El Factor Tierra y su Productividad
La evolución del factor tierra y su productividad en España a lo largo de diversos períodos históricos ha sido un tema de gran interés. Según las estimaciones, el crecimiento del factor tierra ha sido muy limitado. Destaca que, mientras la productividad del trabajo agrícola se mantuvo constante en el siglo XIX, la productividad de la tierra se duplicó entre 1820 y 1905. Este incremento se debió a un uso más eficiente de la tierra por avances técnicos y la creciente especialización agrícola regional.
A partir de la Gran Guerra, las tendencias cambian. Tanto la productividad de la tierra como la del trabajo agrícola aumentan, acompañadas por una subida significativa de los salarios agrícolas. Existe consenso entre los especialistas sobre el dinamismo agrario en el período de entreguerras, aunque se interrumpe tras la Guerra Civil Española, marcando una profunda regresión.
Durante el franquismo, las productividades de la tierra y el trabajo se desplomaron, al igual que los salarios agrícolas, reflejando el atraso del campo español entre 1940 y 1950. Tras este periodo, la productividad de la tierra y del trabajo comienza a aumentar nuevamente, en un proceso que marca la recuperación agraria. No obstante, la percepción negativa del campo español se ve influida por la experiencia vital de quienes vivieron la profunda crisis de la agricultura durante los primeros años del régimen franquista. Este período de estancamiento no debe extrapolarse hacia etapas anteriores. La censura del franquismo tuvo un impacto significativo en la remuneración de los factores productivos, evidenciando el retroceso de la agricultura en esos años.
El Factor Trabajo: Evolución y Transformaciones
La cantidad de trabajo está determinada por varios factores, como la evolución demográfica, la tasa de actividad, la tasa de ocupación y las horas trabajadas por persona cada año. En los últimos dos siglos, la población mundial se ha multiplicado por más de cuatro, y entre 1850 y 2000 lo hizo en menos de tres. Los economistas han analizado las variables relacionadas con la actividad laboral, como la ocupación y las horas trabajadas por persona, destacando la importancia de la disminución en las horas de trabajo.
A lo largo del tiempo, las horas de trabajo anuales han experimentado una significativa reducción, pasando de unas 2.800 horas a menos de 1.800. Las tasas de actividad y ocupación también han variado, pero de forma más cíclica. En las últimas tres o cuatro décadas, la oferta de trabajo ha disminuido considerablemente. Sin embargo, en otros periodos, como entre 1987 y 2000, la disponibilidad de trabajo ha mostrado una mayor flexibilidad. Este cambio se debe a la introducción de contratos laborales temporales, con duración limitada y costes de despido bajos, lo que ha influido en la oferta de trabajo.
Educación y Capital Humano
A lo largo del siglo XIX, la falta de inversión pública en educación en España contribuyó a altas tasas de analfabetismo, que solo comenzaron a reducirse lentamente a partir de 1860. En 1850, España, con una tasa de analfabetismo similar a la de Italia, presentaba un panorama educativo deficiente, mientras que países como Inglaterra y Francia ya comenzaban a reducir el analfabetismo significativamente.
A pesar de ciertos avances en las primeras décadas del siglo XX, el analfabetismo persistió en España, especialmente entre las mujeres y en las regiones meridionales. La escolarización comenzó a mejorar con el nuevo siglo, con un enfoque en prolongar la educación, lo que contribuyó a ciertos avances económicos. Sin embargo, la Guerra Civil y la represión posterior afectaron gravemente al magisterio.
La relación entre los niveles de escolarización y el PIB per cápita refleja que los períodos de retroceso educativo se correlacionan con estancamientos económicos. A partir de los años 50, la educación experimentó un notable impulso, aumentando los niveles educativos en todas las generaciones posteriores, especialmente en la educación secundaria y universitaria.
Iniciativa Empresarial y su Impacto en la Economía
Aunque las evaluaciones cualitativas sobre la iniciativa empresarial de esa época suelen ser negativas, se ha intentado una estimación basada en la comparación entre el capital de las sociedades constituidas y el PIB. Los resultados muestran una tendencia decreciente en la participación del capital empresarial en el PIB hasta la transición a la democracia, aunque en los últimos 20 años esta tendencia se ha detenido, sin llegar a una recuperación significativa.
