Panorama Energético Español: Fuentes, Desafíos y Dependencia

Consideraciones generales sobre la importancia del sector energético

Las fuentes de energía son los recursos que permiten obtener energía útil para diversas aplicaciones como la industria. Pueden clasificarse atendiendo a varios criterios:

  • Según su proceso de formación y disponibilidad pueden ser renovables (inagotables, porque no desaparecen al generar energía y pueden utilizarse indefinidamente: agua, sol, viento,…) o no renovables (se agotan porque desaparecen al usarse para producir energía y su proceso de formación exige millones de años: carbón, petróleo, uranio,…).
  • Según su grado de aprovechamiento económico se distingue entre energía primaria (constituida por las fuentes de energía tal y como se encuentran en la naturaleza -carbón, petróleo-, que no pueden usarse directamente, sino que necesitan un proceso de transformación) y energía secundaria o final (obtenida por transformación de las fuentes de energía primarias en luz, calor, electricidad,…).

Esta transformación conlleva pérdida de energía, por lo que las cifras de energía primaria no coinciden con las de energía final.

España es un ejemplo de desequilibrio y dependencia energética, puesto que el consumo de energía supera claramente la producción. El consumo energético se incrementó desde que España inició su proceso de industrialización, pero alcanzó su mayor auge a partir de la década de 1960 como consecuencia de la aceleración del desarrollo urbano e industrial. Se basó primero en el carbón (primera revolución industrial) y después en el petróleo, que es hoy la fuente de energía de consumo mayoritario, seguida por el carbón y la energía nuclear.

La relación entre la producción y el consumo nos da el grado de autoabastecimiento energético, que en España es muy bajo (30% de la demanda), lo que obliga a recurrir a costosas importaciones y crea dependencia externa. Las principales fuentes de energía que requieren abastecimiento externo son el petróleo, el gas natural, el uranio y el carbón.

Desde el punto de vista económico se puede afirmar que la energía es, junto con las materias primas, uno de los factores o bases físicas procedentes de la naturaleza sobre las que se asienta el crecimiento económico moderno. Sin energía no hay desarrollo, aunque en la actualidad existen otros factores como el capital financiero y tecnológico, o la mano de obra bien preparada que son tan importantes y que suplen la carencia de fuentes de energía de un país.

No obstante, el consumo energético es uno de los indicadores del grado de desarrollo socioeconómico alcanzado por una sociedad. El consumo de energía primaria en España es aproximadamente 150 Tep (toneladas equivalentes de petróleo), un consumo propio de un país desarrollado pero muy lejos de países como EEUU, (3,3 veces más) o Alemania (1,8 veces más).

Este elevado consumo es relativamente reciente y tiene que ver con la reciente industrialización del país, y con el aumento del nivel de vida de los españoles.

Desde el punto de vista geográfico, se observa que hoy las regiones industriales no se apoyan siempre en la existencia de fuentes de energía importantes dentro de su territorio. La energía es fácilmente transportable, lo que hace que la industria se haya liberado de una localización cercana a las regiones productoras de energía.

Análisis de las fuentes de energía

El carbón

Su explotación ha estado marcada por el fuerte proteccionismo estatal. La producción de carbón ha aumentado pero no cubre la demanda y hay que hacer importaciones (60%). Los principales yacimientos se encuentran en el entorno de las cordilleras primarias: Cantábrica (Asturias, León, Palencia), Sierra Morena (Ciudad Real, Córdoba, Badajoz,…) y los lignitos de Teruel, Pirineo, etc.

Desde la entrada en la UE se ha llegado a un sistema de precios libres que persiguen aumentar la competitividad del sector. Las zonas carboníferas españolas no presentan condiciones de explotación adecuadas porque la mayoría son subterráneas con el consiguiente peligro de accidentes y las que son a cielo abierto provocan una considerable destrucción del paisaje. Es más barata una tonelada de carbón importado puesta a pie de central, que una nacional. El destino fundamental del carbón es producir electricidad en centrales térmicas (80%). Las centrales se localizan de forma dispersa, aunque influye la proximidad de minas de carbón y fuentes de agua para refrigerarlas. Su desventaja principal es la contaminación que producen, sobre todo, las centrales que utilizan carbones con alto contenido en azufre, causantes de la lluvia ácida, entre otros problemas (Teruel).

