Evolución de la Industria en España: Desde el Siglo XVIII hasta la Actualidad
La industrialización en España se enmarca en el contexto general de la Revolución Industrial. Sin embargo, este proceso fue discontinuo, tardío y muy polarizado en el territorio español.
Antecedentes de la Industrialización
Desde finales del siglo XVIII, ilustrados y reformistas fomentaron la industrialización del país, ya que España reunía condiciones favorables para la industria moderna, como la producción artesanal, las Reales Fábricas y los recursos minerales. No obstante, existían factores negativos como problemas energéticos, escasez de recursos tecnológicos y humanos, y una mentalidad predominantemente rural. En la primera mitad del siglo XIX, a pesar de la Guerra de la Independencia, la emancipación de las colonias americanas y las guerras carlistas, se dieron pasos importantes como la construcción de los Altos Hornos en 1832 en Marbella (Málaga) y las fábricas textiles en Cataluña.
Inicios del Despliegue Industrial (1855-1900)
En la segunda mitad del siglo XIX, mientras Europa consolidaba la Revolución Industrial, España experimentaba un notable retraso. Junto con la industria siderúrgica y textil, el logro más importante fue la creación de una amplia red ferroviaria, impulsada por la Ley de Ferrocarriles de 1855, construida con empresas y capital extranjero. Los ferrocarriles estuvieron al servicio de la explotación minera, potenciada por la Ley de Minas de 1868. España se convirtió en un importante productor de hierro, exportado desde Bilbao a Gran Bretaña, lo que impulsó la siderurgia vasca. La industrialización española se desarrollaba bajo un fuerte proteccionismo, a un ritmo lento y discontinuo. El mapa industrial comenzaba a polarizarse en torno a Vizcaya, Barcelona y Madrid.
Crecimiento Discontinuo (1900-1959)
Durante el primer tercio del siglo XX, la industria española se afianzó gracias a la protección arancelaria, consolidando sectores como el metalúrgico, textil y químico. La repatriación de capitales tras la pérdida de las colonias y los beneficios comerciales derivados de la Primera Guerra Mundial también tuvieron efectos positivos. La productividad industrial mejoró con la construcción de obras públicas durante la dictadura de Primo de Rivera. El mapa industrial se consolidó según los focos anteriores, con un desequilibrio que tendría repercusiones en décadas posteriores. La Guerra Civil detuvo la expansión industrial y, tras su fin, la economía se reconstruyó en un contexto de autarquía durante el Franquismo. En 1941, se creó el Instituto Nacional de Industria (INI) para fomentar sectores básicos como la siderurgia, la industria naval y la petroquímica. A partir de 1950, se logró cierta recuperación gracias a las negociaciones con Estados Unidos y el ingreso en la ONU. La industria se polarizó en Madrid, Barcelona y Bilbao, frente a otras áreas más subdesarrolladas, lo que provocó un éxodo rural. En 1959, el Franquismo abordó el Plan de Estabilización.
Impulso Industrializador de los Años 60: Desarrollismo (1959-1975)
Este periodo supuso un crecimiento económico sin precedentes, con la llegada de capital extranjero y la instalación de grandes empresas. España recibía divisas de turistas y emigrantes. El Estado puso en marcha los polos de desarrollo para industrializar otras zonas (Huelva, Córdoba, Granada, Burgos). La industria alcanzó un alto nivel de diversificación, aunque con una gran dependencia tecnológica. A pesar de los polos de desarrollo, el mapa industrial generó un desequilibrio entre los tres espacios más industrializados y otras partes de la península (las mesetas, Galicia, Extremadura y Andalucía). El éxodo rural continuó y, al final del periodo, la industria experimentó una crisis causada por la subida del precio del petróleo en 1973.
Crisis y Reconversión (1975-1985)
La crisis industrial afectó a toda Europa a partir de 1973. Las causas fueron externas (coste del petróleo, mundialización de la economía, nuevo ciclo tecnológico) e internas (dependencia energética y tecnológica, ocaso del Franquismo). La respuesta fue la reestructuración y reconversión industrial, especialmente en sectores maduros como la siderurgia, la construcción naval y la textil. Se desarrollaron programas de reindustrialización creando las Zonas de Urgente Reindustrialización (ZUR) para modernizar el tejido industrial. A partir de 1991, una nueva reconversión industrial, impulsada por Europa, llevó a una recuperación económica en todos los sectores, con un enfoque en I+D+i.
