Movimientos Espaciales de la Población
A lo largo del siglo XX y principios del XXI, España ha experimentado importantes cambios en los movimientos migratorios. Durante el siglo XIX y la primera mitad del XX, la emigración se centró en países de ultramar como Argentina, Brasil y México, impulsada por la sobrepoblación y la falta de empleo. A partir de la Guerra Civil, la emigración hacia América fue más política, con profesionales cualificados buscando refugio. En la segunda mitad del siglo XX, la emigración se dirigió principalmente a Europa Occidental, especialmente a Francia, Alemania y Suiza, debido a la falta de empleo y la crisis económica. Durante este periodo, la emigración contribuyó al desarrollo económico de España y ayudó a equilibrar la balanza de pagos. A partir de 1986, España pasó a ser un país receptor de inmigrantes, especialmente tras la entrada en la Comunidad Económica Europea. En los años 2000, España fue uno de los países con mayor recepción de inmigrantes, principalmente de América Latina, Europa del Este y el Magreb. Sin embargo, en los últimos años ha disminuido la tasa de inmigración neta, y España enfrenta retos demográficos y económicos debido a la inmigración. Los movimientos migratorios incluyen emigración estacional, pendular (entre áreas suburbanas y urbanas), y definitiva (como el éxodo rural). En cuanto a la inmigración, existen tres tipos: inmigrantes con nacionalidad española, inmigrantes con permiso de residencia, y migrantes ilegales. Las principales regiones receptoras de inmigrantes en España son Madrid, Cataluña, Andalucía y la Comunidad Valenciana. Las actividades económicas de los inmigrantes son diversas, desde profesionales cualificados hasta trabajadores en sectores primarios, construcción y servicios domésticos.
El Futuro de la Población Española: Principales Problemas y Políticas Demográficas
España enfrenta problemas demográficos graves: baja natalidad, envejecimiento y dependencia de la inmigración. La tasa de natalidad sigue cayendo, con mujeres teniendo de media solo 1,26 hijos, lejos del nivel necesario para mantener la población. Factores como la tardía emancipación de los jóvenes, dificultades laborales y económicas, y problemas de fertilidad contribuyen a este descenso. La población se envejece, con una esperanza de vida que supera los 81 años para los hombres y 86 para las mujeres. Esto implica un aumento constante en las pensiones y la necesidad de reformas sociales. La inmigración, aunque disminuida, se recupera con la mejora económica, pero España sigue necesitando políticas pronatalistas y medidas de conciliación familiar. El envejecimiento también trae consigo un aumento en la dependencia, lo que representa un desafío tanto social como económico, especialmente en el sistema de pensiones. Se requieren políticas activas para fomentar el empleo, apoyar a los grupos vulnerables y mejorar la calidad de vida de los mayores.
Desequilibrio en el Reparto de la Población
España enfrenta un grave desequilibrio en la distribución de su población. Mientras las zonas costeras y las islas están muy pobladas, el interior sufre despoblación, especialmente en áreas rurales. Desde 2000, el 63% de los municipios y 13 provincias han perdido habitantes, lo que amenaza sectores primarios y agroalimentarios. La despoblación afecta especialmente a pueblos pequeños (menos de 1.000 habitantes), que representan el 61,5% de los municipios, pero solo el 3,1% de la población. Este fenómeno se acentúa en provincias como Zamora, Orense, y Soria, donde más del 90% de los municipios tienen menos de 1.000 habitantes. Las zonas rurales pierden jóvenes en edad laboral, lo que agrava el envejecimiento y la falta de recambio generacional. A su vez, las grandes áreas urbanas, como Madrid, Almería y Guadalajara, concentran el crecimiento poblacional.
La densidad de población muestra un aumento en las zonas más pobladas, pero sigue siendo inferior a la media europea. La despoblación rural y el crecimiento urbano desmesurado reflejan una polarización territorial que requiere políticas para atraer y retener población en las áreas más vacías.
