Evolución Urbana en España: Morfología, Procesos y Consecuencias Territoriales

Morfología y Estructura Urbana

Una ciudad es un espacio de distinta extensión habitada por un grupo de población con gran densidad. Los criterios para definir qué es una ciudad son diversos:

  • Criterio numérico: En España, un núcleo se considera ciudad si tiene 10,000 habitantes.
  • Criterios morfológicos: Edificación compacta en altura, grandes bloques.
  • Criterios funcionales: Actividades a las que se dedican sus habitantes.

Proceso de Urbanización en España

En el siglo XX, la evolución de la población urbana en España ha mantenido un crecimiento. Sin embargo, la tasa de urbanización no ha sido regular, teniendo el mayor incremento entre 1920 y 1981. No todas las localidades han tenido el mismo protagonismo. Las tasas más elevadas se registran en ciudades de 1,000,000 y 500,000 habitantes.

Las ciudades de más de 500,000 habitantes han perdido población desde 1981 por la crisis en el empleo. En la última década, el protagonismo lo han adquirido las ciudades pequeñas entre 10,000 y 100,000 habitantes, que han aumentado su porcentaje de población.

Factores de la Urbanización

  • Industrialización: Concentrada en regiones cantábrica, vasca y catalana.
  • Turismo: Afecta a espacios más pequeños. La llegada de turistas a las costas mediterráneas ha modificado la vida y estructuras de muchos pueblos que han empezado a dedicarse al sector servicios (ej. Benidorm).
  • Influencia de grandes ciudades: Incrementa el proceso urbanizador de núcleos próximos (ej. Madrid).
  • Transformación de sistemas y técnicas de producción agraria: Ocasiona mucha mano de obra.
  • Desarrollo de la agricultura especializada y de regadío: Concentra población en algunas zonas (ej. Valle del Ebro).

Consecuencias de la Urbanización

La urbanización interesa ser analizada por sus consecuencias territoriales, sociales y económicas. Entre las consecuencias territoriales destacan el despoblamiento del medio rural y la concentración de la población en ciudades más grandes. Los municipios de menos de 10,000 habitantes han ido perdiendo población progresivamente, también descendió el número de municipios considerados rurales.

Entre las consecuencias sociodemográficas destacan los cambios en los comportamientos demográficos de la población rural y urbana. Es importante la composición por edad de la población urbana, con un incremento de la población joven y descenso de la fecundidad, mientras que los núcleos rurales se han envejecido.

Las consecuencias de la urbanización que más se tienden a valorar actualmente son las relacionadas con el medio ambiente natural y urbano. Entre los efectos medioambientales más importantes estarían el aumento del consumo de recursos y energía, la degradación del paisaje y entornos naturales, y la contaminación atmosférica, del agua y suelos.

