Análisis Geográfico y Ambiental del País Vasco: Clima, Hidrografía y Ecosistemas

El Clima del País Vasco

El clima del área atlántica del País Vasco es resultado de la interacción de varios factores:

1) El papel de regulador térmico y de fuente de humedad del Atlántico Norte.

2) La función de fábrica y reserva de frío de las regiones árticas y subárticas.

3) Las frontogénesis y ciclogénesis invernales del Mediterráneo occidental.

4) Las formaciones isobáricas estacionales de origen térmico del interior del continente europeo.

Factores Geográficos Locales

Su posición como bisagra entre la Península Ibérica y la depresión de Aquitania determina su clima. El enfriamiento de la superficie de la Península en invierno estabiliza las masas de aire atlánticas, mientras que en verano las caldea e inestabiliza. El efecto del bloque peninsular se traduce en inestabilidad estival y desecamiento de las masas atlánticas que llegan a la costa vasca desde el sudoeste. La succión de la depresión del Ebro ante bajas barométricas del Mediterráneo incrementa la nubosidad y las precipitaciones.

En el Golfo de Vizcaya, la moderación térmica y el aporte de humedad generan una anomalía térmica positiva en verano, con aguas superficiales hasta 4 °C más cálidas que las gallegas debido al upwelling. Esto explica un nivel pluviométrico estival más elevado que en otras áreas de la costa Cantábrica, ya que las masas de aire aumentan su capacidad higrométrica sobre aguas cálidas.

La compleja topografía vasca es crucial para entender su clima. Incrementa el total pluviométrico, la frecuencia y la intensidad de las lluvias. Las masas de aire húmedo del mar ascienden por las cadenas litorales y prelitorales, y las sierras de la divisoria Cantábrico-Mediterránea, generando un enfriamiento adiabático, condensación, nubosidad de estancamiento y precipitación. Las lluvias posfrontales pueden ser intensas y duraderas debido a la torsión de los vientos causada por la succión de la depresión del Ebro y el obstáculo pirenaico, manteniendo flujos húmedos del cuarto cuadrante.

Cuando dominan las situaciones del sur, el aire que atraviesa la Península se seca. El descenso desde las cumbres de la divisoria hasta el nivel del mar recalienta y seca estas masas, provocando bochorno por viento sur, aunque las temperaturas máximas peninsulares no suelen registrarse en la costa vasca. La gradación térmica altitudinal produce desniveles topográficos.

¿Qué es el efecto Foehn? Describe el funcionamiento del proceso

El efecto Foehn ocurre cuando un aire cálido y húmedo asciende por una cadena montañosa. El ascenso sigue un proceso pseudoadiabático (sin intercambio de calor con el entorno). La masa de aire se expande al disminuir la presión con la altura, enfriándose y condensando vapor de agua, lo que libera calor latente. Esto forma nubes y precipitación, a menudo con nubes de estancamiento en la cima. Tras la precipitación a barlovento, el aire desciende por sotavento, seco y calentándose por subsidencia adiabática. Se asocia a movimientos ciclónicos y requiere una circulación fuerte para forzar el aire a través de la montaña. En España, el efecto Foehn más conocido es el de la Cordillera Cantábrica con vientos húmedos del sur.

¿En qué se caracterizan los ríos de la vertiente Atlántica?

Las cuencas son de pequeña extensión, siendo la más amplia la del Ibaizabal-Nervión. En Guipúzcoa, el Oria tiene una cuenca mayor. Su forma es alargada, lo que implica un tiempo breve de concentración de aguas y menor impacto de las avenidas. No hay una gradación altitudinal neta entre cabecera, cursos medios y bajos. La torrencialidad de los afluentes es acusada en cualquier tramo.

Modelo de Perfil Longitudinal

1) En cabecera, pendientes de 7-10%, índice de sinuosidad de tipo 1 y alturas del fondo del valle superiores a 200 metros sobre el nivel del mar.

2) En el sector medio, pendientes de 2,5-7% y altura del fondo del valle entre 20-40 metros.

