Diversidad Regional en España: Desequilibrios y Políticas de Cohesión

Diversidad Regional en España

Un país como España, con una fuerte personalidad y grandes contrastes, exige dividir su territorio en espacios menores para una mejor organización y administración. La división territorial de España en unidades menores con características económicas, culturales, etc., existe desde la Antigüedad. Un largo proceso histórico cimienta nuestra división político-administrativa en Comunidades Autónomas.

Las Comunidades Autónomas

La llegada de la democracia produce la división de España en CC. AA., que tenía como objetivo el autogobierno de muchas regiones que querían recuperar viejos derechos, modernizar las estructuras del Estado, dar estabilidad a la organización político-administrativa para emprender políticas de desarrollo regional y adecuar las realidades económicas, sociales y culturales con su marco territorial. Queda configurado un mapa autonómico con 17 CC. AA. y 2 ciudades autónomas.

Las Comunidades tienen competencias otorgadas por la Constitución: políticas, económicas, infraestructuras, urbanismo, etc., reconocidas en su propio Estatuto de Autonomía. Además, tienen sus propias instituciones:

  • Asamblea Legislativa o Parlamento autonómico, elegido por sufragio universal.
  • Gobierno autonómico, con poderes ejecutivos.
  • Consejerías que llevan las diversas áreas de gobierno.

Existe también un delegado de gobierno para llevar la administración del Estado en cada comunidad. La organización administrativa de un territorio puede variar.

Factores de la Diversidad Regional

Para medir y expresar los desequilibrios económicos y sociales sobre el territorio se han empleado los referentes a la producción y el nivel de renta de la población, y la densidad y el nivel educativo de la población. Actualmente se han sumado otros indicadores tratando de dar una visión más ajustada de la realidad económico-social regional, especialmente los referentes a la especialización funcional de las regiones en actividades científicas y tecnológicas, y los indicadores referidos a la realidad económica y social, como las condiciones de la vivienda y el acceso a equipamientos públicos. Los indicadores obtenidos nos proporcionan los datos necesarios para analizar los desequilibrios regionales existentes.

Desequilibrios Regionales

Los desequilibrios regionales, constantes en el tiempo, no siempre han sido los mismos ni han tenido la misma intensidad. Hasta el siglo XVII, cuando se inicia un retroceso, la mayor parte de la población vivía en la meseta castellana. Durante el siglo XIX, la industrialización hace que la población llegue a la periferia, empezando a configurarse el mapa de los desequilibrios regionales actuales, con regiones en crecimiento y otras en retroceso. Desde la segunda mitad del siglo XX, los desequilibrios regionales en España han pasado por estas etapas:

1. Etapa del desarrollo: 1960-1973

Se caracteriza por un fuerte crecimiento económico que supone una intensificación de los desequilibrios regionales al instaurar un modelo de crecimiento polarizado. La nueva política económica hace que la población, la producción y el empleo se concentren en el noreste peninsular, generando desequilibrios regionales. El éxodo rural, el creciente proceso de urbanización, la caída de la participación agraria en el PIB y el desarrollo del turismo concentrarán la población y la riqueza en Madrid, Barcelona, Vizcaya, Guipúzcoa y Valencia; se deprimirá el interior, Galicia y el sureste. La disparidad regional impulsará los Planes de Desarrollo Económico y Social, vigentes entre 1964-1975. Las acciones para corregir los desequilibrios regionales fueron los Polos de Promoción y Desarrollo Industrial.

2. Etapa de la crisis económica: 1973-1985

La incidencia de la crisis en España será desigual en las regiones; fue grave en el País Vasco y Asturias y, en menor medida, en Cataluña. Madrid, Valencia, Baleares y Canarias lo sobrellevaron mejor debido a su proceso de terciarización.

3. Nueva etapa de crecimiento: 1985-1990

El crecimiento económico está protagonizado por las regiones mediterráneas, además de Navarra y Madrid, que presentan un crecimiento de su PIB por encima del 5%. A estas regiones les siguen Castilla-La Mancha, Aragón y La Rioja, además de los archipiélagos. Esta dinámica de crecimiento acortó las diferencias entre regiones que estaban en los extremos de la escala jerárquica.

La situación actual de los desequilibrios regionales:

Desequilibrio Demográfico

En los últimos años, han perdido población Castilla y León, Galicia, País Vasco, Asturias y Extremadura; y aumentan los dos archipiélagos, Comunidad Valenciana, Cataluña, Madrid y Murcia.

Desequilibrio Productivo

Cuatro comunidades concentran el 60% del PIB: Cataluña, Madrid, Andalucía y Comunidad Valenciana. Las comunidades con rentas por habitante más altas eran País Vasco, Madrid, Navarra, Cataluña y Aragón; mientras que las rentas más bajas están en Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha.

Desequilibrios Sociales

Las familias con ingresos netos más bajos están en Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha; los hogares con más poder adquisitivo están en Navarra, Madrid, País Vasco y Cataluña. Las comunidades que presentan una tasa de pobreza más elevada son Extremadura, Ceuta y Melilla, Andalucía y Castilla-La Mancha.

Desequilibrios Tecnológicos

Cataluña y Madrid son las que tienen más empleados en sectores tecnológicos. Las que presentan mayor porcentaje de empleo en estos sectores respecto al total fueron País Vasco, Navarra, Cataluña y Aragón.

Políticas Regionales y de Cohesión

Las políticas públicas son las responsables de la planificación y creación de las grandes infraestructuras y equipamientos, así como de promover la implantación de las actividades económicas generadoras de empleo o del control de las condiciones medioambientales. Es por esto que, aunque se busquen razones geográficas o históricas que justifiquen el atraso de unas regiones respecto a otras, estos argumentos no son determinantes de la situación de desequilibrio. En un sistema capitalista, regido por los principios de eficiencia y rentabilidad en la localización de las inversiones, tienen que producirse medidas correctoras que aminoren la tendencia del sistema hacia la concentración espacial de la población y la riqueza. Así, en el ordenamiento constituyente andaluz, español y europeo está presente el principio de cohesión y equilibrio territorial.

La Constitución española de 1978 recoge la responsabilidad del Estado en conseguir la justa distribución de la renta y en un desarrollo regional equilibrado y armonioso. El Estatuto de Autonomía andaluz recoge como objetivo evitar los desequilibrios. Se trata de conseguir la cohesión territorial, la solidaridad y convergencia entre los diversos territorios, como forma de superar los desequilibrios económicos, sociales y culturales y de equiparar la riqueza y el bienestar entre todos los ciudadanos.

En el Tratado de la Unión Europea se insta a los Estados miembros para que encaminen sus políticas económicas a reducir los desequilibrios regionales. Con este fin, dispone de una serie de instrumentos financieros que se unen a las políticas de nuestro país. Los más importantes instrumentos son, por sus características y dimensión financiera, los siguientes:

  • Los Fondos Estructurales Europeos.
  • El Fondo de Compensación Interterritorial.
  • Las ayudas de estado de finalidad regional.
  • La Cooperación Local del Estado.

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