OCEÁNICO (VACAS)
Vemos paisaje montañoso, de altitudes medias en el que aparece un pequeño núcleo poblacional y viviendas dispersas repartidas entre explotaciones. Estas son cerradas, están cercadas por vallas de alambre. Entre explotaciones aparecen pequeños núcleos boscosos, más grandes en laderas de montañas. Casi todo el paisaje es verde, aunque algunos espacios se muestran de color marrón: roturados o labrados. Entiendo que estamos ante un paisaje agrario u oceánico, propio de la cornisa cantábrica y Galicia. Con clima atlántico: con inviernos suaves, veranos frescos y precipitaciones abundantes y regulares. Esto determina una agricultura principalmente ganadera: bovina, láctea y cárnica en explotaciones semiextensivas, con establos para la noche y los inviernos fríos y prados durante el día. Lo agrícola se reduce al policultivo, con productos hortofrutícolas de subsistencia: patatas, maíz, berza, manzanas, etc. Las explotaciones son minifundistas y el poblamiento es disperso intercalar, por necesidad de cuidar diariamente a los animales. La población agraria actual es muy reducida, además de envejecida. Los espacios agrarios cercanos a las ciudades se van rururbanizando: segundas residencias, espacios deportivos, polígonos industriales, centros comerciales, campus universitarios, etc.
MEDITERRÁNEO INTERIOR (CERDOS)
Vemos fotografía con piara de cerdos, que pastan en un paisaje herbáceo con árboles aislados. Estamos ante una dehesa: bosque climácico de la España de interior. Esta intervención humana consiste en talar árboles (encinas, alcornoques o quejigos) para que los árboles restantes crezcan de forma globular a fin de que creen un espacio sombreado bajo el mismo. Este espacio cumplirá la función de dar sombra en verano para que sestee el ganado y crezca hierba en verano. Los espacios libres de árboles recibirán luz durante invierno y tendrán pasto en el mismo. Esta intervención antrópica crea un espacio agrario, ecológico y sostenible, propio de una agricultura extensiva de secano. Técnica de cultivo antigua asociada a la trashumancia de la Mesta y que fue muy denostada en el pasado por baja producción y empleo de mano de obra. Actualmente se extiende por espacios del clima mediterráneo de interior con inviernos fríos y veranos frescos o cálidos, así como lluvias superiores a 500 mm: Zamora, Salamanca, Cáceres, Badajoz y Huelva. Sirve tanto para cabaña porcina, bovina de Lidia u ovina.
MEDITERRÁNEO INTERIOR (PANIZOS)
Tenemos imagen de un maizal que está siendo regado por aspersión. Es una actividad agraria intensiva de regadío propia de paisajes agrarios mediterráneos de interior, cercanos a grandes ríos atlánticos o el Ebro, así como de las llanuras manchegas sobre grandes acuíferos subterráneos. Los inviernos fríos, veranos calurosos y precipitaciones escasas no favorecerían estos cultivos. Pero la acción humana ha introducido el regadío y consigue estas producciones forrajeras de ciclo corto propias del verano. Suponen alta producción por espacio cultivado, así como por mano de obra empleada al ser un monocultivo que permite gran mecanización tanto en sembrado como en regadío y cosecha. Se orienta sobre todo para la alimentación de ganaderías ovina y bovina, intensivas y estabuladas, de orientación láctea.
MEDITERRÁNEO MARÍTIMO (FRESAS)
Tenemos imagen de un invernadero con cultivos herbáceos. Creemos que son fresas. Pertenecen al paisaje agrario mediterráneo marítimo propio de todas las fachadas mediterráneas y suratlánticas españolas. En concreto, de provincias del sureste y Huelva. Los inviernos suaves y veranos calurosos, ambos con alta insolación, favorecen el crecimiento continuo e intensivo de los cultivos. La ausencia de precipitaciones se ha solucionado con acequias, brazales y norias. Esta intervención humana ha permitido el desarrollo de hortoflorofruticultura intensiva, de regadío y exportación: con la entrada de España en la Unión Europea a todo el continente. Las explotaciones suelen ser minifundistas y el poblamiento es disperso intercalar con grandes pueblos y ciudades entre los que hay pequeños núcleos y viviendas aisladas cercanas a cultivos. En los últimos años se han generalizado los «mares de plástico»: grandes extensiones de invernaderos con cultivos hidropónicos en los que, mediante riego localizado, se suministra a las plantas todos los productos fitosanitarios que necesitan para su rápido crecimiento favorecido por la homogeneidad climática del invernadero.
MONTAÑA
Tenemos paisaje con relieve montañoso en el que vemos que alternan espacios boscosos con otros herbáceos. También vemos algunas casas diseminadas y muros que delimitan parcelas. Estamos ante un paisaje agrario de montaña. En concreto, de la zona norte por abundancia de bosques y prados. En este paisaje, la agricultura se reduce al fondo de los valles con policultivo de subsistencia centrado en hortalizas y algunos frutales como el manzano. En laderas de montañas y zonas más altas se practica la ganadería bovina extensiva cárnica y semiextensiva de orientación láctea, y se reduce al pastoreo de ovejas y cabras. El poblamiento es disperso intercalar con pequeños núcleos y gran cantidad de casas diseminadas por cercanía de habitantes al cuidado del ganado. Además de escaso, es concentrado en pueblos medianos. La explotación forestal es muy importante tanto para el aprovechamiento de leña como para la madera de especies como roble, haya o pino; también es muy escasa. En Galicia, es importante el eucalipto para la obtención de celulosa con la que hacer papel. En montañas del resto de la península, los usos son más agrícolas con cultivos extensivos en cultivos de la trilogía mediterránea: trigo, vid y olivo. Las laderas montañosas se abancalan para evitar la destrucción del suelo por la escorrentía de las aguas torrenciales.
CANARIAS
Vemos gran extensión de plataneras junto a la costa. En el límite del cultivo con el relieve montañoso hay algunas construcciones. Estamos ante un paisaje agrario de Canarias, en el que plantaciones tropicales de plátanos alternan con otros cultivos intensivos como pepino, pimiento, tomates, etc.; o extensivos de vid, patatas y trigo. Los hay tanto de secano como de regadío. El relieve montañoso determina el abancalamiento de muchas laderas, y la litología volcánica del suelo favorece a cultivos por su riqueza mineral y textura suelta. Las temperaturas tropicales favorecen cosechas continuas, y la ausencia de lluvias se ve compensada por la humedad que traen los vientos alisios, la condensación en la laurisilva por el mar de nubes, y el regadío procedente de acuíferos o pequeños torrentes. El poblamiento es disperso intercalar, con pequeñas aldeas entre puestos más grandes. La ganadería está reducida a la ovina y caprina; y la forestal solo para carbón vegetal.