Crecimiento Económico y Productividad Laboral en España
1. El Papel de la Productividad del Trabajo
Un aumento de la renta per cápita puede lograrse incrementando el porcentaje de la población activa o mejorando el rendimiento del trabajador promedio, es decir, la productividad del trabajo. La renta por habitante es el resultado de estas dos relaciones: PIB/POBLACIÓN = PIB/EMPLEO * EMPLEO/POBLACIÓN. Sin embargo, el crecimiento no se logra indistintamente por ambas vías. Existen límites para el aumento de la proporción de población empleada, derivados de factores demográficos, culturales y sociales. Además, se requiere ampliar la capacidad de producción, que depende de la eficiencia en la producción de bienes y servicios, clave para la competitividad internacional. Al comparar el crecimiento y la productividad del trabajo a nivel internacional (1961-2016), se observa una reducción per cápita en varios países comunitarios, en contraste con Estados Unidos. El lento aumento de la población en Europa indica una reducida capacidad de generar empleo. Los países comunitarios cambiaron su pauta de crecimiento en la década de 1990, aumentando su capacidad de generación de empleo, a diferencia de Estados Unidos. España ejemplifica este cambio de modelo. Desde 1970, con la industrialización consolidada, el crecimiento del PIB per cápita en España ha estado relacionado con tres factores: la mayor profundidad de las crisis, la organización del mercado de trabajo y la inmigración. La productividad del trabajo aumenta más que la renta per cápita debido a la disminución del empleo por habitante. La inmigración ha presionado a la baja los salarios, impulsando actividades de baja productividad y aumentando el empleo per cápita.
2. Productividad, Capital y Progreso Tecnológico
La teoría convencional del crecimiento explica el aumento de la productividad del trabajo a través de una función agregada de producción, basada en dos factores: la mayor capitalización de las explotaciones y la mejora en la eficiencia de cada combinación de trabajo y capital. En economías maduras, como la española, el crecimiento de la productividad del trabajo se ha ralentizado con el tiempo, al recibir menos impulso del capital físico y humano. El aumento de la Productividad Total de los Factores (PTF) se basa en la incorporación de nuevas ideas, procedimientos y métodos a los procesos productivos y a los productos. En las primeras etapas de desarrollo, los países pueden obtener estas mejoras de otros países mediante la importación de bienes de equipo, la compra de licencias, patentes y asesoramiento técnico, o simplemente mediante la imitación de tecnologías.
La evolución de la renta per cápita no es lineal, sino que experimenta oscilaciones cíclicas. Los principales rasgos del crecimiento en España son:
- Alta tasa media anual: España ha superado el ritmo de avance de las naciones europeas más maduras, multiplicando la renta nacional por seis en medio siglo y transformando la estructura económica y social del país.
- Participación en eventos económicos: España ha participado intensamente en los acontecimientos económicos fundamentales de los países occidentales europeos, incluso antes de pertenecer a la Unión Europea.
Estos acontecimientos se pueden dividir en cinco etapas:
- Primera etapa (hasta 1970): Crecimiento industrial acelerado, desagrarianización, apertura al comercio exterior y a la inversión extranjera, superando la media europea.
- Segunda etapa (1975-1984): Crisis económica marcada por la subida del precio del petróleo, la dependencia de España y la incertidumbre tras la dictadura franquista.
- Tercera etapa (década de 1990): Incorporación a la Unión Europea, mostrando un perfil evolutivo del PIB per cápita más similar al de los países comunitarios.
- Cuarta etapa (1995-2007): Crecimiento apreciable con estabilidad macroeconómica, gracias al ajuste para asegurar una moneda europea única.
- Quinta etapa (desde 2008): Profunda crisis debido a los desequilibrios de la etapa anterior.
- Mayor profundidad de las crisis: España ha experimentado crisis más profundas que otros países europeos, como la crisis del petróleo en los 70, la crisis de 1993 y la crisis iniciada en 2008.
- Fluctuaciones marcadas: Las fluctuaciones en cada etapa son más pronunciadas en España que en las naciones europeas más avanzadas.