Evolución Demográfica y Distribución de la Población Española

Evolución Demográfica de la Población Española

Aunque existen datos más antiguos, los primeros recuentos exhaustivos de la población española se remontan al siglo XVIII. Los primeros datos mínimamente fiables sobre la población española los encontramos en el Vecindario de Campoflorido (1712-1717) que situaba la población española en 7.500.000 personas. El Catastro de Ensenada, 1772, daba un saldo de 9.400.000 habitantes. Aunque estas cifras no son exactas, lo que sí podemos apreciar es que durante el siglo XVIII hubo un importante crecimiento de la población española.

Durante el siglo XIX la población española continuó creciendo, aunque lo hizo a un ritmo más lento que el de los países de Europa occidental. Así, se pasó de los 10,5 millones de habitantes en 1801 a los 18,6 millones de habitantes en 1900. El hecho de que el ritmo de crecimiento de la población española fuera más lento que el de algunos países europeos cercanos se debió al mantenimiento de unas altas tasas de mortalidad y a la emigración que muchos españoles protagonizaron a finales del siglo XIX.

En general, durante todo el siglo XX España ha tenido unas tasas de crecimiento demográfico altas, con tres momentos destacados: los años 20, los años 60 y desde 1996 hasta la actualidad. Podemos dividir en el siglo XX y hasta la actualidad en tres fases:

  • Desde 1900 hasta 1970 tenemos la fase de mayor crecimiento demográfico de la historia de la población española. Se pasó de los 18,6 millones de 1900 a los cerca de 35 millones de 1970. Podemos decir que la población española se duplicó. Este crecimiento se debió a un descenso notable y constante de la mortalidad combinado con un descenso suave y discontinuo de la natalidad.
  • Desde 1970 hasta 1996 el crecimiento demográfico se debilitó a causa de la caída de la natalidad.
  • Desde 1996 hasta la actualidad se ha producido un importante impulso en el crecimiento de la población española. Este crecimiento se ha debido fundamentalmente a la llegada de inmigrantes. Así la población española ha pasado de los 41 millones de 2001 a los 46 millones de 2008. Hay que añadir aquí, que desde 2010-11 y a causa de la grave crisis económica española, la llegada de inmigrantes ha cesado y lo que se impone son movimientos de retorno de estos recién llegados hacia sus países e incluso emigración de españoles

Con estas cifras, en la actualidad España se sitúa cerca de los países más poblados de Europa.

La Distribución de la Población Española

En el siglo XVI las regiones con más peso demográfico eran las del centro y el norte de la Península. Desde el siglo XVII se produjo una tendencia al vaciamiento del interior y a un mayor crecimiento de las regiones periféricas.

En el siglo XVIII las regiones costeras e insulares eran ya las más pobladas frente a un interior con bajas densidades de población.

En el siglo XIX se consolidó el desequilibrio entre un centro con bajas densidades, excepto Madrid, y una periferia densamente poblada. El mayor crecimiento de las regiones periféricas se debió a un mayor crecimiento natural y también a las migraciones internas hacia las zonas industriales de Asturias, País Vasco y Cataluña.

En el siglo XX se agravaron los desequilibrios entre el centro y la periferia, especialmente durante los años 60 ( desarrollismo). Las zonas periféricas se convirtieron en las regiones más dinámicas económicamente gracias el desarrollo industrial (Asturias, País Vasco, Cataluña, Comunidad Valenciana) y al boom del turismo (Cataluña, Comunidad Valenciana, Islas Baleares) y atrajeron un importante contingente de emigrantes españoles procedentes de las regiones del interior. Frente a ellas, se fue dibujando un interior muy poco habitado y con zonas ampliamente despobladas (comarcas de Teruel, Cuenca, Soria, Ciudad Real, Badajoz…). Las únicas excepciones a este interior que continuamente perdía efectivos, fueron Madrid, Valladolid y Zaragoza.

