Evolución Económica y Transformaciones Sociales en la Era Industrial: Siglos XVIII y XIX

El Patrón Oro y su Influencia en la Economía

Aunque han existido también el patrón plata y el bimetalismo, hay que destacar que el sistema más característico de tipo de cambio fijo ha sido el patrón oro. El funcionamiento de este sistema requiere que el país que desee ingresar establezca un crecimiento oficial en su moneda y se comprometa a comprar y vender a ese precio todo el metal que se le ofrezca o se le demande, permitiendo a la vez libre importación y exportación.

Los tipos de cambio quedan determinados por la relación entre los precios oficiales del oro en cada divisa.

La principal virtud del patrón oro es su capacidad de reajustar automáticamente los desequilibrios en las balanzas de pagos. Si las exportaciones de un país eran superiores a sus importaciones, recibirá oro (o divisas convertibles en oro) como pago y sus reservas aumentaban provocando a la vez la expansión de la base monetaria.

El aumento de la cantidad de dinero en circulación corregía automáticamente el desequilibrio por dos vías, haciendo crecer la demanda de productos importados y provocando inflación, lo que encarecería los productos nacionales, reduciendo sus importaciones.

Si, por el contrario, el comercio exterior del país era deficitario, la disminución de las reservas de oro provocaba contracción de la masa monetaria, reduciendo la demanda interior de bienes importados y abaratando los productos nacionales en el exterior.

Inconvenientes del Patrón Oro

El país cuyo déficit exterior provocaba contracción de la masa monetaria sufría una fuerte reducción de su actividad económica, generalizándose el desempleo. Los países en superávit podían prolongar su privilegiada situación “esterilizando el oro”, impidiendo que el aumento de sus reservas provocase un crecimiento en la circulación monetaria e inflación.

Transformaciones Agrarias en Gran Bretaña

Los derechos señoriales tendieron a reducirse y se afianzó una numerosa clase de pequeños campesinos libres. Durante el siglo XVIII se fue consolidando un crecimiento de la producción y de la productividad agraria superior al de la Europa continental.

Nuevas Técnicas de Producción Agrícola

La concentración de la propiedad de la tierra en manos de los landlords y la gentry propició el arrendamiento a corto plazo de extensos lotes de tierra a farmers que contrataban mano de obra asalariada. Comenzaron a introducirse nuevos sistemas de rotación de cultivos, que suprimían el barbecho. La innovación resultó trascendental por dos razones: el barbecho desapareció, y los tubérculos y forrajeras permitieron alimentar mejor a un ganado ahora estabulado; la cabaña aumentó y, con ella, el abono de origen animal.

Otras innovaciones fueron la selección de semillas y el perfeccionamiento del utillaje agrícola, como la máquina sembradora de Jethro Tull. Esta posibilitaba sembrar rápidamente y colocar la simiente fácilmente. Por otro lado, el arado de hierro, tirado por caballos, posibilitó un laboreo más profundo y efectivo.

Cambios en los Derechos de Propiedad sobre la Tierra

Los nuevos sistemas de cultivo se extendieron por casi todo el campo inglés gracias a los cambios en los derechos de propiedad sobre la tierra experimentados por las leyes de cercamientos. Entre 1660 y 1750 se aprobaron 83 leyes de cercamientos de open fields y common lands. Se calcula que una cuarta parte de la tierra cultivable del país pasó a manos de los landlords, después de que pagaran indemnizaciones a los antiguos propietarios y/o usufructuarios que se vieron obligados a vender al no disponer de recursos para cercar ni pleitear. Numerosos grupos de campesinos se convirtieron en asalariados sin posibilidad de disfrutar de los comunales, y se creó una situación de sobreoferta del factor trabajo en el campo entre 1760 y 1820. El aumento de la pobreza en el campo se intentó compensar con leyes de pobres: las autoridades locales fijaban un jornal mínimo de subsistencia y daban subvenciones a las familias que no lo alcanzaran.

El Ritmo del Crecimiento Agrario

Los cambios tecnológicos explican que la producción agraria aumentara considerablemente. El crecimiento de la población y de la renta favoreció un crecimiento de los precios del trigo y de los productos agrarios, y se añadieron elementos del cambio técnico, como máquinas cosechadoras y trilladoras.

El aumento de la producción agraria permitió elevar el consumo de alimentos. El desarrollo del sector agrario favoreció el aumento de la demanda de los bienes industriales. La acumulación de capital del sector agrario contribuyó a financiar otras actividades en la industria o los servicios, y el crecimiento de la productividad agraria facilitó el desplazamiento de la mano de obra hacia la industria y los servicios. En conclusión, la agricultura inglesa sufrió un proceso de transformación muy destacado a través de una serie de cambios lentos y acumulativos.

Tradición Industrial Previa a 1760 en Gran Bretaña

Hacia 1750 existían en Gran Bretaña importantes concentraciones industriales. Los factores son la disponibilidad de recursos naturales, como los minerales y el agua. Los puertos de mar, que eran los canales de entrada de los bienes coloniales, se convirtieron en entornos naturales para el desarrollo industrial basado en la elaboración de azúcar, algodón o tabaco.

