Fuentes Demográficas
El censo: Recuento individualizado que recoge datos demográficos, económicos y sociales de la población del país. Se realiza cada 10 años en los años acabados en 1.
El padrón municipal: Registro de los vecinos de un municipio. Recoge datos demográficos, económicos y sociales en menor número que el censo. Se actualiza el 1 de enero y es dinámico, modificándose constantemente por nacimientos, defunciones y cambios de residencia.
El registro civil: Anota nacimientos, matrimonios y defunciones. Con estos datos, el INE elabora estadísticas de Movimiento Natural de la Población.
Otras fuentes: Estadísticas y encuestas.
Distribución de la Población
1. Características de la Distribución
La población total de España ascendía en 2008 a 46,1 millones de personas.
Su distribución espacial se analiza mediante la densidad de población, que relaciona la población de una zona con su superficie en kilómetros cuadrados.
Densidad de población:
Menos de 1 hab/km2: Extremadamente baja
1-25 hab/km2: Muy baja
25-50 hab/km2: Baja
50-100 hab/km2: Media
Más de 100 hab/km2: Alta
La densidad de población española ha aumentado a lo largo del tiempo hasta alcanzar 91,3 hab/km2 (2008), un valor moderado e inferior a la media europea (110 hab/km2). Sin embargo, esta cifra media esconde fuertes desequilibrios espaciales.
Las áreas de alta densidad se localizan en Madrid, la periferia peninsular, Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla.
Las áreas de baja densidad se sitúan en el interior peninsular, correspondiendo las cifras más bajas a algunas áreas de montaña (menos de 10 hab/km2).
2. Factores Explicativos de la Distribución
Los factores explicativos de la distribución de la población son naturales y humanos; principalmente, los acontecimientos políticos y las actividades económicas. Su incidencia ha variado a lo largo de la historia.
Época preindustrial (economía agraria): Los factores naturales tuvieron más peso. Las mayores densidades se situaban en las costas de relieve llano e inviernos suaves. No obstante, también influían los factores humanos. En el siglo XVI, Castilla, gracias al descubrimiento de América, alcanzó gran prosperidad económica y se convirtió en la zona más poblada de la Península. Sin embargo, en el siglo XVII, la crisis económica y demográfica, de la que Castilla tardó más en recuperarse, dio lugar a movimientos de población hacia la periferia.
Época industrial (mediados del siglo XIX – crisis de 1975): Se consolidaron y agudizaron los contrastes en la distribución de la población. Los factores físicos perdieron importancia en favor de los factores humanos.
Época postindustrial (a partir de la crisis de 1975): Tienden a mitigarse los contrastes. Se promueven procesos de desconcentración demográfica y económica que favorecen un mayor equilibrio.
Movimiento Natural de la Población Española
El movimiento natural de la población es el crecimiento o decrecimiento de la población de un lugar por causas naturales; es decir, por el balance entre la natalidad (número de nacimientos en una población en un año) y la mortalidad (número de defunciones en una población en un año).
El crecimiento natural o vegetativo es la diferencia entre la natalidad y la mortalidad. Existen diversas tasas para medir factores relacionados con el movimiento natural de la población.
1. Regímenes Demográficos
En la evolución del movimiento natural de la población española se distinguen diversas etapas o regímenes demográficos a lo largo de los cuales la natalidad, la mortalidad y el crecimiento natural presentan rasgos homogéneos. Estas etapas son el régimen demográfico antiguo, la transición demográfica y el régimen demográfico moderno. El paso de unas etapas a otras ha sido más tardío que en otros países europeos.
1.1. Régimen Demográfico Antiguo (hasta principios del siglo XX)
Se caracteriza por altas tasas de natalidad y de mortalidad y por un crecimiento natural bajo.
Natalidad: Elevada debido al predominio de una economía y una sociedad rurales, y a la inexistencia de sistemas eficaces de control de la natalidad.
Mortalidad: Alta y oscilante debido al bajo nivel de vida y a las precarias condiciones médicas y sanitarias. La dieta alimenticia era escasa y desequilibrada. Las enfermedades infecciosas producían muchas defunciones. Además de la elevada mortalidad general, había momentos de mortalidad catastrófica causada por epidemias, guerras y malas cosechas. La mortalidad infantil presentaba también valores elevados. La esperanza de vida era baja.
Crecimiento natural: Bajo, como consecuencia de las altas tasas de natalidad y de mortalidad.
1.2. Transición Demográfica (1900-1975)
La transición entre el régimen demográfico antiguo y el actual tuvo lugar entre 1900 y 1975. En comparación con otros países de Europa occidental, se inició más tarde.
Natalidad: Descendió de forma suave y discontinua. Hubo un descenso a principios de siglo, una recuperación en los años veinte (1920-1930) gracias a la prosperidad económica, un nuevo descenso entre 1930 y 1956 debido a la crisis económica de 1929 y la inestabilidad política, una recuperación entre 1956 y 1965 (baby boom posbélico retrasado) debido al desarrollo económico, y una nueva disminución entre 1965 y 1975 debido a la consolidación de un modo de vida industrial y urbano.
Mortalidad: Descendió de forma acusada y continua debido al incremento del nivel de vida (mejora de la dieta, crecimiento del nivel educativo y cultural), avances médicos (vacunas, antibióticos), y la extensión de la sanidad pública. La mortalidad infantil también disminuyó. La esperanza de vida se elevó.
Crecimiento natural: Alto, especialmente entre 1920 y 1965, cuando la mortalidad descendió fuertemente, mientras la natalidad pasaba por dos máximos. Desde 1965, el crecimiento se recortó, al estabilizarse la mortalidad en cifras bajas y restablecerse el descenso de la natalidad.
La situación económica ha retrasado la edad del matrimonio, con el consiguiente acortamiento del período fértil de la mujer.