A partir de 1975 se redujeron las diferencias. A causa de la crisis económica, la desindustrialización y el paro, las áreas industriales de la periferia dejaron de atraer emigrantes de las regiones interiores, o los atrajeron en mucha menor medida, mientras que las zonas interiores redujeron sus salidas e incluso recibieron movimientos de retorno.

En la actualidad asistimos a la consolidación de Madrid y sus provincias limítrofes (sobre todo las de Castilla-La Mancha), del eje Mediterráneo y del valle del Ebro como las regiones con mayor dinamismo demográfico, frente a un interior (Castilla León, Extremadura) y un cuadrante noroeste (Galicia, Asturias, Cantabria e incluso el País Vasco) estancados o con crecimientos mucho más débiles.

De la historia anterior se deriva una distribución espacial de la población española con grandes contrastes. Así, solo cuatro comunidades (Andalucía, Cataluña, Madrid y la Comunidad Valenciana) concentran la mitad de la población española.

La densidad media de la población española es de 91 hab/km2. Pero esta media oculta diferencias considerables. Las dos Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla tienen 4.052 y 5.916 hab/km2. La provincia más densamente poblada es Madrid, con 800 habitantes por km2 y la menos densamente poblada es Soria con 10 hab/km2.

En las regiones litorales es habitual encontrar densidades por encima de los 100 hab/km2, mientras que en amplias regiones del interior la densidad no llega a los 20 hab/km2.

Población por Comunidades y Ciudades Autónomas en 2008.

Los Movimientos Naturales de la Población

Los movimientos naturales de población son aquellos que dependen exclusivamente del comportamiento demográfico de sus habitantes (nacimientos y defunciones) y que inciden en el crecimiento natural (positivo o negativo) de la población de un territorio. Por lo tanto para analizarlos tendremos en cuenta la natalidad, la mortalidad y el crecimiento vegetativo o natural. No se contemplan los movimientos migratorios.

En la evolución histórica del movimiento natural de la población (natalidad, mortalidad y crecimiento natural) se distinguen diversas etapas o regímenes demográficos a lo largo de los cuales la natalidad, la mortalidad y el crecimiento natural presentan las mismas características. Dichas etapas son:

  • El régimen demográfico antiguo.
  • La transición demográfica.
  • El régimen demográfico moderno.

1.1 El Régimen Demográfico Antiguo

El régimen demográfico antiguo se caracteriza por altas tasas de natalidad y de mortalidad y por un crecimiento natural bajo. La natalidad presentaba valores muy altos (cerca 35-40 por mil) y aunque a finales del siglo XIX experimentó un ligero descenso, a principios del siglo XX aún era muy elevada (alrededor del 35 por mil). Las causas de esta elevada natalidad eran:

  • El predominio de una economía y una sociedad rurales, en la que los hijos empezaban a trabajar pronto ayudando en las labores del campo, eran muy baratos de mantener y aseguraban el porvenir de los padres, dado que no existían ni seguros de accidentes, ni de jubilación.
  • No existían sistemas eficaces de control de la natalidad.

La mortalidad general también era alta (entre el 30 y el 35 por mil) aunque a finales del XIX experimentó un ligero descenso. Como resultado de estas altas tasas de natalidad y de mortalidad, el crecimiento natural era bajo y presentaba oscilaciones debidas a las crisis de sobremortalidad (guerras, epidemias y hambrunas).

1.2 La Transición Demográfica

El paso de régimen demográfico antiguo al actual se llama transición demográfica. La transición demográfica en España se inició más tarde que en otros países de Europa occidental y su duración fue menor pero más intensa. Esta etapa se caracteriza por una reducción suave de la natalidad, un brusco descenso de la mortalidad y, en consecuencia, un elevado crecimiento natural.

