Formaciones Vegetales de la España Peninsular e Insular

Las formaciones vegetales, o agrupaciones de plantas que comparten tamaño y aspecto, se clasifican en tres tipos básicos: el bosque, el matorral (arbustos) y el prado.

Las formaciones vegetales españolas son, en gran parte, formaciones regresivas (alteradas y modificadas por la ocupación humana), que se alejan cada vez más de su estadio climácico o clímax, es decir, la que existiría en un lugar en condiciones naturales óptimas, sin intervención humana. En muchos casos, los bosques climácicos han desaparecido o retrocedido hacia un estadio degradado de matorral o herbáceo. Además, los paisajes vegetales no solo cuentan con especies primarias, autóctonas o locales, sino que también desarrollan especies secundarias o alóctonas, originarias de otras regiones e introducidas por el ser humano.

Dado que el clima ejerce una influencia decisiva sobre la vegetación, estudiaremos los paisajes vegetales de España por áreas climáticas.

A) El Paisaje Vegetal de Clima Oceánico

Pertenece a la región floral eurosiberiana, localizado en la zona de clima oceánico, desde Galicia hasta los Pirineos. Sus formaciones vegetales características son el bosque templado oceánico o bosque caducifolio, la formación arbustiva denominada landa y el prado. Es la España verde.

El Bosque Caducifolio

Se caracteriza por ser un bosque denso y umbrófilo, con árboles altos, de tronco recto y liso, y hojas grandes, planas, blandas y que caen en otoño (caducas). La escasa luz en los estratos inferiores favorece un sotobosque pobre, con predominio de helechos y musgos.

Las formaciones primarias más representativas son: las hayas, que se sitúan preferentemente sobre suelos calizos y elevados, por encima de los 1000 m., ya que son muy exigentes en humedad y resistentes al frío; mientras que los robles…

La Landa

Vegetación densa de matorral (brezo, enebros, tojo, retama) que aparece normalmente por la degradación del bosque caducifolio (sobreexplotación o incendios). Puede ser baja o alcanzar hasta 4 metros.

Los Prados

Vegetación herbácea que ocupa grandes extensiones de terreno en la región atlántica. Destaca su aprovechamiento como alimento del ganado.

El Bosque Marcescente

Bosque de transición entre la zona atlántica y la mediterránea, pero adaptado a la aridez y resistente al frío (mantiene sus hojas secas hasta el nacimiento de un nuevo brote, para proteger la yema del frío). Formado por quejigos y rebollos.

B) El Paisaje Vegetal de Clima Mediterráneo

La región floral mediterránea se extiende por el espacio peninsular de clima mediterráneo (excepto áreas de montaña), el archipiélago balear, Ceuta y Melilla. Esta región se caracteriza por la aridez estival, un rasgo que condiciona el desarrollo de la vegetación (crecimiento muy lento). Las formaciones características son el bosque perennifolio y el matorral mediterráneo.

El Bosque Perennifolio

Es la vegetación climácica de esta región, que agrupa especies xerófilas o adaptadas a la fuerte insolación y a la aridez estival mediante:

• El desarrollo de profundas raíces superficiales o subterráneas para captar agua.
• Hojas perennes, para que la planta ahorre energía en primavera sin renovar sus hojas.
• Hojas pequeñas y esclerófilas (duras y coriáceas, es decir, cubiertas por cera o resina para reducir la transpiración) y tallos pilosos y espinosos.

Los árboles, de altura media (porque compiten por el agua), poseen un tronco grueso, corteza rugosa y una copa globular para dar sombra y reducir la insolación y la evaporación. El sotobosque es rico en especies, porque la luz penetra sin dificultad al ser un bosque poco denso.

El Matorral Mediterráneo

No es formación clímax, sino producto de la degradación del bosque mediterráneo por la actuación humana. Tipos:

• La maquia. Formación de matorral densa, cerrada y con especies que superan los 2 metros, incluso, puede aparecer algún árbol disperso. Compuesta por brezos, jaras, lentisco y retama. Se encuentra en el área del alcornoque (suelos silíceos).
• La garriga. Formada por arbustos de poca altura. Es menos densa, apareciendo zonas de roca descubierta de vegetación. Destacan las plantas aromáticas como el romero, el tomillo y la lavanda. Aparece en áreas de la encina.
• La estepa. Integrada por hierbas bajas mezcladas con arbustos espinosos (esparto, espárrago, palmito…) y discontinuos, que dejan al descubierto suelos pobres. Son propias de zonas semiáridas del sureste peninsular y del valle del Ebro, y de zonas de garriga degradada por la acción humana.

C) El Paisaje Vegetal de la Región Macaronésica (Canarias)

El archipiélago canario posee una gran riqueza de vegetación, fruto de su insularidad y de sus peculiares condiciones climáticas (aridez en la costa y precipitaciones abundantes en altitud “mar de nubes”), litológicas (suelo de origen volcánico) y de relieve. Todo esto se traduce en la existencia de un elevado número de endemismos y especies relictas.

• Piso basal: Tiene muy poca humedad y, por ello, carece de vegetación arbórea; su lugar lo ocupa un matorral xerófilo de influencia africana, como el cardón y la tabaiba.
• Piso intermedio (hasta 800 m.): El descenso térmico y el aumento de humedad permiten el crecimiento de palmeras, dragos y sabinas.
• Piso termocanario (800-1200 m.): Aparece el bosque de laurisilva, coincidiendo con el mar de nubes donde se condensa la humedad que transportan los vientos alisios. Es frondoso, perennifolio y con múltiples especies: laurel, tilo y naranjo salvaje. Cuando este se degrada por la acción humana, da paso al fayal-brezal (formación arbustivo-arbórea).
• Piso mesocanario (1200-2200 m.): Dominada por el bosque de coníferas, destaca el pino canario, que se adapta a la aridez (fuera ya del mar de nubes) y al frío.
• Piso de altas cumbres supracanario y orocanario (por encima de 2200 m.): A partir de aquí, la degradación es muy rápida y surge un desierto rocoso donde perviven algunas especies endémicas como la violeta del Teide. Solo existe en Tenerife y La Palma.