El Dominio Bioclimático Eurosiberiano y sus Climas en España

Dominio Bioclimático Eurosiberiano

El dominio eurosiberiano abarca la zona del Cantábrico y de los Pirineos. Su clima característico es el clima oceánico, el más común de las latitudes medias, el clima “templado” por excelencia, caracterizado por unas temperaturas moderadas, con una amplitud térmica reducida, y unas precipitaciones abundantes y repartidas regularmente a lo largo del año.

Afecta a las fachadas occidentales de los continentes entre los 40º y 50º, incluso hasta los 60º de latitud. Incluye, por tanto, las tierras más septentrionales de la península Ibérica: una franja continua desde Galicia hasta Navarra.

La zona se caracteriza por una elevada nubosidad, baja insolación a lo largo del año y un elevado grado de humedad, consecuencia directa del paso de las borrascas atlánticas asociadas al frente polar y la proximidad a la masa marina del Atlántico. La acción termorreguladora del mar justifica la templanza climática y es clave a la hora de entender las diferencias regionales en este clima.

En este dominio vamos a diferenciar dos subtipos o variedades:

Variedades del Clima Oceánico

Clima Oceánico Costero

Corresponde a las áreas más próximas al litoral. Incluye tanto el sector atlántico gallego (provincias de Pontevedra y La Coruña) como toda la vertiente septentrional de la Cordillera Cantábrica (desde Lugo hasta el oeste de Navarra).

Las temperaturas son suaves a lo largo de todo el año, con una temperatura media anual de 11 ºC a 15 ºC. Los veranos suelen ser frescos y cortos, con medias mensuales de 18 ºC, siempre por debajo de 22 ºC. Los inviernos son relativamente suaves y templados, con medias mensuales de 6 ºC a 10 ºC, siendo infrecuentes las temperaturas bajo cero. En consecuencia, la amplitud térmica es reducida, generalmente entre 10 ºC y 12 ºC.

Junto a la influencia del mar, que modera la temperatura, el régimen térmico está condicionado por la llegada de masas de aire de procedencia oeste y noroeste y por la abundante nubosidad y el elevado contenido en vapor de agua, que mitiga los cambios térmicos.

Las precipitaciones son abundantes y regulares, normalmente superiores a los 1000 mm anuales, repartidas en más de 150 días al año. Suele darse un mínimo pluviométrico en verano y un máximo invernal. Las precipitaciones van incrementándose desde Galicia al País Vasco, tendencia que se acompaña de una mayor regularidad en su distribución.

Estos rasgos pluviométricos son consecuencia directa de la dinámica atmosférica característica de esta región (influencia de las perturbaciones asociadas al paso del frente polar) y de la disposición del relieve de la Cordillera Cantábrica, que favorece lluvias orográficas. De hecho, en verano las precipitaciones se reducen, alternando la influencia del frente polar (que tiende a localizarse en una latitud más elevada) con un tipo de tiempo anticiclónico (causado por el anticiclón de las Azores) que provoca estabilidad atmosférica y un aumento de las temperaturas.

Clima Oceánico de Interior o Transición

Es característico de las regiones septentrionales relativamente alejadas del litoral, desde Orense y el interior de Lugo, pasando por la vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica (afectando a las tierras más septentrionales castellanoleonesas) hasta el interior del País Vasco y Navarra.

Los contrastes térmicos, consecuencia directa de la tendencia a la continentalidad, son mayores. La amplitud térmica llega a valores de 12 ºC a 15 ºC; presenta unos inviernos más fríos, alrededor de 2 ºC menos que en la costa, y unas máximas veraniegas más elevadas. Aquí ya van a ser frecuentes las heladas invernales, en particular en las tierras altas del interior.

Las precipitaciones son menos abundantes que en el litoral, pues son zonas resguardadas por la pantalla orográfica cantábrica. Descienden por debajo de los 1000 mm anuales, con valores incluso próximos a los 700 mm, y el mínimo veraniego puede acentuarse y presentar uno o dos meses secos.

El Clima de Montaña en el Dominio Eurosiberiano

La montaña introduce cambios, a veces muy significativos, en los caracteres climáticos de una zona, de manera que se crea un nuevo tipo de clima: el clima de montaña. El factor modificador más importante es la altitud, al que se suma la distinta exposición de las vertientes montañosas a los rayos solares (umbría y solana) y a los vientos (barlovento y sotavento).

En todas las zonas de montaña se produce un descenso de las temperaturas (con medias anuales inferiores a los 10 ºC) y un aumento de las precipitaciones (lluvias orográficas que caen muchas veces en forma de nieve). Ahora bien, de una a otra región española, este clima “frío” se manifiesta de distintas formas, puesto que el clima de montaña no representa más que una modificación con respecto al dominante de esa región.

En el norte peninsular, el clima de montaña aparece a partir de los 1000 m de altitud. Así, en la Cordillera Cantábrica y los Pirineos (área de clima oceánico), la temperatura media anual es muy baja, los veranos son frescos y muy cortos y no hay meses secos.

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