Conceptos Clave de Demografía
Indicadores Demográficos
- Censo de población: Recuento individualizado de la población de un país en un momento concreto. En él se recogen datos demográficos, económicos y sociales de todos los habitantes y de sus divisiones administrativas. Es un documento estático que refleja el estado de la población en un momento concreto. Es una fuente esencial para el estudio de la población y en España se elabora cada 10 años.
- Padrón municipal: Registro administrativo donde consta la relación de habitantes de un municipio. También contiene información sobre las características sociodemográficas de la población, aunque algo menos detalladas que en el censo. Es un registro dinámico que se actualiza anualmente, por lo que constituye una fuente esencial para el estudio de la población.
- Tasa bruta de natalidad: Índice demográfico que expresa la relación entre el número de nacidos vivos y la población total en un lugar y período de tiempo determinado. Se expresa en tantos por mil (‰).
- Tasa bruta de mortalidad: Índice demográfico que expresa la relación entre el número de fallecimientos producidos en un lugar y período de tiempo determinado, y la población total. Se expresa en tantos por mil (‰).
- Mortalidad infantil: Número de niños que fallecen antes de cumplir el primer año de vida. Se mide a partir de la tasa de mortalidad infantil que relaciona el número de niños fallecidos menores de un año con el total de nacidos vivos. Suele expresarse por cada 1.000 nacidos vivos.
- Crecimiento vegetativo o natural: Índice demográfico que mide el aumento o disminución de una población en un momento determinado, como consecuencia del balance entre nacimientos (Tasa Bruta de Natalidad) y defunciones (Tasa Bruta de Mortalidad), expresándose en tantos por cien (%). Si el resultado es positivo la población crece, mientras que si es negativo la población decrece.
- Control de natalidad: Conjunto de medidas destinadas a limitar el número de nacimientos y, de esta manera, regular el crecimiento de la población.
- Densidad de población: Índice demográfico que mide la relación existente entre la población de un territorio y la superficie del mismo. Nos indica el grado de ocupación media del territorio por parte de la población. Se expresa en número de habitantes por unidad de superficie, generalmente habitantes/km2.
- Transición demográfica: Teoría elaborada a mediados del siglo XX para explicar la evolución de la población, que defiende que como consecuencia del desarrollo económico, las poblaciones experimentan una evolución que les conduce desde un régimen demográfico antiguo, caracterizado por altas tasas de natalidad y mortalidad, a otro régimen demográfico moderno en el que ambas tasas son bajas. También puede definirse como la etapa de la historia demográfica que supone el paso del régimen demográfico antiguo al moderno.
- Población ocupada: La población activa ocupada constituye el grupo de personas que tienen un empleo remunerado por cuenta ajena o están realizando un trabajo por cuenta propia.
- Tasa de paro: Porcentaje que representa la población desempleada sobre el total de la población activa: Tp = número de parados x 100/población activa = %.
- Índice de envejecimiento: Indicador que define la proporción que representa la población mayor de 64 años sobre la población menor de 16 años.
Migraciones
- Migraciones interiores: Desplazamientos de población dentro de las fronteras de un mismo estado y que implican un cambio de residencia habitual.
- Migraciones exteriores: Desplazamientos de población que se producen entre estados, con un cruce de fronteras políticas, y que implican un cambio de residencia habitual.
- Éxodo rural: Movimiento migratorio desde las áreas rurales hacia los núcleos urbanos. Este tipo de desplazamiento de población implica un cambio de residencia, de actividad y de modo de vida. En España tuvo su auge entre 1950 y 1975.
- Saldo migratorio: Índice demográfico que expresa la diferencia entre el número de inmigrantes y el de emigrantes en un determinado territorio y en un período de tiempo concreto. Si el resultado es negativo significa que hay más emigración, mientras que si es positivo nos indica mayor inmigración.
- Inmigración ilegal: Entrada de población extranjera en un país de manera irregular, sin permiso oficial para residir en él. Su número es difícil de cuantificar ya que jurídicamente no existen.
- Cupos de inmigración: Cuotas fijadas por los estados para regular legalmente la entrada de población procedente de otros países. Se suelen establecer en función de las necesidades del mercado laboral de cada país.
La Distribución Territorial de la Población en España
En el año 2023, España cifra su volumen de población en 48,5 millones de habitantes, pero su distribución espacial es muy desigual. La Geografía de la población, disciplina que estudia las relaciones entre la población y el espacio, se apoya en otras como la demografía que analiza el censo. Se trata de una fuente de información basada en el registro de datos (total de efectivos, sexo, edad, estado civil, etc.) que se realiza cada diez años. Desde 1981 se hace en los años acabados en 1 y se trata de un documento estático. El padrón municipal es el registro de las personas que residen en un municipio y recoge datos parecidos al censo, aunque en este caso es un documento dinámico puesto que se modifica constantemente. El registro civil se encarga de anotar los nacimientos, matrimonios y defunciones.