Estructura Sectorial de la Producción
El sector industrial es muy heterogéneo. Tradicionalmente se divide en:
- Industria base/pesada: produce bienes necesarios para otras actividades.
- Industria de bienes de consumo/ligera: produce bienes para el consumo final.
Podemos distinguir entre:
- Sectores maduros: afectados por la reconversión, con déficits financieros, pérdida de empleo y cierre de instalaciones. Consumidores de energía, con mucha mano de obra y deficiencias en su estructura empresarial (siderometalúrgico, electrodomésticos de línea blanca, construcción naval, textil, cuero y calzado). Muchos formaron parte del INI.
- Sectores dinámicos: con mayores expectativas de futuro, alta productividad y buena estructura empresarial (automóviles, químico, agroalimentario). Fuerte presencia de capital extranjero y multinacionales.
- Sectores punta: alta tecnología vinculada a sistemas de información y tecnología de aplicación industrial, con orientación a la exportación (microelectrónica, telecomunicaciones, láser, biotecnología). Forman parte de los parques tecnológicos.
- Subsector de la construcción: de gran relevancia en la economía española. En 2007, representaba el 10,8% del PIB, dando trabajo a 2,5 millones de personas. Su auge se vincula al auge industrial, especialmente a la industria extractiva (cemento, vidrio, aluminio). Tiene un gran efecto multiplicador, impulsando otros subsectores como el transporte y generando actividades terciarias (inmobiliarias, operaciones financieras).
Estructura Empresarial
- PYMES: la mayor parte de las empresas españolas son PYMES, con gran capacidad para crear empleo y flexibilidad para adaptarse a los cambios. Podemos distinguir:
- Empresas pequeñas muy competitivas y tecnológicamente avanzadas.
- Empresas que aprovechan las oportunidades regionales, en un proceso de industrialización endógena, especializándose en productos locales (Ubrique: cuero; Sonseca: muebles; Fuensalida: zapatos).
- Empresas multinacionales españolas y extranjeras: las empresas privadas de capital extranjero ocupan los sectores más dinámicos y han absorbido muchas empresas españolas. Las empresas españolas se instalan fuera de nuestras fronteras, donde realizan sus mayores inversiones (Telefónica, REPSOL, Ferrocarril).
- Empresas públicas: impulsaron el proceso de industrialización y están gestionadas por la SEPI (Renfe, Iberdrola).
Paisajes Industriales
En España encontramos paisajes industriales heredados y nuevos:
- Paisajes industriales tradicionales: reflejan la industria tradicional, son los llamados paisajes negros (minas, grandes fábricas antiguas, escombreras). Ocupan grandes áreas y provocan un fuerte deterioro ambiental. Predominan en Asturias y Castilla y León. Están ligados a sectores tradicionales en declive, que han sufrido crisis y reconversión. Muchos forman parte de la arqueología industrial. Distinguimos:
- Áreas portuarias: más dinámicas, con industrias pesadas como siderurgia, petroquímica y astilleros.
- Áreas industriales urbanas: el abandono de espacios centrales, la cercanía del ferrocarril y el despegue industrial de los años 70 han provocado degradación ambiental. La recesión y la reconversión de los años 80 y 90, junto a malas infraestructuras y transportes, han convertido estas zonas en áreas abandonadas y degradadas, muchas de ellas ZUR.
- Nuevos paisajes industriales: las transformaciones industriales han dado lugar a nuevos paisajes:
- Polígonos industriales: planificados en la periferia urbana, donde el suelo es más barato, junto a las principales vías de transporte.
- Parques tecnológicos y científicos: espacios de alta tecnología, áreas de I+D (informática, aeronáutica, renovables). Localizados en la periferia, con muchos servicios en un entorno agradable y de calidad ambiental. Se sitúan cerca de universidades, construidos por iniciativa pública para impulsar las economías de las CCAA. Ejemplos: Tres Cantos (Madrid), Paterna (Valencia), Zamudio (Bilbao), Vallés (Barcelona), El Boecillo (Valladolid), Parque Tecnológico de Vigo, Parque Tecnológico de Granada.