Importancia del Sector Primario en el Siglo XXI
El sector primario incluye agricultura, ganadería, pesca, explotación forestal y minería. Aunque su peso en la economía ha disminuido, sigue siendo clave, representando el 2,6% del PIB y empleando al 4,1% de la población activa. Su importancia se reflejó durante la pandemia, cuando se mantuvo estable y aumentó su valor añadido al 3,4%, la cifra más alta desde 2004.
En España, la agricultura destaca por la exportación hortofrutícola, su relación con la industria agroalimentaria y la gran superficie agrícola (40% del territorio). España es el segundo país europeo en número de explotaciones agrícolas.
Características del Espacio Rural
Los espacios rurales tienen baja densidad de población, predominio de municipios pequeños (menos de 2.000 habitantes), y actividades agrarias que emplean menos mano de obra con el tiempo.
Elementos Clave del Medio Rural
- Poblamiento: Puede ser concentrado, disperso o intercalar.
- Parcelas: Pueden estar valladas (bocage) o abiertas (openfield).
- Cultivos: Policultivo o monocultivo, con sistemas intensivos o extensivos.
- Vegetación natural: Puede integrarse en explotaciones (dehesas) o ser independiente.
Despoblación Rural y la «España Vaciada»
El éxodo rural, iniciado en la Revolución Industrial y acentuado en el siglo XX, sigue vaciando municipios pequeños. En las últimas dos décadas, los municipios de menos de 1.000 habitantes han perdido un 8,9% de su población. Muchos emigrantes se trasladan a grandes ciudades como Madrid y Barcelona, pero también a capitales de provincia. El fenómeno se ha extendido a ciudades medianas, como Talavera de la Reina, que ha perdido 5.000 habitantes desde 2010. Las grandes urbes concentran cada vez más población, mientras que las zonas rurales y ciudades intermedias siguen disminuyendo en habitantes.
Factores Físicos que Inciden en el Medio Rural
Las actividades agrícolas están determinadas por factores naturales y humanos.
- Relieve: Influye en el uso del suelo agrícola. La altitud afecta la humedad y temperatura, mientras que las pendientes condicionan la estabilidad del suelo, la erosión y la mecanización.
- Clima: Determina los paisajes agrarios mediante temperaturas y precipitaciones. El clima mediterráneo, con veranos secos y calurosos, ha llevado a la adopción de cultivos como cereales, vid y olivo, además del uso del regadío. Su variabilidad provoca heladas, sequías y olas de calor que afectan la producción.
- Suelos: Su composición y estructura influyen en el tipo de cultivo posible, por lo que es clave analizar los mapas de suelos para entender los paisajes agrarios.
- Vegetación natural: Puede haber sido eliminada para uso agrícola, conservada para explotación forestal o integrada con ganadería en sistemas como la dehesa.
Factores Humanos
Los factores humanos determinan la organización y uso del espacio agrario, reflejando influencias históricas, sociales, económicas y técnicas.
- Condicionantes históricos: Desde la ordenación romana basada en la trilogía mediterránea hasta la reordenación musulmana enfocada en el regadío. La Reconquista consolidó un sistema de tierra desigual que persistió hasta el siglo XIX.
- Propiedad y explotación: Predomina la propiedad privada con una marcada desigualdad entre minifundios en el norte y latifundios en el sur. Existen explotaciones directas e indirectas (arrendamiento y aparcería).
- Condicionantes sociales y económicos: España pasó de una sociedad agraria de autoabastecimiento a un modelo de producción orientado al mercado e integrado en la UE.
- Innovaciones técnicas: La mecanización, fertilizantes y mejora genética han modernizado el sector agrario.
- Impacto de la UE: Ha ampliado mercados y reformado políticas agrícolas.
- Nuevas tendencias: Surgen alternativas ecológicas y un uso rural más diversificado, con funciones de ocio y servicios.
Agricultura en España: Dominios y Paisajes Agrarios
La diversidad natural y el uso del suelo han originado distintos dominios y paisajes agrarios en España:
1. Dominio Atlántico
Ubicado en la España húmeda, se caracteriza por su relieve montañoso y clima templado. Su economía agraria se basa en la ganadería vacuna, apoyada en pastos abundantes, y en la explotación forestal. Predomina la pequeña propiedad y un hábitat disperso con numerosas aldeas y caseríos.