La distribución espacial del volumen de la población se analiza mediante la densidad de población que relaciona la población de una zona con su superficie en kilómetros cuadrados. La densidad de la población española ha aumentado hasta los 94 habitantes por kilómetro cuadrado, un valor moderado e inferior a la media de la Unión Europea. Esta cifra tiene grandes contrastes con un despoblamiento interior y áreas de alta densidad en las grandes ciudades, la periferia peninsular, Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla.
Evolución de la Distribución de la Población
La distribución de la población presenta una evolución. En la época preindustrial, hasta mediados del siglo XIX, la economía agraria, muy condicionada por los factores naturales, tuvo mucho peso en la distribución. Las mayores densidades se encontraban en las zonas con relieve llano, baja altitud, clima templado y proximidad al mar o a los ríos (costa levantina, valles atlánticos, valles fluviales del interior y Baleares). También influyeron factores humanos en función de la coyuntura económica que atraía la población hacia áreas dinámicas. El descubrimiento de América y la prosperidad económica de Castilla la convirtió en la zona más poblada de la península. En el siglo XVIII la crisis económica en este lugar motivará las migraciones hacia la periferia hasta el punto de que, en el XVIII, la situación se había invertido por completo teniendo las densidades más altas en las regiones costeras e insulares.
Durante la época industrial, se consolidó una economía industrial y urbana con agudizados contrastes en los que aumentó el peso de Madrid como capital y centro. Algunas actividades como la minería y la siderurgia en regiones como Asturias, País Vasco y Cataluña serán otro motivo de localización industrial, así como el turismo en las regiones del litoral mediterráneo. Las regiones del interior, con mayor peso agrario y de las industrias tradicionales, mantuvieron bajas densidades por la emigración hacia áreas más dinámicas tanto en suelo nacional como extranjero.
En la época postindustrial (a partir de la crisis de 1975) nuevos factores serán los que motiven los contrastes. La crisis industrial de este año frenará las migraciones interiores e incluso provocará retornos. Las políticas de desarrollo endógeno de las comunidades, así como la concentración en Madrid de los servicios avanzados y tecnología reforzarán estos contrastes. La inmigración extranjera también jugará un papel fundamental en esta situación.
Hoy en día, en España, la distribución de la población viene dada por los movimientos naturales y los movimientos migratorios. Todas las comunidades autónomas presentan bajas tasas de natalidad y mortalidad con un crecimiento natural reducido o negativo. A pesar de esta situación, encontramos diferencias debido a la estructura por edades, la tradición natalista y migratoria y el dinamismo económico e inmigración extranjera. Hablamos de Murcia, Andalucía, Ceuta, Melilla y Navarra como aquellas con mayor tradición natalista; las receptoras de inmigración joven, con mayor dinamismo económico (lo que hace aumentar la natalidad y reducir la mortalidad) son Madrid, Cataluña, Baleares, Navarra y Canarias. Las comunidades con menor dinamismo demográfico tienen un crecimiento natural menor que la media española siendo las que se encuentran envejecidas por la tradición migratoria (Galicia y el interior con la excepción de Madrid) así como las que se estancaron tras la crisis del 75 (Asturias y Cantabria) y las que tienen menor inmigración extranjera (las dos Castillas).
Migraciones en España
Entendemos por migración el desplazamiento de población en el espacio. Pueden ser interiores (si se dan dentro de las fronteras del país) y exteriores (si se hace fuera). La emigración es la salida de la población mientras que la inmigración es la llegada de población al destino.
Migraciones Interiores
Las migraciones interiores tradicionales se fechan hasta 1960 y tenían un carácter estacional y temporal con un fin laboral (labores agrícolas e industriales). A partir de 1975 estas se convertirán en definitivas con el éxodo rural como principal protagonista. Entendemos por éxodo rural como el proceso de traslado de población desde las zonas rurales hacia las urbanas buscando una mejor calidad de vida. Hay numerosas fases: un auge hasta 1930 debido a la industrialización de las ciudades y el desarrollo de las obras públicas. Hasta 1950 se sufre un estancamiento motivado por la guerra civil y la posguerra. A partir de 1975 se produce la revitalización con un mayor movimiento debido a los cambios políticos, el boom demográfico y la construcción. Hoy en día la dinámica se está incluso invirtiendo.
