Tras los años de penuria y aislamiento de la posguerra, la España franquista parecía destinada a un destino de autarquía y atraso. Sin embargo, a finales de los años 50, un cambio de rumbo en la política económica, impulsado por la llegada de los tecnócratas al gobierno, abriría una nueva etapa conocida como el Desarrollismo. Este período, que se extendería hasta mediados de los 70, transformaría profundamente la sociedad española, aunque también revelaría las fragilidades y contradicciones del régimen.
El Plan de Estabilización y los Planes de Desarrollo: el inicio de la transformación
El punto de inflexión de este proceso fue el Plan de Estabilización de 1959. El fracaso del modelo autárquico, que había sumido a España en una profunda crisis económica, y la necesidad de abrir la economía a los mercados internacionales, llevaron a los tecnócratas a tomar las riendas de la política económica.
El Plan de Estabilización perseguía objetivos ambiciosos:
- Sanear la economía, reduciendo el déficit público y estabilizando la peseta.
- Incorporar la economía española a los mercados internacionales, facilitando la inversión extranjera y el comercio.
- Garantizar la continuidad de la dictadura.
Tras el Plan de Estabilización, se implementaron los Planes de Desarrollo, que buscaban impulsar el crecimiento económico a través de la promoción de polos industriales y la inversión en infraestructuras. Estos planes trataban de modernizar la economía española y promover su industrialización.
Transformaciones económicas y fragilidad del modelo: luces y sombras del desarrollo
El Desarrollismo trajo consigo importantes transformaciones económicas:
- La agricultura se modernizó gracias a la mecanización, lo que permitió aumentar la producción.
- La industria experimentó un notable desarrollo, impulsado por la creación de polos industriales y la inversión extranjera, especialmente en sectores como la automoción y el turismo.
- La apertura económica fue otro de los pilares del Desarrollismo. El turismo de masas se convirtió en una importante fuente de ingresos, y las remesas de la población emigrante contribuyeron a equilibrar la balanza de pagos.
Sin embargo, el modelo también presentaba debilidades:
- La dependencia del exterior seguía siendo un factor limitante, ya que la economía española dependía en gran medida de la inversión y la tecnología extranjera.
- Los desequilibrios territoriales se agudizaron, ya que el desarrollo se concentró en algunas zonas, dejando de lado a otras regiones.
- La falta de planificación urbanística provocó problemas de superpoblación, infravivienda y falta de servicios en las grandes ciudades.
Cambios demográficos y sociales: el rostro humano del desarrollo
El Desarrollismo también estuvo acompañado de importantes cambios demográficos y sociales:
- El baby boom de los años 60, impulsado por la mejora de las condiciones económicas y sociales, provocó un aumento de la natalidad.
- El éxodo rural impulsó a la población rural a emigrar masivamente a las ciudades en busca de trabajo y oportunidades.
- La emigración internacional continuó siendo una vía para muchos españoles que buscaban un futuro mejor en otros países, especialmente en Europa.
La economía española experimentó un cambio en su estructura productiva, con un predominio del sector secundario y terciario que desplazó a la agricultura a un segundo plano. La mejora de la renta per cápita y el acceso a bienes de consumo impulsaron la implantación de la sociedad de consumo, un fenómeno que transformaría los hábitos y las aspiraciones de los españoles.
- Se produjo un aumento de la clase media urbana, un sector social que se benefició del desarrollo económico y que se convirtió en un importante factor de cambio social.
- Se observaron algunos cambios de mentalidad, con una cierta laicización y europeización de la sociedad, aunque la Iglesia y los valores tradicionales seguían teniendo un peso importante.
El Desarrollismo supuso una etapa de importantes transformaciones económicas y sociales en la España franquista. Sin embargo, el modelo también presentaba debilidades y generó desigualdades. A pesar del crecimiento económico, la dictadura se mantuvo firme en su control político y la represión de la oposición. El resurgimiento de la oposición antifranquista, la creación del Tribunal de Orden Público y la denuncia del «contubernio» de Múnich son muestra de la tensión que se vivía en la sociedad española en aquellos años.