El agua como recurso en España
1. Usos del agua en España
- El regadío agrario consume casi el 80% del total de agua en España.
- El consumo urbano ha aumentado y supone el 14% del total.
- La producción energética en centrales hidroeléctricas es un uso de agua favorecido por la demanda industrial de energía.
- Se utiliza en la industria en diversos procesos.
- Otras actividades, como la pesca, la navegación, etc., también se basan en el uso del agua.
2. El aprovechamiento de los recursos hídricos
2.1. El balance hídrico
Los ríos españoles están regulados a través de embalses. La demanda global de España alcanza en torno a los 40.000Hm3. Por tanto, el balance hídrico español, que viene marcado por la diferencia entre la disponibilidad real de agua y las necesidades de consumo, es excedentario.
Existen varios problemas que hacen que solo una parte de los recursos sean aprovechables. Las disponibilidades de agua proceden principalmente de los ríos, y estos se caracterizan por su irregularidad estacional e interanual y por su desigual distribución espacial. Esto determina la existencia de:
- Cuencas con claros excedentes (N, Duero, Tajo y Ebro).
- Cuencas con equilibrio recurso-demanda (demás cuencas atlánticas).
- Cuencas con déficit evidente (cuencas mediterráneas).
Otros problemas:
- Poca agua procede de los acuíferos y de la desalinización marina.
- La demanda se concentra en el área de mayor dinamismo económico y demográfico, el arco mediterráneo, cuyos recursos son escasos.
- La actual red de pantanos resulta insuficiente para cubrir la demanda.
- Se producen grandes pérdidas anuales de agua debido a la utilización de sistemas de riego inadecuados y a las fugas de las conducciones agrarias y urbanas.
2.2. La política hidráulica
El ordenamiento se hace con la Ley de Aguas, cuyo fin es regular y gestionar los recursos hídricos. Las políticas hidráulicas buscan aumentar los recursos, prevenir las inundaciones, mejorar la calidad del agua, disminuir la demanda con medidas de ahorro y reutilización e impulsar la investigación.
Los instrumentos de la política hidráulica son los siguientes:
- Los planes hidrológicos de cuenca determinan las obras necesarias en cada cuenca. Son elaborados por las confederaciones hidrográficas o por los gobiernos de las comunidades autónomas.
- Plan Hidrológico Nacional coordina los planes de las cuencas e indica las actuaciones para regular los recursos hídricos en todas ellas.
2.3. Las obras hidráulicas
Para regular los ríos se han construido numerosos embalses, canales y trasvases.
- Los embalses son grandes extensiones de agua almacenada mediante la construcción de una presa.
- Los trasvases son transferencias de agua entre cuencas excedentarias y deficitarias. En la actualidad funcionan 38.
El trasvase del Ebro previsto en 2001 ha sido sustituido por el proyecto Agua, que prevé asegurar la disponibilidad de agua en las provincias mediterráneas mediante la inversión en mejoras en la gestión, ahorro, renovación de infraestructuras y desalinización. Para regular otros recursos se han realizado diversos tipos de obras:
- Algunos lagos pirenaicos se aprovechan para producir energía hidroeléctrica.
- Los acuíferos se aprovechan mediante pozos y galerías para usos agrícolas, industriales e incluso urbanos. Es necesario recurrir a ellos en épocas de escasez.
- El agua del mar se aprovecha mediante la desalinización. España ocupa el primer lugar en la UE y octavo en el mundo en la producción de agua salada. Estas plantas se localizan donde hay más escasez de recursos hídricos. El Plan Hidrológico Nacional prevé la construcción de nuevas plantas en el levante peninsular y Melilla.
3. Agua y medio ambiente
Los principales problemas medioambientales son la contaminación y la sobreexplotación humana.
- La contaminación de las aguas subterráneas resulta de los vertidos urbanos, de la industria o de la infiltración de los fertilizantes y pesticidas de la agricultura intensiva. Esto puede ser una seria amenaza para la salud humana.
- La contaminación en los ríos. En el 33% de los ríos españoles existe una contaminación severa. En muchos embalses se han desarrollado algas que consumen el oxígeno del agua, afectando a su calidad y a la fauna.
La sobreexplotación del recurso de agua pone en peligro su calidad o disponibilidad. La extracción de las aguas subterráneas por encima de los niveles de recarga produce una disminución de los niveles freáticos, da lugar a la salinización de las aguas, como ocurre en las zonas costeras, empeora la calidad de las mismas y altera hábitats tan importantes para la vida como los humedales. Las cuencas más sobreexplotadas se sitúan en el sureste de la Península y en ambos archipiélagos, coincidiendo con las regiones donde el balance hídrico es más desfavorable y en las que existen importantes acuíferos.
Hay que tener en cuenta que todas las obras hidráulicas suponen en sí mismas una desnaturalización de los ríos y un fuerte impacto ambiental. Desaparecen valles y poblaciones, se impide la migración de peces, se destruye el bosque de ribera y se altera la flora y la fauna. Frente a un aumento anual de la demanda constante, apenas se implementan políticas de ahorro. El consumo diario de un español es de 165l, pero mayor el de los turistas que nos visitan. La solución a este aumento de demanda es la proliferación de más obras hidráulicas. La nueva política hídrica establece que el agua es el soporte indispensable de la biodiversidad y de los ecosistemas a proteger y exige que se asegure el abastecimiento sin dañar la vida de los ríos, acuíferos y deltas.
Las aguas marinas también sufren un importante deterioro, fundamentalmente en el Mediterráneo, ocasionado básicamente por el intenso tráfico de buques con materias tóxicas e hidrocarburos y la sobreexplotación pesquera que han hecho que la calidad de las aguas se degrade y la pérdida de biodiversidad entre un camino que parece no tener retorno.