Los hidrocarburos

El petróleo

Representa más de la mitad de la energía primaria consumida en España y dependemos en un 99% del exterior. Su auge se produjo a partir de la década de 1960 con el desarrollo de la industria, que lo adoptó como fuente de energía principal por su bajo costo. Volvió a subir con la crisis de Irán (1979). En la actualidad, debido entre otras causas, a la crisis de Irak y Nigeria, el barril está en los 60$, un record histórico (a mediados de febrero de 2010 75$ el barril).

Los Planes Energéticos han conseguido hacer disminuir la dependencia de nuestra economía del petróleo pero aún estamos por encima de la media de la OCDE.

La producción interior de petróleo es escasa. El mayor consumo es en gasolinas y gasoil para automoción, le siguen el gasoil de calefacción, el fuel-oil para la industria, producción de electricidad, keroseno. Pero el petróleo es un bien escaso y cada vez más caro por lo que debería usarse sólo como materia prima (fertilizantes, plásticos, productos químicos y farmacéuticos) y no como combustible.

Se ha conseguido diversificar los países de origen del crudo. En la actualidad procede de Rusia, México, Nigeria, Arabia Saudí, Libia e Irán. La capacidad de refino en España es alta (4,5 millones de toneladas al año). Los problemas de las refinerías españolas son la sobrecapacidad de refino (que debe encontrar salida en la exportación) y los cambios en la demanda, que aumentan el consumo de los productos ligeros. Hoy sigue siendo un oligopolio pues Repsol acapara el 70 % del mercado.

El gas natural

El gas natural es el resultado de una mezcla de gases entre los que el metano constituye más del 70%. En 2008 el consumo de gas natural aumentó un 10,1% con respecto al año anterior, constituyendo el 24% de la energía primaria en España (en 1985 era tan sólo del 2%).

En los últimos 15 años se ha completado la red de gasoductos que permiten llegar a la mayoría de las ciudades. El gas proviene en un 65% de Argelia a través del gasoducto que cruza el Estrecho, el segundo abastecedor es Noruega.

En la actualidad el gas Natural supone el 23% de la producción de electricidad y la previsión es que para el 2011 sea del 36 %, convirtiéndose en la fuente de energía más utilizada.

El mayor consumo de gas natural lo realiza la industria, aunque cada vez es mayor el uso doméstico en sustitución del butano, propano, el gas ciudad y el gasoil de calefacción. Es un área en enorme expansión y hay multitud de empresas que se encargan de su distribución (Gas Natural, ENAGAS).

Termoeléctrica y nuclear

Termoeléctrica convencional

España no produce todo el carbón necesario para las centrales térmicas y, por supuesto, importa todo el petróleo y gas. Sólo supone el 3% de la energía primaria. La mayor potencia instalada está en nuestra comunidad concretamente en los Arribes del Duero.

Las nuevas fuentes de energía renovables

El consumo de fuentes de energía renovables arranca de la crisis del petróleo, que hizo necesario disminuir la dependencia energética y aumentar el autoabastecimiento. España presenta condiciones favorables para la producción de energía a partir de fuentes renovables por la diversidad de su medio natural y por poseer un nivel tecnológico avanzado. Se obtiene de residuos agrícolas, ganaderos, forestales e industriales, o de cultivos energéticos. A mayor distancia aún aparecen las energías renovables (7%) que van aumentando su presencia pero con un crecimiento todavía lento.

Desequilibrio entre producción y consumo

Frente al gran consumo energético (con presencia mayoritaria de los hidrocarburos), la producción energética nacional sólo cubre el 20% de la demanda interna, teniendo que importar el 80% de la energía que consumimos (2/3 del carbón, y casi la totalidad del petróleo y del gas).

Además, ante la escasa presencia de combustibles fósiles en el subsuelo nacional, España sólo consigue autoabastecerse en nuclear y energías renovables.

Esta insuficiencia energética, especialmente de combustibles fósiles en el subsuelo español, supone un doble problema: por un lado, ocasiona un fuerte déficit comercial que afecta a la balanza de pagos, y por otro, nos deja muy expuestos frente a cualquier crisis y ante las decisiones políticas y económicas de otros países.

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