3) En la cuenca baja, pendiente inferior al 2,5%, mayor índice de sinuosidad y vegas más amplias, aunque también hay valles amplios en cabecera (Oñati, Elorrio, Durango) y áreas encajadas en tramos medios o bajos (Deba en Bergara, Soraluze, Mendaro).

Hidrodinámica

1) Modesto caudal absoluto.

2) Aportación total limitada, pero caudalosos en relación con su cuenca. Módulo específico superior a 30 litros por segundo y por kilómetro cuadrado.

3) Las altas aguas comienzan a finales de verano y se mantienen hasta mayo, con notables oscilaciones anuales.

La escorrentía se canaliza rápidamente debido a las características morfométricas. La secuencia entre precipitación máxima y crecida es de horas en cuencas menores, y siempre inferior a un día. Las crecidas son vertiginosas y violentas, con tiempos de concentración de 9-15 horas. Las avenidas son discontinuas y con periodos de retorno breves. Los caudales mínimos se dan en verano.

Cauces y cuencas están afectados por acciones antrópicas que obstaculizan el drenaje (ocupación de llanuras de inundación, puentes, presas, escombreras, carreteras, canalizaciones). La deforestación y la destrucción de la vegetación de ribera aumentan los aportes sólidos, contribuyendo a la rapidez y violencia de las avenidas.

¿Qué tres tipos de bosque encontramos en los valles Atlánticos? Enumera brevemente sus principales especies y características

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Se distinguen varios dominios:

Robledal:

1) Bosques mixtos de frondosas de Roble pedunculado (Quercus robur): pero con una cohorte muy numerosa de árboles y arbustos variados (fresno, el castaño, el arce menor, el avellano, el olmo montano, el haya, el tilo, el cornejo, el espino albar, la hiedra o la nueza negra), y helechos. Es más rico en especies que el robledal acidófilo. Su degradación conduce al zarzal de Rubus ulmifolius, con helecho común y árgoma. Este bosque es propio de valles estrechos y laderas de fuerte pendiente, con sustratos básicos. 2) Robledales acidófilos Roble albar (Quercus petraea): en suelos de laderas ácidos. Requieren suelos aireados y no encharcables. Su sobreexplotación ha provocado casi su desaparición, y sus residuos están muy degenerados. Los componentes de su flora son el roble pedunculado, el castaño, el abedul, el acebo, el arraclán (Frangula alnus), el majuelo, el avellano y algún serbal. En los estratos inferiores crecen brezos diversos, zarzas y plantas trepadoras como la hiedra y la madreselva. El estrato herbáceo lo forman las plantas acidófilas. Sus etapas de sustitución conducen a matorrales con árgomas, helecho común, brezos (Erica spp.)y zarzal- espinar. Las agrupaciones herbáceas las conforman los prados de siega y los lastonares.

Quejigal:

1) El dominio del quejigo (Quercus faginea) abarca los margosos valles cantábricos del noroeste alavés, lugares en los que la sequía estival se deja sentir ya y la luminosidad es mayor. El quejigal atlántico, se caracteriza por su exuberancia, en plantas trepadoras como la zarzaparrilla (Smilax aspera). Estos bosques alternan con los pinares de pino albar (Pinus sylvestris). Los matorrales se agrupan en zarzales y espinares con enredaderas espinosas, prebrezales margosos y enebral-pasto con junquillo. Las agrupaciones herbáceas propias son los prados de siega y los lastonares.

Encinar:

1) En terrenos secos y pedregosos del piso basal o colino domina la encina. Se encuentra por la costa, aunque también aparece en el interior, y su frecuencia, siempre con carácter fragmentario de numerosas manchas disyuntas, aumenta de este a oeste. El encinar cantábrico (Quercus ilex, subsp. ilex), está en terrenos calcáreos y se acompaña de labiérnago negro, madroño, zarzaparrilla y una agrupación de plantas comunes a los encinares, de marcado carácter mediterráneo. Se encuentran en la ría de Guernica, Somorrostro, Gorliz, Duranguesado, Arratia y Orduña, en Vizcaya; en Guipúzcoa, en los macizos calcáreos de Andutz y Arno, Deba, Mendaro, Zumaya, Ataun, Lizartza y la peña de Udala; los encinares de Artziniega, Tertanga, Llodio, Altube y Aramaio están en la zona atlántica de Álava.

