La Revolución Industrial Británica: Un Análisis Profundo
El Factor Demográfico
En Gran Bretaña durante el siglo XVIII, se inició un crecimiento de la población en el que influyeron diferentes factores. El más importante fue la disminución de la mortalidad mientras que la población seguía creciendo. Otros factores fueron la mejora de la alimentación y los progresos en la medicina e higiene. El crecimiento de la población fue un factor esencial ya que a mayor población, mayor demanda de productos.
Las Transformaciones Agrarias
Los cambios en la agricultura fueron de tal envergadura que se ha afirmado la existencia de una revolución agrícola en Gran Bretaña. Cuando empezó a desarrollarse la gran industria ya se practicaba una agricultura avanzada: una elevada productividad, un avanzado grado de mecanización y unos propietarios que se planteaban esa actividad como empresarios.
El barbecho fue sustituido por la rotación de cultivos, que intercalados con los cereales tradicionales, regeneraban la tierra, evitando así tener que dejarla sin sembrar uno o dos años. Se intensificó la especialización ganadera y la producción de carne y leche. La tecnología agrícola se transformó lentamente: desde el arado hasta los herrajes de los caballos y los primeros modelos de sembradoras o trilladoras mecánicas.
La producción de excedentes permitió exportar cereales junto con otros productos agrarios y ganaderos y alimentar a poblaciones cada vez más numerosas. Al proceso de concentración de la propiedad contribuyeron las llamadas leyes de cercamiento. En 1750 la mitad de Gran Bretaña tenía sus campos cercados y entre 1760 y 1820 se promulgaron 1800 Enclosure Acts (leyes de cercamiento). Los perjudicados fueron los campesinos. Los jornaleros no podían competir con las máquinas y los pequeños propietarios no disponían de capital para cercar sus campos.
Las transformaciones agrarias contribuyeron de tres formas a que se hiciera realidad la primera industrialización británica:
- Alimentando a una población.
- Permitiendo un aumento de la capacidad de demanda y el poder de compra de los nuevos productos industriales.
- Suministrando parte del capital necesario para financiar la industrialización y mantenerla en marcha.
El Papel del Comercio Internacional
Al constante crecimiento de la demanda interior se añadió la demanda exterior. La explotación de tejidos aumentó notablemente. Las relaciones comerciales con las colonias son otra clave del desarrollo económico británico. Los excedentes laneros no eran muy apropiados como moneda de cambio en los países calurosos. Por esta razón el sector textil británico comenzó a producir tejidos de algodón. La revolución industrial comenzó en este sector y por primera vez nació una gran industria de consumo sobre la base de una materia prima, el algodón.
Este desarrollo del comercio exterior contribuyó a acelerar la primera revolución industrial mediante estos mecanismos:
- Proporcionó a la nueva industria materias primas.
- Amplió la demanda de productos industriales en las colonias.
- Creó un excedente económico y una acumulación de capital.
Los Transportes
En Gran Bretaña el transporte y las comunicaciones eran fáciles y baratos. Durante el siglo XVIII se desarrolló un sistema de canales interiores, se mejoraron los procedimientos de construcción y mantenimiento de los caminos. La facilidad de transporte favorecía la formación de un mercado interior entre Inglaterra, Gales y Escocia. Gran Bretaña fue también la primera en construir el ferrocarril.
Industrias y Fábricas
Las nuevas fábricas significaron la concentración de capital y de trabajo. El crecimiento de la población favoreció al aumento de la producción y el consumo. Esto aceleró las transformaciones tecnológicas, el uso de nuevas formas de energía y la aparición de nuevas formas de producción y de nuevas relaciones económicas y sociales. Estos procesos se desarrollaron en principio en la industria textil. La manufactura tradicional se centralizó en las fábricas.
La Lana y el Algodón
A los productores de lana no les interesaba la competencia de tejidos de algodón que venían de fuera. Consiguieron que el parlamento promulgara varios decretos prohibiendo el uso de tejidos de algodón. Hasta el año 1774 no se levantó la prohibición contra los tejidos de algodón. Es posible que la prohibición de importar telas de algodón a la India precipitara el desarrollo de la industria británica del algodón.
Las Máquinas de Hilar y de Tejer
La mecanización de la producción textil fue un proceso que se desarrolló a lo largo de casi un siglo. En 1733 John Kay inventó el telar de lanzadera volante con el que se tejía en menos tiempo una pieza de un tamaño mayor. El hilo comenzó a ser escaso y a encarecer su precio. En 1765 James Hargreaves inventó la spinning jenny, una máquina de hilar que funcionaba manualmente y ocupaba poco espacio, hacía el mismo trabajo que 6 u 8 hiladores con la rueca. Hacia 1779, Edmund Crompton inventó otra máquina de hilar que se llamaría mule, que era un cruce entre la jenny y la water frame.
Los nuevos telares contribuyeron a la desaparición de la industria doméstica y determinaron el nacimiento de la fábrica. La aplicación de la máquina de vapor facilitó la instalación de fábricas industriales urbanas. Pronto apareció el telar mecánico. Edmund Cartwright inventó el primer telar mecánico con la ayuda de un herrero y un carpintero. Lo patentó en 1785 y lo fue perfeccionando en años posteriores. Las hilaturas y los telares, asociados a las máquinas de vapor fueron los primeros símbolos de un sistema fabril que se extendió a otros sectores productivos.
La Revolución de los Transportes
La revolución industrial no habría sido posible si no se hubiese producido la revolución de los transportes. La transformación se produjo con la llegada del ferrocarril. El inglés Stephenson logró en 1814 que una locomotora con 30 toneladas de peso circulara a 7 km/h. La primera red de ferrocarriles fue la británica. En 1850 estaban en funcionamiento las principales líneas que enlazaban Londres con los centros industriales y las ciudades más importantes. Entre 1850 y 1880 la construcción de ferrocarriles se constituyó como un auténtico sector económico; el capitalismo del siglo XIX se apoyaba sobre la tríada fábricas, bancos y ferrocarriles. El ferrocarril se había convertido en un instrumento de unión para los mercados y naciones, gracias a él todo era más cercano y accesible. La aplicación del vapor a la navegación arrinconó los veleros y permitió construir buques de mayor tonelaje. La comunicación marítima avanzaba con los buques de vapor tanto como la comunicación terrestre lo estaba haciendo con el ferrocarril.