La natalidad descendió de forma suave y discontinua. Esto sucedió especialmente y en primer lugar en las ciudades, debido a que en estas se accedió antes a los métodos anticonceptivos y sobre todo porque en las sociedades urbanas las familias extensas no eran tan necesarias como en las sociedades tradicionales agrarias. Hay que indicar no obstante que este descenso suave de la natalidad fue discontinuo ya que se alternaron períodos de mayor decrecimiento con otros de recuperación, siempre en relación con los acontecimientos históricos.

Los principales descensos de natalidad coincidieron con tres momentos históricos relevantes:

  • La crisis económica de 1929.
  • La guerra civil y la posguerra.
  • Los años finales del desarrollismo.

1.3 El Régimen Demográfico Moderno

El régimen demográfico moderno se caracteriza por bajas tasas de natalidad y de mortalidad y por un crecimiento natural escaso.

El hundimiento de la natalidad ha sido más tardío pero también brusco que en el resto de países de Europa occidental. Este hundimiento se inició en 1975. Actualmente la tasa de natalidad es muy baja (10,95 por mil en 2007). Otro dato interesante relacionado con la natalidad es el índice sintético de fecundidad, en 1981 era de 2,1 hijos por mujer -el límite que permite el reemplazo de la población- y desde entonces ha seguido descendiendo hasta el 1,39 actual (2008).

Las causas del descenso de la natalidad son:

  • La situación económica que siguió a la crisis de principios de los 70.
  • El cambio de mentalidad en la sociedad.
  • El aumento del nivel de vida.

La mortalidad se mantuvo en cifras bajas.

Las Políticas Demográficas

Las políticas demográficas son las estrategias que desarrollan los gobiernos para alcanzar un nivel de población óptimo. En España se vienen desarrollando políticas natalistas destinadas a fomentar el crecimiento de la natalidad desde hace algunos años. En su mayor parte las políticas demográficas españolas van dirigidas a ayudar a las familias con hijos.

1.4 La Natalidad

La natalidad es el número de nacimientos que se han producido en una población determinada en un momento concreto. Para medir la natalidad se utiliza como indicador la tasa bruta de natalidad (TBN), que indica el número de nacidos vivos por cada mil habitantes en un año en un territorio determinado.

En España, desde 1975 se ha producido un descenso de la natalidad y de la fecundidad. Este descenso tiene diferentes causas:

  • El importante aumento del paro, provocó una reducción del número de hijos por pareja, y un retraso en la edad de acceso al matrimonio, la precarización de los contratos de trabajo y el alto precio de la vivienda.
  • El cambio de mentalidad en la sociedad española a partir de 1975 se refleja en una disminución de la influencia religiosa, la despenalización de los anticonceptivos, la despenalización del aborto.

1.5 La Mortalidad

La evolución de la tasa de mortalidad en España ha tenido un efecto yoyó. Desde finales del siglo XIX y hasta 1980 la TBM se redujo de forma continua con la única excepción de dos momentos críticos y excepcionales como la epidemia de gripe. Las causas de este descenso de la mortalidad fueron:

  • Los avances médicos y sanitarios.
  • La elevación del nivel de vida se manifestó en la mejora de la dieta: en la década de 1960 se superaron la malnutrición y la escasez de la posguerra.
  • El incremento del nivel educativo y cultural llevó a intensificar la prevención y abandonar costumbres tradicionales nocivas para la salud (remedios caseros etc…).

La reducción de la mortalidad ha sido general en todo el país, pero no uniforme, ya que hay diferencias regionales. Actualmente las tasas brutas de mortalidad más altas se dan en Asturias, Galicia, Castilla-La Mancha y Castilla León, esto se debe a que son comunidades con una población envejecida. Los valores de mortalidad más bajos se dan en Canarias, País Vasco, Andalucía, Ceuta, Melilla, Murcia y Madrid, que son las regiones con más población joven. Hay que señalar que la universalización de la medicina gracias a la Seguridad Social ha reducido las diferencias entre regiones.

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