El hayedo en las montañas Atlánticas. Tipos, características y hábitats.

A partir de los 500-700 metros en las montañas atlánticas. Su superficie más extensa y continua se concentra en las sierras de la divisoria Cantábrico-Mediterránea. Debido a la abundante pluviosidad y consiguiente lavado de los suelos, los hayedos acidófilos (oligotrofos) dominan sobre los éutrofos.

Tipos: los acidófilos poseen un estrato arbustivo muy laxo y el herbáceo es ralo, con suelos recubiertos de abundante hojarasca. Se completa con acebos, arándanos, helechos y brezo arbóreo. Su degradación desemboca en brezales altos de Erica arbórea; en suelos pobres llega al brezal-argomal-helechal, mientras la orla del bosque queda dominada por el espinar de majuelos. Los mejores ejemplares se conservan en Guipúzcoa y Álava, en la sierra de Aralar, el puerto de Lizarrusti, las sierras de Altzania, Urkilla-Elgea, el monte Albertia, Gorbea y Altube. En Vizcaya su situación es precaria. Cuando los afloramientos de roca caliza son más superficiales, con fenómenos kársticos, el hayedo de tipo éutrofo (básico) o calcícola petrano origina formaciones más claras, en las que aparece el boj y el tejo, que dejan crecer especies más exigentes en luz. El estrato arbustivo está mejor representado y es mayor la riqueza y variedad del herbáceo.

Características y hábitats: en la vertiente sur, en suelos arenosos, oligotrofos y de fácil drenaje, de laderas y crestas, se instala el tocornal o marojal (Quercus pyrenaica) sobre sustratos silíceos y orientaciones soleadas, de las montañas detríticas de la divisoria Cantábrico-Mediterránea, Urkilla-Elgea y Gorbea. Los matorrales de este dominio del hayedo se constituyen de brezales, argomales y helechales. Las formaciones herbáceas dominantes son praderas montanas de diente, que pasan a lastonares en situaciones de mayor abandono, o los pastos silicícolas sobre suelos más ácidos. La vegetación ligada al agua —alisedas, saucedas, brezales turbosos y turberas— así como diversas especies petranas completan la diversidad vegetal de las montañas atlánticas.

Enumera los dominios estructurales de la vertiente Mediterránea y desarrolla uno de ellos (a elegir).

Plataforma alavesa:

1) La Llanada: la altitud del fondo va creciendo hacia el este. El cinturón montañoso que la rodea, los desniveles son de 500 metros.

2) Sierra Occidental: Sierras de Salbada, Gibido, Arkamo, Badaia y Arrato. Materiales del Cretácico superior. Morfoestructura compuesta de sinclinales y anticlinales con relieves monoclinales con buzamiento al sur 20 º C. Flanco norte muy abrupto. Destacable modelado kárstico. La sierra de Gibido, con alturas medias, posee un aspecto amesetado sobre una plataforma calcárea karstificada. Al sur se abre el valle de Kuartango con una morfología característica de un anticlinal desventrado. El flanco sur define la sierra de Arkamo —Cruceta, ejemplo de cresta caliza con la zona somital aplanada y numerosas formas de modelado kárstico y laderas disimétricas. La de Badaia —Oteros, vuelve a ofrecer formas aplanadas con vertientes de suave pendiente hacia el este y el sur.

Sinclinorio de Miranda-Treviño-Urbasa:

1) Sierra Central: Andia / Urbasa y Entzia. Dos unidades separadas por la falla de Lizárraga.

1.1) Andia: altiplanicie formada por calizas terciarias. Destaca el sinclinal colgado de Beriain y el relieve kárstico. No existe drenaje superficial. Simas de hasta 500 metros de profundidad.

