Contaminación Ambiental en España: Causas, Efectos y Soluciones

La Contaminación Ambiental en España

La Contaminación del Aire

Se trata de emisiones a la atmósfera de gases nocivos junto con partículas en suspensión de composición muy variada, que alteran el equilibrio natural de la atmósfera y pueden ser dañinas para las personas y para los componentes de su medio ambiente.

Los principales agentes contaminantes proceden de la utilización masiva de combustibles fósiles en actividades de transporte, industriales, generación de energía eléctrica en centrales térmicas y calefacción doméstica.

Con el crecimiento económico y demográfico vivido por España en los últimos años se ha producido también un incremento del volumen de contaminantes emitidos a la atmósfera. El problema se agrava por su concentración en áreas geográficas. Las mayores concentraciones de contaminantes atmosféricos se producen en las grandes ciudades, en las zonas de concentraciones industriales y en los alrededores de las centrales térmicas.

Los problemas más evidentes de la contaminación atmosférica son los que tienen que ver con la salud de las personas, pero incide también en la pérdida de biodiversidad.

Procesos Negativos de la Contaminación Atmosférica

  • La campana de polvo: Es un fenómeno de neblina característico de las grandes ciudades, ocasionado por la concentración en el aire de partículas de polvo y humo. Éstas ascienden en las zonas centrales de las ciudades y descienden en la periferia. Producen alteraciones en las plantas y los edificios y enfermedades pulmonares en el ser humano. Estas concentraciones peligrosas son características de las ciudades en invierno, cuando una situación anticiclónica mantiene los humos del tráfico, calefacciones e industria flotando sobre la ciudad.
  • La lluvia ácida: Consiste en precipitaciones que contienen disueltas en el agua sustancias químicas originadas por la mezcla del vapor de agua del aire con las emisiones de óxidos de azufre o de nitrógeno de las centrales térmicas y de los automóviles. Afecta negativamente a la vegetación, empobrece los suelos y contamina las aguas, dificultando la vida acuática.
  • El efecto invernadero: Está provocado por la emisión a la atmósfera de gases como el CO2 o el metano, procedentes de la quema de combustibles fósiles. Estos gases tienen la función de retener parte de la radiación solar e impedir que escape al espacio exterior, contribuyendo con ello a regular la temperatura terrestre. Sin embargo, el aumento en los últimos años de la emisión de estos gases por la acción humana hace que la cantidad de calor retenido sea mayor, ocasionando un aumento global de la temperatura de la Tierra y cambios climáticos.

Las consecuencias del cambio climático pueden ser graves e irreversibles. Una serie de cambios pueden hacer muy difícil la vida en el planeta.

Para luchar contra el cambio climático, la mayor parte de los países del mundo se han comprometido con el Protocolo de Kyoto.

  • La disminución del espesor de la capa de ozono: —que filtra las radiaciones ultravioletas procedentes del sol—, debida a los CFC, ha provocado un aumento del cáncer de piel y de cataratas.

Este problema ha llevado a la práctica erradicación de estos gases que eran empleados en refrigerantes y aerosoles.

La Contaminación de las Aguas: Los Residuos Industriales y Urbanos

La contaminación de las aguas es consecuencia de los vertidos domésticos, agropecuarios e industriales. Estos residuos, aunque en algunos casos son biodegradables, modifican las características naturales de las aguas, de manera que resultan impropias o peligrosas para el consumo humano y para albergar adecuadamente otras formas de vida natural.

Aunque la calidad de las aguas superficiales ha mejorado en los últimos años, debido a planes de saneamiento y depuración, existen aún muchos ejemplos de ríos contaminados en España.

También tienen este problema los cursos fluviales de la vertiente mediterránea, que acogen grandes cantidades de vertidos con unos índices de contaminación elevados.

En cambio, los ríos de la vertiente cantábrica presentan mejores condiciones, pues tienen más capacidad de arrastre o de disolución de los vertidos.

Otro problema relacionado con el agua es la sobreexplotación de los acuíferos, consecuencia de un consumo de agua superior a la capacidad de recarga de los recursos hídricos disponibles. Esta sobreexplotación ha dado lugar a la desecación de muchas zonas húmedas, al descenso alarmante de muchos acuíferos y a la salinización de los mismos debido a la intrusión de agua del mar.

También es de destacar la contaminación marina tanto por los vertidos contaminantes, la ocupación turística de los ríos o de las industrias ubicadas en el litoral, así como por la limpieza o los desastres provocados por los petroleros («mareas negras«).

Los Residuos Sólidos Urbanos

La generación y gestión de los residuos constituye un grave problema ambiental. En España se ha producido un incremento en la generación de residuos paralelo a su crecimiento económico. Hoy, los españoles producimos una media de residuos urbanos superior a los 500 kg/hab/año. La mayor cantidad de residuos se da en la periferia mediterránea, disminuyendo en el interior. La concentración de la población y de las actividades económicas es responsable de este contraste.

Los Residuos Sólidos Urbanos (RSU) tienen un gran impacto sobre el medio ambiente debido al carácter no biodegradable de muchos de sus componentes; en otros casos, si son biodegradables se vierten en tales cantidades que superan la capacidad del medio para integrarlos. La gran variedad de componentes en estos RSU dificulta su recogida, tratamiento y eliminación. Esto ha provocado la proliferación en las periferias de los núcleos urbanos de vertederos que contaminan el suelo, el agua y el aire.

Con el objetivo de reducir el impacto sobre el medio ambiente se han puesto en práctica desde hace años medidas encaminadas a reducir las basuras, reutilizar parte de los residuos y reciclar para volver a utilizar. Estos objetivos se concretan en actuaciones como la recogida selectiva de basuras y su posterior reciclado en plantas de tratamiento, y el almacenamiento de los residuos orgánicos en vertederos controlados o, en ocasiones, su incineración.

Los residuos tóxicos reciben un tratamiento específico, almacenándose en depósitos de seguridad. Es el caso de los residuos radiactivos, los procedentes de las centrales nucleares.

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