El empleo industrial se estableció en gran medida en distritos que nunca tuvieron mucho potencial agrícola. Las regiones en las que el precio de oferta del trabajo fuera bajo a causa de las escasas oportunidades agrícolas ofrecían ventajas a los industriales.

Ventajas llamadas políticas: las actividades de una ciudad capital generaban una demanda de bienes de lujo, por parte de la corte y del gobierno, y una demanda masiva por parte de soldados, representaban una concentración industrial significativa. Una vez que se ha creado una concentración industrial, surgen “economías externas” para ampliar las ventajas y acelerar la diferenciación espacial. Entre las más poderosas estaba la creación de una infraestructura, como canales o carreteras, que beneficiaría a las industrias de nueva implantación.

Por medio del aprendizaje, la especialización y la división del trabajo, fue posible una oferta de trabajo flexible que proporcionó una notable ventaja sobre cualquier empresa.

Crecimiento de la Actividad y Medios de Transporte

El aumento de la producción agraria e industrial, junto con el crecimiento de la población y de la renta, estimularon la actividad comercial de forma extraordinaria. El crecimiento económico generó incentivos para afrontar cuantiosas inversiones que mejorasen los medios de transporte y redujeran sus costes.

  • En primer lugar, se construyó una densa red de carreteras de peaje financiada por terratenientes, mercaderes e industriales.
  • En segundo lugar, se construyó una red de canales con financiación de empresas privadas. El desarrollo industrial británico estaba ligado al económico. Se imponía una red de transportes industriales que fue atendida en el primer momento de la revolución industrial por medio de canales, como vías de transporte más económicas, hasta la aparición del ferrocarril.
  • En tercer lugar, también afectaron al comercio exterior porque los viejos barcos fueron sustituidos por clippers.

Después de 1830, la aparición del ferrocarril supuso economías de escala. En 1825, comenzó a funcionar el ferrocarril de 13 kilómetros. Durante la década de 1830, se instalaron 2390 kilómetros de vías férreas, y en 1850 el país disponía de 10.000. Los nuevos medios de transporte contribuyeron notablemente al crecimiento económico. Las economías de escala abarataron los costes y los precios de transporte e incrementaron la productividad al originar una mayor especialización de cada región en aquello en lo que tenía ventaja comparativa.

Carreteras, canales y clippers generaron efectos de arrastre sobre varias industrias. Fue el ferrocarril el que provocó mayores externalidades sobre la industria al “disparar” la producción de traviesas, raíles, locomotoras y vagones.

Colonialismo y Expansión Comercial

El comercio exterior también jugó un papel destacado en las transformaciones de la economía británica. Hacia 1750, la economía británica ya tenía un fuerte componente exportador. La expansión colonialista británica amplió las posibilidades de sus comerciantes.

En la primera mitad del siglo XVIII, el volumen de las reexportaciones inglesas se incrementó en un 90%, y a mediados del siglo siguiente, el comercio de reexportaciones aumentó en más de dos veces. Las mercancías tropicales tuvieron una inmensa importancia porque aumentaron el poder de compra británico en el continente europeo.

La independencia de las colonias americanas y la formación de los EE. UU. redujeron considerablemente el imperio colonial británico. Entre 1750 y 1798, América del Norte absorbía el 11% de las exportaciones domésticas británicas. En 1797-1798 había pasado al 32%. Londres era el centro de esta extensa, intrincada y multilateral red de comercio mundial construida a lo largo del siglo XVIII. Londres tenía una clasificación única para desempeñar este papel.

El mercado monetario de Londres era el centro del sistema de crédito nacional para el país más rico del mundo. Era el mejor lugar del mundo para encontrar crédito en términos razonables o para invertir capital con buenos beneficios.

Este desarrollo comercial y financiero no solo facilitó la revolución industrial británica, sino que contribuyó a extenderla a toda una serie de zonas subdesarrolladas dentro y fuera de Europa.

El comercio de reexportación contribuyó a convertir Londres en el centro financiero del mundo.

La importancia del comercio de reexportación radica en sus efectos indirectos en la organización y en las oportunidades económicas. El impacto directo del comercio internacional fue más efectivo cuando se ejerció a través del comercio de exportaciones domésticas y de importaciones retenidas.

Factores de Difusión de la Industrialización

Transferencia de Tecnología

Los conocimientos técnicos eran un activo económico importante, y en Gran Bretaña se aprobó una legislación que prohibía la exportación de maquinaria y proyectos, así como la emigración de artesanos cualificados. A pesar de las prohibiciones, hubo un tráfico de maquinaria, proyectos y expertos hacia el continente. Los extranjeros obtuvieron información de los nuevos procesos mediante el envío de espías industriales, a través del contrabando de máquinas o proyectos, o contratando expertos británicos.

