Evolución demográfica de España: 1858-2001

Estamos ante dos gráficos lineales que representan la evolución de la natalidad y la mortalidad de la población española, medida en tasas, entre 1858 y 2001; la superficie situada entre ambas líneas representa el crecimiento vegetativo o natural en el mismo periodo. El eje horizontal o de abscisas representa el periodo estudiado y el eje vertical o de ordenadas representa las tasas de natalidad y de mortalidad de la población española. La tendencia general de los tres fenómenos representados, natalidad, mortalidad y crecimiento natural, es de disminución continua entre la fecha inicial y la fecha final. Quedan bien representadas las diferentes etapas o regímenes demográficos que ha atravesado la población española en su dinámica demográfica:

Régimen demográfico antiguo (1858-1900)

Este régimen está representado en el gráfico desde 1858 hasta 1900 aproximadamente, caracterizado por tasas de natalidad elevadas (superiores al 35 ‰) y de mortalidad moderadas tirando a elevadas (superiores al 30 ‰) excepto en el inicio del período. Consecuencia de estos datos es un crecimiento natural escaso y con oscilaciones fuertes debidas sobre todo a las crisis de sobremortalidad (guerras carlistas 1868-1876, guerras coloniales 1868-1879, epidemia de cólera 1885, guerras de Cuba y Filipinas 1895-1898).

Estas tasas de natalidad son consecuencia del predominio de una economía y sociedad rurales que valoraban a los hijos como mano de obra barata de mantener; tampoco existían sistemas eficaces de controlar la natalidad. Las tasas de mortalidad responden al bajo nivel de vida y a las precarias condiciones médicas y sanitarias que se traducen en una dieta alimenticia escasa y desequilibrada, y en la incidencia elevada de enfermedades infecciosas. A las causas anteriores se suma la mortalidad catastrófica en determinados momentos (epidemias, guerras y malas cosechas).

Transición demográfica (1900-1975)

Etapa caracterizada por una disminución notoria de la natalidad, puede observarse que pasa de tasas que rondan el 35‰ (1900) a otras próximas al 20‰ (1975); esta tendencia presenta fuertes altibajos, con momentos de ascenso de la natalidad (prosperidad económica de los años 20, 1920-30; periodo final de la etapa de autarquía e inicio del desarrollismo, 1956-1965) que combinan con momentos de descenso considerable (crisis económica de 1929, inestabilidad política de la 2ª república 1931-1935, guerra civil 1936-39 y posguerra 1939-1942, años finales del desarrollismo 1965-1975).

La mortalidad general descendió notablemente y de forma constante, pasando de cifras superiores al 25 ‰ en 1900 a tasas por debajo del 10 ‰ en 1975, esto supone un descenso porcentual considerable, en torno al 15 ‰. Nos encontramos ante la auténtica causa del aumento del crecimiento natural de la población española. Sin embargo, también observamos periodos notorios de mortalidad catastrófica (gripe de 1918, guerra civil 1936-39). El descenso notable de la mortalidad hay que achacarlo a la reducción de la incidencia de los principales factores de riesgo de perder la salud, gracias a los avances médicos y sanitarios y la elevación del nivel de vida, educativo y cultural.

El crecimiento natural de la población española en este periodo es alto, especialmente entre 1920 y 1970, excepto en los momentos ya señalados de sobremortalidad.

Régimen demográfico actual (1975-2001)

Etapa caracterizada por la bajada continua de las tasas de natalidad y de mortalidad y consecuentemente se produce un escaso crecimiento natural.

Analizando las tasas de natalidad comprobamos su hundimiento definitivo, bajan de cifras algo inferiores al 20 ‰, en 1975, que podemos considerar moderadas, a cifras por debajo del 10 ‰ en 1993, que catalogaremos de muy bajas. Observamos un claro comportamiento malthusiano de la población debido a causas económicas –crisis energética de los años 70-, causas sociales –cambio de mentalidad, que conlleva la disminución de la influencia religiosa, la despenalización y difusión de los anticonceptivos, la despenalización del aborto en determinados casos, el nuevo papel social de las mujeres, diferente concepción sexual de la pareja, etc.-, al aumento del nivel de vida, etc.

La mortalidad se mantiene en cifras bajas, por debajo del 10‰ en todo el periodo. La bajada considerable de la mortalidad se produjo en la etapa anterior. En esta etapa puede producirse un repunte de la mortalidad por envejecimiento de la población. Ha disminuido la incidencia de las enfermedades infecciosas y aumentan las llamadas tres “C” (enfermedades cardiovasculares, cáncer y accidentes de carretera).

En consecuencia, el crecimiento natural actual es muy pequeño (0,22 ‰ en 1999 y algo superior en 2001).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *