Biodiversidad y regiones biogeográficas de la Península Ibérica

Biodiversidad de la Península Ibérica

La Península Ibérica se caracteriza por su gran biodiversidad. Cuenta con una gran variedad de especies vegetales, fruto de sus específicas condiciones físicas, de su condición de puente entre Eurasia y África y del factor humano.

Factores que condicionan la biodiversidad

Los factores físicos que más condicionan la biodiversidad son el clima, el relieve y los suelos. La posición de encrucijada de la Península Ibérica entre Eurasia y África ha favorecido el desarrollo de especies vegetales muy dispares. Esta situación geográfica favoreció que muchas especies vegetales del centro y del norte de Europa llegaran a España a través de las migraciones, huyendo del hielo. El proceso de adaptación generó nuevas especies endémicas.

Regiones biogeográficas de la Península Ibérica

En la Tierra existen grandes conjuntos florísticos. La Península Ibérica forma parte del reino Holártico y participa de tres regiones biogeográficas: eurosiberiana, mediterránea y macaronésica.

Región Eurosiberiana

La región eurosiberiana corresponde al paisaje vegetal del clima oceánico. Tiene como formaciones vegetales características el bosque caducifolio, la landa y el prado.

Bosque Caducifolio

Está constituido por árboles altos, con tronco recto y liso y hojas grandes que caen en otoño. El haya tolera mal el calor y muy bien el frío, y exige gran humedad, por lo que es un árbol de montaña. El roble soporta veranos calurosos, tiene menor tolerancia al frío y exige menos humedad que el haya, por lo que se sitúa en las alturas más bajas.

Landa

Son zonas donde el bosque se ha ido degradando y ha surgido la landa, que es una densa vegetación de matorral.

Prado

Los prados ocupan grandes extensiones de terreno en los paisajes oceánicos.

Región Mediterránea

A la región mediterránea pertenece casi la totalidad de la Península Ibérica e Islas Baleares. Tiene como formaciones vegetales características el bosque perennifolio y el matorral.

Bosque Perennifolio

Está formado por árboles de mediana altura, con troncos no rectilíneos, de corteza gruesa y rugosa. Las especies más representativas son la encina y el alcornoque. La encina es resistente a la sequía y se adapta a todo tipo de suelos. El alcornoque necesita inviernos suaves, cierta humedad y suelos silíceos. El pino es una formación vegetal secundaria que se adapta a condiciones extremas de frío, calor, humedad y aridez, así como a suelos diversos.

Matorral

El matorral es el resultado de la degradación del bosque por el ser humano. Presenta tres tipos característicos: la maquia, la garriga y la estepa. La maquia es una formación densa de arbustos. La garriga está formada por matorrales o arbustos de poca altura, que dejan zonas sin cubrir, donde aparece la roca. La estepa se encuentra en la zona semiárida del sureste peninsular, donde la sequía impide el crecimiento de los árboles y en zonas donde la garriga ha sido degradada por la acción humana.

Región Macaronésica

En la región macaronésica se incluyen las Islas Canarias. El origen de su vegetación es principalmente mediterráneo, pero cuenta con influencias africanas y del Atlántico. Las condiciones climáticas y edáficas, junto a la originalidad del relieve volcánico, influyen en la distribución de la vegetación en pisos:

  • El piso basal está marcado por la aridez.
  • El piso intermedio está condicionado por el descenso del calor y el aumento de la humedad.
  • El piso termocanario: la vegetación se adapta a las nieblas causadas por una mayor humedad y una menor insolación.
  • El piso de montaña está dominado por el bosque de coníferas.
  • El piso supracanario o de alta montaña está presente en Tenerife y La Palma.

Vegetación de Montaña

La vegetación de montaña se dispone en pisos que presentan formaciones vegetales distintas en función de la altura. En el resto de las montañas peninsulares, el piso basal está dominado por el bosque de la zona que se trate. Dependiendo del agua que reciban, aparecen coníferas, el pino albar o el pinsapo. A partir de los 2000 metros, en el piso alpino, la vegetación arborea casi desaparece; tan solo en ocasiones se desarrollan especies de poca altura como el enebro, que alterna con matorrales espinosos propios de zonas secas.

Bosques de Rivera

Los bosques de ribera están formados por especies como el aliso, el sauce, el chopo y el álamo.

Problemas medioambientales y conservación

Expuestas las formaciones vegetales predominantes en España, debemos hacer hincapié en uno de los problemas medioambientales con el que nos enfrentamos: la degradación de la vegetación. El Plan Forestal Español lucha contra los incendios y recoge medidas para lograr una gestión sostenible de los ecosistemas forestales; entre ellas, destaca el fomento de las repoblaciones forestales. La deforestación se convierte así en un grave problema porque contribuye a la degradación del suelo y a la erosión. Deforestación y erosión conducen a la desertificación, que es la pérdida de la capa fértil del suelo, quedando este inservible. Los programas de conservación de las especies en peligro de extinción y de la lucha contra las plagas se ven reforzados por la Ley de Patrimonio Natural, que regula las normas de conservación de los ecosistemas naturales. La ley establece distintos tipos de espacios protegidos:

  • Los Parques Nacionales son espacios naturales de alto valor ecológico, cuya conservación es de interés general para la nación.
  • Los Parques Naturales son más pequeños que los Parques Nacionales; en ellos se mantiene la explotación de los recursos primarios.
  • Las Reservas Naturales son espacios valorados por su rareza y singularidad.
  • Los Monumentos Naturales son espacios que contienen formaciones singulares que merecen una especial protección.
  • Los Paisajes Protegidos son lugares concretos con un alto valor ecológico y cultural.

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