Ecosistemas Acuáticos y Biodiversidad en España: Conservación y Características

Zonas Húmedas en España: Importancia y Conservación

Las zonas húmedas son uno de los ecosistemas más ricos del mundo y están considerados espacios vitales para la supervivencia humana. El territorio español presenta una gran variedad de ambientes acuáticos naturales o seminaturales. La gran mayoría de los espacios húmedos españoles corresponden a ambientes acuáticos interiores (92%), pero su superficie no llega al 14% total. Esto se debe a que existe un pequeño número de zonas húmedas costeras muy extensas que ocupan el 86% de la superficie total, entre los que seis destacan por su extensión: las Marismas del Guadalquivir, la Bahía de Cádiz, el Delta del Ebro, el Mar Menor, la Albufera de Valencia y los Aiguamolls de L’Empordà. Entre las zonas húmedas interiores hay que destacar por su abundancia los de agua dulce (46%) y los de montaña. De menor tamaño, pero ecosistemas únicos en Europa occidental, es el caso de las lagunas interiores salinas, hipercalinas, sodas y ramblas.

Entre sus funciones están:

  • Recarga de acuíferos. Esta función se cumple cuando el agua se infiltra de la zona húmeda a los acuíferos subterráneos. Por ejemplo, el “arroyo de la Rocina” es una zona de recarga del acuífero que alimenta a las marismas del Guadalquivir.
  • Descarga de acuíferos. Esta función se cumple cuando la zona húmeda es alimentada por el agua procedente de los acuíferos subterráneos. Es el caso de las Tablas de Daimiel, originalmente alimentadas por la descarga de los acuíferos subterráneos.
  • Explotación de acuíferos.
  • Control de avenidas. Numerosas zonas húmedas situadas en las llanuras de inundación almacenan grandes cantidades de agua durante las fuertes precipitaciones y crecidas de los ríos, liberando posteriormente y de forma uniforme el agua por escorrentía o favoreciendo la recarga de acuíferos. De este modo, se reduce el caudal máximo de los ríos y se pueden disminuir los efectos devastadores de las grandes crecidas.
  • Estabilización de la línea costera y control de la erosión. La vegetación de las zonas húmedas puede estabilizar la línea costera mediante la reducción de la energía de las olas, corrientes y otras fuerzas de erosión. La vegetación de ribera estabiliza las márgenes de los ríos y disminuye la erosión.
  • Son grandes absorbedores de gases de efecto invernadero.
  • Son sistemas que ofrecen una gran riqueza de especies de fauna y flora.

Durante siglos las zonas húmedas fueron consideradas como eriales y zonas insalubres, por lo que fueron objeto de políticas y programas de desecación y saneamiento (caso de la Laguna de Antela). En cuanto a su extensión, los datos indican que el 60% de estas áreas naturales ha desaparecido, principalmente en los últimos 50 años. Los más afectados fueron las llanuras de inundación, debido a su conversión en tierras agrícolas, y las zonas húmedas interiores. Las zonas húmedas costeras también han visto reducida significativamente su extensión.

Las causas principales de esta alteración son: el dragado o relleno para urbanización o prácticas agrícolas; la sobreexplotación de acuíferos de agua para riego, industria o consumo humano; vertidos de residuos sólidos; construcción de embalses, trasvases de agua entre cuencas, etc.

En los últimos años se están tomando medidas para la conservación y uso racional de estas áreas, como el Plan Estratégico Español para la conservación y uso racional de las zonas húmedas, inspirado en el Plan Estratégico del Convenio Ramsar y en la Estrategia sobre zonas húmedas Mediterráneas.

Acuíferos en España: Características y Problemas

Los acuíferos son bolsas de aguas subterráneas que se originan en formaciones rocosas capaces de almacenar agua. Se alimentan mayoritariamente por infiltración y descargan en ríos, manantiales o directamente al mar. Los principales problemas de las aguas subterráneas, de los acuíferos, son la contaminación, que altera las características químicas del agua, y la sobreexplotación, que puede provocar la salinización o incluso la desaparición del acuífero.