Evolución Histórica de la Ciudad

Ciudad Preindustrial

  1. Orígenes: Tras la etapa preurbana, las primeras ciudades de la península son de la época de la colonización fenicia, púnica y griega. Estos pueblos de comerciantes fundaron una serie de nuevas poblaciones a lo largo del Mediterráneo (ej. Cádiz).
  2. Época Romana: Avanzó en la consolidación de la urbanización. Los romanos utilizaron la ciudad como vehículo de romanización, favoreciendo su difusión y creando un modelo propio. Su legado se concretó en el surgimiento de nuevas ciudades: unas sobre poblaciones preexistentes (ej. Córdoba, Tarragona, Girona, Barcelona, Huelva, Sevilla, Zaragoza, Valencia, Badajoz). Los romanos implantaron un plano o trazado urbano de carácter geométrico configurado a partir de dos ejes que se cortaban perpendiculares: el cardus maximus (orientación este-oeste) y el decumanus. En su interior, el espacio urbano se ordenaba en torno a un lugar central donde se localizaban los edificios públicos: foro, templo. Este tipo se ve en Italia.
  3. Época Medieval: Tras la caída del Imperio Romano, la urbanización peninsular sufrió un retroceso debido a la invasión de los pueblos bárbaros. Solo a partir del siglo X se asiste a un resurgimiento de las ciudades, propiciado por la apertura del Camino de Santiago y la intensificación del proceso de reconquista y repoblación. Estas se dieron en nuevas ciudades cuya función obedeció a razones militares o motivos comerciales. Entonces habitaban la península dos modelos de ciudad: cristiana y musulmana.
    • Ciudad Cristiana: Vivía de la ganadería y la agricultura de secano. La actividad industrial y mercantil era escasa. Las ciudades desempeñaban función militar y estratégica. El paisaje urbano se caracteriza por pequeños recintos amurallados donde las calles eran estrechas. En el centro se situaba la plaza, utilizada como lugar de mercado. Las ciudades se componían de collaciones. Hay tres tipos de planos: radiocéntrico, cuadrícula e irregular.
    • Ciudad Musulmana: Se fundaron sobre poblados anteriores. Solían emplazarse en lugares estratégicos por su carácter defensivo (ej. Toledo) o al lado de ríos y barrancos para servir de defensa natural, aunque otras ciudades se situaron en llanos (ej. Valencia, Sevilla). El paisaje de la ciudad islámica se caracteriza por edificios rodeados y protegidos por una muralla que separa el exterior. Lo más representativo es su plano, con calles radiales de trazados sinuosos que enlazaban con las entradas o puertas de la ciudad. Las calles eran angostas, quebradas y torcidas. También eran frecuentes los callejones ciegos o sin salida llamados adarves.
  4. Renacimiento e Ilustración: Etapas en las que hubo un aumento demográfico e intensificación en la urbanización. Esto hizo que se mejoraran las infraestructuras urbanas y la remodelación de la trama viaria. Los antiguos trazados islámicos se sometieron a una mayor regularización. Los elementos significativos de la morfología urbana de esta época destacan la introducción de la plaza mayor y la creación de fortificaciones. Tras el paréntesis que representó el siglo XVII debido a la crisis económica, durante el XVIII la ciudad experimentó una nueva etapa de florecimiento. Los cambios producidos en la ciudad reflejaban las nuevas ideas impuestas por el reformismo ilustrado y el nuevo poder político. Se llevaron a cabo importantes reformas urbanas que hicieron mejorar las condiciones estéticas e higiénico-sanitarias. Se introdujo la estética urbana mediante la creación de puertas monumentales (ej. Puerta de Alcalá), avenidas o bulevares, puentes e infraestructuras urbanísticas como el alumbrado y el saneamiento. En definitiva, se produjo una revalorización del espacio público que culminó con la creación de plazas mayores.

Ciudad Industrial

Las reformas urbanas iniciadas en el siglo XVII continuaron en el XIX, siglo en el que aumentó significativamente la urbanización como consecuencia del desarrollo de obras públicas, de la modernización de la administración territorial motivada por la creación de las provincias, de la desamortización, de la creación de infraestructuras viarias (ferrocarril y carreteras), de la ejecución de obras de saneamiento urbano y de un desarrollo industrial que se concentró en el País Vasco y Cataluña.

Para adaptarse a las nuevas circunstancias, las ciudades pusieron en marcha una serie de operaciones de crecimiento y remodelación de su espacio interior que se concretaron en los planes de alineaciones y reforma interior y en los de ensanche.

  • Proyectos de Reforma Interior: Perseguían aliviar la presión social, mejorar las condiciones de vida de la población y los servicios urbanos. Se manifestaron en la construcción de cementerios, mataderos públicos y viviendas, acometidas de aguas, saneamiento, pavimentación de calles, etc. Lo que verdaderamente caracteriza este tipo de proyectos es la remodelación de la trama viaria o haussmanización, que supuso la apertura de nuevas calles o la alineación de las ya existentes con el fin de adaptarlas a las nuevas necesidades circulatorias.
  • Planes de Ensanche: Son una de las aportaciones más interesantes del urbanismo español de esta época. Los ensanches consistían en la yuxtaposición de un nuevo conjunto urbano coherente, planeado de una sola vez y unido a la ciudad consolidada, pero con una morfología y estructuras propias. Con su creación se pretendía facilitar la construcción de viviendas, el crecimiento de la ciudad y el aumento de las rentas del suelo urbano. El nuevo tejido urbano incorporado a la ciudad se caracterizó por su morfología de calles perfectamente alineadas de trazado ortogonal que dibujaban manzanas de grandes proporciones en las que se levantaban edificios dispuestos en torno a un gran patio central. Destinados a acoger vivienda burguesa, los ensanches eran zonas de una calidad medioambiental muy alta, por lo que terminaron favoreciendo la segregación social en la ciudad.

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