1.1.1) Urbasa / Entzia: morfología de artesa –sinclinal colgado. Materiales terciarios – calizas y calcarenitas con flancos. Altiplanicie de 185 kilómetros2. Modelado kárstico de interés: más de 200 simas. Acuíferos y surgencias en contactos con el Cretácico (Urederra).

1.1.1.1) Montes de Vitoria: continuación del sinclinal de Urbasa.

1.1.1.1.1) Valdegovía-Valderejo: las montañas de Valdegovía son tres alineaciones principales. La más septentrional separa Valdegovía del valle burgalés de Losa. Al sur del eje sinclinal aparece la estructura anticlinal de Lahoz-Sobrón. Los flancos norte y sur dan lugar a las dos alineaciones meridionales, del anticlinal vaciado. El flanco norte —Recuenco; Peña Karria, — tiene buzamientos muy acusados y da lugar a imponentes farallones calcáreos. El flanco sur, del relieve tiene cuestas con abundantes canchales y movimientos en masa en las laderas. Vallegrull; Cueto, limitan las tierras alavesas de las burgalesas del valle de Tobalina. Ambos flancos se unen por el extremo noroccidental en una terminación periclinal. Valderejo forma parte del gran eje anticlinal de Lahoz y queda en una gran estructura anticlinal desventrada. Dominan los materiales cretácicos; el núcleo del anticlinal está formado por los arenas del Albiense.

2) Sierra Meridional: Sierra de Toloño-Cantabria-Joar. Separando el ambiente subatlántico o submediterráneo de las comarcas centrales de Álava del mediterráneo de la Rioja Alavesa, se alza este conjunto longitudinal de sierras, destacado límite geoestructural y biogeográfico. Es una alineación alargada de este a oeste, es una continuidad topográfica en la que destaca su estrechez. Este hecho le concede un cierto carácter de colosal murallón pétreo. La sierra de Cantabria se descompone en tres sierras yuxtapuestas, Codés o Joar, Cantabria, (Palomares), y Toloño. Su sector central representa el carácter de muralla, al contar con un cresterío erguido y longitudinal en el que se superan los mil trescientos metros de altitud. Su compleja estructura con numerosas fracturas y cabalgante sobre el Terciario del Ebro se traduce en un relieve de farallones calcáreos con vertientes verticales o subverticales, en especial en su cara meridional. La vertiente norte resulta menos abrupta.

El nacedero del Urederra: explica su situación y características en el contexto geológico de la Sierra de Urbasa.

El Nacedero del Urederra es la salida natural y mayoritaria del importante acuífero formado en el macizo kárstico de Urbasa. Se produce en la pared, casi cortada, del extremo no del término de Baquedano, a unos 630 metros de altitud frente a los más de 900 que alcanza la cresta superior de dicha pared. Este paraje, actualmente integrado en el Parque Natural de Urbasa-Andia se sitúa en el valle de Améscoa, un territorio de transición bioclimática flanqueado por el altiplano de Urbasa y la sierra escarpada de Loquiz. La vegetación predominante es el hayedo, aunque la variedad de flora es muy destacable, pudiendo encontrar tilos, robles, serbales, arces, fresnos, olmos, sauces, avellanos, boj y enebros, entre otras especies. La fauna, es fácil observar buitres, alimoches, halcones, cernícalos, chovas y vencejos. También podemos ver paseriformes, como el mirlo acuático, carboneros, herrerillos y pinzones. En cuanto a mamíferos, podemos ver gato montés, garduña, tejón y jabalí.

El marojal de Izki, explica sus características y particularidades.

Características: en terrenos arenoso el predominio corresponde al marojal (Quercus pyrenaica), del cual existe en el bosque de Izki, en la zona sudoccidental de las Sierras Centrales, una de las manchas más extensas y densas de Europa.

Particularidades: los abedulares son frecuentes. La mayor transparencia a la luz permite el crecimiento de plantas heliófilas, sobre todo brezos y árgoma.

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