España como país de inmigración: nuevos flujos migratorios
Tras la entrada de España en la Unión Europea, comenzó a convertirse en destino de los flujos migratorios internacionales. La conjunción de un descenso de la emigración y un aumento sin precedentes de la inmigración exterior ha propiciado que el saldo migratorio en España sea claramente positivo desde los años 80 del siglo pasado.
En el estudio de la inmigración extranjera a España podemos distinguir dos fases:
- Primera fase: la mayor parte de los extranjeros residentes en España procedían de Occidente, el centro y el norte de Europa.
- Segunda fase: durante la década de los 90 llegaron a España numerosos ciudadanos de Europa del Este, así como latinoamericanos y asiáticos, a la vez que continuaba el flujo de norteamericanos.
Distribución espacial y actividad de la población inmigrante
Los extranjeros se concentran donde hay más oportunidades de empleo. También existe un importante número de extranjeros, sobre todo africanos, en áreas rurales con agricultura intensiva. Los inmigrantes ocupan puestos de trabajo que no eran cubiertos por la población española. El tipo de trabajo está relacionado con la nacionalidad.
Efectos de la inmigración
Los inmigrantes, con su trabajo, han contribuido de forma decisiva al crecimiento económico de España en los últimos tiempos. La llegada de extranjeros ha frenado el proceso de envejecimiento de la población. En cuanto a la integración social, algunos pueden integrarse mucho más fácilmente que otros en función de su lengua y cultura.
Emigración exterior
Emigración transoceánica
En ella se pueden diferenciar las siguientes fases:
- La emigración en la época de las colonias: el descubrimiento de América supuso un flujo constante de población desde la península hasta las colonias americanas. Este flujo continuo tuvo como contrapartida la ralentización del crecimiento demográfico en la España peninsular, ya que numerosos jóvenes abandonaban su territorio para emigrar a América.
- El auge migratorio desde mediados del s. XIX hasta la Primera Guerra Mundial: después de la independencia, la emigración transatlántica española descendió notablemente. Solo Cuba, Puerto Rico y Filipinas recibieron inmigrantes, ya que estos territorios aún pertenecían a la Corona española. Sin embargo, a mediados del s. XIX se abrió de nuevo un periodo de intensa emigración española a América. Con la Primera Guerra Mundial se interrumpe este periodo, y las corrientes migratorias no vuelven a ser intensas hasta después de la Segunda Guerra Mundial por la propia inseguridad del conflicto bélico, por la crisis de 1929 y, finalmente, debido a la Guerra Civil española.
- La emigración transoceánica entre 1945-1960: acabada la Segunda Guerra Mundial, se produjo una reactivación de la emigración transoceánica. El destino principal en esta época fue Venezuela, que vivía un auge con sus explotaciones petroleras, junto con Argentina, que continuaba ofreciendo oportunidades, por su elevado nivel de renta. Las principales regiones emisoras en este periodo fueron Canarias y Galicia. A finales de los años 50 del s. XX fue cambiando el destino de la emigración exterior española desde América a Europa.
La emigración a otros países europeos
Durante los 60 y 70, casi dos millones de españoles emigraron a varios países europeos, sobre todo a Alemania, Suiza, Francia y Países Bajos. El proceso se interrumpe a mediados de la década de los 70, por la crisis del petróleo. Esta emigración europea tuvo las siguientes características:
- Fue una emigración esencialmente de varones. Una vez que el trabajador se asentaba en su nuevo país y tenía unas mejores condiciones de vida.
- Muchos de los trabajadores españoles acudieron con contrato de trabajo, que con frecuencia era temporal, lo que les daba una cierta sensación de provisionalidad.
- Debido al alto nivel de renta, los trabajadores pudieron ahorrar y enviar dinero a sus familias. Este flujo de capital en forma de remesas contribuyó al crecimiento económico de España.
- Una nueva corriente migratoria procedía de la mayor parte de las regiones españolas.
Migraciones interiores
El éxodo rural de 1900 a 1975
En el primer tercio del s. XX se registraron fuertes corrientes migratorias impulsadas por las nuevas actividades industriales y de servicios de las áreas urbanas. La economía española experimentaba un elevado ritmo de crecimiento, apoyado en la industrialización y el turismo. Al mismo tiempo, se produjo la mecanización de gran parte de las tareas agrarias, lo que provocó un éxodo masivo de población en el medio rural.
En la distribución espacial de estas migraciones interiores cabe distinguir:
- Los espacios emisores: eran las áreas rurales del interior peninsular, o de espacios con sistemas agrarios en crisis: Andalucía, Extremadura, Galicia, etc.
- Los espacios atractores: fueron Madrid, Cataluña y el País Vasco, que se encontraban en pleno proceso de industrialización. También crecieron ciudades más pequeñas y las principales ciudades turísticas del país.