Este fenómeno se debe al mayor peso de las sociedades ya establecidas en nuevos proyectos de inversión, lo que refleja una reducción de la iniciativa empresarial. Sin embargo, hay momentos históricos donde la iniciativa empresarial fue notable. Estos períodos estuvieron marcados por la acumulación de capital y nuevas oportunidades de negocio.
A pesar de estos episodios de dinamismo, la iniciativa empresarial del siglo XX no alcanzó los niveles de los momentos más activos del siglo XIX, cuando las sociedades constituidas representaban un porcentaje considerable del PIB. En contraste, en la segunda mitad del siglo XX, aunque el crecimiento económico fue elevado, la iniciativa empresarial de capital fue menor.
El Factor Capital y su Evolución
Aunque se distingue entre el stock de capital y la calidad del mismo, la estimación agregada del input de capital muestra un crecimiento significativo. Los períodos expansivos de inversión han sido cíclicos. Además, los componentes del capital muestran distintos ritmos de despliegue y patrones de inversión.
A mediados del siglo XIX, la tasa de inversión de la economía española era baja, propia de una economía preindustrial, pero el ciclo ferroviario impulsó un aumento del PIB. El objetivo era alcanzar una economía plenamente industrializada.
Factores Determinantes del Crecimiento Económico
El crecimiento económico en España entre 1850 y 2000 ha sido impulsado principalmente por el aumento del capital físico y humano, así como por las mejoras en la productividad total de los factores (PTF). La contribución del capital ha variado a lo largo del tiempo, siendo más importante que el trabajo hasta 1950, pero después el trabajo superó al capital en términos de aportación al crecimiento.
Sin embargo, a partir de 1975, la contribución del trabajo disminuyó, mientras que la PTF continuó siendo el principal motor del crecimiento económico en las décadas siguientes. El crecimiento de la economía española ha dependido de dos factores clave: la eficiencia asignativa y el cambio tecnológico. La eficiencia asignativa involucra la mejora del funcionamiento de los mercados y la integración.
En el siglo XX, el progreso tecnológico, la electrificación y la medicina jugaron un papel crucial en el crecimiento económico. El cambio estructural fue relevante cuando la flexibilización de las políticas autárquicas permitió que la economía española experimentara un auge en la productividad.
Durante el «milagro económico» de 1960 a 1973, la PTF fue impulsada por la transferencia de recursos desde el sector agrícola hacia sectores más productivos. En la crisis de 1975-1985, el crecimiento fue más moderado, y la contribución de la PTF fue ambigua. Aunque la PTF fue positiva, no logró evitar la divergencia entre España y otros países de la OCDE. A partir de la integración en la CEE, el crecimiento económico ha sido cada vez más intensivo en trabajo.
Industrialización y Cambio Estructural
El cambio estructural más significativo en la economía fue la industrialización. Este proceso se mide mediante diversos parámetros, pero para períodos anteriores al siglo XIX solo se dispone del grado de urbanización. Este refleja la proporción de población no dedicada al sector primario. El éxodo rural se intensificó, especialmente entre 1960 y 1980.
En el sector industrial, entre 1910 y 1930 se consolidó la formación de la clase obrera. Tras la caída durante la guerra civil, la industria creció hasta alcanzar un máximo en 1977. Posteriormente, alcanzó un nuevo máximo histórico en 2007. Los servicios siguieron una trayectoria similar a la de la industria.
La descomposición del PIB por sectores revela que entre 1870 y 1900 el crecimiento industrial superó al agrario. Desde 1960 el sector primario se vació casi exclusivamente en favor de los servicios.
El Comercio Exterior como Motor de Crecimiento
El comercio exterior ha sido una palanca esencial para el crecimiento económico español. Las etapas de mayor apertura comercial coinciden con los períodos más prósperos de la economía. Desde 1959, el país se reintegró al comercio internacional, alcanzando niveles de apertura similares a los de la Unión Europea tras la transición democrática. El patrón histórico revela fases de crecimiento inicial, declive prolongado y una recuperación contemporánea.