El emigrante tradicional era joven, poco cualificado y con una motivación laboral. El movimiento era unidireccional, es decir, no había retorno. Su destino solía ser Galicia, País Vasco y Madrid, aunque, a partir de 1975 y gracias al turismo, pasará a ser Levante, Canarias y Baleares. Las consecuencias fueron los desequilibrios en la distribución de la población, problemas de asimilación, deseconomías de congestión en las ciudades y el abandono de los ecosistemas.
Las migraciones interiores actuales (desde 1975 hasta ahora) son importantes en cuanto al volumen, las motivaciones son más variadas, los protagonistas son más diversos y, además, son pluridireccionales. El destino son provincias más dinámicas, crecen las migraciones entre provincias de la propia región o municipios de la propia provincia por el crecimiento endógeno y el origen siguen siendo las tradicionales provincias migratorias. Los tipos de corrientes migratorias son: las migraciones laborales, las migraciones residenciales, las migraciones de retorno y los movimientos habituales o pendulares. Las consecuencias son los desequilibrios demográficos y económicos entre regiones, comunidades autónomas y provincias; el sobreenvejecimiento de las áreas emisoras y de las zonas receptoras de jubilados.
También hemos de comentar el incremento de la población de las periferias receptoras y los problemas de circulación en las grandes ciudades.
Migraciones Exteriores
Las migraciones exteriores tradicionales fueron transoceánicas hasta 1960 y se dirigieron fundamentalmente hacia América Latina. Se trata de movimientos de carácter permanente y asistidas por parte del gobierno. En la primera etapa de auge (1850-1914) los países latinoamericanos necesitaban inmigrantes para explotar los recursos y construir infraestructuras. España facilitó la emigración ya que con eso se reducía notablemente el desempleo. De 1914 a 1945 esta emigración decayó por la inseguridad de la Primera Guerra Mundial, la crisis económica del 29, la Guerra Civil española y la posguerra. Entre 1945 y 1960 se recuperará por el aperturismo y el fin del aislamiento internacional. A partir de 1960 descenderá definitivamente por el declive económico de los países latinoamericanos y la mayor pujanza de la emigración a Europa.
La emigración tradicional en el continente, hasta mediados del siglo XX, era escasa y de carácter tradicional (en primer lugar, para las labores agrícolas y posteriormente de tipo político por los refugiados de la Guerra Civil). De 1960 a 1973 la emigración tuvo su mayor auge por la necesidad de mano de obra tras la Segunda Guerra Mundial, el crecimiento demográfico español, el excedente de población agraria por la mecanización del campo, la insuficiente industria para absorberla. Los planes de estabilización y los mayores salarios europeos también jugarán un papel fundamental. A partir de 1975 la emigración a Europa decaerá por la crisis económica. Las consecuencias demográficas fueron la disminución de la población española y su distribución.
Las consecuencias económicas positivas fueron la reducción del paro, el aumento del crecimiento natural y el desarrollo económico lo que llevará a la reducción del déficit comercial. Como consecuencias negativas encontramos que la inversión se centrará en exclusiva en las zonas dinámicas y no en las de partida. Las consecuencias sociales serán el desarraigo y las malas condiciones de vida.
Las migraciones exteriores actuales tienen motivaciones laborales, la realización de estudios y la mejora de la formación. Entre 1975 y 2008 las salidas fueron escasas debido a la crisis del petróleo y la mejora de la vida en España. A partir de 1980 aumentaron por la dureza de la reconversión industrial en España. Desde 2008 la crisis económica incrementó la emigración por el desempleo español. Los emigrantes solían ser jóvenes con un buen nivel de cualificación en profesiones con demanda externa muy afectadas por la crisis o los recortes presupuestarios. También podemos encontrar adultos en una situación de paro prolongado. Las consecuencias serán la reducción de la demanda de trabajo y del pago de prestaciones, así como la pérdida de población joven, emprendedora y con buena formación. Desde 2015 se ha ralentizado la emigración exterior.
Desde 1995 España se ha convertido en un país de inmigración siendo muy numerosa hasta 2007 por la necesidad de mano de obra poco cualificada, las regularizaciones y el reagrupamiento familiar. La proximidad a África, los lazos histórico-culturales, el clima, la buena situación económica y política también fueron importantes atractivos que lo motivaron. Desde 2008 la crisis económica ha hecho disminuir la inmigración por el desempleo y la carencia de una red familiar de apoyo.
Las consecuencias demográficas son positivas habiendo aumentado el crecimiento, aunque con la crisis se perderá una parte. Económicamente aumenta la población activa, pero se pierde la competitividad y se produce una presión a la baja sobre los salarios. Socialmente han aparecido situaciones de xenofobia y racismo unido a las duras condiciones laborales y de vida.
La política migratoria se encuentra regulada en el marco de la UE y de la Ley de Extranjería.