Nuevas pautas de las migraciones interiores de 1975 a la actualidad
Las migraciones interiores de carácter laboral finalizaron como consecuencia de la crisis económica que se produjo a causa del alza del precio del petróleo. Con la recuperación económica, los flujos se reactivaron. Se instaura un modelo migratorio nuevo, en el que las migraciones interprovinciales pierden importancia a favor de las migraciones intraprovinciales, originadas por cambios en el lugar de residencia, pero no necesariamente de empleo. Actualmente, la mayor parte de los flujos migratorios son de corta distancia y están ligados a la expansión urbana. Las grandes ciudades experimentan un mayor crecimiento demográfico, debido sobre todo a la inmigración de población joven. Este proceso es posible a causa de la confluencia de un conjunto de factores técnicos, económicos, culturales y ambientales.
Impactos del turismo y políticas de ordenación
Problemas asociados a la actividad turística
Problemas comunes:
- Es una actividad afectada por cierta inestabilidad, aumenta en periodos de crecimiento económico y se frena en crisis.
- Hay una creciente competencia de otros destinos turísticos.
- Sector sujeto a una fuerte estacionalidad a lo largo del año.
- Como consecuencia, se dificulta la creación de empleo estable y se produce una insuficiencia de ciertos servicios en los periodos de máxima afluencia de turistas.
Problemas localizados:
- Se ha producido una intensa ocupación de la línea de costa por urbanizaciones, hoteles, aparcamientos, etc., lo que ha obligado a establecer restricciones mediante la aprobación de una “Ley de Costas” que define como dominio público no edificable la zona de transición marítimo-terrestre.
- Se ha modificado la dinámica litoral por la proliferación de espigones, muelles y diques en puertos deportivos.
- Se generan frecuentes conflictos por el uso del suelo y del agua con otras actividades, así como problemas de contaminación marina.
- Destrucción de paisajes singulares y su sustitución por otros banales y estandarizados.
La energía en España
Importancia actual del sector energético
- El consumo de energía se relaciona con el desarrollo económico de los países.
- Existe un fuerte desequilibrio entre producción y consumo de energía, lo que convierte a España en un país dependiente de las importaciones.
- Algunas formas de energía generan fuertes impactos y riesgos ambientales.
- Resulta cada vez más necesaria una apuesta por las energías renovables poco contaminantes y basadas en recursos propios.
Rápido crecimiento de la producción y el consumo de energía
El consumo de energía en España ha crecido al mismo ritmo que la actividad económica y el nivel de vida de la población. El carbón era la base principal de la energía, después, se pasó a los hidrocarburos: petróleo, gas natural, carbón y energía nuclear. La producción energética también creció, alcanza los 2 millones de toneladas equivalentes de petróleo. Sus fuentes principales son: el carbón de algunas mineras activas y se utiliza como combustible en algunas centrales termoeléctricas; la energía nuclear genera más de la mitad de la energía obtenida; en las energías renovables dominaba la energía hidráulica, ahora superan ya el 20% del total.
La necesidad de una política energética
Para lograr una correcta planificación y ordenación de la energía se han sucedido varios planes energéticos nacionales. Se aprobó un plan de fomento de las energías renovables. Los principales objetivos son:
- Establecer acuerdos de cooperación con los países productores de petróleo y gas natural para asegurar un abastecimiento constante.
- Reducir la dependencia energética del exterior, potenciando una explotación de los recursos propios.
- Mantener cuotas obligatorias de consumo de carbones nacionales en las centrales termoeléctricas.
- Liberalizar el sector, eliminando monopolios estatales y aumentando la competencia entre las empresas.
- Fomentar el ahorro y una mayor eficiencia en el uso de la energía.
- Reducir los efectos contaminantes y promover el uso de combustibles con menos plomo.
- Impulsar el crecimiento de las energías renovables.
Evolución reciente y características de la industria
La crisis del modelo fordista y la tercera revolución industrial
En la crisis del modelo de industrialización, la industria española perdió un millón de puestos de trabajo y la tasa de paro crecía. Se vivió la fase de ajuste, que supuso la desaparición de muchas empresas y el cierre o privatización de las que eran propiedad del INI. La situación fue grave en industrias siderúrgicas, navales, material eléctrico, textil o calzado.
La intensidad de la crisis industrial se explica por causas externas e internas.
Causas externas:
- Aumento del precio de la energía tras la crisis del petróleo que encareció los costes de producción y transporte.
- La aparición de una revolución tecnológica, basada en la información y comunicación, que provocó una mayor automatización de la producción, destruyendo empleos y exigiendo grandes inversiones.
- Progresiva desaparición del proteccionismo ante la globalización de los mercados y la integración de España en la UE.
- Nuevas formas de producción más flexibles que obligaron a reducir el tamaño de fábricas y aumentar la subcontratación a pequeñas empresas.
Causas internas:
- El periodo de transición de la democracia, que provocó incertidumbres que frenaron la inversión y la llegada de capital exterior.
- Una presencia excesiva de pequeñas empresas con poco capital y de industrias tradicionales de escaso nivel tecnológico que utilizaban grandes cantidades de energía o de mano de obra poco cualificada para vender sus productos.