La Industria Rural Doméstica en Galicia en el Siglo XVIII
Características de la Producción
En cuanto a la producción, tenemos que tener varios puntos a tener en cuenta, ya que la Galicia del siglo XVIII encaja perfectamente en el modelo más general de la industria rural doméstica (IRD). Presentaba una población notablemente inmensa, además de un proceso de expansión que trabajaba explotaciones de muy reducidas dimensiones, además de que se debía recompensar a los dueños del terreno de forma anual con algún pago, lo que obliga a hacer otro tipo de actividades con las que tender la subsistencia.
En la costa predominaba la pesca y en zonas más centrales la producción de tejido, como puede ser los tejidos de lino. El rasgo que más destacaba en la producción casera de lienzos era la existencia en el seno de la misma de una relativamente importante fracción mercantil, productora de lienzos para su venta no sólo en los mercados y ferias gallegos, sino también de Castilla, Andalucía y el País Vasco, hacia donde se produce una extracción constante durante todo el siglo XVIII, asociada en buena parte a la emigración temporal de los labradores, que al ir a hacer la siega a las dos primeras regiones citadas aprovechaban para vender algunas piezas de lienzo.
Este carácter mercantil alcanza también a una parte del suministro de la materia prima, pues aunque Galicia producía lino, no lo hacía en la cantidad necesaria para el consumo, trayéndose la diferencia de la provincia de León. Parte del lino utilizado provenía de la propia elaboración y otra parte venía de exportaciones de los propios tejedores.
Grupos Sociales y Actividades
En cuanto a los grupos sociales de la época, podemos ver la evolución de la industria rural doméstica, podemos distinguir tres actividades como son el hilado, el tejido y el blanqueado. El hilado era una actividad realizada en su mayoría por mujeres, mientras que los tejedores estaban realizados por una mezcla de mujeres y hombres, ya que la actividad era realizada por la familia. Y por último el blanqueado, que en Galicia la tradición era hacerlo antes del hilado.
Comercialización y Mercados
En cuanto a la actividad comercial de este entramado necesitamos un buen grupo de comerciantes. En cuanto a la comercialización de las materias primas podemos encontrar dos vertientes: una que eran los profesionales, que eran los que no solo comerciaban lino sino que también comerciaban otro tipo de materias primas; y por otro lado tenemos los ocasionales de lino, los cuales son emigrantes temporales que traen dos cargas de lino que “cada uno de ellos conduce al Reino de Castilla y beneficia en el peaje”.
Respecto al producto final se distinguen tres personas: los tratantes en lienzo que compraban las telas en las ferias o en casas de tejedores; luego tenemos los de tienda abierta en las villas. Un último grupo que participaba en la comercialización de los lienzos era el de los arrieros y emigrantes, que en muy pequeñas cantidades cada uno de ellos llevaban también telas hacia Castilla y Andalucía.
Crecimiento y Factores Externos
La IRD gallega experimenta en las décadas de 1770 y 1780 un importante crecimiento. La progresiva liberalización del comercio colonial, la prohibición de importación de lienzos extranjeros y el propio crecimiento económico general de la segunda mitad del siglo XVIII en España constituyeron elementos que favorecieron este desarrollo del sector textil gallego, y particularmente de la fracción del mismo orientada al mercado.
Las importaciones de lino tuvieron importantes efectos sobre la producción doméstica y sobre la sociedad gallega en general, de entre los que vamos a destacar solamente dos. Sobre el primero de ellos, la polarización del crecimiento operado en estos años en torno a las zonas próximas a aquellos puertos por los que se efectuaban las importaciones. La segunda consecuencia a señalar es la formación de un pequeño grupo de mayoristas que pasarán, poco a poco, a controlar el conjunto de las importaciones de lino procedentes de Riga y San Petersburgo.
La capacidad económica y las características del negocio de este grupo, al que pertenecerá el futuro marqués de Sargadelos, resaltaba frente a la tradicional ausencia de grupos burgueses de una cierta importancia que se venía notando a lo largo de todo el siglo en Galicia, y que debe ser puesta en relación con la estabilidad que mostraba el sistema en su experiencia en los negocios textiles, en la posesión de algún capital y en la ausencia de una verdadera burguesía gallega, las llaves que les iban a permitir convertirse en el principal grupo burgués de la Galicia de finales del XVIII.
Pero este crecimiento del que acabamos de hablar no significó para el sector lencero ni la superación del atraso técnico, ni la modificación de las relaciones de producción en un sentido capitalista.