En la Península hay cerca de mil acuíferos y ocupan casi la mitad de su superficie. Se concentran en las áreas con rocas permeables, como las arenas y las gravas de ciertos sectores de las cuencas terciarias y de las riberas fluviales (acuíferos detríticos); y en las áreas de rochas calcáreas (acuíferos carbonatados). En cambio, están casi ausentes de las zonas con rochas poco permeables (silíceas y arcillosas). En Baleares y Canarias, los acuíferos proporcionan la mayor parte de los recursos hídricos, pues se ven favorecidos por la permeabilidad de las rochas calcáreas y areniscas (Baleares) y de las rochas volcánicas (Canarias). Para obtener agua de los acuíferos se construyen pozos, es decir, excavaciones verticales que alcanzan el nivel freático y así aprovechan las aguas subterráneas.

Factores que Influyen en la Biodiversidad Española

Factores Naturales

a) Situación geográfica del territorio español, entre el norte de África y el extremo suroccidental de Europa y, a su vez, entre el Mediterráneo y el Atlántico. Esta situación le permite tener influencias de ámbitos con características climáticas, florísticas y faunísticas muy diversas, reflejadas en las distintas regiones: eurosiberiana, mediterránea, boreoalpina y macaronésica. Durante las glaciaciones cuaternarias, la península ibérica y los archipiélagos mantuvieron unas condiciones más cálidas que las del centro y norte de Europa, por lo que sirvieron de refugio a numerosas especies vegetales y animales. Algunas de estas especies, desaparecidas actualmente del resto de Europa, aún perduran en determinadas regiones españolas; son las especies relictas, como el bosque de laurisilva. A su vez, muchas de estas especies quedaron aisladas y evolucionaron, dando lugar a endemismos, de los que España posee un amplio patrimonio.

b) El relieve. La altitud crea una estratificación de las distintas especies vegetales por pisos. Además, la orientación de las laderas barlovento/sotavento y solana/umbría también condicionan un desigual desarrollo vegetal.

c) Diversidad litológica y edáfica. La distinta composición química de las rochas que conforman las áreas litológicas (silícea, calcárea, arcillosa y volcánica) del territorio español favorecen la formación de distintos tipos de suelos y, con ello, de diferentes condiciones para que se instale la vegetación. Normalmente, las comunidades vegetales se adaptan mejor a uno u otro tipo de suelo. Las plantas que precisan medios ácidos-silíceos se denominan acidófilas o silicícolas, y las adaptadas a medios básicos–calcáreos son basófilas o calcícolas.

d) La variedad climatológica y las distintas características termopluviométricas que los caracterizan posibilitan distintos tipos de vegetación, pues cada planta requiere unas condiciones específicas de temperatura y precipitación. El punto de helada marca el límite térmico para el crecimiento vegetativo, así hablamos de especies caducifolias o perennifolias. El desigual aporte de precipitaciones, tanto espacial como estacionalmente, es la causante de un fuerte desequilibrio en los recursos hídricos en el territorio español, lo que influye en la localización de la flora. Así, si atendemos a las precipitaciones, podemos distinguir la vegetación xerófila (adaptada a la escasez de agua) y la vegetación mesófila (adaptadas a altas humedades).

Factores Humanos

A incidencia da acción antrópica sobre a biodiversidade ponse de manifesto:  Na degradación da cuberta vexetal consecuencia da erosión do solo provocado polos incendios forestais ou polo efecto da desertización.  A introdución de especies foráneas na repoboación de amplas áreas, por exemplo a substitución do bosque autóctono por especies madeirables de rápido crecemento.  Nas últimas décadas, o número de especies tanto vexetais como animais que se atopan ameazadas ou en perigo de extinción aumentou considerablemente. A principal causa deste incremento é a expansión de actividades humanas que implican, directa ou indirectamente, a destrución de hábitats e a contaminación do medio. Todo isto xera notables contrastes entre áreas intensamente poboadas e explotadas durante séculos, e outras áreas con outras que preservan boa parte da súa biodiversidade.

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