1. Volumen de Población
La población española supera los 46 millones, resultado de la tendencia de crecimiento de principios del siglo XX (ver gráfico en la página 110). España ocupa el 5º puesto entre los países europeos en términos de población.
2. Distribución Espacial
2.1. Volumen Absoluto
La población no se asienta de forma homogénea en el territorio, sino que presenta contrastes en su distribución (ver mapa en la página 111). Se observan grandes concentraciones en las ciudades y en el litoral, mientras que otras zonas de montaña y áreas áridas presentan una baja densidad de población.
Las causas de esta distribución son diversas: relieve, clima, hidrografía, fundación de ciudades, rutas comerciales, capitalidad administrativa, industrialización, desarrollo turístico, entre otros.
En el último siglo, han aumentado las disparidades en la ocupación territorial en España.
En general, exceptuando Madrid y algunas provincias con áreas metropolitanas regionales (como Sevilla, Zaragoza o Valladolid), la población se asienta mayoritariamente en zonas costeras y en los archipiélagos. Esta localización periférica responde al proceso de centrifugación que ha experimentado España desde el siglo XVIII.
2.2. Densidad de Población
Las provincias costeras presentan una densidad de población superior a 100 hab./km², mientras que el interior peninsular se sitúa por debajo de los 50 hab./km².
Madrid es la provincia más densamente poblada, solo superada por Ceuta y Melilla.
3. Estructura Demográfica
3.1. Pirámide de Población (2007)
La pirámide de población es una representación gráfica que muestra la estructura por edad y sexo de una población en un momento determinado. Sirve para analizar la evolución demográfica y prever tendencias futuras.
En la pirámide de población actual, apenas son perceptibles datos históricos como la gripe española de 1917 o la Guerra Civil (en la pirámide solo se aprecian los no nacidos entre 1937 y 1939), reflejados en la franja de 65-69 años.
La pirámide actual refleja una estructura demográfica regresiva, con una base estrecha. Esto indica un envejecimiento demográfico, que se manifiesta en un mayor número de mujeres debido a su mayor esperanza de vida.
El envejecimiento y la feminización se han visto parcialmente compensados por la llegada de inmigrantes, que aportan población joven.
La base de la pirámide muestra un incremento en el número de niños, debido al aumento de personas en edad de procrear y a una ligera subida del número de hijos por mujer (hijos de la generación del «baby boom»). También influye la participación de la población extranjera, con tasas de fecundidad más altas.
3.2. Composición por Sexos
Existe un mayor número de mujeres que de hombres (aproximadamente medio millón más), lo que implica una razón de masculinidad de 98 varones por cada 100 mujeres. Aunque nacen más niños que niñas (una constante biológica), la mortalidad afecta más a los varones en las primeras etapas de la vida.
La sobremortalidad masculina se da entre los 15 y los 30 años, debido a factores biológicos y sociales. Sin embargo, este índice está disminuyendo porque las mujeres están adoptando conductas similares a las de los hombres.
Las mujeres no superan en número a los hombres hasta pasados los 50 años, en parte debido a la llegada de inmigrantes, mayoritariamente de sexo masculino.
La diferencia entre sexos es más significativa a medida que avanza la edad; a partir de los 85 años, las mujeres duplican a los hombres.
3.3. Estructura por Edades
El envejecimiento de la población ha sido especialmente significativo en la segunda mitad del siglo XX. Esto se debe a la combinación de tres factores:
- El aumento de la esperanza de vida, motivado por la caída de la mortalidad.
- El descenso de la fecundidad y de la natalidad.
- Los cambios en la estructura poblacional provocados por el fenómeno de las migraciones.
La tasa de envejecimiento ha disminuido ligeramente debido a la llegada de inmigrantes jóvenes, lo que ha roto la tendencia tradicional de la población española.
El envejecimiento tiene consecuencias positivas, como el aumento de las oportunidades de trabajo para la población joven. Sin embargo, también tiene consecuencias negativas, como la falta de reemplazo generacional y el aumento de la población dependiente, con su correspondiente coste económico y social.
El envejecimiento afecta de manera diferente a las distintas regiones (ver mapa en la página 117). En general, existe una diferencia entre las regiones del norte (más envejecidas) y las del sur (menos envejecidas). Las provincias más envejecidas son Ourense, Zamora y Lugo.
Los archipiélagos y las provincias costeras presentan porcentajes de ancianos inferiores al 14%.
Esta distribución espacial del envejecimiento está relacionada con dos factores principales:
- Los movimientos migratorios, que provocan el trasvase de población desde las áreas rurales hacia las grandes ciudades y zonas litorales.
- El retorno migratorio, por el cual muchas personas que emigraron regresan a sus lugares de origen una vez jubiladas, aumentando la tasa de envejecimiento de estas regiones.