2. Dominio Mediterráneo Interior
Predomina el clima mediterráneo seco y los cultivos de secano. Se distinguen varias áreas:
- Cuenca del Duero: Parcelario fragmentado con cereal (trigo y cebada) y ganadería ovina. Ha crecido el regadío con cultivos como la remolacha y el maíz.
- Castilla-La Mancha: Explotaciones más grandes con ovino, cereales y viñedo, que define su paisaje.
- Oeste peninsular: Suelos poco fértiles con grandes latifundios dedicados a la dehesa, combinando ganadería y explotación forestal. El regadío ha introducido cultivos como arroz y hortalizas.
- Valle del Ebro: Mezcla de paisajes atlánticos y mediterráneos. Se cultivan cereales en secano y hortalizas en regadío, con viñedos que destacan por los vinos de Rioja.
3. Dominio Mediterráneo Litoral
De baja altitud, clima cálido y escasas lluvias, con gran dinamismo agrícola:
- Cataluña: Predomina el regadío intensivo con cultivos hortofrutícolas y viñedos.
- Levante: Agricultura intensiva con cítricos, arroz y hortalizas, aunque afectada por el turismo y la industria.
- Andalucía: Se distinguen varias zonas:
- Montañas con uso forestal y caza.
- Campiñas cerealistas con girasol y cortijos.
- El olivar, dominante en el subbético.
- Depresiones con regadío y cultivos variados.
- Litoral con cultivos subtropicales y cultivos enarenados (invernaderos de Almería).
4. Canarias
Agricultura reducida por su origen volcánico. Se han desarrollado cultivos de exportación como plátano, tomate y patata, aunque compiten con el turismo y la promoción inmobiliaria.
Principales Cultivos
- Cereales: Trigo y cebada han perdido superficie, aunque han aumentado su producción. El maíz es clave en la España húmeda.
- Hortalizas y frutales: Se han expandido con el regadío, destacando los cítricos en el Levante y Andalucía.
- Olivar: Dominante en el sur, con más de 2,5 millones de hectáreas.
- Viñedo: Principalmente en La Mancha, aunque en retroceso por la competencia internacional.
- Cultivos industriales: Girasol, remolacha, algodón y tabaco han crecido en zonas específicas como Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura.
- Forrajes: Se destinan a la ganadería y predominan en zonas húmedas.
Características de la Agricultura Actual
- Especialización: Se optimizan cultivos según la región, y crece la agricultura ecológica.
- Modernización: Uso de maquinaria, fertilizantes, cultivos transgénicos y técnicas avanzadas.
- Cultivo intensivo: Reducción del barbecho y extensión del regadío.
- Regadío: España lidera en superficie regada en la UE (3,7 millones de ha), con predominio del riego localizado para mayor eficiencia hídrica.
Pesca y Acuicultura en España
España ha sido una potencia pesquera, pero la actividad ha disminuido por la sobreexplotación y restricciones internacionales. En los años 60 y 70, modernizó su flota y expandió su pesca a aguas lejanas, pero desde entonces las capturas han bajado.
Actualidad y Desafíos
- Política de la UE: Control de cuotas, modernización, regulación del mercado y acuerdos con terceros países.
- Situación actual: La flota es moderna, pero la pesca artesanal sufre. Se depende más de aguas internacionales y la acuicultura gana importancia. El futuro del sector pasa por la sostenibilidad y la acuicultura como alternativa.
Pesca en las Regiones de España
- Galicia: Principal zona pesquera, con un tercio de las capturas y casi la mitad del empleo. Su flota opera en aguas cercanas, caladeros del Atlántico y zonas lejanas como Terranova.
- Andalucía: Predomina la pesca artesanal y de bajura. La flota (unos 3.000 barcos) opera en el litoral, aguas de Marruecos y Portugal. Destacan Huelva y Algeciras.
- Mediterráneo: En declive por sobreexplotación. La pesca es tradicional, con flota obsoleta y recursos marinos en peligro.
- Canarias: Tuvo su auge entre 1961-1980 gracias al banco sahariano. Perdió sus caladeros y ahora sus puertos sirven de base para flotas del Atlántico suroriental.