Principales Etapas del Proceso de Urbanización en España
Los Primeros Núcleos Urbanos
Los primeros núcleos de población con rasgos urbanos (tenían un plano regular, lo que indica una planificación previa, poseían infraestructuras básicas y desempeñaban diferentes funciones por ser simultáneamente centros administrativos, económicos y culturales) que aparecieron en la Península Ibérica fueron las colonias que fenicios y griegos establecieron entre los siglos VIII a. C. en las costas mediterránea y sur. Ejemplos de las mismas fueron Gadir y Rhode, colonias fenicia y griega, respectivamente.
El Sistema Urbano Romano
Un auténtico sistema urbano no apareció hasta la dominación romana (siglo III a. C. – V d. C.), por ser con ésta cuando el fenómeno urbano se extendió por toda la península, y porque las muchas ciudades estaban unidas por una red de calzadas, que permitían la existencia de relaciones estables entre las diferentes ciudades existentes en Hispania. Destacadas ciudades del periodo romano fueron Emérita Augusta o Híspalis, las actuales Mérida y Sevilla.
La Urbanización en la Edad Media
Durante el periodo medieval, la vida urbana del periodo romano se mantuvo sin interrupción en Al-Ándalus, mientras que en los reinos cristianos entró en decadencia al iniciarse la Edad Media. No iniciándose una recuperación de la vida urbana hasta el periodo de expansión demográfica y económica de la Plena Edad Media (siglos XI – XIII).
Los musulmanes revitalizaron ciudades anteriores a ellos como Córdoba o Sevilla, y crearon ex novo otras como las actuales Madrid o Almería.
La Urbanización en la Edad Moderna
Durante la Edad Moderna (siglos XVI – XVIII), la red urbana existente en la Península Ibérica fue débil por la base agro-ganadera que tenía la economía. Existía un gran número de ciudades pero eran muy pequeñas, no más de los 30.000 habitantes, y su crecimiento demográfico era muy débil. Por lo que su población no varió significativamente con el paso de los siglos. Salamanca o Ávila son ejemplos de este tipo de ciudades.
Únicamente unas pocas ciudades destacaron por ser su crecimiento demográfico al ser su prosperidad económica sostenida. Ejemplos de las mismas fueron:
- Sevilla, cuya prosperidad procedía de ser el puerto que monopolizaba el comercio con América.
- Madrid, por ser desde época de Felipe II la capital del país.
- Barcelona y Valencia, que eran importantes centros comerciales.
En el siglo XVIII se inició una tendencia en el proceso de urbanización que se consolidó en las centurias siguientes: las ciudades del interior, salvo Madrid, ralentizaron su crecimiento, mientras que las de la periferia lo aceleraron al ser mayor su vitalidad económica.
La Urbanización en la Edad Contemporánea
Durante la Edad Contemporánea (siglos XIX – XX), tres hechos impulsaron de forma decisiva el proceso de urbanización de España, al hacer crecer de forma sostenida y progresiva a la población urbana. De tal forma que a mediados del siglo XX la tasa de urbanización ya superó el 50%, siendo actualmente de casi el 80%.
El Inicio de la Industrialización
El inicio de la industrialización creó en las ciudades que se industrializaban una enorme oferta laboral que atrajo masivamente población rural. Durante el siglo XIX el crecimiento se limitó a las pocas ciudades que se dotaron de industrias: Madrid, Barcelona o Bilbao. En el siglo XX el proceso se extendió geográficamente por toda España, y sobre todo fue cuantitativamente mucho mayor, al ser en la segunda mitad de éste siglo cuando España hizo su transformación económica: dejó de ser un país de economía primaria para convertirse en uno industrial. Ciudades situadas en regiones desindustrializadas experimentaron un gran crecimiento en muy poco tiempo, al beneficiarse de la política de dispersión industrial promovida por el franquismo mediante los Polos de Desarrollo. Huelva o La Coruña son ejemplos de este hecho.
La División Provincial de 1833
La división provincial de 1833 convirtió a ciudades hasta ese momento irrelevantes en capitales de provincia. Lo que les dio un protagonismo y vida económica que las hizo crecer mucho más que al resto de ciudades de la provincia. Las actuales capitales de provincia explican su vitalidad por el hecho de que además de la función administrativa que desempeñan, poseen unos servicios especializados (ejemplo: hospitales o universidades) que son centros de referencia para toda la población de su provincia.
El Desarrollo del Turismo
El desarrollo del fenómeno del turismo en la segunda mitad del siglo XX contribuyó al crecimiento de muchas ciudades al convertirlas en receptoras de población, que llegaba atraída por la gran oferta de puestos de trabajo que en ellas creaba el turismo.
El turismo tradicional, o de sol y playa, impulsó decisivamente el crecimiento de muchas ciudades del litoral mediterráneo como Palma de Mallorca o Málaga. También convirtió a simples pueblos de pescadores, como Marbella o Benidorm, en ciudades que actualmente tienen más población que algunas provincias interiores. El turismo interior, esencialmente cultural, ha promovido el crecimiento de ciudades cuyos cascos históricos las han convertido en destinos turísticos por excelencia. Este sería el caso de Toledo o de Granada.
Características Actuales del Proceso de Urbanización
Actualmente el proceso de urbanización de España presenta los siguientes caracteres:
- Aunque la población urbana continúa creciendo a mayor ritmo que la rural, lo hace a tasas mucho más bajas que en las décadas anteriores. Las razones de ello son el cese del éxodo rural y la continuada caída de la natalidad.
- Proporcionalmente, las ciudades pequeñas y medianas, aquellas cuya población es inferior a los 250.000 habitantes, crecen mucho más rápidamente que las grandes, que eran las que habían monopolizado el crecimiento hasta hace pocas décadas. Este hecho se explica por el encarecimiento del suelo urbano en las grandes ciudades, mientras que el mismo es mucho más barato en las ciudades de sus áreas metropolitanas.
- Las actividades terciarias, especialmente las del terciario superior, han reemplazado a las secundarias como motores de la economía urbana. Con la excepción de unas pocas ciudades (ejemplos: Torrelavega o Mieres) cuyas economías siguen teniendo una base industrial. Esto es consecuencia de la terciarización de la economía.