En la década de 1860 se apreció un cambio: las innovaciones podían surgir de igual forma en varias de las economías más importantes, por separado o conjuntamente. Una vez iniciado el proceso de cambio tecnológico en las regiones pioneras del continente, estas actuaron como centros de difusión de segunda mano hacia las zonas de su influencia. La industria continental siguió la vía de los británicos en la modernización, solo con algún retraso considerable.

El retraso del continente se limitó a una fase concreta y única de la historia tecnológica en un entorno particular. La fase en la que los nuevos métodos eran lo bastante complejos para desbordar la experiencia y el alcance de un solo artesano. Una industria así solo podía aparecer como resultado del desarrollo de la mecanización.

Evolución de la Población

La industrialización de Gran Bretaña tuvo lugar en un contexto de aumento de la población. La tasa anual de crecimiento no solo fue alta, sino que se mantuvo una creciente tasa de emigración al mismo tiempo. El crecimiento demográfico fue el resultado de las altas tasas de natalidad y de una reducción de la de mortalidad. Se reforzaron los movimientos migratorios; estos movimientos fueron el resultado del evidente desequilibrio entre el aumento de la población y las posibilidades de empleo en cada una de las regiones europeas.

Exportación de Capital

Comenzaron con el desarrollo de la industrialización. Su forma más característica fue la inversión fija en servicios públicos, principalmente ferrocarriles.

Los primeros flujos importantes de capital derivados de la industrialización estuvieron relacionados con los ferrocarriles. El máximo de este desarrollo se alcanzó en la crisis de 1847-48, cuando la mitad del capital ferroviario francés estaba en manos británicas. Francia había recibido no solo capital británico, sino que también fue el destinatario del capital extranjero más tradicional. Cantidades masivas de capital francés fluyeron hacia el exterior, al mismo tiempo que se levantaba un sistema ferroviario. El capital extranjero ocupó un papel decreciente dentro de la propia Europa interior.

Extensión del Comercio

Existió una relación estrecha entre comercio, tecnología y difusión del progreso técnico. La industrialización implicó un crecimiento de la productividad, gracias al empleo de las nuevas tecnologías. Las diferencias en los precios relativos entre los diferentes países estimularon el comercio y ayudaron a la difusión de la tecnología. Los salarios reales y los niveles de vida serán proporcionales a la productividad. Las regiones en proceso de industrialización del continente pudieron incrementar su relación comercial, tanto con Gran Bretaña como con los vecinos menos adelantados.

La Crisis Agraria Finisecular y sus Consecuencias

El sector agrario europeo sufrió un impacto considerable ante la creciente importación de grandes cantidades de cereales americanos, que originaron un sensible descenso de los precios entre 1878 y 1885. La avalancha de cereales hacia Europa estuvo determinada por dos factores clave: el incremento de la oferta mundial y el descenso de los precios del transporte. A pesar del intenso crecimiento de la población en Estados Unidos, la producción de cereales aumentó más rápido y se acumuló un excedente para exportar, que también se incrementó progresivamente.

La extensión de las exportaciones de cereales en las dos últimas décadas del siglo se apoyó en el pronunciado descenso de los precios de los transportes, tanto de los transportes interiores (canales y ferrocarril) como de los transportes transatlánticos. De esta manera, los cereales norteamericanos pudieron ser situados en los puertos europeos a unos precios más reducidos que la propia producción europea. La creciente importación de los cereales procedentes de las zonas de nueva colonización provocó un descenso continuado de los precios en Europa.

La creciente importación de los cereales procedentes de las zonas de nueva colonización provocó un descenso continuado de los precios en Europa. Aumentó el endeudamiento y el desempleo. Muchos pequeños campesinos se arruinaron y numerosos jornaleros se encontraron sin empleo.

El descenso de los precios de los cereales provocó diferentes respuestas en las agriculturas europeas, que se combinaron con diversa intensidad. Los agricultores demandaron a sus gobiernos un aumento de los aranceles al trigo foráneo para limitar los efectos de la competencia internacional. En Alemania, a partir de 1885, y después de 1887, los aranceles representaron el 33% del valor del trigo y el 47% sobre el centeno.

Otros países europeos siguieron la misma tendencia proteccionista. En 1913, Italia contaba con un arancel sobre el trigo del 40%; España, del 43%, y Suecia, del 28%. Gran Bretaña y otros países, como Holanda, Dinamarca, Suiza, etc., siguieron con una política librecambista, y apenas gravaron la importación con aranceles.

La política proteccionista pretendía contener la caída de los precios y de los ingresos de los agricultores para evitar un rápido descenso de la renta de la tierra y una masiva emigración campesina. Los países proteccionistas consiguieron aislarse en gran medida del impacto de la disminución en los costes del transporte transatlántico.

Este contraste en el Viejo Mundo entre dos países con libre comercio y los tres países proteccionistas aún se hace más patente cuando comparamos los precios del trigo en estos cinco países con los de Odesa.

Las diferentes respuestas de los países europeos a la invasión de cereales americanos hay que explicarlas a partir de las diferencias en su estructura económica. Los mismos shocks de precios tuvieron efectos diferentes sobre los salarios, beneficios y rentas de cada país.

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