Evolución Demográfica y Movimientos Migratorios en la España del Siglo XIX
Demografía
La población española experimentó un crecimiento continuo durante el siglo XIX, pasando de 10,5 millones de habitantes a principios de siglo a 18,6 millones a finales. Sin embargo, este crecimiento fue menor que en otros países europeos industrializados, y las densidades de población españolas eran comparativamente bajas.
A lo largo del siglo, se mantuvo un ciclo demográfico antiguo, caracterizado por:
- Mantenimiento de una alta tasa de natalidad.
- Altísima tasa de mortalidad, influenciada por guerras, crisis de subsistencia, epidemias y enfermedades endémicas, que afectaban a una población mal alimentada y con condiciones de vida precarias.
- Elevada mortalidad infantil.
- Bajo crecimiento de la población.
- Corta esperanza de vida.
Movimientos Migratorios
Se observaron movimientos internos de población:
- Desplazamiento del norte al sur.
- Abandono de la Meseta Central (excepto Madrid) hacia la costa mediterránea y atlántica meridional.
- Inicio de un movimiento campo-ciudad asociado a las revoluciones agrícola e industrial.
Estos movimientos se explican por:
- Búsqueda de tierras más fértiles y de regadío.
- Necesidades en las comunicaciones.
- Estancamiento agrario frente al desarrollo industrial.
La migración exterior se mantuvo de forma continuada pero en cifras bajas. Los migrantes se dirigían principalmente hacia América (Argentina, Cuba) y el norte de África (Argelia y Marruecos).
Desarrollo Urbano y el Impacto del Ferrocarril
Transformación Urbana
España experimentó cambios lentos a lo largo del siglo XIX:
- Transición del ciclo demográfico antiguo al ciclo de transición demográfica (descenso de la mortalidad con natalidad alta, permitiendo un crecimiento acelerado).
- Modernización de la agricultura, liberando mano de obra campesina que se convertiría en proletariado industrial.
- Inicio del desarrollo industrial (lento, escaso, tardío y localizado en Madrid, Cataluña, País Vasco y Asturias).
A pesar de estos cambios, España siguió siendo un país predominantemente agrario y rural, con pocas ciudades grandes (Madrid, Barcelona, San Sebastián, Valencia y Zaragoza) y cifras de población urbana bajas en comparación con Europa. Las ciudades que recibieron población rural mejoraron sus estructuras y se reordenaron para ofrecer espacios a la burguesía y clases altas. Se diseñaron «los Ensanches», barrios con trazados en cuadrícula, grandes avenidas y vías rápidas: Plan Cerdá (Barcelona), Plan Castro (Madrid), Plan Cortázar (San Sebastián), proyecto de la Ciudad Lineal de Arturo Soria. El urbanismo moderno en España es un fenómeno del siglo XX.
El Ferrocarril: Motor y Desafío
España presentaba condicionantes negativos para el transporte (montañas, ríos cortos y no navegables). En el siglo XIX se intentó mejorar los transportes para el desarrollo económico. Fueron importantes los cambios en puertos (Barcelona y Bilbao) y, especialmente, el desarrollo del ferrocarril.
El ferrocarril, vinculado a la Primera Revolución Industrial, se desarrolló en España en la segunda mitad del XIX. A mediados de siglo solo existían tres tramos: Barcelona-Mataró (1848), Madrid-Aranjuez (1851) y Gijón-Langreo (1853). Los progresistas impulsaron su crecimiento con la «Ley de Ferrocarriles» (1855), que subvencionó inversiones, eximió de aranceles a materiales importados y permitió capitales extranjeros, sobre todo franceses.
Su desarrollo fue espectacular entre 1855 y 1864. Se creó una red radial en torno a Madrid, con un ancho de vía mayor que el europeo para usar máquinas más potentes debido a la orografía española. Esta decisión dificultó la integración posterior de España en Europa.
El ferrocarril contribuyó a la consolidación de un mercado nacional, permitiendo el traslado de alimentos, materias primas y productos industriales. Pero también hubo fracasos:
- El capital estatal invertido en el ferrocarril se desvió de otros sectores que habrían permitido el desarrollo industrial.
- Las concesiones a extranjeros no estimularon el desarrollo siderúrgico interior.
- El desarrollo del ferrocarril fue tan rápido que superó al de las mercancías, llevando a la quiebra de muchas compañías y afectando a bancos y sociedades de crédito en el último cuarto del siglo.