los ríos y sus variaciones a lo largo del año.
- La vegetación, que disminuye la evaporación, reduce la erosión y las inundaciones.
- La acción humana, que realiza obras como embalses.
La cuenca fluvial:
Es el territorio que evacua sus aguas a un río principal, que las lleva hasta el mar. Están separadas por divisorias de aguas, formadas por las cumbres de los relieves montañosos que las delimitan. Dentro de la cuenca, las aguas circulan por un cauce. Las vertientes hidrográficas son el conjunto de cuencas cuyas aguas vierten en el mismo mar. En España, hay la vertiente atlántica y la mediterránea, siendo la primera la que recibe el 70% de las aguas y la segunda el 30%.
Ríos de la vertiente cantábrica:
Los ríos de la vertiente cantábrica son cortos porque nacen en montañas cercanas a la costa. Tienen gran fuerza erosiva y son caudalosos debido a la abundancia de precipitaciones. Son aptos para construir pantanos. Algunos ejemplos son el Nervión, el Nalón y el Narcea.
Ríos de la vertiente atlántica:
Excepto algunas cuencas gallegas y andaluzas, los ríos de la vertiente atlántica son largos, ya que nacen en el este y desembocan en el Atlántico. Tienen una fuerza erosiva escasa, ya que discurren por llanuras. Su caudal es abundante debido a los numerosos afluentes, pero su régimen es irregular, con estiaje en verano y crecidas en otoño y primavera. En esta vertiente se encuentran ríos como el Tajo, el Duero, el Guadiana y el Guadalquivir.
Ríos de la vertiente mediterránea:
Excepto el Ebro, los ríos de la vertiente mediterránea son cortos porque nacen en montañas cercanas al mar. Tienen un caudal escaso debido a la falta de precipitaciones y un régimen muy irregular, con estiaje en verano y crecidas catastróficas en otoño. Se construyen embalses para regular el caudal. Algunos ejemplos son el Ebro, el Ter, el Llobregat, el Júcar y el Segura.
Baleares y Canarias:
En estas regiones no hay ríos, sino arroyos o corrientes de agua de escaso caudal, alimentados por manantiales.
Paisaje vegetal del clima mediterráneo:
Las características de este paisaje son el bosque perennifolio y el matorral. Los vegetales son xerófilos, adaptados a la sequía estival.
Bosque mediterráneo:
Es poco denso, con árboles de tronco grueso y rugoso y hojas perennes. Crean copas redondeadas y amplias que proyectan sombra para reducir la insolación y la evaporación. Algunas especies son:
- La encina: resistente a la sequía, se adapta a todo tipo de suelos. Es el árbol más extendido y su madera es dura y excelente como leña. Su fruto, la bellota, se utiliza para alimentar al ganado. Los mejores bosques se encuentran en Extremadura.
- El alcornoque: necesita más humedad que la encina, se encuentra en suelos silíceos. Su corteza se utiliza para el corcho. Se encuentra en el suroeste peninsular y en Cataluña.
Matorral:
Hay tres tipos de matorral:
- Maquia: formación arbustiva.
- Garriga: arbustos y matorrales de poca altura como el tomillo y el romero.
- Estepa: hierbas bajas con arbustos espinosos.
Paisaje vegetal de rivera:
En este paisaje se encuentran especies diferentes a las del entorno. Algunas de ellas son:
- Sauce y aliso: sus raíces necesitan estar en el agua.
- Chopo, álamo y fresno: necesitan humedad en el extremo inferior de las raíces.
- Olmo: necesita menos humedad.
En los bosques de rivera también crecen juncos y matorrales. Sin embargo, estos bosques se han reducido debido a la implantación de cultivos y urbanizaciones, lo cual supone una pérdida, especialmente en las zonas secas de España.
Paisaje vegetal del clima oceánico:
Este paisaje está compuesto por árboles altos, con tronco recto y hojas grandes y caducas. En el sotobosque crecen helechos y musgos debido a la sombra de los árboles. Algunas especies son el haya y el roble.
Bosque caducifolio:
El haya necesita mucha humedad y prefiere los suelos calizos, mientras que el roble exige menos humedad y prefiere los suelos silíceos. El bosque marcescente está compuesto por rebollos y quejigos, que mantienen sus hojas secas hasta el nacimiento del nuevo brote. La acción humana ha cambiado la vegetación natural, reduciendo la extensión del bosque debido a la pérdida de sus usos tradicionales, la quema incontrolada y los incendios. Además, se han introducido árboles de crecimiento rápido como el pino o el eucalipto, que acidifican y empobrecen el suelo y aumentan el riesgo de incendios.
Landa y prados:
La landa es una vegetación densa de matorral, mientras que los prados son vegetación herbácea.